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Música

A un año del tiroteo en el BPM Festival

El BPM sufrió una de las desgracias más espeluznantes de la historia de los festivales.

Eran las tres de la mañana cuando recibí cadenas de mensajes y llamadas de familiares y amigos angustiados preguntándome si me encontraba sana y salva, pues sabían que yo no rechazaba ninguna fiesta del BPM Festival y mucho menos la de clausura, donde tristemente sucedió un tiroteo que destruyó parte de la escena electrónica en nuestro país el pasado 16 de enero del 2017.

Recuerdo estar parada en la entrada del Blue Parrot para “El Row” que presentaba una fiesta psicodélica y prometía DJs sorpresas. Iba acompañada de un grupo de amigos australianos que había conocido en una fiesta de este mismo festival, con nuestras caras pintadas de neón para estar a doc con la temática y más que listos para sacarle brillo a la pista de baile.

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La popular avenida 12 estaba a reventar, como de costumbre. Cientos de personas querían entrar a este club para cerrar el fin de semana con broche de oro, y si no tenían boleto, optaban por divertirse en los antros vecinos. La música elevada y el calor no faltaban, prometía ser una excelente noche.

Mientras los miembros de seguridad revisaban nuestros brazaletes para ingresar, me fastidié de los tacones que llevaba puestos y antes de entrar decidí regresar a mi hotel que estaba a dos calles de distancia para cambiarme por algo más cómodo. No sé si tal vez fue una corazonada o un presentimiento, pero mi decisión de regresar me salvó la vida, pues en esos minutos sucedió la tragedia que les quito la vida a seis personas y dejo a más de veinte heridos.

Foto Vía 20 minutos.

El tiempo vuela y ha pasado un año ya. Parece que fue ayer cuando bailábamos hasta el amanecer en la playa del Blue Venado con buenas dosis de house, cuando veíamos a los pioneros del techno recién bronceados utilizando el característico sombrero de mariachi durante sus sets o cuando sobrevivíamos diez días desvelados en fiestas que duraban veinticuatro horas.

Después de asistir tres años consecutivos a este festival, para trabajar o por diversión, esta última edición sabía diferente. Los precios de entrada y de consumo eran excesivos lo que me hacía pensar que ya estaban enfocados al público extranjero y no al mexicano, en las calles de Playa del Carmen se respiraba miedo, acoso e inseguridad a pesar de ser un lugar paradisiaco, la venta y el consumo de drogas se hacía de una manera desvergonzada y los asistentes estaban ahí en busca de libertinaje y excesos, no por amor y pasión a la música.

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El BPM sufrió una de las desgracias más espeluznantes de la historia de los festivales y a un año, no hay avances significativos en la investigación, lo cual nos deja con dudas, con impotencia y melancolía. De las visitas de docenas de foráneos, fiestas épicas en la arena o clubes de playa, del alto derrame económico a nuestro país y de los line ups con lo mejor de la escena, ahora lo único que queda es una veladora roja y la fotografía sonriente de una de las víctimas en el lugar de los hechos.

La evolución de este festival no terminó y ahora podemos seguir la fiesta en Portugal, pero ya no es lo mismo, ya no es parte de los mexicanos.

Nuestro país cuenta con talentos de calidad, actos creativos, sellos discográficos innovadores, venues de primer nivel, clubes nocturnos que empujan los límites de la industria y por supuesto, merece un lugar dentro de la cultura de música electrónica global. Es una pena que todo esto se pierda gracias a la violencia, a la crueldad y el dinero sucio. ¿Qué sigue? ¿Cuándo podremos salir a divertirnos sin miedo? ¿Cuál es el futuro de los antros que aún quedan? ¿México ya es sinónimo de sangre?

Su ausencia en tierras mexicanas se siente y nos llena de mucha tristeza el saber que debido a la inestabilidad, no volverán a organizar el evento con nuestro colorido mar caribe como escenario. Tal vez lo único bueno de toda esta experiencia es saber que este festival nos dejó alegrías inmensas en nuestras vidas durante su paso, sets inolvidables, amigos que hasta la fecha perduran y recuerdos que difícilmente olvidaremos.

Hasta pronto, BPM Festival.