La resistencia como respuesta al caos: Una charla con BADSISTA
Fotografía capturada por Tauana Sofia, Alabama Hotel

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Música

La resistencia como respuesta al caos: Una charla con BADSISTA

Barreras burocráticas, desigualdad social y fiesta desde São Paulo.

En Latinoamérica las ciudades con mayor población tienden a ser las que albergan más caos. Gran parte del desorden se atribuye a la desigualdad social al igual que a la negligencia y corrupción que hay por parte de personas en cargos políticos. A esto se agregan los obstáculos burocráticos que los representantes del gobierno imponen sobre el espacio público y la cultura; como consecuencia surge resistencia por grupos de personas organizadas y con objetivos específicos.

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Rafaela Andrade es alguien que trabaja bajo esta premisa a través de su alias BADSISTA. Ella hace música que busca reconstruir y romper con paradigmas. Como productora, busca esparcir el empoderamiento y mejorar posibilidades para mujeres y gente en la periferia. Inició su camino en la música aprendiendo de manera autodidacta a tocar la guitarra y poco tiempo después se aventuró al formato de one-woman-band, cuando se trasladó al uso de software.

Con menos de 25 años de edad, BADSISTA ha atrapado la atención de distintos medios y oídos gracias a la destreza en su producción así como licuado de distintas corrientes musicales. La urbe donde vive y se ha desarrollado es São Paulo, un territorio con más de 21 millones de habitantes (contando la zona metropolitana). Es la la ciudad con mayor índice de población en Brasil y la segunda más cara para vivir del país.

Cuando el mensaje de BADSISTA no es lo suficientemente palpable lo manifiesta con acciones. Es la fundadora de BANDIDA, un colectivo de mujeres que buscan el “protagonismo femenino en los lineamientos de la vida”, dar valor y empoderar a mujeres envueltas en arte (productoras, grafiteras, fotógrafas, artistas, y más). También participa en las fiestas de Mamba Negra y es muy activa en la comunidad LGBTTI. Tiene como objetivo generar espacios para el diálogo, convivencia y hacer fiestas donde la celebración es un acto de resistencia.

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Nos pusimos en contacto con Rafaela para platicar acerca del origen de BADSISTA, lo que viven los paulistas, el entorno de esa ciudad y sus principios como artista. Al final, podrás escuchar en exclusiva la Premiere de "Pico", un track que nos comparte con cariño.

Fotografía capturada por Tauana Sofia, Alabama Hotel.

Noisey: Cuéntanos sobre el trayecto que ha sido llegar a lo que haces como BADSISTA:
BADSISTA: Empecé aprendiendo de la música con guitarra acústica cuando nueve años. Mi rutina era ir a la escuela y quedarme en casa. Al principio pasaba como cinco o seis horas ensayando diario [risas]. Me gustaba hacer eso y hasta la fecha es algo que me gusta: seguir conociendo más de los instrumentos. Tuve una banda de rock a los quince o dieciséis, ahí tocaba la guitarra y era cantante. Después empecé a tocar en bares, tocaba música folklórica de Brasil como solista, no tenía nada que ver con música electrónica [risas]. Después toqué en una banda que era un tributo a Janis Joplin y Amy Winehouse; poco tiempo después de eso me fui por mi cuenta. Pasé como cinco años haciendo eso hasta que apareció BADSISTA, y a partir de ella me di cuenta qué tipo de música quería hacer, eso fue como a finales del 2012. BADSISTA surge a partir de hacer música en una computadora, dejé de trabajar con un grupo, tenía que hacer toda la canción; era y es algo hermoso. Puedes hacer todo lo que quieras en esta cosa [risas].

¿Cuáles son los movimientos musicales, personas o cultura alrededor del mundo que te han influenciado o impactado como productora?
Creo que la escena de funk que tiene São Paulo y Belo Horizonte (Minas Gerais) ha tenido un impacto en mi producción. Tengo un crush con todas las chicas del colectivo DISCWOMAN. Creo que son lo mejor, también me late LSDXOXO de Estados Unidos. Me sorprende mucho lo que hace Kelela, me impacta tanto su obra visual y producción en los videos al igual que su voz. Creo que es una artista del underground muy elegante [risas]. Otra persona que de hecho es muy importante para mi es Pininga, él es mi alma gemela; siempre me deja sin aliento.

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Me gustaría que nos ilustres desde tu perspectiva un poco del entorno que es São Paulo para comprender cómo es vivir ahí, al igual que sus dinámicas como ciudad. Desde afuera se siente un ambiente tenso, con desigualdad y violencia pero que también tiene una resistencia a través de la cultura.
Sí, como tú mencionas creo que una parte se debe a que hay una resistencia y movimiento cultural. Podemos hablar, sentirnos abrazados y cuidados. Aún seguimos logrando hacer algunas cosas fuera de lo mainstream. Seguir fuera del dinero político y lejos de estar trabajando con el gobierno, podemos hacer cosas sin que nadie nos llame la atención ni para sacar dinero o extorsionarnos. Es difícil transitar en la ciudad, sale muy caro. Suben los precios pero nuestros salarios son los mismos. Como consecuencia nos queda poco dinero para utilizarlo en hacer cosas que nos gustan, como ir a conciertos, o ir a la playa que sólo está a tres horas de São Paulo. No tenemos este dinero para gastar en nosotros mismos para mejorarnos o disfrutar, siempre se pide estudiar más especialidades o tomar cierto curso para conseguir más trabajo.

Además soy una persona que está envuelta en la música, imagínate estar atada en un trabajo aburrido que te obliga despertarte a las 06:00 am y regresar a las 20:00 o 21:00 a tu casa, y después de todo eso terminar ganando menos dinero.

Al gobierno no les importamos, no les importa nada. Ahora hay algo muy descarado y sinvergüenza que nos lo dicen en la cara sin ni siquiera cubrir o inventar una historia. También hay actitudes muy infantiles y peligrosas. Por ejemplo, el nuevo alcalde (Bruno Covas) de São Paulo dijo que la emoción que sentía por gobernar la ciudad era la misma que un niño que iba a Disneypor primera vez.

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El salario mínimo en Brasil es alrededor de $950 reales al mes (poco menos de $5140 pesos), eso no te alcanza para nada, se está volviendo difícil y el gobierno no está ayudando en nada.

NOTA: Según un artículo de Oxfam, en Brasil tan sólo seis personas acumulan la misma riqueza que los 100 millones de brasileños más pobres, que equivaldría a la mitad de toda la población de ese país. Por si no fuera lo suficiente devastador este dato, una persona que cobra un salario mínimo mensual en Brasil tendría que trabajar 19 años para ganar lo que recibe en un mes un brasileño del privilegiado grupo del 0.1$ más rico de la población.

Fotografía capturada por Tauana Sofia, Alabama Hotel.

¿Crees que esto provoca que la gente haga más cosas y se organice?
La gente está haciendo cosas y juntándose, pero no tienen el dinero para hacer algo muy chido ni con gran producción, construir una cosa grande para que más personas trabajen ahí y también poder ganar dinero de eso. Yo soy parte del colectivo BANDIDA, suficiente para pagarle a la gente y a las personas. Que por cierto, es a las primeras a quien les debes pagar; luego sigues cubriendo los demás gastos. Después de eso no queda mucho dinero para que la gente pueda comprar equipo, herramientas, sistemas de sonido, o algunas cosas de producción. Además la mayoría de las personas en São Paulo viven en las periferias, llegar a sus trabajos les toma horas y es un traslado muy costoso. También debemos recordar que São Paulo tiene 21 millones de habitantes, es una locura que haya tanta gente [risas]. Creo que hay menos fiestas en la calles de São Paulo de lo que había, siguen habiendo algunas pero es más difícil organizarlas.

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Aunque sólo puedo hablar desde nuestro círculo, cuando digo esto hablo de personas que se están concentrando en enseñar y compartir el conocimiento a otras, porque si no hacemos eso, sólo vamos a emborracharnos y drogarnos sin cambiar nada de nuestra situación. La fiesta sólo debe ser para celebrar, mostrar que la gente está haciendo cosas. Si tienes a cien personas en las calles y tocas música que no están acostumbrados, estás generando cultura; estás compartiendo información, lenguaje, e ideas. Las fiestas que sobreviven, son las que tienen un objetivo. Estamos celebrando, pero ¿qué es lo que celebramos?

Hay que celebrar como un acto de resistencia, un festejo en estado de lucha.

Tuve la oportunidad de ir a São Paulo en 2016 y me llamó la atención la manera en que la gente ocupa los espacios públicos y se reúnen en la calle. Se siente como si los paulistas usaran el espacio público como un foro para promocionar ideas, compartir cultura, reapropiarse del espacio. Asumo que después del mandato de João Doria, las cosas cambiaron un poco en la ciudad; ¿qué piensas al respecto?
Pienso que todo este proceso de hacer legislaciones es algo difícil a la hora de hacer eventos, sobre todo cuando está sucediendo el evento y llega la policía y cambia todo. No es más que una inhibición de la cultura popular de la ciudad, una censura. Es uno de los instrumentos de control; una dictadura.

No puedes dejar que la gente se junte para pensar en conjunto, o que se diviertan porque no es parte de la agenda, ni del protocolo. Esa visión es como usar São Paulo como un centro comercial, sólo puedes acceder si tienes dinero. Ahora muchas marcas grandes están haciendo eventos en la calle porque ellos pueden pagar y facilitar los procesos y eso impide que haya una evolución de la cultura de colectivos. No estamos solos haciendo los eventos que buscamos, y si nos mantenemos unidos al igual que fuertes, resulta muy peligroso para las personas en el poder.

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En 2016 lanzaste tu primer EP, en un artículo para Thump mencionabas que contiene sonoridades de distintos territorios en Brasil, ¿podrías decirnos un poco más acerca de estas sonoridades?
Son sonoridades en su mayoría del noreste, como: forró, brega, coco, lambada y además se agrega el enlace con dancehall, que era un ritmo que estaba hecho para algo más que de los roles de soundsystem que sucedían en Sao Paulo, dominaba otros espacios. Y fuera de todos estos sonidos tuvo que ver mucho que ver el contacto con Le Di Dai, cambió mi vida; le debo mucho a ella. Abrió mis ojos, tuvimos muchas conversaciones mentales.

Tu junto con Marignal Men hicieron un remix a una canción de Elza Soares. Me gustaría saber si recuerdas la primera vez que escuchaste algo sobre ella o su música.
Elza Soares es el tipo de persona que si no creciste sabiendo quién era, entonces quién sabe de donde vengas [risas]. Es icónica para todos, una mujer negra que solía ser pobre y luchó contra varias adversidades en su camino, hizo muchas cosas para convertirse en una leyenda y considero que no fue nada fácil. Le costó llegar a donde quiso, sobre todo porque en Brasil los medios son muy racistas.

Pedro de Marginal Men me invitó a trabajar juntos en el remix porque decía que no podía hacerlo sin mí. Era la manera en que se lo imaginaba.

Fue muy emocionante poder tener todos los tracks separados de la música de Elza Soares, tener cada instrumento por separado. Me encantaría hacer otro remix [risas]. Fue increíble poder hacer eso, tenía 23 años.

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Para cerrar la entrevista, quisiera saber cuáles son tus principios bajo los cuales trabajas en tus producciones y como artista.
Aprendí mis principios de Jup do Bairro y son: no transmitirás enojo, no te quedes con hambre y no te avergüences de ti mismo.

Como productora, buscar esparcir el empoderamiento y mejores posibilidades para mujeres y gente de la periferia. En cuanto a música: confusión, caos, deconstrucción, romper el paradigma.

¡Vamos a estudiar chicas, hay que estudiar!

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