N G L Y: ilusión, anarquía y la dinámica de lo impensado
Foto: Julián Gallo.

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Música

N G L Y: ilusión, anarquía y la dinámica de lo impensado

Hablamos con el enigmático productor argentino previo a su debut en Boiler Room.

Si vas a Google y buscas la definición del término "gaucho", además de toda la cronología relacionada a esta tradicional figura del cono sur del continente americano, posiblemente te encontrarás con la descripción de un enigmático personaje políticamente incorrecto, un nómada rebelde que galopaba libremente por los vastos campos de este terruño salvaje.

Sin ahondar mucho en el detalle, podrías atreverte a afirmar que NGLY es el último verdadero gaucho del techno argentino. Conocido por muchos en las redes como Sidney Reilly, este artista bonaerense se ha ganado un respeto legítimo dentro del circuito electrónico más sombrío con tan solo un par de años de actividad. Su gran salida al ruedo se remota a abril de 2014, época en la que lanzó su EP debut y homónimo en el gran sello neoyorquino L.I.E.S., propiedad de Ron Morelli. Dicho trabajo traía consigo un track que se convertiría en su carta de presentación por excelencia, "Speechless Tape", el cual lograría incluso adjudicarse el rótulo de Track del año impartido por la radio de culto holandesa, Intergalactic FM.

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Desde entonces, NGLY ha continuado explorando los diferentes matices sónicos que conforman su paisaje interior, deconstruyendo trazo a trazo una inventiva que se niega a ser lanzada al vacío. En octubre de 2016 lanza su primer trabajo en largo, Cities Of Illusion, toda una oda a la programación análoga, cruda y minuciosa a la vez. A partir de allí, este errante argentino se mudó a Berlín, sacó una marca de ropa con su novia, conquistó la metrópolis asiática más codiciada y regresó de nuevo a la Argentina de Macri para seguir cabalgando con su espíritu libre y anárquico.

Hablamos con él justo antes de su presentación en el Boiler Room Medellín.

Alguna vez escuché a alguien decir que NGLY sería algo así como el gaucho del techno argentino. ¿Lo eres? No, no creo. Creo que había un proyecto argentino que se llamaba Acid Gauchos o algo así, y esos diría yo que son los verdaderos gauchos del techno.

No hay mucha data en la red de tu vínculo con el país del asado, de Maradona y de la cumbia villera. ¿De dónde eres? ¿Qué creciste escuchando? Obviamente toda esa música y toda esa cultura es parte de mi crecimiento. Pero, bueno, mis fuentes son muy diversas y hay un poco de todo. Supongo que eso también está en la mezcla, pero las fuentes vienen de todos lados.

¿Veías Verano del 98? No, creo que era muy chico en ese momento. Sé que estaba, pero miraba otras cosas. Era más adolescente.

¿Cómo fueron esos primeros acercamientos a la electrónica? Creo que como la mayoría de la gente, primero a lo más comercial, si hablamos de música electrónica como el hecho de ir a un club y demás. Y después fui buceando hacia corrientes que fueran más afines, pero, bueno, siempre se entra por la brecha más común. También trabajaba con otros artistas, ya que como diseñador gráfico hacía visuales en eventos de música electrónica antes de producir. Eso también fue como una influencia para comenzar a hacer música.

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Antes de la era NGLY, trabajabas como diseñador gráfico. ¿Extrañas algo de esa etapa de tu vida? La verdad, no. Era un poco más seguro, porque ibas a la oficina y te quedabas ahí trabajando todo el tiempo, todo el día, y después tenías el pago. Pero la verdad era un poco aburrido, y me sentía un poco explotado también. Igualmente no dejé de ser diseñador gráfico, sigo con marca, y un poco con posters y artworks que hago para algunos eventos.

¿Conjugas de alguna manera el diseño con tu faceta como músico? ¿De ahí nace Fantasy Violence? Sí, es una de las formas que tengo de seguir diseñando. La marca de ropa la comencé hace un año con mi novia, entre los dos diseñamos y la producimos. Es una faceta más de otras que tengo ligadas a la parte visual, donde expongo lo que hago.

No es un secreto que muchos te conocieron por “Speechless Tape”, track que inclusive fue el track del año para Intergalactic FM en 2014. Ahora luego de cuatro años, ¿qué sientes cuando lo escuchas? ¿Te sientes como una especie de Paul Johnson con gente pidiéndole “Get Get Down” en cada evento? La verdad que no lo escucho mucho. Rara vez me toca cruzarme con alguien que lo está poniendo en algún lugar. Creo que es una etapa del pasado que ya no me identifica tanto. Ahora estoy haciendo otras cosas y buscando otros sonidos. A veces pasa que me lo piden, aunque ya no tanto. Igualmente podría hacerlo en vivo, pero solo por una cuestión de capricho no lo hago. No me interesa tanto quedarme en algo del pasado, tampoco le encuentro mucho sentido; quiero seguir explorando, hago música y se trata de eso.

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Has dicho que una de tus influencias más fuertes ha sido esos años dorados de Chicago. Incluso se dice que sampleaste “Free Love” de Felix Da Housecat para "Speechless Tape". ¿Qué es lo que te resulta más interesante de toda esa onda? Obviamente que Chicago es una influencia muy fuerte, también un montón de bandas y grupos europeos, sobre todo de Inglaterra. Justamente vi ese comentario hace un tiempo en Discogs, y la verdad es que escuché ese tema en particular por el comentario, luego de haber publicado el mío. El tema es que después me puse a pensar, a sacarle un poco la lógica… bueno, sí es un poco similar: el vocal de una chica, una 909 y la línea de bajo, que es lo que hace que se sienta influenciado, como dice el comentario. Pero lo que pensé al instante, es que cuando vos apoyás la mano en el teclado y hacés esa línea de bajo, es algo muy natural. Viene una, otra, otra y otra, y ahí es cuando te ponés a pensar cuánta gente se habrá sentado frente a un teclado y habrá tocado esa misma seguidilla de notas.

Ya van a ser dos años desde que lanzaste Cities of Illusion, tu álbum debut y última entrega en L.I.E.S. ¿Qué has estado cocinando desde entonces? Siempre estoy haciendo música y haciendo experimentos, pero ahora justo tengo un par de tracks que quizás sirvan para hacer otro release en L.I.E.S. también. Por el momento la verdad me interesa continuar con esta exploración sónica, seguir haciendo cosas. Tengo algunos proyectos y algunas ideas a las que quiero darle causa y que no son de este proyecto NGLY. Hasta incluso tampoco tengo ganas de tourear con este proyecto, tengo más ganas de estar encerrado y hacer otras cosas. Cuando un día descubra que hice algo interesante, probablemente ahí me ponga en campaña para ver qué hago. Igualmente sí estoy activo, sí hago tracks y sí los mando, cuando me los pide la gente con la que trabajo.

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En tu entrevista con Mass Appeal dijiste que tenías pensado sacar un disco con un par de amigos como Sidney Reilly & the Reillys. ¿En qué va eso? Bueno, hubo algo así. En el LP, Cities of Illusion, hay un track que se llama “Sidney Reilly & the Reillys”, que es un tema que hice con uno de los Reillys. Pero bueno, todavía tengo un par más para sumar y armar algo, que seguramente será un proyecto de disco. Todavía no sé para cuándo, tengo que juntar a los Reillys y que se pongan las pilas, están medio vagos.

Foto: Jack Dizz / Boiler Room Medellín.

Cada artista maneja su propia dinámica a la hora de usar proyectos alternos. Glyn, Tyskie Bey, Sidney Reilly y Swere son algunos de los tuyos. ¿Cuál es tu criterio para manejar cada uno de ellos? En realidad, el único del que tengo más control como proyecto alternativo es Glyn, que es un proyecto solo mío. Después Tyskie Bey es un proyecto que hice como un chiste para hacer un remix (que no me gustó mucho ese remix), pero Glyn es el único proyecto alternativo que le sigue a NGLY actualmente. Los demás son colaboraciones. Glyn tiene un release pronto, del que estoy colgado en mandar el material. Saldrá en 777 Recordings.

Hablando de Swere, ¿volverás a sacar algo con Florian? Sí, tenemos ganas. Cuando nos vemos es casi siempre el tema. Pasa que las últimas veces que nos encontramos es en tours que tocamos, así que necesitamos es tiempo y un lugar donde grabar. Ahora él está en Berlín y yo en Buenos Aires; quizás él venga dentro de poco a hacer su tour por Suramérica, y puede ser una buena oportunidad para hacer música juntos. Yo la verdad quiero hacer algo con él, y sé que él también quiere hacer algo conmigo, pero bueno, se va a dar en algún momento.

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Hace poco estuviste con él de gira por Tokyo. ¿Qué tal estuvo la experiencia? ¿Qué fue lo más raro que viste? La experiencia estuvo buenísima. Estuvimos un mes. Circus Tokyo estuvo bárbaro, ahí toqué con Florian. Luego tuve otras fechas, como la de Unit, con Anthony Naples, Huerco S., Low Jack y DJ Healthy, que es un chico de allá, muy buena onda. Cosas raras, muchas. Básicamente es el país con más cosas raras que conozco. La comida, por ejemplo. Comer pulpo seco, aleta de tiburón o toda clase de bichos. Después lugares raros hay muchos también; hay venues con decoraciones extrañas, que tienen una cierta temática y la siguen hasta el final, y todo termina siendo ultra intenso. Como escena tienen mucho talento, es muy efervescente. Es una gran ciudad, una metrópolis, así que la escena es bien interesante y atractiva. Dan muchas ganas de hacer cosas allí.

Con respecto a tu live, pienso que tienes dos cosas bien valiosas: el mantener la ejecución desde la máquina, sin usar el computador; y el siempre reinventar la sesión, dejando entrever una buena cantidad de tracks inéditos. ¿Cómo está conformado tu set up actual en comparación con el de años anteriores? ¿Estás siendo más pragmático a la hora de usar menos máquinas? Sí, tal cual. Primero, para el live del Boiler sí voy a usar una compu. No soy de usar computadoras por una cuestión práctica, porque la verdad no me dan mucha seguridad al momento de tener que plantear algo. Ahora la estoy usando como un sampler; lo único que hago en ella es disparar samples y vocales, nada más que eso. Pero sí, en casi cinco años de estar de gira y tocando, la habré usado unas cinco o seis veces. Así que sí, se puede decir que no soy de usar una computadora, pero no le tengo ningún tipo de rechazo a usar una en un live. Con respecto al usar menos máquinas, cuando puedo usar más cosas y tengo la comodidad de que el lugar queda cerca de mi casa, y me puedo llevar la [Roland] SH-101, la voy a llevar. Si no, no tiene sentido, principalmente porque son instrumentos caros y se pueden dañar. Ahora mi set up es bastante reducido: son tres máquinas, un efecto y la compu. Nada más.

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¿Últimamente qué máquina te ha parecido atractiva? Ahora me interesa mucho lo de Elektron. Siento que es una compañía que está pensando mucho en el futuro. Me compré el Digitone hace poco y me parece una herramienta increíble, que recién estoy empezando a explorar. La Octatrack me encanta programarla y hacer cosas con ella. Tal vez no tenga mejor sonido, en comparación con la MPC que he usado desde siempre. De todas formas me gusta la marca y me siento cómodo usando sus cosas. Tengo cierto fetiche con eso.

¿Y por qué tener tanto material valioso archivado? ¿Por qué has decidido guardar tanta música? Porque la descarto. Soy una persona que está todo el tiempo haciendo música, descartándola al mismo tiempo. A veces hago un live y hay temas que están buenos y que podrían ser editados, pero nada, desaparecen. Quizás empiece a cambiar esa dinámica. Tracks inéditos tengo muchos, pero no me interesa publicar y ya. Prefiero tener cosas que me gusten. A veces siento que todavía no es el momento de publicar algo, y eventualmente saldrá más adelante. Son periodos.

¿Se te ha cruzado por la cabeza tener un sello propio? Sí, se me ha cruzado bastante por la cabeza, pero la verdad es que también requiere cierta madurez que no tengo. Por eso en la escena de Buenos Aires y en ciertos lugares no conecto mucho porque no me gusta estar ahí presente. Hay varias maneras de jugar ese juego, de funcionar y trabajar en esto, y la verdad es que me manejo de una manera totalmente opuesta. Yo tendría que estar sacando música constantemente, tener un sello, tener una imagen y trabajarla, y la verdad es que… no. Cuando todos van para ese lado, yo no quiero ir para ese lado. Eventualmente voy a tener un sello, pero aparte tiene que tener un sentido muy específico; no voy a tener un sello simplemente porque me da un estatus. No, para nada. Tiene que ser relevante en lo que a mí me interesa, con música que tenga sentido publicarla.

¿Cómo ves el estado actual de la escena en Buenos Aires? En Buenos Aires la cosa está quebrada, disociada, la gente se critica mucho entre sí. Tengo un grupo de amigos con los que estoy tratando de hacer algo, pero cuesta. Trato de hacer fiestas pero siento que patinan un poco. No me gusta ser crítico de cierto sector, pero la verdad es que lo intenté, al darle chances y tratar de generar algo positivo, pero no siento que esté dando frutos. Por eso creo que ya desistí. Ahora voy y hago la mía, le perdí el interés. Es como cuando vos le intentás gustar a alguien y esa persona no te da bola, bueno, es así. Durante un tiempo bastante largo intenté, no formar parte, pero ser alguien que aporta, pero se siente como que no funciona. Entonces ya fue.

Para finalizar, ¿algún productor latinoamericano que te llame la atención actualmente? Slugbug, Unfinished Portraits y varios amigos de Argentina, en Brasil está Seixlack, en Colombia están Retrograde Youth y Lust Attraction, que está haciendo sus cosas también. En Chile están los chicos de Cazeria Cazador, en otro palo, pero se respeta. Mueran Humanos, y después hay DJs en Argentina que aprecio mucho, que son mujeres, como May Mc Laren y Amapola, que es chilena pero está radicada en la Argentina.

Foto: Julián Gallo / Boiler Room Medellín.

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