Zemmoa nos platicó la historia detrás de cada una de las canciones de ‘NNVAV’, su nuevo disco

Hace un par de semanas, Zemmoa publicó como regalo de Navidad NNVAV, su segundo álbum de estudio, titulado así por su lema de vida, uno que tiene tatuado, literalmente, en la piel: Nada Nos Va A Vencer. El disco, una joya de synthpop que tiene tanto grandes momentos para la pista de baile (“Mujeryego”) como otros más introspectivos (“Sobrevivir”), fue producido por Yamil Rezc (Julieta Venegas, Zoé, Hello Seahorse!), Juan Soto, Renato del Real y Wet Baes.

"En el disco pasado estaba muy triste y he aprendido a controlar más mis tristezas. Este disco es una oda el amor y al optimismo, a tratar de cantar sonriendo en vez de cantar llorando," le dijo Zemmoa a i-D unas semanas antes de que saliera a la luz NNVAV, cuyas letras están compuestas completamente por pasajes autobiográficos. Pero como esa entrevista no llegó al fondo de la historia del álbum, decidimos buscar a Zemmoa para que nos platicara a detalle el mensaje detrás de cada una de sus canciones. Esto es lo que nos dijo.

Con mi disco anterior, Puro desamor, me encontraba en el lado oscuro del Yin-Yang. Este nuevo disco, NNVAV, es una oda al amor y al optimismo. Viendo ahora el vaso medio lleno me coloco en el lado claro. Es una cuestión de actitud y de ganas. Esta canción es mi esperanza al amor y a la felicidad. Es un agradecimiento honesto y auténtico a mis amigos y a la gente que me sigue la pista. Un momento entre tú, yo, los dos y el amor.

Esta canción representa mi fantasía de volar en el tiempo para calmar la culpa. A veces hago o digo cosas con impulso o soberbia —supongo que a todos nos pasa. Quiero ser la mejor persona. No tener problemas ni ocasionarlos. Repetir el momento en el que conozco a alguien y ese alguien me conoce a mí. Volver a tener la oportunidad de hacerlo bien desde el principio. Que vean lo mejor de mí o reiniciarme hasta lograrlo. Una amistad impecable con cada uno de mis amigos.

¿Hasta cuándo el cerebro piensa en alguien? Se me van las horas, los días, y yo sigo dándole vueltas. Quiero cansarme y no puedo; al contrario, se van sumando ideas, personas, tristezas y resentimientos. Me hago bolas. Matemáticamente cálculo todas las posibilidades. Concluyo que mi amor se sumará a mi soledad, amor por mí, y ese vacio se irá restando de mí cada día más.

Estoy en la playa pensando, "I have the feeling I'm not in Kansas anymore". Observo el horizonte y miro el reflejo del sol en el mar: El verdadero camino amarillo. ¿Va o viene? Creo que viene… Hasta lo más profundo de mí, mi conciencia. Y recuerdo, "There's no place like home". En mí está solucionarlo todo.
Voy y llevo para el viaje todos mis recuerdos.

Un poeta. Una musa. Una relación dependiente. Una historia de amor. Y una chispa en el corazón para vivirlo.

Ese temor de perder lo más valioso. Ver el deterioro y asimilar que ya esta perdido. En mi corazón y en mi mente para siempre. Ojalá durara infinito. Pero así es y así tiene que ser. Para mis seres más queridos.

El amor es como un alacrán. Te pica, te intoxica, hasta perder la razón. Así que saca al alacrán de aquí y ¡córrele que te alcanza!

Es mi versión tributo a “Womanizer” de Britney.
Es ese carbón vs. mi ego.
El egoísmo puede vencer cualquier cosa, porque ya nada te importa, "Primero mis dientes que mis parientes". Como ese paso a la Dark Force. Sin embargo no es mi caso. A mí todo me afecta. Soy sensible. Tengo miedo. Mujer y ego.

Todo empezó con mi amiga Giselle, quien muy animadora me decía que nada nos iba a vencer durante nuestro proyecto de cine juntas tributo a Almodóvar. Se volvió mi lema de vida. Mi optimismo. Mi frase de siempre. Y ahora una canción y el título de mi segundo disco. Cuando me desanimo pienso 'hemos creado ya una frase mágica, usa su poder y mantén el ejemplo'. Nada Nos Va A Vencer. Ahora tatuada en el cuerpo de muchas personas. Gracias vida por ese regalo.