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Música

La vez que Bob Dylan boxeó en México

Bob Dylan ha sido boxeador desde los 50, y ha peleado con algunos de los grandes del box y en varias partes del mundo. Aquí la historia poco conocida del cantautor.

En 1961, un ejecutivo de música de nombre Lou Levy llevó a Bob Dylan al restaurante de Jack Dempsey en la esquina de la calle 58 y Broadway, en Nueva York, para presentarle al músico de folk al legendario boxeador. Dylan recuerda el encuentro en su autobiografía de 2004, Chronicles, Volume One.

Dempsey observó cuidadosamente al hombre joven y sacudió su puño hacia él. “Te ves muy ligero para ser un peso completo, chavo, tendrás que subir unas cuantas libras. Te tendrás que vestir un poco mejor, lucir un poco más fino—no es que vayas a necesitar mucho de ropa cuando estés en el ring—; que no te dé miedo pegarle a alguien demasiado fuerte.”

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“No es un boxeador, Jack”, Levy corrigió al campeón. “Es un autor y estaremos publicando sus canciones”.

“Ah, sí, bueno, espero escucharlas alguno de estos días”, replicó Dempsey. “Buena suerte para ti, muchacho”.

El consejo no fue tan inútil como lo pensó Levy en ese momento. Dylan en realidad era boxeador en su tiempo libre, y aunque los consejos sartoriales claramente no se le grabaron, la parte de no tener miedo de pegar demasiado fuerte le sirvió bien durante el medio siglo que le seguiría.

Dylan, nacido Robert Zimmerman, comenzó a boxear en su adolescencia. “El boxeo era parte del currículo cuando estaba en la preparatoria”, le dijo a Rolling Stone en 2009. “Después lo eliminaron del sistema escolar, creo que en el ’58. Pero siempre fue bueno para mí, porque era una cosa individualista. No necesitabas ser parte de un equipo. Y me gusta eso”.

Incluso en sus primeros días de aventurero en el pugilismo, es claro que el gusto por el box de Dylan siempre fue filosófico, al igual que físico. No sólo lo mantuvo físicamente activo; le plantó la semilla del individualismo estadounidense que juega un factor tan importante en su obra posterior. Le habló a su sentido por la justicia social también. Y se convirtió en una musa ocasional para su trabajo de día como uno de los cantautores más influyentes de su tiempo.

En 1963, poco después de que el campeón de peso pluma de box, Davey Moore, falleció como resultado de las lesiones sostenidas mientras intentaba defender su cinturón ante Ultiminio “Sugar” Ramos, Dylan escribió la canción “¿Quién mató a Davey Moore?”, una reflexión de consciencia sobre la manera en la que todos los relacionados con la industria del boxeo pueden poner a los peleadores en riesgo. Un año después, le mandó un saludo de honor a Cassius Clay en “I Shall Be Free No. 10”. Un poco más de una década después, en 1975, escribió “The Hurricane” junto con Jacques Levy, una canción de protesta ante la catalogación racial que condujo a la injusta condena por homicidio contra el boxeador Rubin “Hurricane” Carter—una condena que no fue anulada hasta 1985.

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El boxeo también le ayuda al arte de Dylan a mantener su instrumento más importante —su cuerpo— bien afinado. Sigue siendo su fuente de ejercicio favorita y primaria. También incursionó en kung-fu durante un periodo breve, estudiando con David Carradine, pero no se encontró con eso.

“Bob tomó algunas lecciones”, le dijo el actor a Uncut en 2003 en una entrevista para promover Kill Bill 2. “Realmente no se mantuvo con eso, pero se divirtió a la vez. Mi maestro antes llegaba a mi casa para enseñarme cada mañana, y pensé que Bob podría beneficiarse de esto, así que fue a su casa, y él y sus hijos tomaron unas cuantas clases con nosotros. Fue bastante divertido. Bob fue muy gracioso, sabes —cualquiera que apenas empieza con kung-fu tiende a ser un poco chistoso, pero de cualquier manera, no se mantuvo con eso. Pero Bob es un boxeador amateur. Sabe cómo defenderse. Aunque sé que parece ser un debilucho”.

Sin embargo, el cantante sí se mantuvo con la ciencia dulce y se ha acumulado posiblemente la colección más llena de estrellas como compañeros de sparring, entre cualquier boxeador profesional, amateur o recreacional que ha visto el mundo.

En el periodo medio de su carrera, entrenó con bastante seriedad con el peso mediano Bruce “Mouse” Strauss, a quien él llamaba su “oponente profesional”.

“’Mouse’ podría caminar de manos a través de un campo de futbol americano”, dijo Dylan en un artículo principal de Rolling Stone en 2009. “Él me enseñó los rudimentos pugilísticos hace un tiempo, tal vez hace 20 o 30 años”. Se metieron los dos en un número de sesiones vigorosas de sparring a lo largo de los años.

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Dylan había claramente seguido el consejo de Dempsey. No le daba miedo pegar duro. Y tal como lo descubrió Gina Gershon, tampoco le daba miedo recibir un golpe cuando era más joven. Como le dijo a Interview Magazine, el ícono musical de alguna manera se convirtió en uno de sus compañeros de sparring cuando se estaba preparando la película clásica de culto de 1996, Bound. Y ella lo puso sobre la lona.

“Una vez me dio un ligero jab en el rostro, y como le dije que no hiciera eso, por supuesto que me puse como loca y le pegué bien fuerte”, dijo Gershon. “Sí se fue al piso, y casi me pongo a llorar, pensando, ‘Dios mío, soy la maldita que le rompió la mandíbula a Bob Dylan”.

Pero Bob Dylan estaba bien. “Simplemente dijo ‘necesito una mujer que me dé una paliza de vez en cuando’”.

Cuando está de gira—lo cual casi siempre está—ocasionalmente visita varios gimnasios en su camino para obtener un round, o doce. En 2008, visitó el gimnasio Nuevo Jordán, en la Ciudad de México. El entrenador, Rodolfo “Güerco” Rodríguez no lo reconoció cuando comenzó a hacer sparring. “Me dije, ‘¡pinches viejitos les va a dar un infarto!’”, le dijo a El Universal. “Le puse a hacer un round de costal y otro de pera; luego lo subí a boxear un round con cada uno de sus amigos y lo hizo bien. Se ve que practica el boxeo desde hace tiempo, porque suelta buenos golpes y trae orejeras, concha y guantes profesionales. Sabe lo que es el pugilismo y lo disfruta”.

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También es un visitante recurrente de Lord’s Gym en Austin, Texas, el gimnasio operado por el entrenador de box que hornea pasteles de zanahoria, quien alguna vez le dio clases a David Bowie. Lord en ocasiones reclutará compañeros de sparring mayores para Dylan, pidiéndoles que no le peguen a la estrella. El comediante y creativo en agencia comercial, Daniel “Catfish” Rush recuenta un encuentro como tal.

“Nos subimos al ring. No me voltea a ver. No hay conversación. La campana del round suena. Está viejo y pequeño pero se hace su paso hacia el centro del ring, lanza una serie de jabs que no llegan. Tampoco su derecha. Lanza un gancho. Lo recibo en el brazo. Bailoteo un poco, cabeceo la izquierda y la derecha. De repente la campana del round suena.

“Dylan regresa a su esquina. Richard le da algunos consejos. El próximo round comienza. Aparentemente el consejo era que lanzara más ganchos. Todos fallan o terminan en mi brazo derecho. Sólo estoy bailoteando. Cada cuanto me agacho como gato y me inclino para que pueda conectar unos golpes. Me pega en la frente con un recto e derecha. Un golpe bastante bueno. La campana suena. El segundo round termina. ‘Gracias’, dice Richard. ‘Eso es todo, ‘Catfish’. Gracias’”.

También es sabido que llega para ver entrenar a sus profesionales favoritos. El año pasado visitó a Manny Pacquiao antes de su pelea con Timothy Bradley. “Era como ver uno de los apóstoles”, el vocero de Pacquiao, Fred Sternburgg le dijo a la prensa.

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Sin embargo, Dylan ahora pasa la mayor parte de sus horas relacionadas con el box en su propio gimnasio, un club de pelea semi-secreto en California. Will Smith y Sean Penn han entrenado ahí. Joe Manganiello de Magic Mike le gusta presumir que está entrenando en el club.

El ex campeón de peso ligero, Ray “Boom Boom” Mancini lo describe como el mejor gimnasio en el que ha estado. “Sobre el muro están fotografías de Joe Louis, Ali, Frazier, Muddy Waters, los Rolling Stones. Los pesos completos del boxeo y la música”, le dijo a Boxing.com en 2013.

Mancini también tuvo la oportunidad de subirse al ring con Dylan. “La primera vez que fui allá sólo estábamos haciendo sparring y sólo para mantenerlo con los pies en la tierra, lo rozaba con una izquierda o una derecha. Después de unos rounds, Bob dijo, ‘Oye Ray, ¿podrías llevártela más tranquilo con mi cabeza? Aún tengo un par de canciones ahí adentro’. Estaba como que, ‘oh no’—¿de verdad? Perdón. Pero sólo estaba bromeando. No era muy rápido o fuerte pero tenía su propia manera de moverse y lo lograba bien”.

Eso es exactamente lo que hizo cuando le dio la bienvenida al cineasta Quentin Tarantino a su gimnasio e hizo sparring con él. “Quería jugar fuerte… [y] me conectó con un [golpe] bastante bueno”, dijo según un reporte de Starpulse. “Estábamos haciendo sparring y logró encajar uno cuando no estaba poniendo atención. Creo que fue un jab de derecha. Bajé mi guardia por un momento, y simplemente lo conectó. Fue un buen golpe”.

Dempsey estaría muy orgulloso.