Tenemos una noticia para ustedes, adolescentes malotes del internet: sin importar cuánto odio derramen por las redes sociales, si un actor y una cantante quieren casarse, divorciarse, ponerse el cuerno o tener bebés, no hay nada en este mundo que puedan hacer.

O tal vez sí, tal vez (si le dieran un mejor uso al internet) podrían cumplir su sueño de ver a sus estrellas favoritas de la pantalla grande o la música esparciendo su genética hollywoodense en lugar de estar aventando tuits extremadamente ridículos.

Hay una aplicación para hacer bebés, muchachos: lo único que tienen que hacer es insertar la jeta de sus amores platónicos para saber cómo se vería físicamente esa consagración de amor. Nosotros ya jugamos. Pusimos a nuestras personas famosas favoritas juntas y les enjaretamos bebés hechos a través de pixeles.

Imaginen todo lo que esta niña podría lograr en el mundo del espectáculo. Tal vez el próximo libro de Stephenie Meyer podría ser sobre vampiros que cantan y bailan en la secundaria. Algo así como una versión mejorada de High School Musical. Un largometraje musical con sangre, sexo y pieles florecentes.

El nombre de esta criatura divina derivaría seguramente de algún nombre real de la cultura rastafari. Tendría un diplomado un forjar los mejores blunts de la historia y las puertas completamente abiertas del mundo de las películas. Podría ser director de reality shows o documentales sobre marihuana.

Un hombre con nalgas domina al universo. Un hombre con actitud derrite a cualquiera. Un hombre con nalgas y actitud sería posiblemente una de las mejores creaciones de este siglo.

Una niña muy poco agraciada pero con una capacidad mental amplia. Podría ser una fisicoculturista con reflejos ninja que dedica en sus tiempos libres a alguna expresión artística bastante ridícula. También podría convertirse en una versión mejorada de Lady Gaga, un poco más rock y menos estrafalaria.

El imperio de las películas porno tendrían una nueva reina. Seguramente su nombre artístico sería “Sugar” y para divertirse usaría dildos decorados por su madre. Nunca en la historia de lo pornografía ha habido tanto color como el que esta posible cría podría inyectarle al mundo.

Porque, aunque James lo niegue, seguramente sí se la dio. Este niño vendría al mundo a restregarnos todo el dinero que sus padres han ganado para él. Una vida de excesos, contratos con Disney y una muerte segura antes de los 27. Un completo bueno para nada que todas las revistas de chismes amarían.