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Música

Hordatoj cuenta la historia de la pieza en que ha grabado a la mayoría de los raperos chilenos

Conversamos con esta leyenda del hip-hop chileno sobre los misterios detrás de La Habitación del Pánico y también acerca de su nuevo disco ‘Man in the Mirror’.

Hordatoj con Jonás Sanche.

Por la pieza de Hordatoj ha pasado el grueso de los raperos chilenos. La lista es interminable: Jonas Sanche, Chr, Jack Dee, Rayne (Estrellas del Porno), Juan Sativo (Tiro de Gracia), Ana Tijoux, Tea Time (Los Tetas), Víctor Flores (La Pozze Latina), Bubaseta, Portavoz. Se trata de la zona cero, el motor, donde se ha gestado la mayoría de los discos de rap que han sonado durante los últimos diez años en Chile.

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“Mis amigos que iban a rapear a esa pieza, le decían la habitación del pánico para huevearme [molestarme], porque siempre estaba la cagá [el desastre]. Tenía muchas hueás [cosas] porque siempre andaba recogiendo cables, muebles o cachureos culeaos que juntaba para arreglar. Y a veces lo lograba y otras no, y entonces las hueás quedaban ahí tiradas. Tenía la pura zorra [caos]”, recuerda.

Hordatoj detalla que la habitación del pánico estaba en la casa de su mamá, en la población Chile de la comuna de San Joaquín, en Santiago, el sector en que se crío y tuvo sus primeros acercamientos con el hip-hop.

¿Pero quién diablos es Hordatoj? “Mi nombre es Eduardo Herrera, más conocido como el nunca bien ponderado Hordatoj, y soy un rapero y productor miembro de las bandas La Habitación del Pánico y DMT. Lo primero que se puso a mover mío fue ‘Ni una palabra más’, que en verdad era una hueá [un bootleg] que salió muy por debajo [underground], tanto que ni siquiera yo tengo los beats para tocar esos temas en vivo. Eran hueás que grabé en mi casa, con el micrófono del computador, cuando [con los demás raperos] estábamos empezando a hacer la onda. Después el Foex [Nicolás Carrasco, productor de Ana Tijoux] me apañó [ayudó] para hacer el disco Entre lo habitual y lo desconocido (2007), ahí también comencé a trabajar con el Dj Tee y el Panty, con quienes ahora conformamos La Habitación del Pánico. Luego de eso, en 2009, hice la producción entera del disco 1977 de la Anita Tijoux, después El Tintero EP (2012), el Beat Tape Vol. 1 (2013), el disco de La Habitación (2015), el Big Tape Vol. 2 (2016) y ahora último el Man in the Mirror de DMT.

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NOISEY: ¿Recuerdas cómo eran las grabaciones en La habitación del pánico?
Las grabaciones eran en un computador con una tarjeta de sonido Soundblaster 32, un micrófono Shure 58 conectado directo a la tarjeta. Ni siquiera tenía pedestal: teníamos que amarrar el micrófono a mi camarote. Y esa es más o menos la historia de cómo se formó la onda. Después fue pasando el tiempo y con el Tee y el Panty teníamos nuestro grupo y no sabíamos cómo ponerle, y todos los hueones tiraban la talla de que nos juntábamos en la habitación del pánico, y hasta que la hueá se llamó así.

En esa pieza grabaste “Freno de emergencia”, un track que reúne a [los raperos chilenos] Portavoz y Chr. Algo poco probable hoy en día por asuntos de beef.
El “Freno de emergencia” se dio aparte. No fue que nos juntamos el mismo día a grabar. Un día estuvo el Portavoz en la casa y grabó su estrofa. Otro día llegó el Chr y ahí grabamos su parte encima. Yo la verdad es que no manejo mucho los beef que tienen entre los cabros. Lo poco que cacho [que sé] es que uno de los locos de La Florida, el Omega [El CTM], hizo un tema en que molestaban a la Michu MC. Y esos días la Michu pololeaba [andaba de novia] con el ARB [Adickta Sinfonia], el loco del Texastudio, entonces todos los que eran amigos [Portavoz, Cid Tronyck, Armestyle] del ARB se pusieron la camiseta con ella por esa falta de respeto que tuvo el Omega. Pero que yo sepa, el Chr no tiene nada que ver con ese beef, ese hueón como que no se mete en problemas de ese tipo.

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¿Y qué significan para ti los beefs?
Si un hueón me tira o me ha tirado una hueá, no le voy a dedicar una canción, hay hueás mucho más importantes de las que hablar, incluso de contingencia, que tienen mucho más que ver con la hueás que uno hace, que estar dedicándole tiempo y cabeza a una letra para un hueón. Claramente algunos beefs han quedados marcados en la historia del rap. Todo lo que pasó entre la East Coast [The Notorious B.I.G] y el West Coast [Tupac Shakur] marcó la hueá. Pero en mi caso personal no veo necesario caer en el juego de responder. Esa hueá es para los reggaetoneros, no es para los raperos.

¿Cómo es la venta de discos o vinilos de rap chileno?
El romanticismo que existía antes, de tener los cassettes de los raperos que te gustaban, todavía sigue. Ahora hay una disposición más grande de los mismos raperos de mantener el romanticismo de tener una colección de discos. Y lo digo porque en Santiago hay harto cabro que va a comprar los discos a las estaciones de Metro. Y ahí se pillan con el mismo rapero, que está vendiendo su trabajo, y aprovechan además de sacarse una foto con él. Hasta el día de hoy hay gente que me pregunta dónde pueden comprar Entre lo habitual y lo desconocido o El tintero, discos que se me acabaron hace años.

Por eso digo que hay locos que igual compran hueás, que encargan hueás —la Anita Tijoux y el Brous One, por ejemplo, han vendido casi todas las tiradas de vinilos que han sacado. Claramente el sonido es mucho mejor cuando te comprai la hueá original. Y para uno es súper gratificante que la gente se esfuerce por tener tu trabajo original. Que seai [seas] parte de su colección de discos es una hueá bacana. Cuando éramos chicos recuerdo que tener el Tipo R [Arma Calibrada, 1994] de Tiro de Gracia era súper complicado. Y yo tenía la copia de la copia de la copia de un hueón. Hasta el día de hoy mantengo ese y otros cassettes antiguos. Y es algo que al día de hoy sigue.

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¿Es posible que la nueva movida de rap chileno despegue?
Claramente es posible. En las dos décadas pasadas era todo muy marcado: sólo unos pocos tenían la posibilidad de ser apoyados por un sello o trasnacional. Actualmente basta con que te saquís la chucha un rato. Y si tenís algo bueno que mostrar, la mayoría del tiempo funciona la hueá, ahora todo se basa en el esfuerzo. Yo conozco a varios locos que están en esa, entre comillas, como el Chyste, el Jonas, el Niel o la Anita. Son locos que viven de eso. Que viven del rap, tocando y girando a lo largo del país, generando ganancias que les permite estar tranquilos y (vivir) en un lugar piola. Pero antes eso no pasaba. Ahora hay un mercado medio underground que es masivo. Entonces llega a ser más respetable que no haya un hueón atrás tuyo y en cambio seas tú mismo quien le puso bueno con los temas. Y el público sabe esa hueá. La gente no es tonta: sabe tanto quién es el hueón qué está hace tiempo y se ha sacado la chucha como también quien es el hueón que apareció recién.

Varios raperos chilenos, gracias a la difusión que hacen por internet, han podido tocar en México o Argentina.
Hay harta gente que está saliendo para otros países, como el Chyste, el mismo Jonas, el Gran Rah, los Liricistas, entonces hay un respeto y también más oído esperando por escuchar rap chileno. También la movida está creciendo en México, Argentina, Venezuela y Perú. El internet, claramente, ha ayudado para que la hueá se masifique más rápido. Y más que herramientas que falten, yo creo que lo que faltan son disposiciones que permitan enfocarse y que funcione la hueá, por ahí va la cosa creo yo.

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¿Y cuando el rap salga del undeground, seguirá siendo underground?
Depende de a qué hueá le llamís [digas] underground. Bajo mi concepción musical todo Chile es underground. Todos los raperos chilenos somos underground. Acá ningún hueón es mainstream. Ningún rapero se ha hecho millonario haciendo discos o grabando videos. El movimiento hip-hop en Chile no es una hueá muy comercial, ¿me entendí? Uno que otro rapero ha tenido la suerte de que lo pongan un rato en la radio, le graben sus temas en vivo, pero no es una hueá que esté permanente en la radio. Los raperos que suenan en las radios no son chilenos. La mayoría de las veces que uno está en la radio es porque uno mismo gestionó o un amigo lo metió en la hueá. No es uno haya salido del underground porque esté sonando en la radio, ¿me entendí? Todavía no hay un programa de rap en la tele. En Chile salir o quedarse del underground es algo que todavía no existe. Para mí esta hueá sigue siendo underground completa. En este país la industria musical no tiene que mucho ver con el hip-hop.

¿A qué te refieres?
El hip-hop se ha hecho el espacio dentro la industria, entre comillas, a la mala. Y lo digo porque los raperos están teniendo harto público ahora. Cuando éramos chicos no llenábamos un (Teatro) Caupolicán con raperos nacionales como ocurre ahora. Tenía que venir Mucho Muchacho o algún hueón que dejaba la patá [que causaba revuelo]. Ahora los locos hacen festivales, como el Sur es Hardcore o God Level, y la hueá [la parrilla] se repleta con puros raperos de acá. Y esa hueá, como te digo, sigue siendo underground, sólo que está más organizada y diversa.

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En Man in the Mirror, tú último disco, hay harta diversidad.
El Man in the Mirror es un gusto que nos quisimos dar con el Toly Ramirez, un hermano mío que vive en Los Ángeles, ex bajista y tecladista de Los Tetas, y con quien conformamos DMT. En mi último viaje a Los Ángeles nos enfocamos en hacer ese disco. Lo grabamos en Silver Lake, en unas salas de grabación que se llaman bedrock, ya que Toly tenía una salita allá. Y pasó que unos locos nos ofrecieron pagar el mastering del disco a cambio que les diéramos un porcentaje [de las ganancias]. Yo nunca había tenido la posibilidad de que alguien me pagara la masterización de alguna hueá. Además del Toly, el Panty y el Waldo Valenzuela, participan los tecladistas Brian ‘Theory’ Hargrove y Craig Brockman; en los coros está la Janice Freeman, que tiene un par de featurings en unos remixes de Kendrick Lamar; también la Jimetta Rose, que tiene unos temas con Madlib y Dag Savage; y el Thurz. Es gente con la que yo siempre quise trabajar. El Man in the Mirror fue como mi primera vez con músicos que yo nunca había tenido la posibilidad de grabar. Nunca había trabajado con músicos tan capos.

¿Cómo los contactaste?
La mayoría es gente que trabaja con el Toly Ramírez. Cuando llegué a Los Ángeles, y caché que parte de esos locos estaban trabajando con mi amigo, a lo buen chileno le dije: oye, hueón, diles a estos locos que vengan a grabar al toque, pos. Y a los locos, gracias a Dios, les gustó la música y engancharon. De otro modo, si hubiéramos hecho una música de mierda, probablemente no hubieran participado.

Ese disco tiene un cuidado detallado en el sonido. Algo poco habitual en los trabajos realizados por productores y raperos chilenos.
Yo me preocupé de buscar un loco que masterizara bien para que tuviera un sonido diferente a los discos chilenos, tal como decís tú, para que sonara bacano. Y para eso me fijé en buscar a un hueón que tuviera el sonido que a mí me gusta. Ahí di con Chris Athens, un loco que ha masterizado a Ghostface Killah, Jay-Z, Rick Ross, Little Brother, Damian Marley y montones de otros locos. Le mandamos los temas a Texas, donde tiene su estudio, y él nos fue mandando unas pruebas de vuelta. El sonido, que está bien cuidado como decís tú, tiene que ver con eso. Y ese trabajo nos costó caro. Yo nunca había hecho algo así: en Chile uno no suele pagar tanto dinero para que mastericen la hueá. Creo que para todos los siguientes discos voy a juntar unas lucas [pesos] y ponerle ese mismo bueno, para que tengan esa particularidad, y que es una hueá que no siempre se ve por acá.

¿Y ahora en qué estás?
Viendo la posibilidad de sacar el Man in the Mirror en vinilo u en otro formato además de digital. Y el 7 de marzo, vuelvo a los Ángeles para seguir trabajando con el Toly y DJ Dacel en el nuevo disco de DMT. Esa es la misión por ahora. Allá, en Estados Unidos, también tengo un par de tocatas: una en San Francisco y otra en Los Ángeles. La idea es grabar el disco y también mover harto la hueá que hemos hecho.