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Música

Vorágine: Hardcore punk y un festejo popular

Stoic Violence tocó en Colima y estuvimos ahí para reseñarlo.

Hace mucho calor. En la obscuridad comienza a percibirse el olor a sudor mezclado con humo de cigarrillos mientras Brandon Hutchins se desgañita, furioso, cantando las letras de “Fight Them All”. Los californianos Stoic Violence tocan en Casa de la Lengua, pero da más la pinta de que estamos en un agujero en medio de la nada. Quizá sólo sea la música, que remite a escenas de mucho cabreo y mugre.

O quizá sí lo estamos, porque afuera, no muy lejos, están retratando a un travestido que al día siguiente será la comidilla en las redes sociales porque muestra sus tetas falsas en La Cabalgata de la Gasolina. Es un tradicional desfile que en sus inicios fue una celebración a San Felipe de Jesús, santo de los terremotos; luego pasó a ser la celebración de los taxistas que en su momento decidieron desfilar vestidos de mujer (no sabemos dar una razón auténtica de por qué), y en la que ahora parece haberse sumado (¿o será adueñado?) la comunidad homosexual.

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Como sea, año con año, casi todo Colima lo presencia. Consiste en hacer el recorrido en autos y/o caballos desde el centro de Colima hasta la Plaza de Toros La Petatera entre anuncios publicitarios, música banda, mierda de caballo, litros de cerveza, sangre de toros y uno que otro detenido. Es una jornada más de las fiestas de Villa de Álvarez, una tradición que enorgullece tanto al edil municipal Enrique Rojas, que para este año mandó hacer unas estatuas que costaron 2,9 millones de pesos. Exclusivamente en material, porque el escultor que las hizo no cobró nada.

-¡Por eso estamos como estamos!, ¡Miralos ahí, pisteando como enajenados en la pinche calle! – exclamó El Chino, señalando a familias enteras que estaban postradas en camionetas de carga. Esperábamos avanzar en el tránsito para llegar a Villa de Álvarez. Él estaba muy estresado porque al regresar de Zacualpan se nos pegaron unos personajes extraños con aspecto de trabajadores del campo, que bien pudieron matarnos con un martillo para picar piedras. Bebían alcohol de caña, y lo único congruente que se entendía en su desarticulada plática, giraba en torno a thinner, prostitutas, foco y cholos. Querían ir a la feria que está cerca de La Petatera, y no iban a aceptar un No por respuesta.

Luego de un episodio tenso, los botamos en un crucero cercano a la feria. Llegamos tarde a la proyección del documental We Don’t Need You: Herstory of the Riot Grrrl, que parece, va sobre el posicionamiento de las mujeres en el punk, con bandas como Bikini Kill y Bratmovile como protagonistas.

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Llegamos a los créditos finales y al inicio de un quórum entre el público, mujeres en su mayoría, donde se discutieron temas como el feminismo, el hembrismo y la equidad de género en el ámbito local de los shows de punk. “Es molesto que no puedas entrar al slam sin salir manoseada, o que te conozcan como “La novia de…”, comentó Abril, quien minutos más tarde cantaría con Rosa Gloria Chagoyán, las banda encargada de abrir el show.

Después se verá si se llegó a un acuerdo o no. Siempre es saludable discutir asuntos como estos, pero aquí lo que nos compete es hablar del show que hubo, porque parece que ya nos desviamos mucho del tema.

Lamentablemente esta noche de miércoles no fue la mejor actuación de Rosa Gloria Chagoyán. Los gritos de Abril sencillamente se perdían entre el estruendo de la guitarra de Cochón y los madrazos que Punki le asestó a la batería. Fue apenas la segunda presentación de la banda y hay muchos detalles por mejorar, como la ecualización. Otro detalle negativo fue que accidentalmente una guitarra golpeó a Abril en el pómulo derecho.

No me gusta tener que hablar de bandas de covers porque pareciera que ni se toman el atrevimiento de proponer algo, por muy malo que sea. Sin embargo, y en un contexto como este, en el que Ramones es una banda que jamás se reunirá básicamente porque están muertos y no quedan más integrantes que los bateristas Marky y Tommy, no hay otro modo de escuchar en vivo un tema como “Blitzkrieg Bop”. Gass Clásico hizo que la audiencia recordara un entorno y una época que jamás vivió. Por lo demás, sonó “Vahos del ayer” de Flema y “Ya no sos igual” de 2 Minutos, entre otros temas. Eso sí, todos a coro unísono de los presentes.

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Para entonces ya habían llegado los Stoic Violence. Quizá fue la limitante del lenguaje, pero el quinteto de Long Beach parecía muy adusto para relacionarse con la gente. Sólo el baterista Jimmy McLarty se veía entusiasmado, agitando los brazos y compartiendo latas de cerveza de su six pack a quien cruzara palabras con él.

Después del show, cuando pretendí entrevistarlo sobre la gira que además de Colima los llevó a Querétaro, Monterrey, León, DF y Guadalajara, el jovial Chaba, también celebridad de la escena subterránea porque se aparece en todos lados para tomar fotos, robó su atención diciéndole que en Colima siempre agarran a uno de las bandas foráneas para hacerle un bukkake. El resto de la banda estaba guarecida en su vagoneta.

Como decía al inicio, cuando Stoic Violence tocaba, hacía mucho calor. Se supone que todavía es invierno, pero ya comienza otra vez el calor y la humedad infernal, y con ello los olores. Todos y todas estábamos apretadísimos, y entre que los empujaban y los cargaban, yo no pude distinguir al bajista Kevin que estaba en frente de mí.

Fue en algún momento, quizá durante “Wretched Existence” o “What I See”, que uno de los que nadaban entre la gente golpeó con el pie el foco de la Sala de Lectura Iván Illych. Todo quedó a media luz por escasos segundos. Fue cuando más presente estuvo la mugre y el cabreo en la psique, a un ritmo duro y pausado. El resto del set de treinta minutos de los californianos transcurrió a obscuras.

El gran final de la presentación lo puso McLarty cuando se lanzó desde la batería a las, quizá, cincuenta personas que vieron a Stoic Violence en Colima. No se sabe quién se reintegró después a la sociedad en la cabalgata para seguir la fiesta; seguramente pocos, pero ya era la media noche y El chino decía que tenía que madrugar al día siguiente.