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Música

Género Libre: el sexismo en la educación y la música chilena

Revive paso a paso 'Género Libre', la jornada por la educación NO sexista que se vivió el pasado 18 de junio en Santiago de Chile.

foto de Carlos Molina

El movimiento feminista chileno está en la vanguardia del acontecer cultural, en la primera línea de acción, transformando discursos ya sea desde las reivindicaciones estudiantiles, como en talleres de feminismo para mujeres, para hombres, en talleres de desprincesamiento para niñas, de aborto con pastillas y de defensa personal, entre otros. No obstante, en la cultura popular también está subiendo su tono. Sobre todo luego de que en el recién pasado Festival de la Canción de Viña del Mar, la comediante Natalia Valdebenito liderara el rating y explicase a grandes rasgos qué es feminismo y que no.

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Pronto vendrían las denuncias de múltiples estudiantes universitarias que acusaron el abuso sexual y de poder que esconden las aulas de las instituciones académicas más prestigiosas del país; incluyendo dentro de esta ola a la cantante Mariel Mariel que, al momento de recibir el reciente premio Pulsar a “Mejor Artista Urbana”, hiciese público el acoso sexual por parte de un profesor de flauta en la Universidad de Chile.

En ese contexto —y en medio de las movilizaciones estudiantiles que colapsan las calles de Chile, mediante tomas, pasacalles, performances y lienzos cada dos cuadras—, se promocionó un concierto llamado Género Libre que se realizaría dentro de un colegio tomado (ocupado). El Liceo Carmela Carvajal es sólo de mujeres y es considerado un “liceo emblemático” —como los medios chilenos llaman a sus escuelas públicas de excelente rendimiento. Son las mismas chicas que hace semanas atrás fuesen famosas por los memes de “Cien años de Soledad” que su profesora les pidiese como tarea. Pero también son las protagonistas de una de las tomas más estrictas de la capital, y convocan a bailar para inscribir la moción de una educación no sexista dentro del petitorio nacional. Mismo petitorio que exige educación pública y gratuita, libre, laica y de calidad.

foto de Carlos Molina

Eleceí ceí ceí

Así comienza el grito propio del liceo. Las chicas están conscientes de que representan todo lo que deben lidiar nuestras pingüinas (como se les llama acá a las escolares) y no nos referimos sólo a los gritos sexistas y misóginos durante la protesta, el registro de los policías bajo su ropa o la tortura en los calabozos cuando les realizan controles de identidad. En sus bocas aparecen muy fluidas las palabras “patriarcado”, “feminismo”, “quórum” y “asamblea”. A la par, en su patio suena todo el repertorio de pop nacional actual y, por supuesto, algunos hits reggaetoneros. Hacen coreografías, se graban con los celulares. Mientras unas chicas terminan un mural, otras salen de reforzamiento de química o física. Hacen talleres de feminismo, post porno, ciclos de cine y se dividen el trabajo por comisiones: mientras unas se preocupan de la seguridad, otras de la comida, otras del aseo, otras de las relaciones públicas y otras de la propaganda e intervenciones en la calle.

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Javiera Fritz, foto de Javier Sinclair

“Género Libre nace en nuestro periodo de campaña, como lista del centro de estudiantes” dice Javiera Fritz de Cuarto Medio y vocera del CELICC. “Pensamos en las cosas que suceden en el colegio, y una de la que nos afectan es el sexismo en la educación. Porque este es un colegio sólo de mujeres, o sea, las personas que son físicamente hombres no pueden entrar y esto causa problemas a compañeras que no se sienten femeninas o mujeres, sino que simplemente lo son físicamente (…) En la asignatura de tecnología tenemos que hacer el 'Cuaderno de Morelia [nombre de una profesora]' que tiene que ser forrado, con blondas, tiene que ser “femenino” y si no, tienes mala nota. O en trabajos de inglés ha sucedido que te hacen clasificar la ropa —si es de hombre o de mujer— y si te ponen los pantalones… tienes que decir que es ropa de hombre; si no lo pones, está malo”.

Doce horas de amor

Son las 11 de la mañana y junto a alumnas del liceo nos colgamos las credenciales de La Trepa, medio oficial del Carmela en Toma. Estoy preocupada de atender al concierto, a las chicas y a los músicos. Las primeras bandas son de adolescentes, grupos que recién están preparando sus demos. Inauguró Moth, banda constituidas por alumnos del Instituto Nacional: con un look más cuidado que su sonido, hicieron todo lo posible. Les tocó complicado, hicieron rock al medio día. Pronto dieron espacio a Perro Loco, chicos del Liceo Lastarria, que junto a una contundente trompeta, coverearon tanto a Justin Bieber como a Chancho en Piedra.

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Perro Loco, foto de Javier Sinclair

Luego vendría el turno de Mochilazo, banda mixta con alumnas del Carmela y del Lastarria. El público vibró y ellos, nerviosos pero honestos, hicieron lo que semana tras semana ensayaron entre tomas, preuniversitarios y marchas. “Mi papá me ayuda a instalar la batería y siempre piensan que él va a tocar y es: 'No, oye. Yo soy la baterista'. Y toco abierta, como Juanita Parra [baterista de Los Jaivas], me da lo mismo —nos cuenta Javiera Labra, carmeliana y baterista. "La música siempre se le atribuye al hombre. Por ejemplo, tengo un hermano que nunca pescó la batería, pero todos nuestros vecinos juraban de guata que él era el que tocaba. Sólo por el hecho de ser hombre (…) Y ocurre en todo ámbito. De partida, que la mujer ocupe Jumper [uniforme femenino] y los hombres pantalones, eso ya es sexista. ¿Por qué sería tan raro ver a un hombre con jumper? ¿Por qué él no puede ir en verano con jumper? ¿Por qué se limita el uso de pantalones en invierno para las niñas?" El punto más alto de su presentación fue la versión hardcore de “Bailando con tu sombra” de Víctor Heredia y el simbólico cover de “Smells like Teen Spirit” de Nirvana.

Mochilazo, foto de Javier Sinclair

Es la hora de almuerzo y entre el cambio de equipos de sonido, salimos al patio donde se levantó un feria de ilustración, comida vegana y dulces. “La educación no sexista es una demanda en que la diversidad sexual, en especifico, las travestis, las más invisibles,debemos ser parte” aclara Claudia Rodríguez, activista feminista y travesti. “(…) Todas tenemos derecho a existir y a tener voz. Si alguien se queda atrás, todas tenemos que darnos el momento de rescatar a esa persona para que se ponga en el lugar de la lucha, nadie debe quedar atrás. En ese sentido, las feas sexuales, las terroristas sexuales, los monstruos debemos estar presentes y no deben avanzar sin nosotras, porque hay una deuda que pagar. Hasta el momento, se nos ha excluido de la educación por amaneradas, por feas y porque creen que somos tontas, pero somos todo lo demás, menos tontas”. Las niñas que me acompañan le preguntan detalles, anotan nombres. Les suena el estómago y saltan por unas hamburguesas de lentejas o las empanadas fritas que un dúo de freestyle promociona a punta de rimas y pasos de breakdance.

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Claudia Rodríguez, foto de Javier Sinclair

“Ojalá le hubiesen puesto 'por una educación feminista'" dice Victoria Rubio, ilustradora de la popular tira cómica Lesbilais: “Porque para mí es el feminismo lo que engloba la educación no sexista y el motivo es importante: a las mujeres, a los gays, a las lesbianas y a los travestis, nos están matando”. Las chicas asienten y el público nos comienza a rodear, cada entrevista se comenzaría a convertir en micro foros. Añade: “Es bueno que no hayan invitado a grupos que estén a favor del sexismo como Ases Falsos, porque Cristóbal Briceño es además de machista, un misógino”.

Lesbilais y Victoria Rubio, foto de Javer Sinclair

A lo que, a un patio más allá Javier Barría sumaría: “Veo un interés de los músicos por el rollo de género. Están todos los discos del Alex Andwanter y me parece que en él está bien logrado y es contundente. Por lo menos, antes no se había visto algo así. Pero creo que es Camila Moreno quien ha tomado el estandarte en su último disco Mala Madre. Por otro lado veo casos horrorosamente opuestos como el Álvaro Henríquez o Cristóbal Briceño, que son como los extremos”. Nos reímos ¿Cómo es posible que tanto expositores como invitados nos hablen de lo mismo? “Cada uno se va dando cuenta de quién le está poniendo a qué. Ehm, yo mismo me di cuenta de algo sobre mi obra: mis canciones son súper neutras. Trato de no especificar el género y no sé si ha sido algo consciente o es que mi música es poco masculina. Mi temática es poco heteronormativa quizá”.

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Javier Barría, foto de Javier Sinclair

A veces siento que sueño cuando escucho palabras así dichas por músicos, quizá no está tan lejos el futuro. Quizá la toma se está volviendo una máquina del tiempo, un punto de quiebre, en una locura animada por dos mellizos herederos de Karol Dance (estrella local) que convierten este gimnasio en algo muy cercano a una discoteca pokemona. Una vez que Barría se cuelga una grabadora al cuello con la voz de Natisú y canta, sin reemplazar su voz, una canción a dúo, baja del escenario floreado de aplausos. Le da el pase a Vaso de Leche, banda perteneciente a la coordinadora FemFest cuya vocalista y guitarrista es Carolina Ozaús.

Carolina Ozaús, foto de Javier Sinclair

“Es importante que el Carmela mantenga la toma y que espacios como estos […] sean tomados y reocupados, porque una toma no significa solamente cerrar el colegio, sino que sea abierto a la comunidad. O sea, que nosotros podamos estar acá en el patio del Carmela, que tú me estés entrevistando, y que adentro esté tocando una banda del FemFest, significa que este es un espacio liberado”, severa Ozaús. Se detiene y sigue: “Aquí estamos haciendo revolución. Y no es que estemos ganando la batalla, de hecho hace muchos años que la estamos perdiendo (…) Y no tiene que ver con seas hombre o mujer, con el ser machista. Todos somos machistas de alguna forma y estamos rompiendo con eso. Nuestras madres son machistas, la sociedad es machista. No tiene que ver con que seas de izquierda o derecha, con que seas ateo o creyente, la cultura es así (…) Pero sí, los hombres tienen privilegios y son pocos los que reflexionan en torno a sus privilegios. Tampoco son todas las mujeres las que reflexionan; no porque seas mujer ya tienes mérito. Pero las mujeres hemos sido capaces de romper con la cultura, entonces el hombre también debería hacerlo”. Carolina está contenta, desde el patio le echa un ojo a Odessa, que presenta un show preformativo, con pelucas y ropas de estudiantes. Mezclan rock y drama. Le dan cierta épica al gimnasio.

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Nos duele el hombro

De tanto sostener la grabadora en las entrevistas, nos duele. Vamos en masa y a veces solos al escenario. Nos pasamos las rejas. Planetario mantiene expectante al público, el contraste entre el buen sonido de su rock and roll y su juventud, augura un futuro luminoso para los meneos sobre y bajo el escenario. Las niñas se acercan unas a otras, se dicen cosas al oído, salen corriendo. Llegó Adrianigual y está en camerinos. Seguimos apostados en el gimnasio. Hay cambio de bandas y enfundado en una chaqueta de mezclilla aparece Diego en el escenario, inicia la fiesta. El punto más álgido en cuando a baile de Género Libre. “Playa Salvaje”, su dueto con Planta Carnívora es un hit. Los chicos bailan entre sí, suben, bajan, saltan. A un costado, los mismos chicos que vendían empanadas interactúan con unos scout, hacen breakdance, mientras Diego salta de parlante en parlante, perrea hasta abajo.

Planetario, foto de Carlos Molina

“Me han discriminado por ser más femenino de lo común, durante toda vida desde el colegio” nos cuenta en una sala, escoltado por una exclusiva fanaticada que trabaja dentro de la producción del evento. Las chicas le toman fotos, cuchichean entre ellas: “No sé… desde que las niñas me hayan tratado mal hasta que cinco mil personas en un evento homosexual me hayan pifiado por no pertenecer a un estereotipo. La gente en general tiende a defender solo lo que ellos creen que los identifica, que es su propia realidad. Yo sé que todos somos diferentes y es lo que más aprecio de la sociedad, pero dentro de todas estas diferencias la gente tiende a ser sectaria y ahí se pone medio tenso el asunto (…) No sé si en el Lollapalooza le pagarán más o menos a una niña, de lo que me pagan a mí. No creo que este ahí la diferencia, pero sí, a las cantantes se les invita a que cumplan un estereotipo. Las encasillan de inmediato como: 'Ay loca, cámbiate el look ahora, pónte mina right now'. Los hombres con poder ven a las minas y piensan al tiro 'Si, la voy a contratar pero antes tiene que darme un besito'. Creen que las minas tienen que agarrar con ellos para surgir".

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Adrianigual, foto de Carlos Molina

Las chicas se abren de ojos. Graban Snapchat, “esta va para el Instagram” dice otra. Se despiden y corren al escenario; se presentará Inverness, cuyo vocalista y guitarrista es Rodrigo Jarque. Músico que, a su vez, es profesor de inglés del Liceo: “Lo que pasa es que yo soy profesor asesor del Centro de Estudiantes y esta es una actividad de ellas. Se planificó desde marzo y lamentablemente cayó dentro de toma. Lamentable o favorablemente… Esta es una posición conflictiva, porque estamos en toma y obviamente las tomas son muy mal vistas desde la institucionalidad; pero por otro lado, mi misión como profesor es estar acompañando a las chicas. Se me crea un conflicto porque por una parte tengo que responder a mi empleador y por otro responder a mi compromiso pedagógico (…) En un principio yo quería que la tocata fuese más minima, más acotada, sin tanto bombo… pero las chicas son carmelianas, o sea hiper mega producidas. No había como pararlas”. Las chicas le sacan fotos a su profesor. Es el artista invitado que más cosas tiene comprometidas y las chicas se lo agradecen: cantan sus canciones. Por un momento el gimnasio es una gran aula de rock. “Hago un mea culpa” —nos aclara. “Para mi hubiese sido mucho mas cómodo que esto no se hiciese, pero estoy feliz de que se hizo a pesar de mi propio temor [a ser desalojados por Carabineros, a los destrozos, al caos, a las medidas de la autoridad]. Esto es algo relevante, genera ruido y molestia… y que el concierto genere eso me parece que es un peldaño para avanzar. Los cambios se realizan desde posiciones y momentos incómodos y este es un momento así. Además se está sentando un precedente con una organización así de seria, profesional, sin tanto hippismo. Fíjate, aquí está toda la comunidad: hay profes, hay apoderados, hay estudiantes”. Es cierto. Desde las cuatro de la tarde apareció una masa adolescente muy bien vestida, sus looks están cuidadísimos, mientras que una masa adulta, cada vez más adulta y más standard, se encuentran sentados en las gradas o cuidando los accesos.

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Inverness, foto de Carlos Molina

Pronto sería el turno de Amarga Marga que, con sabor estudiantil y una marcada herencia de Los Prisioneros, exhibieron un pop rock de muchos riffs y fuerte batería que hizo que la gallada saltara y cabeceara. Las camisas leñadoras y las patillas largas dieron paso a Vectores. La única banda con telón propio y una estridencia contundente. Sus coros —con alto tinte pop— quedaron grabadas en varios vitoreos. Sobre la misma batería terminaron un show donde coverearon un celebrado “Microdancing” de Babasónicos.

Amarga Marga, foto de Carlos Molina

El público está ansioso. Según la encuesta en el evento de Facebook, Dënver es la banda más esperada de la noche. Todo el equipo de producción está ante las rejas. Todo este trabajo tiene que significar algo. Con el inicio de “Mai love” el público estalló, los brazos coordinados terminan en un corazón, las bocas pintadas de estas niñas que día a día han trabajado en la toma, sonríen. La banda sabe a qué viene y lo esperados que son. Hacen lo que mejor saben hacer: celebrar el pop y la juventud.

“Estoy muy de acuerdo de que existe sexismo en la vida y que una gran manera para comenzar a acabar con eso es la educación” nos explica Mariana Montenegro. “(…) Fui a dos colegios de monjas, todos de mujeres. Y era muy importante ser señorita. Onda, si llegabas chascona [despeinada] te anotaban. Mi aspecto no era el que ellos deseaban para una señorita (…) Llegué a un colegio nuevo en segundo medio y era buena alumna, matea [estudiosa] y responsable, pero tenía fama de carretera [fiestera], que me curaba [empedaba]. Tenía un grupo de amigos (nos decían “los turbios") que jugábamos a la botella bisexual. Y era como “ohhhh”… De hecho una amiga comenzó a juntarse con nosotros y llamaron por teléfono a su mamá. Una llamada anónima que decía: la niña equis se junta con la Mariana y se dan besos. Sus papás me odiaban”. Quién se presentó como DJ junto a Dënver es Iarahei, quien agrega: “El asunto es que en la educación te dicen que tú por ser mujer tenis que hacer ciertas cosas (…) También estoy pensando en lo que le pasó a la Mariel Mariel que tuvo un atado muy brígido. Ella tuvo la mala suerte de que fue un profesor que la acosó, pero eso a veces pasa en un nivel mucho más sutil. Pero es cierto, el tema es que hay profesores que te hacen daño, sobretodo cuando eres mujer”. Luego de que cantasen un cóver de “Amante Bandido” de Miguel Bosé y se corease a pulmón vivo “Los Adolescentes”, sería el turno de la última banda de la noche.

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Dënver, foto de Carlos Molina

Gonzalo García de Planeta No salta entre los instrumentos de Dënver. Desenchufa y enchufa. Sube la banda, se abre la campera, luce sostenes, aro de pluma y flor roja en la otra oreja. El gimnasio explota. La energía del público se une a la banda y entre cables y riffs, Gonzalo se lanza a los fierros, se sube y baja, transpira, canta, se entrega. El público también y presiona contra la reja de contención. Es la primera vez que la producción ayuda a sostener a los chicos enardecidos que corean “De Sol a Sol” y “Señorita”, canción que compartió junto a Milton Mahan. “Esta situación no es usual para mí. Que hayan caleta de hueones, esos parlantes y yo no escuche nada y onda: “Arrrg, ¡Gracias Ucrania! Esas proporciones no son las acostumbradas, porque yo toco en casa y en bares. Pero siempre he venido de público a las tomas (…) Me parece la raja la idea de una educación no sexista. Uno: es la raja. Pero al tiro estoy enojado porque no es en un Liceo lejano o en provincia. Como una primera instancia es bacán, indica como están pensando las personas de esta edad. Pero sigue siendo una vanguardia”. Fiel a su estilo profundo, pop y sereno sigue: “El Estado es la solución de moda dentro de los últimos mil años. Uno de esos problemas es que las mujeres valen menos que los hombres en el ordenado que nos hicimos en la cabeza. Además hay otro problema: hay hueones pobres y hueones ricos… y el Estado tiene que solucionarlo. El apellido del Estado debería ser no sexista. Más importante a que la educación sea gratis es que sea no sexista (…) [En la música] están los rollos de siempre: que cualquier mujer que avanza es cuestionada cachai’. Se comió a alguien o se quiere comer a alguien. Siempre que hay una interacción con una mujer, escucho a un hombre al lado susurrándome que quiere comer o fue comida.. Además son infravaloradas como trabajador. Cuando chico pensaba que las mujeres tocaban mal. Y eso es lo que suele pensar la mayoría de los hombres hetero”. Pero Gonzalo no es el típico hombre hétero. Desde hace un tiempo se presenta con labios rojos y uñas pintadas: “Cuando canto sin nada, uno que otro hueón me agarra el poto, una loca chifla. Pero cuando canto con estas hueás puestas, siento que todos los presentes sintieran muchísimo mas permiso de objetivizarme. Hay tocatas donde me hacen cagar. Yo soy re libre al respecto y disfrutaría toquetearme con personas también po’, piola. Pero no apaño que lo hagan porque estoy tocando con sostenes (…) Yo no me pongo flor y rouge sólo para tocar ¿me entendi? Me pongo flor y rouge porque quiero, pero también porque es medio urgente; porque están matando a la gente. Es importante”.

Planeta No, foto de Carlos Molina

Las chicas de a poco se han ido, sólo nos quedamos con Dahna, las más baby del taller. Gonzalo se cambia de ropa. Los profesores del taller de Periodismo ni siquiera podemos levantarnos de las sillas. Las chicas guardianas del camerino esperan con un saco de dormir sobre los hombros. El público se va en buena onda, quizá apurados a ver el partido de Chile vs México.

Están cansadas pero contentas, no hubo desalojo, no hubieron altercados, ganamos por 7 a 0. Nos sacamos un 7 (calificación máxima en Chile). Deben haber 1 o 2 grados. Nos despedimos de los chicos de Planeta No, y Gonzalo remata: “Oye, hay que sostener esta toma. Yo pondré mi mano y lo que sea para sostener cualquier toma. Hay que ser Vivaldi [de “vivo”, inteligente], de alargar la toma lo más posible. Este espacio es como una burbuja de tiempo para poder avanzar, si no, no se avanza”. Estamos todos de acuerdo.

Resumen en video de la jornada, cortesía de Javier Sinclair

Pero ha pasado una semana de esta conversación, Chile es campeón de América y la toma se levantó; las chicas regresan a clase pues un 51% de votante que decidió no ratificarla. Las redes se inundaron de memes pro toma. El martes 28 que vuelven a clases, retornarán a una Asamblea, a eso de las 8 de la mañana. La movilización estudiantil se renueva de amanecida, con música y frío, maquinean una herencia y un programa de acción. Los años de lucha encuentran hoy un nuevo desafío: la cultura feminista en manos de las pingüinas manoseadas y torturadas en las marchas. Las mismas que buscan ponerle fin del sexismo en la educación mediante el baile y la denuncia.

Equipo editorial: La trepa. Sigue a Andrea en Twitter.