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Música

Me Caga Cantar En Inglés

Con la fuerza telúrica de esos berrinches que sólo se detienen con un cubetazo de agua fría es que tocó No Somos Marineros en el Imperial.

Fotografía: @heytuk

Pensé que era miércoles y salí a buscar pizza. Me gusta salir los miércoles porque circulan los mismos necios a los que les gusta embrutecerse los domingos. Escuché que No Somos Marineros iba a tocar en el Imperial. Ese lugar tiene pizza cerca. Iba sola y decidí aparecerme ahí. No se veía gente afuera. Cuando entré me di cuenta de que era martes. Ni modo. Hoy me aseguré de que la hora y la fecha de la cita fueran correctas. Me informé un poco y supe que el motivo del show era por el aniversario del Mercado Negro de Ibero 90.9. “No garantizamos la fama” o algo así dicen en el promo. Ya estaba advertida.

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Sin mucho alboroto, se treparon los Run Golden Boys. Tocaron una música melosa pero con su debida oscuridad. En una escala entre Austin TV y Explosions In The Sky están en la etapa #1 del pañal entrenador. Tienen una rola que se llama “My first college lesbian lover” que de repente podría colarse como el outro del Holy Fire de los Foals, pero de repente no tanto. Mientras me tragaba los hielos que quedaban en el vaso pensé que necesitan unos años más de añejamiento en las barricas del post-rock ―luego también pensé que ahora a todo le dicen post-rock.

Fotografía: Daniel Patlán

Después de un rato empezó a llegar más gente. La mayoría eran niños con lentes de pasta y cámaras. Cuando toca la banda nueva de la cuadra los lugares se llenan de fotógrafos de blogs. Se abrió de nuevo ese telón cochino del Imperial y se dejó venir el berrinche de No Somos Marineros. Se arrancaron con una tormenta de sonidos que de pronto se convertían en un llanto largo y después en un suspiro pausado, como cuando alguien toma aire antes de volver a sacar un alarido screamo a la mitad del escándalo. No debería decir que son unos pinches emos ―uno de ellos traía una playera de Pantera- pero son unos pinches emos y están padres. Dijeron algo sobre cachorros y “picsa” y nos hundieron otra vez en una lluvia de lloriqueos disonantes. Todos los integrantes tienen su micrófono para gritonear duro pero de lejitos, como si a veces no quisieran que se entienda lo que dicen. Dejan que las palabras se pierdan entre las capas de sonido, como un instrumento ronco y agudo.

Con la fuerza telúrica de esos berrinches que sólo se detienen con un cubetazo de agua fría, tocaron el resto de su setlist. Llegaron al final con la canción que abre su Demo Juvenil y que probablemente pase a la historia como esa rola que dice: “me caga cantar en inglés”. Con esa se ganaron mi corazón. No Somos Marineros nos embarró en la cara que pueden decir lo que se les dé la gana mientras suene. No está mal. Me gusta la idea de pensar en la música como un todo. Descontextualizar las palabras luego tiende a la sobreinterpretación. Por eso existen los loquitos que escarban la basura doméstica de Bob Dylan con la esperanza de encontrar pistas que justifiquen sus teorías de conspiración. Da igual.

De todas formas, yo sólo vine por la “picsa”.