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Música

Un fan se negó a beber la orina mágica de Mike Patton o al menos eso fue lo que contaron en un blog chileno

Ocurrió en la primera presentación de Fantômas en Chile. Esa noche, en el Teatro Cariola, se impuso el caos.

Esta crónica va dedicada al hombre con la máscara de "El Santo" que en el concierto de Fantômas en Chile se negó rotundamente a realizarle sexo oral a Mike Patton sobre el escenario. Y, sin orden de importancia, también se negó a beber su orina.

Al menos eso es lo que contó un tal Sebastián Zumelzu en el blog chileno "Humo Negro". Textual: «Un entusiasta fanático, usando una máscara de lucha libre, fue invitado a “bailar” al escenario por Patton. El norteamericano puso de rodillas al muchacho y se bajó el cierre del pantalón, para orinarlo o para que le hiciera sexo oral (o quizás las dos). El fanático se rehusó ante las carcajadas incrédulas del resto de los espectadores, y del propio Patton, quien compartía risas cómplices con Trevor Dunn».

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Lamentablemente se trata de una mentira, una mentira fascinante, inquietante a decir verdad, una que me recordó a ese montón de historias sobre Mike Patton meando a su público en sus antiguos shows de Tomahawk y estos últimos fieles peregrinos abriendo de par en par su hocico para saborear y tragar el pis sagrado de su ídolo.

Hace una porra de años, por ahí por el 2003, recuerdo que Rodrigo "Liliput" Moreira, uno de mis amigos de la época del colegio, me solía compartir relatos inquietantes como el que inventó el muchacho de "Humo Negro". Historias que, como tantas otras, confunden estremecedoramente la realidad con la ficción. Todas, por cierto, tenían como protagonista a Patton y trataban sobre éste bebiendo su propia orina o meando a sus fans.

Se sabe qué él y sus seguidores más acérrimos tienen una fijación con la micción, es decir, poseen una simpática parafilia denominada urolagnia. Sin ir más lejos: en la edición del 23 de enero de 1993 de la revista NME aparece una reseña sobre el concierto que Faith No More realizó el sábado 5 de diciembre de 1992 en Sheffield, Inglaterra, y que narra una escena en la cual el creador de "Caffeine" bebe su propio pis. Dice: «Mike Patton está orinando. No en un urinario, no en la calle, y tampoco en un privado. Mike Patton está orinando en el escenario —en frente de miles de personas— en su propio zapato. Luego, con una tímida sonrisa, levanta el recipiente rebosante de orina y lo acerca a sus labios. Después abre su boca y se lo bebe de un solo sorbo".

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A veces la realidad supera la ficción: esta postal está registrada en el video oficial de "Easy". Si le das al botón de pausa en el segundo cuarenta podrás ver a Patton zampándose su orina directamente desde su inmundo calzado.

Existe un buen lote de relatos similares. En un show que el domingo 10 de marzo de 2002 Tomahawk dio en el London Astoria, emplazado en el Soho de la capital inglesa, Mike Patton sacó la verga de su pantalón y le arrojó varios centímetros cúbicos de pis a uno de los orangutanes que esa noche trabajaba como guardia. El momento quedó inmortalizada en una curiosa foto que dio vuelta al mundo. Causó tanta conmoción qué el sello discográfico de Tomahawk, Ipecac Recordings, emitió una declaración desmintiendo el incidente.

Y detrás de este chisme se esconde otro más. Resulta que, antes del show en Astoria, varias vacas sagradas del nu-metal (entre estos, Chino Moreno de Deftones, Fred Durst de Limp Bizkit, Brandon Boyd de Incubus y Coby Dick de Papa Roach), se juntaron con Mike Patton y Bill Gould para solicitarles la aprobación para realizar un disco tributo a Faith No More y también negociar una oferta de varios millones de dólares para gestar una reunión de regreso de Faith No More que se emplazaría en el marco de una tour de bandas nu- metal.

Esa vez, recuerda una crónica del blog metalero Blabber Mout, Patton salió sin avisó de la reunión. Su compañero de banda en Tomahawk, John Stainer, contó que le había dicho que Chino estaba muy borracho y hacía demandas financieras poco realistas por su participación en el disco y la gira. Un guardia, el mismo que luego fue bañado en lluvia dorada, agarró a Patton del brazo y le dijo que regresara él y su culo flaco a la negociación. Patton se negó a empujones. Al rato figuraba ante 1.500 personas en el concierto de Tomahawk. Y ahí pasó lo que pasó: usando un consolador de goma que eyaculaba agua, y que le fue proporcionado por Kevin Rutmanis y Duane Denison, rocío con un líquido hasta ahora desconocido al guardia de seguridad del London Astoria. Fascinante.

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Volviendo a la presentación de Fantômas el viernes 5 de diciembre en el Teatro Cariola de Santiago: la verdad es que el redactor de la crónica publicada en "Humo Negro", quien se ganó mi cariño por su ocurrencia, acaso solo plasmó de forma inconsciente su propia fantasía con el californiano, es decir, su deseo de aplicarle una mamada delante de todos sus colegas o —sin orden de preferencia— de tragarse un buen sorbo del meado del ex líder de Mr. Bungle.

¿Pero qué fue lo que pasó realmente esa noche? Para hacerla corta: Patton, quizá haciendo caso a los gritos de algunas de las alimañas que atestaban el teatro, unas que a rato recordaban a la fanaticada histérica que tiene Justin Bieber, se acercó a la primera fila e invitó a uno de estos bichos a subirse. Al afortunado, que portaba una máscara de "El Santo”, lo ubicó al medio de la tarima, adelate de Buzz Osborne, y durante la parte más desequilibrada de "Simply Beautiful" le exigió que danzara sobre las tablas. Este último, como si fuese el mono bailarín de un organillero, se aventuró a deslizar un par de pasos y luego volvió a su posición estática sobre el escenario. Luego Patton se abalanzó de lleno sobre él y con una mano lo estranguló y con la otra le gritó en la cara lo que quedaba de "Simply Beautiful".

En medio intentó penetrarlo o, simplemente, puntearlo.

El fan, perdido en la conmoción, se despojó de la máscara de "El Santo" y luego abrazo extasiado al hombre que lo perreó con vehemencia. Fue bello. Simplemente bello. Y también fue la mejor forma de finalizar una de las presentaciones más prolíficas e inquietantes de Fantômas y también uno de los ya incontables momentos de Mike Patton en Chile.