Aleks Syntek, demostraste que no odias al reggaetón sino a ti mismo

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Música

Aleks Syntek, demostraste que no odias al reggaetón sino a ti mismo

Tratando de seducir a un niño de 17 años dejaste ver que tu cruzada en contra del reggaetón era más bien una lucha contra tus propios demonios.

Hola Aleks.

Ha pasado un año desde que te escribí esta carta por tus comentarios racistas acerca del reggaetón. Nos conocemos virtualmente. Me escribiste por Instagram decenas de mensajes comentándome que quería destruir tu carrera y que por mi culpa te "estaban amenazando de muerte". Incluso me dijiste que "ganaron los delincuentes", refiriéndote a los artistas de reggaetón. Llevas un año siendo noticia por tu racismo, clasismo y comentarios fuera de lugar en contra del género. Tu música ya no es relevante, pero tus comentarios e insultos a tus seguidores y gente que no piensa igual que tú en redes sociales sí lo son. Son, de hecho, una de las manifestaciones más relevantes de un artista mexicano en nuestra época. Por lo que implican, por lo claro que nos deja que no queremos más de eso. Estás en un momento muy raro en tu carrera musical, y en tu vida, al parecer. Ya nadie recuerda "Te soñé", "Sexo pudor y lágrimas" o "Historias de danzón y de arrabal". Para el imaginario popular, cultural y el Internet, ya no eres un gran músico. Eres la encarnación del intolerante. Incluso eres un meme. Y no de la buena forma que todos quisiéramos ser.

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Pero pensé que estabas a punto de aprender a vivir con esto. Al final del día todos (o eso creía) aprendemos a convivir con este tipo de situaciones adversas. Los humanos evolucionamos aprendiendo de nuestros errores: aceptándolos y tratando de sacar lo mejor de ellos para dejarlos atrás y no volver a tropezarlos. Pero tú decidiste convertirte en el abanderado contra el reggaetón. Un antihéroe que nadie quería. No eres Batman, no eres Superman, eres un tipo que pensó que podía engañarnos a todos haciéndonos pensar que tenía más solvencia moral que los otros.

Todas tus presencias públicas o apariciones en medios de comunicación las convertiste en ventanas para seguir mostrando tu clasismo, intolerancia e intenciones de seguir reafirmando tu posición, una posición que no parece que te tomes el tiempo de reparar; que más allá de que la adquiriste por tu talento y trabajo y esfuerzo, también has mantenido desde el privilegio de tu color de piel, tu estatus, tu cuenta de banco. Y no soy tu manager para saber si esta cruzada estaba haciendo que te entrara más dinero a tu bolsillo, pero todo indica a que te salió el tiro por la culata.

Recuerdo que hace dos semanas Internet te quiso. Te mostró cariño con tu "video" haciendo un tutorial de reggaetón. Tenía pensado comentarte de esto en nuestro tan aplazado desayuno al cual me invitaste por mail luego de leer este texto. Me "juraste" que nos veríamos en octubre para platicar en persona sobre tu posición respecto al reggaetón. Pero, lamento decirte, que no nos vamos a ver. Porque estoy 100% seguro que vas a leer estas palabras, y hasta quizás me contactes como siempre has hecho: tratando de convencerme y usando tu fama, familia, fotos en conciertos sold out. Justo como hiciste con el niño inglés de 17 años.

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Con tus mensajes para un menor de edad, demostraste ante todo el mundo que no odias al reggaetón, sino que te odias a ti mismo. Te auto proclamaste el "defensor de los niños por la hipersexualización de las letras del reggaetón", cuando absolutamente nadie te pidió que defendieras a los niños. Nadie. Estás en todo tu derecho de defender a los tuyos de lo que sea. Pero acosando a un niño de 17 años dejaste ver que tu cruzada en contra del reggaetón era más bien una lucha en contra de tus propios demonios. Tienes miedo. Pero a ti mismo.

Hay una parte inconsciente que está obscura dentro de ti y no ves. Entonces la proyectas hacia afuera hablando sobre lo "pornográfica que son las letras del reggaetón". Lo que no se hace consciente se trae a tu vida como destino. Proyectaste todo ese miedo con el odio que tienes al reggaetón. Y por eso trataste de seducir a un niño de 17 años abusando de tu fama. Lo llamaste "sexy". Además, como todo acosador, quisiste culpar al niño y manipularlo, usando a tu esposa e hijos como carnada. No tengo hijos, y tampoco tengo derecho a decirte que eres un buen o mal padre. Pero usar a tu familia de esa forma es un acto más bien cobarde. Ya queda en ti.

Atrajiste a Lemon Brick, un niño que te demostró tu propia sombra. Uno de 17 años. Y quizás esta sea la única manera que puedas aprender. Todas estas situaciones que creaste con tus comentarios, son un miedo enorme a conocer la peor parte de ti mismo y aceptarte además de la identidad que creaste y tienes ante el planeta: "Soy pop rockero, hago música y tengo familia e hijos". No te conoces más allá de eso. Hay algo que transciende mucho más allá. Estás perdido en tu ego y todo tu odio contra las canciones que hacen bailar y divertirse a millones de personas viene de situaciones reprimidas. Lo que odias quizás es una parte no integrada de ti mismo y por eso te choca de sobre manera. Ni el reggaetón ni todas las personas que lo disfrutamos tienen la culpa de esto. Ni J Balvin, ni Bad Bunny, ni Ozuna. Solo tú.

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Demostraste a todo el planeta el verdadero sentido de tus palabras y desprecio a la gente que no piensa como tú. Que todo esto no era una cruzada para "que volviera el pop rock" o "defender a los niños". Esa máscara se te rompió. Esto es una lucha contra tus propios demonios —todos los tenemos— y la poca aceptación que tienes contigo mismo. Fuiste un gran compositor de canciones. Hiciste rolas que mucha gente cantó. Irónicamente, "Sexo, pudor y lágrimas" (tu canción más aclamada y famosa) tiene que ver con el tema que te choca y usas para ser condescendiente con el reggaetón: el sexo. Qué situación tan rara la tuya con el sexo. Y en algunas partes de la letra, quizás hay un mensaje de tu inconsciente que llevas rato queriendo entender. El "ausentarte de tus sentimientos" no deja nada positivo.

A veces no pienso
Me vuelvo tan frío y no estoy
A veces me ausento
De mis sentimientos

Uno de tus argumentos obligados para hablar mal del reggaetón era que "es música pornográfica", y a varios usuarios de Twitter —en una de tus noches de locura en la que llamaste a las canciones de Bad Bunny o Farruko "música para violar"—, les dijiste "si quisiera oír algo erótico escucharía a Mecano". Antes me preguntaba qué problema tendrías con el sexo, pero luego de ver cómo tratabas de seducir a ese niño, me quedó todo un poco más claro. Creo que no tengo que decirte acerca de la relación que existe entre el sexo y lo que reprimimos. Debes haber tenido contacto con psicoanalistas más caros que el mío.

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Estaba muy interesado en platicar en persona contigo. Te soy sincero. Realmente he pasado un año tratando de entenderte un poco más. Pensando que realmente era sincera tu postura en contra del reggaetón y cualquier cosa que esté sonando más que tu música. Quizás envidiabas a J Balvin y su éxito mundial, a los tenis de Bad Bunny o que la mayoría de la gente prefiriera sonar a Ozuna en una peda que "Lo que tú necesitas". Quise entenderte. Pero, llegué a la conclusión que no tiene ningún sentido platicar con una persona que, a sus 49 años, aún no está en paz con quién es o tiene un chingo de miedo en aceptarlo.

Todos estos problemas personales los exteriorizaste con un género que absolutamente no tiene nada que ver contigo y no te hizo daño. El reggaetón no tiene la culpa de nada. El reggaetón y tu fijación con la "hipesexualización" de sus letras no es más que una pista infalible del odio que sientes hacia ti mismo. Sería bueno que buscaras ayuda, todos pasamos por caminos y lugares bastante difíciles en la vida. Nunca es tarde para superar estos problemas.

Así que, como te dije, tengo que decir que no a tu invitación a desayunar y platicar (y tratar de convencerme previsiblemente) sobre el reggaetón. Creo que sería mucho mejor usar ese y todo el tiempo que pasas en redes sociales y medios "defendiendo a los niños" e invertirlo en trabajar en ti mismo. Ya nadie te va a creer, y quizás es bueno que toques fondo y se haya logrado hacer público tu intento de seducir a un niño de 17 años. Y he dicho tanto "seducir a un niño de 17 años" porque eso fue lo que hiciste. Tu forma patética de tratar de manipularlo con tu fama y palabras baratísimas te dejó en evidencia frente a todo el planeta. Ese niño de 17 años demostró tener una madurez emocional mayor a la tuya, sin contar con fotos llenando conciertos o "conociendo a Ringo Starr", como me dijiste en el último mail que me escribiste. Ese niño fue tu espejo.

Ojalá esto te sirva de algo,

Diego.

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