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Música

Tale of Us, el dulce adormecimiento de Goldfrapp

No sería mala idea en comenzar a pensar en un contundente “Greatest Hits” para levantar su inconsistente propuesta.

A estas alturas, el dúo compuesto por Alison Goldfrapp y su comparsa creativo, Will Gregory, sólo da vueltas de tuerca en su sonido en dos vías: o genera paisajes melancólicos y orquestados con un matiz preciosista, o enciende la pista con ese ritmo disco ochentero lleno de lentejuelas y loquera. En trece años no ha cambiado mucho en realidad, y los dotes sexuales y amistosamente pervertidos de Goldfrapp siempre han sido bien recibidos, sobre todo por el público gay-fashion antrero.

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De la misma manera que el comparativo con Björk dividió a su público en dos (entre los que la ven como una artista de media tabla para abajo y los que la perciben como una sucesora discreta de Madonna), el nuevo disco de Goldfrapp mantendrá el status quo de una cantante que si bien cuida bastante sus producciones, a estas alturas ya suena gastada y poco sustanciosa.

En Tales of Us pretende una suerte de álbum conceptual en la que se concentra en contar historias -tal vez los fans de Felt Mountain y del Seventh Tree (2008) lo agradezcan mucho)-, enfocadas en un personaje central; casi todos los diez tracks que componen el disco tienen nombre de mujer (“Anabel”, “Simone”, “Laurel”, “Drew”) y todas nos llevan entre caballos, fantasías y paisajes grises boscosos, que han sido la marca de Goldfrapp desde sus inicios.

Para los fans de hueso colorado, esos que aplauden de forma desmedida el desequilibrado Supernature (2005), Tales of Us pasará como un disco grande de la inglesa, poniéndolo a la altura del Felt Mountain o Black Cherry (2003), y asegurando que Goldfrapp ha regresado a su sonido inicial.

Sin embargo, Tale of Us no es más que un repaso más por la tibieza y fantasía gastada a la que Alison y Will nos tienen acostumbrados, con ese dejo de planeación extrema y poca frescura que perdieron desde su segundo disco. No es que Tale of Us sea un disco malo u olvidable, sino que Goldfrapp parece no tener un horizonte de experimentación más allá de los pianos dulces, las voces dramáticas y los paisajes de ensueño que van aburriendo con cada corte. Es difícil seguirle el ritmo a Alison a estas alturas del partido, y no somos pocos los que creemos en que Goldfrapp no ha hecho nada tan sólido desde su hit “Hapiness”.

Para quien sepa parar oreja, sabrá detectar hasta qué punto Goldfrapp dejó de brillar y comenzó a llevar su personalidad de diva sobrada a la parsimonia sonora. En ese sentido, Tale of Us es una línea que termina por cerrar el círculo de lo que a Goldfrapp le hubiera gustado ser, quizás con un mediano ápice de decoro. No sería mala idea en comenzar a pensar en un contundente “Greatest Hits” para levantar su inconsistente propuesta, aunque, ¡chin!, ya sacó The Singles el año pasado y tampoco causó una gran aceptación del todo, eso debería darnos una pista.

Quizás un acústico o una selección de los mejores remixes que le hayan hecho podría ser un grito desesperado, pero funcionaría más que ese bostezo que se gesta de a poco en Tale of Us. Hay un hibrido de factores por los que Goldfrapp no llegó a ser la gran cantante que muchos vieron en ella a principios de la década, la sobrevaloración por parte de su público bailoso puede ser uno de ellos. La fama de parca y sangrona segura de sí, que tiene Alison parece estar más constante que nunca, y ahí donde la gente ve a una cantante única, firme y refinada, puede que se encuentre una tremenda equis con un buen productor detrás, como pilar de un edificio que parece sostenerse por mera buena voluntad de los nuevos nostálgicos de vanguardia.