Llena mi alma de cumbia: Un seguimiento a Santaferia

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Música

Llena mi alma de cumbia: Un seguimiento a Santaferia

Esta banda chilena quiere comerse al mundo. Y en agosto tuvieron un concierto crucial, además de estrenar nuevo disco. Checa la crónica del mismo y la charla que tuvimos con ellos.

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Viernes 4 de agosto, dos de la tarde. Estoy parado afuera del Teatro Nescafé de las Artes esperando a Gonzalo Fouere de Santaferia. El percusionista no sólo anda pendiente de sus tumbadoras, sino también de la logística de lo que pasará en siete horas más: el lanzamiento del tercer disco del grupo, En el ojo del huracán. Aunque llevo minutos mirando el afiche del concierto, exhibido en un marco de vidrio en el frontis del recinto, la imagen sigue pareciéndome curiosa. En este lugar, la cartelera musical contempla espectáculos ligados al jazz, el minimalismo y la vanguardia; acá se transmiten vía satélite las presentaciones del Royal National Theatre. La presencia de una banda de cumbia parece un error en el sistema.

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"Me daba vergüenza venir a pedir este teatro", me confiesa Gonzalo durante los pocos minutos que pudimos sentarnos a conversar ese día. Con más calma, al lunes siguiente en su casa me explicó el porqué: "Para llegar a un lugar como ése, necesitas una trayectoria, debes tener una verdad, y nosotros tenemos esta verdad". Lo dice sosteniendo en sus manos el DVD 10 años (En vivo Movistar Arena Santiago, Chile), el registro de su décimo aniversario, celebrado hace un año ante 15 mil personas. Un show que hicieron "para establecer nuestra convocatoria".

Santaferia es un nombre clave de la nueva cumbia chilena, un fenómeno en pleno desarrollo y expansión. Para hacerse una idea de su popularidad: tienen una barra de fanáticos igual a la de un equipo de fútbol, con poleras del grupo, cánticos de estadio y banderas alusivas. La hinchada tiene nombre, La Vagancia, y es tal su nivel de organización, que tuvieron una reunión con los administradores del Teatro Nescafé de las Artes para que los autorizaran a entrar con lienzos. Aun así, hay más guardias de lo normal la noche del evento. "No va a pasar nada malo. Son laburantes, trabajan toda la semana, pagan su entrada, lo pasan bien y cantan hasta quedar disfónicos", dice Gonzalo sobre sus comprometidos seguidores.

En efecto, no hubo problemas en la presentación en sociedad de En el ojo del huracán. Sin embargo, durante la década que llevan juntos, han vivido todo tipo de peripecias. Sus anécdotas fueron recopiladas en el libro Santaferia, la ruta del huracán, firmado por su manager, Cristóbal González, músico e investigador que se abrió paso en los noventa con su propia banda, Santo Barrio, destacados exponentes del ska y cercanos a Café Tacvba. Riendo, Cristóbal me cuenta que en la calle están vendiendo merchandising pirata. Le respondo que ésa es una prueba irrefutable de éxito y que, de repente, los diseños superan a los originales.

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En los camerinos, que huelen a café, aprovecho mi anonimato. Gonzalo me presenta como "un amigo" a sus nueve compañeros, así que nadie sabe que soy periodista. Converso con Mauricio Lira, el guitarrista, que sobre el escenario actúa como director musical. Me entero de su doble vida: tiene un proyecto de rock llamado Cavalieris con el que ha sufrido las penas del underground, entre problemas internos y la indiferencia de los medios. De hecho, tuvieron un desencuentro justo antes del gran show de Santaferia. Vaya contraste. En el estuche de su guitarra, Mauricio lleva copias del EP debut de Cavalieris y me regala una. Descubro una faceta suya radicalmente distinta, apegada al manual noventero y deudora del groove del fallecido guitarrista de Pantera Dimebag Darrell .

Frente al espejo del camerino, Alonso "Pollo" González el vocalista, tiene la misma expresión en la cara del resto de sus compañeros: esa indescriptible mezcla de ansiedad y entusiasmo de un artista en una ocasión importante. "Ya estamos en esto", dice con una sonrisa nerviosa. Después del ensayo, el tiempo se mata de varias formas. Sentado al lado mío, Ariel Carrasco el tecladista, mira un video en vivo de Rulo (de Los Tetas) en Instagram, mientras el hombre de los timbales, Nicolás Schlein, conocido como "Chala", plancha la ropa que vestirá. Rondan por ahí sus familiares, desde niños pequeños hasta señoras de edad. Pese a las letras sobre marihuana, nadie fumará hasta el final del show. Hay un clima de concentración, aunque nada rígido: las tensiones se alivianan con humor quinceañero.

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Por fin llega el aviso de que faltan pocos minutos para salir. Mil personas están esperándolos. Momento de la arenga: "¡No nos queda más que disfrutar lo que hemos preparado, hemos ensayado caleta. Esto va a ser histórico. Que sea lo que Marc Anthony quiera!".

Post Show

El lanzamiento de En el ojo del huracán fue espectacular. La banda en estado de gracia, completa algarabía, lleno total. Desde cualquier perspectiva un éxito. En mi lectura, el ángulo más interesante de la historia es el significado del concierto, dadas sus especiales características. Para escarbar ahí, Gonzalo me recibió en su casa un par de días después. Después de un festín de lasaña tan dionisíaco como Santaferia, de pasar al menos media hora hablando sobre la importancia de El Padrino en la formación de cualquier hombre que se precie y de mirar videos de La Tribu de Abrante, finalmente conversamos con calma en su home studio, acompañados por sus perros, Huracán, Charlie y Cuchuflí.

Noisey: Fueron los primeros en sacar un libro, en llenar el Movistar Arena y en tocar en el Nescafé, incluso tienen un programa de radio ("Huracán bailable" en Radio Universidad de Chile). Santaferia es como la avanzada de la nueva cumbia, van marcando hitos significativos para ustedes, pero también para la escena.
Gonzalo: Es bacán que lo digas tú y no yo, pero es cierto, así lo planteamos como banda. Hemos tratado de ser punta de flecha de nuestro movimiento, de nuestros pares. Queremos ser los que le dicen al resto "mira, aquí está la cumbia y además de nosotros hay una cantidad enorme de bandas buenas". De norte a sur, Chile está lleno de grupos de cumbia muy buenos. Después de los de nuestra generación, vienen muchos más.

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El nuevo disco también va por ese camino, es ambicioso musicalmente, ¿por eso quisieron presentarlo en un lugar de alta alcurnia?
En el ojo del huracán es un álbum muy importante para nosotros, por la madurez que alcanzó nuestro sonido, la incorporación de nuevas cosas y el atrevimiento que tuvimos. Empezamos a usar mucha tecnología y a trabajar distinto, nos profesionalizamos y tratamos de que sonara increíble. Para el lanzamiento, pasamos tres meses ensayando las dos horas y cuarto que tocamos. Había que ir a defender la música y hacer que el momento fuese tan especial como el disco. Teníamos ganas de presentarlo en un contexto que no tuviese que ver con fiesta ni trago porque los borrachos bailan hasta con el himno nacional, y a veces ni siquiera se dan cuenta de lo que está sonando, ni de cómo está sonando.

De norte a sur, Chile está lleno de grupos de cumbia muy buenos.

Esa noche invitaron a músicos muy connotados y diferentes a ustedes. Fue impactante verlos con Ángel Parra, considerado por muchos el mejor guitarrista chileno. También estuvieron Roberto Márquez de Illapu, una figura todavía más icónica, y Portavoz, que rapeó en mapudungún. Cuéntame de esas colaboraciones.
Todas empezaron de forma muy distinta, pero derivaron en una afinidad musical. El "Chala" y el "Pollo" son amigos de la hija de Ángel Parra. A ella una vez trataron de robarle su bicicleta, pero los cabros salieron corriendo detrás del ladrón y recuperaron la bici. Como agradecimiento, Ángel le regaló una camisa suya al "Chala", que la usó harto tiempo, con orgullo. Siempre quisimos hacer algo con él, pero su agenda lo impedía hasta que ahora decidió que era el momento. Mauricio fue a su casa a ensayar con él y todo bien. Con Portavoz estuvimos todos juntos, la mitad del tema que hicimos ('Voluntad heredada') es suya, fue a varios ensayos. Es un loco piola y muy creativo, trabajó de cerca con "Cogollo", nuestro bajista. Y con Roberto Márquez fue bacán porque pensamos en invitarlo al show, pero se fue dando la idea de grabar un tema también. Imagínate lo emocionante que fue para nosotros verlo llegar al estudio, iluminó todo. Mirándolo cantar, me di cuenta de que estamos en un minuto muy bueno como Santaferia.

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Que ellos toquen con ustedes es un reconocimiento de la musicalidad de la cumbia.
Claro, la cumbia puede tener acordes, armonías y arreglos maravillosos. Es una columna vertebral, es un ritmo que atrae mil cosas. Puede integrar lo baiano de Brasil, la cumbia tradicional de Colombia, la villera, el merengue, y todo tipo de instrumentos, desde bombo legüero y cultrún hasta tambora. Nosotros tenemos al Mauri, que es un guitarrista de metal que ha estudiado la chicha peruana, y tenemos un saxo barítono como el Diego, que es del mundo del jazz. Casi todos tienen estudios formales de música, la banda tiene mucha capacidad. Ahora metimos incluso danza rusa en la intro de "Asociégate cachorra". A este show también invitamos a Fuerza Maestra, que rescatan lo nortino, y a Federico Wolf, que viene de la trova. En la cumbia, ningún ritmo se malogra, todos aportan.

El nuevo paraíso de la cumbia

El Festival de Viña sigue siendo el escenario más importante para la música popular chilena. Su director es Álex Hernández, el responsable de incontables horas de chatarra televisiva de la peor calaña. En febrero pasado, el diario santiaguino La Cuarta le consultó acerca de los nuevos exponentes de la cumbia. Copio y pego sus palabras: "Nos encantaría tenerlos en el escenario, pero no podemos, y eso tiene que ver con la forma en que ellos están trabajando sus carreras: les falta trabajo en redes sociales, en videoclips. Llega un minuto en que hay que enfocarse artísticamente, tener un fin, una estética musical y una buena difusión, eso es lo que les falta, convertirse en un movimiento relevante".

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Noisey: ¿Habrá escuchado a Santaferia este cristiano?
Gonzalo: Nunca lo he visto en ningún concierto de cumbia. Ahora lo invitamos y no vino. Es importante que alguien con su poder opine con conocimiento de causa. Según Álex Hernández y el Festival de Viña, la cumbia es clásica como La Sonora de Tommy Rey, o si no, es una cosa como Rombai, que es puro look. Nosotros no existimos. En todo caso, la cumbia históricamente en Chile se ha visto sancionada y no tiene el prestigio de otras músicas, ni la vitrina para ser vista en todas partes. Quizás es un prejuicio por su raíz indígena, pero siempre ha sido vilipendiada y rechazada por un ente que está en las sombras, un poder fáctico.

Somos salvajes porque las cosas más lindas son salvajes.

Nadie podría decir que a ustedes les falta foco artístico o una estética musical.
La estética de Santaferia tiene correlatos en toda Latinoamérica, nuestros tambores son los tambores de los barrios de cualquier país. No hay opulencia ni falsedad, lo que hay es la verdad, sin caretas. Hablamos del día a día, desde la carencia de plata o de libertad. Somos salvajes porque las cosas más lindas son salvajes. Los chilenos están mucho en la onda de aparentar ser algo que no son, pero nosotros creemos que la sinceridad es importante y que no hay nada más sincero que la música.

Es notorio el deseo popular de una música que refleje la realidad, lo que pasa en la calle.
Sí, existe ese deseo, pero se ve menguado por personas como Álex Hernández, que no entienden que lo que le gusta al público de la cumbia es que las bandas sean como ellos, que vivan como ellos, que hablen como ellos. Algunos piensan que la cumbia es vulgar porque no comprenden eso, pero en el aire hay una verdad y la mayoría de la gente la respira y la conoce.

La cumbia históricamente en Chile se ha visto sancionada y no tiene el prestigio de otras músicas.

Por demasiados años, en Chile se hizo el mejor pop de la región sin que la prensa local acusara recibo. Tuvo que llegar el diario El País de España con su artículo sobre "El nuevo paraíso del pop" para que los medios superaran su miopía y descubrieran la maravilla que tenían al frente. ¿Tendrá que pasar algo parecido con la cumbia, entonces? ¿Falta otro extranjero que nos diga lo que pasa en Chile?
Yo creo que sí, quizás es lo que va a pasar. Capaz que explote en otro país alguna de las bandas que están sonando cañón ahora, puede ser Santaferia o cualquier otra. Ojalá. Si pasa eso, los periodistas de acá van a decir "wow" y por fin van a atinar. Les falta entender que la cumbia es algo universal. El otro día fui al Teatro Municipal, que es un templo de la alta cultura, a ver a Lila Downs y el primer tema tenía ritmo de cumbia y había cajón peruano, tumbadoras, quijada de caballo y güiro. ¿Por qué Santaferia no puede tocar ahí algún día? Lo que está pasando es muy grande y va a llegar un momento en el que nadie lo va a poder parar.

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