El Club Silencio, un espectáculo basado en las pesadillas de David Lynch

En el barrio porteño de Villa Crespo, dentro de la capital argentina, desde hace cinco años se realizan conciertos que poco o nada tienen que ver con lo que normalmente se le oferta al público quizá desde tiempos en que la música clásica era lo de actualidad en Occidente.

Estos conciertos están exentos de las marquesinas gigantes, de publicidad masiva y de las complejas maquinarias de espectáculos que buscan sangrar, con precios excesivos, el bolsillo de quienes son ávidos a disfrutar la música en vivo. Acá, los asistentes son VIP sin necesidad de ostentarlo con una pulsera o con un boleto marcado en letras doradas. Puede asistir cualquiera, pero lo exclusivo es que no cualquiera se entera. Son conciertos pensados para grupos muy reducidos. Y sí, son secretos. O casi.

Estamos hablando de Club Silencio, un lugar y a la vez un espectáculo musical meticulosamente creado por el cantautor, productor y performer Shoni Shed, con el que rompe formatos tradicionales para anunciar, presentar y realizar una tocada, concierto o recital. Parece que todo va con un aire de misterio, como en las mejores pesadillas de David Lynch.

El único requisito para que el espectador entre a estos conciertos es que cubra sus ojos y abra su mente. La justificación para esta petición es porque se trata de “un ciclo de recitales que pretenden llegar a los invitados desde la percepción y las emociones… a través de la interacción del público con los sentidos y la música”, como explica Shed.

Quienes han asistido, lo recomiendan y comentan que la experiencia es original, relajante e imaginativa, pero es mejor no hablar de más. Mejor que el mismo Shed explique de qué se trata toda ese halo onírico que rodea al Club Silencio.

Habla un de ti como músico, ¿quién es Shoni Shed?

Shoni Shed es un músico cantautor de diversos estilos, e intérprete en cuatro idiomas. Mi música habla de la naturaleza, del espacio, de culturas y de conciencia. Se anticipa a la era del acuario, decidiendo transmitir buenos valores y un arte sanador, reconciliador.

Parece que eres un músico abierto a dar recitales en lugares poco comunes, como por ejemplo tu casa. ¿Cuál o cuáles han sido los lugares más insólitos donde te has presentado?

Recuerdo una de las presentaciones que más me marcó. Toqué en un hospital neuropsiquíatrico de mujeres, y me di cuenta que en ese lugar desparecen los prejuicios y la entrega es grande e inmediata. Al irme, me abrazaba con cada mujer y me despedían con sonrisas y cariño. Tocar en mi casa ya es común para mí, ya hice 110 shows y sigo haciendo 2 cada semana.

Tengo entendido que el nombre Club Silencio surge de la película Mullholland Drive, pero ¿cómo surgió la idea de materializarlo?

Además de música, estudié cine y soy fan de David Lynch. La escena de Club Silencio me marcó mucho… el delgado hilo que separa la realidad y el sueño… eso está relacionado con mi show. Un sueño a ojos cubiertos y un despertar visual donde lo surreal se intensifica.

La idea surgió por querer hacer algo donde el espectador tenga una experiencia vivencial y se conecte con mi música a través de los sentidos, de sus propias emociones, sus recuerdos, sus luces y sus sombras. Por eso, para cada uno es una experiencia muy personal.

Empecé haciéndolo con amigos y sin darme cuenta empezó a llamar más gente recomendada por el “boca en boca” y siguió hasta hoy.

Para la gente que no vive en Buenos Aires y que de momento sólo puede imaginar la experiencia, cuenta cómo es todo lo que conlleva llegar y presenciar el Club Silencio.

A Club Silencio se llega por recomendación o por alguna publicación. Nadie habla de lo que sucede adentro. Uno de los pilares principales del show es el misterio acompañado por la curiosidad.

Cuando la gente llega, se la recibe de una forma particular. Cada uno recibe un antifaz que cubrirá sus ojos durante cincuenta minutos aproximadamente. A partir de ese momento acomodamos a los invitados en un espacio que aún no vieron, y eso hace que dentro de sus mentes puedan estar donde cada uno elija, e imaginen el lugar que desconoce.

La estimulación sensorial es fuerte. Sonidos, olores, sensaciones, tacto… música. Un paseo por la mente. Todo llevado con delicadeza y cuidando a cada persona individualmente. Nuestro objetivo es que cada uno disfrute y realmente pueda relajarse y entregarse, sin miedo a la desconfianza.

Luego se quitan las vendas y se develan secretos. Reconocen el espacio físico, muchos ven mi cara por primera vez después de haberme oído casi una hora. Y se le sirve una copa a cada uno para empezar a disfrutar de la segunda parte visual y acústica. No puedo contar más. Ya conté demasiado.

En el plano puramente musical, ¿qué tipo de música interpretas durante el recital, a diferencia del filme, acá “sí hay banda”?

Interpreto todo tipo de estilos. La primera parte apunta al relax y a la introspección. Hay desde canciones tranquilas, experimentales, una canción en hebreo, de repente algo más rítmico. ¡No hay banda! Pero sí voz, guitarra y otros sonidos en vivo. La segunda parte visual ya es más distendida. Ahí hago algún cover de Bob Marley, una bossa nova, foklore fusión, jazz y blues. Una gran ensalada musical y unplugged.

¿Tienes alguna intención de presentar el espectáculo en lugares grandes, como por ejemplo un teatro?

Club Silencio es intimidad. No funcionaría en un teatro. Tendría que repensarlo y podría estar bueno, pero sería otro show. El contacto con el público es muy necesario. Lo hice para un máximo de 50 personas y hasta ahí funciono muy bien. Shoni Shed en un teatro, sí; Club Silencio es más complejo.

En tu sitio veo que ya has llevado el Club Silencio a Chile y Costa Rica. ¿Hay planes para presentarlo en más lugares del exterior? ¿Qué tan cercana podría ser una presentación en México?

Hay planes de ir llevándolo donde el viento lo vaya guiando. Claramente hay posibilidad de hacer presentaciones en México, de hecho es el lugar que más me entusiasma en la actualidad. Quiero conocer México hace años. Dos veces tuve que cancelar los pasajes por problemas personales y nunca pude viajar. Quiero ir a México. Y realizar Club Silencio allí sería un sueño, de hecho en Buenos Aires me han visitado muchos mexicanos. Mil gracias por la muy buena onda.

clubsilencio.com.ar