Ozuna
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Música

Algunas preguntas que nos deja la polémica y escándalo sexual de Ozuna

Con la filtración de un video pornográfico, además de serias acusaciones que involucran asesinato, la estrella del trap puertorriqueño enfrenta la peor etapa de su carrera.

El negrito de ojos claros. El artista que, en menos de cinco años, ha logrado posicionarse como uno de los más escuchados del género urbano en Latinoamérica. El puertorriqueño al que Arcángel cataloga como el capitán absoluto de la nueva escuela del trap y reggaetón.

No cabe duda de que Ozuna es una de las figuras más relevantes del escenario actual de la música en América Latina. Su aguda voz suena por cuanta esquina, tienda, bar o discoteca se encuentre a lo largo del continente. Tanto sus sencillos como álbumes se han convertido en compañías constantes de millones de personas alrededor del planeta; inclusive Aura, su segundo álbum de estudio, logró posicionarse en nuestra lista de mejores discos hispanoamericanos de 2018.

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Pero lo que parece el cuento de hadas más fascinante y envidiable para cualquier artista hoy en día, puede estar tornándose en una pesadilla que Juan Carlos Ozuna Rosado jamás hubiera imaginado.

En la tarde del martes 23 de enero, comenzó a surgir en redes sociales un rumor que involucraba al hombre de “El Farzante”, “Solita” y “Taki Taki” con un video pornográfico. Evocando casi que el mismo escarnio vivido por figuras públicas como Kim Kardashian, Noelia y Kevin Roldán, las redes comenzaron a brotar videos, fotos y memes ofensivos, dado que el video en cuestión, titulado NY Sex Chronicles, es una cinta sexual dirigida al público homosexual.

Tras la conmoción de algunos, y el baño de comentarios homofóbicos en otros, el manager del artista puertorriqueño, Vicente Saavedra, hizo público un comunicado de prensa en el que Ozuna admite su participación en el video pornográfico siendo un menor de edad, aduciendo que “lo sucedido fue un error del pasado, donde, al igual que muchos jóvenes, cometí un error impulsado por la ignorancia. Hoy no solo lamento lo ocurrido sino lo condeno”.

Pero la novela no para ahí. Tras admitir su implicación en el polémico sex tape, Ozuna ha tenido que enfrentar una acusación mucho más grave: hay quienes lo señalan de haber mandado a asesinar a Kevin Fret, el artista que se definía a sí mismo como el primer trapero latino abiertamente gay. Los señalamientos comenzaron a surgir tras conocerse, en el mismo comunicado de prensa, que “el contenido que se ha divulgado en la Internet confirma la información que nuestros abogados adelantaron ayer, confirmando que el artista de música urbana Ozuna fue extorsionado con un vídeo íntimo donde éste era un menor de edad”.

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Según Antonio Sagardía, abogado del artista, “Ozuna no tiene nada que ver con esa muerte. Lo único que tiene que ver Ozuna es que la persona (Fret) lo extorsionó y la Policía tiene la información”.

Luego de dos días de ires y venires, burlas y agravios homofóbicos, son varias las preguntas que nos quedan tras la polémica imprevista del negrito de ojos claros:

¿Es Ozuna culpable del asesinato de Kevin Fret?

Por más que el abogado Antonio Sagardía y varios medios de comunicación puertorriqueños hayan insinuado que el responsable de la extorsión del video es –supuestamente– el difunto Kevin Fret, no hay pruebas oficiales que vinculen un nombre en particular al extorsionista en cuestión. En las últimas, la fiscal Betzaida Quiñones, de Puerto Rico, aseguró que existen conversaciones en redes sociales entre Fret y Ozuna, lo cual daría pie a una pertinente investigación del caso.

¿Puede un error del pasado derrumbar una carrera en su momento más álgido?

Si hay algo que parece bastante claro por estos días, es que vivimos en una sociedad que respira odio en redes sociales. El reciente caso de Ozuna nos muestra, una vez más, que los consumidores del internet no dejan pasar un solo desacierto proveniente de una persona ligada al mundo del espectáculo. Solo basta mirar el Facebook o Instagram de Ozuna para ser testigos del haterismo, de la homofobia y de la falta de tolerancia y tacto por parte de la gente. Por ejemplo, la foto que el reggaetonero subió junto al ídolo puertorriqueño, Ricky Martin, hace unos días ha sido objeto de burlas homofóbicas de todo tipo. ¿Se convertirá este episodio en el talón de Aquiles de una de las carreras más prominentes dentro de la industria musical global? Esperemos que no. Ozuna ya admitió su equivocación y pidió perdón; ahora toca que el público, con toda la madurez del caso, sea consciente de que sus ídolos musicales también son humanos, que cometen errores y se equivocan. Nadie merece un fusilamiento constante por un desacierto del pasado.

¿Sigue siendo el reggaetón el género más homofóbico de todos?

Hace un par de meses, en VICE decidieron tocar el tema de la homofobia a Maluma, visibilizando cómo los prejuicios disfrazados de "humor" se normalizan en nuestro día a día. Del artista colombiano comenzaron a mofarse cuando este comenzó a dejarse crecer el cabello y cambió los jeans holgados por pantalones entallados. Ozuna, por su parte, hasta hace una semana lo idolatraban millares de hombres alrededor del planeta. Las letras de sus canciones eran manuales básicos de conquista, capaces de hacer sucumbir a cualquier mujer. Ahora, a raíz de la filtración del video porno, los gestos de admiración se han convertido en pullas hirientes, con las que se cuestionan su sexualidad e inclusive su labor como padre de familia.

Uno pensaría, "al menos sus colegas de género lo apoyan, ¿no?". Pues no. El caso más llamativo lo protagonizó Don Omar, quien a través de una publicación en su cuenta de Twitter, preguntó: "¿alguno de ustedes come carne de pato? Yo no. #dígalenoalacarnedepato", haciendo referencia al "pato" como expresión despectiva de la comunidad homosexual, utilizada en varios países de Latinoamérica. Casi que de inmediato, Bad Bunny apareció en Twitter posteando una clara indirecta al veterano del género: "homofobia a estas alturas? que vergüenza loco". Tal vez al reggaetón todavía le queda un largo trecho por recorrer para desechar conductas como la homofobia de su respectivo chip, pero son precisamente actos como los de San Benito los que devuelven algo de esperanza a la humanidad.

Tal vez puedan aparecer una decena de preguntas más, pero lo que más nos debería preocupar es saber si, en un futuro cercano, Latinoamérica será capaz de convivir en paz y armonía con géneros y expresiones sexuales diferentes a la heterosexualidad. Más allá de la sexualidad de Ozuna, y en este coincido plenamente con Pável Gaona en su columna de Maluma, hay algo que queda más que claro: "tanto los gays como los heteros estamos contaminados hasta el tuétano de estos vicios patriarcales que urge evidenciar, revisar y erradicar".

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