Thomas Hodgson – Profesor de Etnomusicología, Departamento de Música, King's College de Londres
Acabo de escucharla por primera vez en YouTube, es 1 minuto 45 de mi vida que nunca recuperaré. No creo que haya mucho que decir sobre la canción. ¿Por qué es pegajosa? Parte de la respuesta tiene que ver con la familiaridad. Sigue una progresión básica de acordes I-IV-VI en Do mayor (Do, Fa, Do, Sol), que se podría decir que es un patrón muy común en la música pop (por ejemplo: "Twist and Shout" de The Beatles [en realidad escrito por Bert Berns y Phil Medley en 1961], “Wild Thing” de The Troggs, “Ting Tings” de The Toggs, “Mustang Sally”… etc. etc). En cuanto a la letra y la melodía, no hay mucho qué decir. Me pregunto si las letras sin sentido - el "doo doo doo doo" - apelan a ciertas audiencias precisamente porque no tienen sentido.
No necesitas un conocimiento completo del idioma para aprenderte la canción, lo que puede darle un atractivo más grande. Es decir, es una canción para niños, ¿verdad? Es una de las razones por las que ha tenido tantas reproducciones simplemente porque la dejan de fondo, o porque los niños la repiten incesantemente en iPads (en cuyo caso, pobres de los padres) Creo que debemos tener cuidado de no exagerar la importancia del recuento de reproducciones.
La música interesante suele ser interesante porque se desvía de alguna manera de lo que esperamos o nos habla de una parte de nosotros. Y esto es históricamente porque la música, como el arte y la literatura, es una respuesta humana al mundo. Con el tiempo, estoy seguro de que la IA podrá imitar estas respuestas, pero eso no es lo mismo que experimentarlas. En un nivel básico, creo que respondemos a la música porque reconocemos que fue escrita por alguien con quien podemos empatizar. ¿Podemos sentir empatía con un algoritmo?
¡Ahora voy a escuchar otra cosa en un vano intento de sacar esa canción de mi cabeza!
Elizabeth Hellmuth Margulis – Distinguida profesora y directora en Music Cognition Lab, Universidad de Arkansas
Hay algunas pruebas de que percibimos que las canciones son más atractivas cuando nos hacen bailar. Esos gestos adorables de tiburón en "Baby Shark" pueden ayudar a que la melodía se adentre en tu cerebro. Las canciones pegajosas también tienden a presentar una combinación óptima entre un atributo convencional que las hace fáciles de recordar y giros sorprendentes que las hacen distintivas.
"Baby Shark" es bastante fácil de cantar, lo que podría hacer que sea más difícil resistirse a cantarla en tu cabeza mientras la escuchas. Una vez que hayas hecho eso, es mucho más fácil que comiences a cantar automáticamente en tu cabeza sin tener que escucharla. Algunos estudios han expuesto a las personas a música pegajosa en el laboratorio y luego contaron el número de melodías pegajosas que experimentaron más tarde durante una tarea mundana. Hubieran experimentado más melodías pegajosas si hubieran bailado mientras la escuchaban.
La ciencia no tiene una fórmula precisa para una canción pegajosa, ya que la pegajosidad también depende de factores externos a las notas, por ejemplo, la frecuencia con la que una persona escucha una canción y sus hábitos generales de escucha. Las canciones pegajosas tienden a presentar una combinación óptima de sorpresa y previsibilidad, pero lo que parece predecible para cualquier oyente puede variar según los tipos de música que hayan escuchado antes.
Dr James Kellaris – compositor, músico y profesor de marketing en la Universidad de Cincinnati
Las canciones pegajosas en general tienden a tener tres características en común: simplicidad, repetición e incongruencia. "Baby Shark" es una combinación perfecta de las tres. Crear una melodía pegajosa es más arte que ciencia, pero aquellos que la crean pueden aplicar los principios de diseño conocidos de simplicidad, repetición e incongruencia. La simplicidad facilita el aprendizaje, tal vez el "sobre-aprendizaje". La repetición refuerza el aprendizaje y puede transmitir una sugerencia implícita al cerebro para continuar la repetición mentalmente, incluso después de que dejen de escuchar la canción. La incongruencia es lo que causa un "picor cognitivo". Al igual que la picadura de un mosquito mental, cuando la información es incongruente (o viola las expectativas de los oyentes), motiva el esfuerzo cognitivo para resolver la incongruencia. Este esfuerzo cognitivo implica pensar en la canción.
Spoiler Alert: la incongruencia en "Baby Shark" es que mientras que las frases musicales finales terminan generalmente en la tónica (la armonía compuesta por do-mi-sol; el acorde Do en la tecla Do) para indicar la finalidad, "Baby Shark" la frase final se apoya en la dominante (la armonía compuesta de sol-ti-re; el acorde de Sol en la tecla Do), que señala la continuación. Los detalles específicos para decidir qué tan pegajosas son: simplicidad, repetición, incongruencia y un ingrediente secreto que puedo revelar a los lectores de Noisey que me manden dinero en un sobre. Pero en realidad, ¿qué fue lo primero que aprendiste de niño: las letras del alfabeto o la melodía de la canción del alfabeto?
La repetición mental de melodías puede volverse involuntaria, similar a los pensamientos intrusivos. La teoría del proceso irónico explica que, para suprimir un pensamiento, uno debe recordar el pensamiento que quiere suprimir. Voilà - el efecto 'oso blanco'. (Si le dices a alguien que no piense en un oso blanco, cuanto más se esfuerzan, más piensan en un oso blanco). Pero la mejor estrategia para deshacerse de una melodía pegajosa puede depender de la razón por la cual la canción se quedó en tu cabeza. Por ejemplo, si traes atorada una canción porque la has escuchado muchas veces, tal vez dejar de escucharla o reducir las veces que las escuchas podría ayudar. Si traes pegada una canción porque no puedes recordar la letra, busca la letra y cántala completa, eso podría ayudar.
Entonces, ¿cuál es la conclusión? Los tres están de acuerdo con que depende de la repetición, la simplicidad y algo ligeramente inesperado o "incongruente", como lo expresa el Dr. Kellaris. Pero también está la conclusión menos complicada. "Baby Shark" tiene estos tres criterios, y probablemente esa sea la razón por la que no puedo dejar de escucharla, pero también la razón por la que me da miedo cada vez que lo hago. Es demasiado simple y demasiado perfecta. Es un alivio escuchar al profesor Margulis decir que la ciencia no tiene una respuesta definitiva a lo que hace que una canción sea "pegajosa". Obviamente hay rasgos comunes en las canciones pegajosas, pero siempre habrá una belleza indefinible en la música que amamos que nos mantiene a la escucha y eso es algo hermoso.Encuentra a Patrick en Twitter.¡Creo que ya compartí toda la sabiduría que pude! Fue divertido…