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Música

Así es ser una rapera en Guatemala, uno de los lugares más peligrosos en el mundo para ser mujer

Rebeca Lane está tratando de crear hip-hop con consciencia social en un país en el que los feminicidios son parte de la vida diaria, y en donde hay 56,000 reportes de violencia contra la mujer al año.

Para la mayoría de la gente, Guatemala, un país de unos 15 millones de personas, es simplemente una pequeña nación mejor recordada por estar “ahí cerca de México”. Puede que algunos hayan leído sobre su papel en el tráfico de drogas, las guerras entre pandillas, o el hecho de que su presidente actual solía ser un comediante de televisión. Quizá incluso conoces a alguien que haya tenido la fortuna de visitar el increíble Lago de Atitlán, o el selvático y legendario Tikal. Pero una cosa que definitivamente no suele venirle a la mente a la gente cuando piensan sobre Guatemala son raperas que están a la vanguardia.

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La ciudad de Guatemala es una metrópoli paralizada por el tráfico, la cual se mueve al ritmo del reggaetón y la música ranchera. La música está por doquier, sonando en coches, tiendas y teléfonos. Y si escuchas cuidadosamente, quizá puedas discernir un poco de rap en español de gente como Tego Calderon o Don Omar, pero generalmente los artistas locales luchan bastante por conseguir la exposición necesaria.

Al quejarme un día con un amigo sobre la popularidad del reggaetón, él me contó sobre una furiosa rapera feminista llamada Rebeca Lane, quien en tiempos recientes había logrado conseguir una base de fans bastante leal. Busqué un poco de su material, y aunque “furiosa” y “feminista” puede que sean epítetos adecuados, parecía haber mucha más profundidad en su trabajo. Junto a los tracks de hip-hop más agresivos se encontraban números de R’n’B más suaves y con más alma, y el quid de cada canción siempre terminaba siendo un mensaje central; uno que lidia con los muchos aspectos de cómo es vivir en la sociedad guatemalteca.

Cuando no está rapeando sobre buscar justicia para las víctimas de la violencia que tomó por asalto al país durante su guerra civil de 36 años, Rebeca canta sobre la libertad de amar a quien quieras y como quieras, sin importar lo que diga la conservadora sociedad Católica. Lane es una feminista, sí, pero también es una anarquista, una activista, y la voz de una generación de guatemaltecos que están lidiando con el obscuro pasado del país, y la violencia y la discriminación que continúa habiendo hoy en día.

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La evidencia de estos problemas abunda por doquier. Durante mi tiempo en Guatemala (soy británico), no ha pasado un día sin que escuche la historia de un espeluznante tiroteo, o de partes del cuerpo desmembradas dejadas en las puertas de las casas de la gente. Casi tan sorprendente como los crímenes es el hecho de que tras dos años aquí, hoy en día esas cosas ya no me sorprenden en lo absoluto. La normallización de la violencia es una de las cosas en contra de las que Lane está intentando luchar, especialmente tomando en cuenta el hecho de que las víctimas de estos crímenes son en gran parte mujeres y miembros de grupos minoritarios.

“Es muy difícil ser una mujer en Latinoamérica, pero en Guatemala tenemos esta herencia de la violencia de la guerra,” me dice Lane cuando nos conocemos. “Gran parte de la violencia social que estamos viviendo es una consecuencia de la violencia que el ejército implementó sobre la sociedad durante la guerra, especialmente en contra de las mujeres.” Ese violento legado es una de las explicaciones de por qué más de 1,000 mujeres han sido asesinadas en los últimos dos años en Guatemala. Aún más aterrador es el hecho de que 98% de los feminicidios no son resueltos. El machismo continúa teniendo un gran peso sobre la sociedad guatemalteca, pero Lane es parte de un grupo de personas que impulsa un movimiento por mejorar la vida de las mujeres de esta nación.

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Eso no significa que se esté convirtiendo en política o que haga peticiones hacia las autoridades, sino que le habla directamente a las mujeres y a las chicas que quiere empoderar. Utilizar su talento para inspirar a las mujeres que son confrontadas por la sociedad patriarcal cada vez que dejan su casa no es tarea fácil. “Las cosas sobre las que solía escribir en mi habitación, tratando de animarme, son ahora las cosas que le están ayudando a otras personas a sentirse mejor consigo misma,” dice Rebeca.

Esta influencia es obvia en un abarrotado show en la Ciudad de Guatemala, en donde cientos de mujeres en el público cantaban al unísono “Mujer Lunar”, la que probablemente sea la canción más famosa de Lane. “Cuando el coro empieza pongo el micrófono hacia el público, porque es su canción, es nuestra canción. Es muy poderosa,” dice Lane. Ese poder forma parte del resto de su música, y tiene la habilidad de escribir coros que suenan como un grito de guerra, provocando que el público quiera unírsele, tanto disfrutando su música como en su lucha en general.

La historia familiar de Lane ayuda a entender un poco el camino radical que eligió. Sus padres fueron activistas durante la guerra civil guatemalteca que duró 36 años y dejó unos 245,000 muertos o desaparecidos, y en 1981 su tía fue desaparecida de manera forzosa por el ejército debido a sus creencias políticas. En un país que sigue dividido por rivalidades de la guerra civil, sacar del closet los esqueletos del pasado de la manera en que Lane lo hace continúa siendo peligroso.

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Antes de que se enamorara del hip-hop, Lane era una activista en distintos movimientos sociales que buscan que las autoridades traten mejor a las mujeres y a las minorías. Fue ahí cuando se empezó a dar cuenta del potencial que la música tenía como herramienta política. “Crecimos con ella, incluso en las protestas. Una amiga nuestra trajo un CD de hip-hop de Los Ángeles lleno de música de protesta. Lo comenzamos a escuchar y nos dimos cuenta que era la misma música que la de nuestros padres, sólo que en nuestro lenguaje,” dice Rebeca.

Mientras la conciencia social de Lane aumentaba, fue una dura experiencia personal la que alimentó su creatividad. La rapera comenzó a hacer talleres de teatro y poesía tras acumular la fuerza necesaria para salirse de una relación abusiva, una experiencia palpable en su música. Empezó a asistir a eventos de hip hop hace años, pero nunca pensó que ella terminaría rapeando. “Yo iba a todo tratando de aprendes, pero en ese entonces no me veía haciendo nada porque no había mujeres haciendo este tipo de cosa,” dice.

Al volverse parte, casi por fortuna, de una escena dominada por hombres, a Lane le shockeó el nivel de discriminación involuntaria que se fue encontrando. Los insultos en las batallas de rap van de insultar a tu mamá a cuestionar el tamaño de los huevos de uno. Esto último le llamó la atención a Lane, y lo resaltó en su canción “Bandera Negra,” en la que le dice al escucha:

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“Tengo millones de huevos en cada ovario / No me hace más mujer ni a vos te hace menos macho”

Educar a los fanáticos del rap sobre el uso del lenguaje es una batalla constante para Lane. “Estoy intentando tener un impacto sobre la cultura del hip-hop, porque existen muchos temas machistas y actitudes que tenemos que cambiar,” dice ella. Desafortunadamente, su etiqueta como rapera feminista provoca que algunos hombres califiquen a su música como anti-masculina incluso hasta antes de haberla escuchado. “Estoy intentando alejarme de la etiqueta de rapera feminista porque de cierta manera me ha ayudado a crecer, pero por otro lado hay tipos que dicen que no van a escuchar mi música porque es feminista,” dice Lane. “Eso ha hecho que no pueda comunicarme con una gran cantidad de personas con las que me quiero comunicar.”

Otro tema importante es la falta de espacio que consigue en las principales estaciones de radio, pero Lane está feliz de dejar que su público crezca de manera orgánica. “No estamos consiguiendo la misma atención que otros artistas, pero yo tengo la atención que quiero porque quiero trabajar con estas personas. Quiero trabajar con las personas que están ayudando a transformar a la sociedad,” dice.

Actualmente Lane se encuentra haciendo justamente eso, viajando de Panamá a México en la gira “Somos Guerreras”, la cual une a distintas artistas de hip-hop por Mesoamérica. Junto con la rapera Audry Funk y las artistas costarricenses Nativa y Nakury, Lane se está asegurando de que la gente le preste atención a las mujeres —no sólo en el hip hop, pero en la sociedad en general.

“Es muy frustrante vivir aquí y tratar de transformar tu sociedad cuando existen tantas cosas que están en tu contra,” dice Lane. Sin embargo, pese a todos los retos a los que se enfrenta, el tono de Lane es positivo cuando habla sobre el futuro. “Es difícil sentirse sola cuando ves a otra chica como tú peleando y batallando.”

Un movimiento se está cociendo en Guatemala, y al llevar su influencia por toda la región, Lane está inspirando a una nueva generación de raperas, breakdancers y beatboxers. Con su pura fuerza de voluntad y la habilidad de hacer que la gente trabaje en conjunto, Lane y sus compañeras están creando una comunidad de mujeres conscientes e independientes que resisten a la violencia a la que se enfrentan día con día.

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