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Música

Locomia: la locura española que cautivó a la América Latina machista

Locomia era mucho más Visage que Gloria Estefan, aunque su música sea mucho menos recordada que su look de "los putos esos con las camisas de olanes y los zapatos de pico", como diría mi papá.

Estamos a principios de los ochenta. Cinco estudiantes de moda unieron fuerzas en el calor español para formar un proyecto que al día de hoy es sujeto de leyenda: Locomia, or Loco Mia, idea que al principio se presentaba como un colectivo de moda pero que terminó por afamarse por sus producciones musicales. Su sonido insignia fusionaba elementos latinos con sintetizadores oscuros, propios de los New Romantics. Pero no hay que equivocarse: Locomia era mucho más Visage que Gloria Estefan, aunque su música sea mucho menos recordada que su look de "los putos esos con las camisas de olanes y los zapatos de pico", como diría mi papá.

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El hecho de que Locomia fuera exitoso en España y otras partes de Europa no debe sorprender a nadie. A final de cuentas, el Viejo Continente es el lugar en donde han nacido mucha de las propuestas más afeminadas, fashion y excéntricas en la historia de la música (Klaus Nomi, David Bowie, Miguel Bosé). Pero en América Latina, en donde las modas del Primer Mundo tardan años en llegar, el éxito de Locomia fue tan extraño como muchos de los vestuarios del grupo.

A diferencia de Menudo, los New Kids on the Block o Take That —o cualquier grupo de esos—, Locomia no fue una cosa montada por un productor de disquera deseando sacar millones. Su estrategia, si es que seguían alguna, era hacer exactamente lo contrario a lo que hacía uno de estos grupos: en vez de resaltar su belleza masculina, usaban maquillaje, vestidos extrañísimos, y abanicos (que se convirtieron en su rúbrica) mientras veían afeminadamente a las cámaras. Los adultos conservadores de América Latina (es decir, los adultos latinoamericanos) se confundían con estos señores, pero los adolescentes latinos terminaron encantados.

Una de las cosas más interesantes de Locomia —y un detalle que nadie atiende— es la calidad de su música. Más allá de su innegable estética "camp", Taiyo, su álbum debut de 1989, tiene cosas que podrían fácilmente caber en una recopilación de 4AD. En "Noche de embrujo", por ejemplo, varias melodías del Medio Oriente pulsan sobre un TB-303, justo cuando un kit de percusiones industrial llega para quedarse. "Taiyo", la canción, usa toms pesados, voces juguetonas y una estructura perfectamente pop, embelezada con el uso de samples y una actitud sin lugar a dudas extraña. Sus canciones más conocidas, "Locomia" y "Rumba, Samba, Mambo", son también parte de este debut impresionante.

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Pensándolo bien, Locomia sí tenía algo en común con Menudo: sustituyeron a varios de la agrupación. A diferencia de la boy band latina, a nadie lo corrían al cumplir los quince años, pero todos, salvo Xavier Font, fueron saliendo poco a poco de la agrupación para ser reemplazaos por alguien más. Con esto decepcionaron a muchos fans, como se decepcionaron cuando sacaron su segundo disco, Locovox (1991), donde "suavizaron" su sonido e imagen (algunos le llaman "madurez") y alejaron a su público más leal. Además, Locovox fue un asunto mucho más comercial, pulido, limpio e insportable. Vendió bien, eso sí, y el grupo se concentró en su mercado latino.

Party Time, el último disco de la agrupación, fue lanzado en 1992. Es su obra más ignorada, pero también la más interesante, claramente influenciada por el tecno de los 90. El grupo reemplazó las baladas de Lovocox (como "Niña") y empezaron a tirar puro número duro, sabroso para el baile, lleno de coqueteos sexuales (el single principal llevaba por título "Te lo voy a dar") y ánimos de fiesta enloquecida. Pero entonces, por disputas legales entre el manager y el grupo, Locomia desapareció.

A finales de los noventa, Font ganó la batalla legal en contra de José. La ley falló a favor del músico y cantante, aunque los intentos que éste hizo para revivir a Locomia fracasaron totalmente, aunque uno de sus integrantes, Fransesc Picas, lanzó "Bendición", un clásico de culto entre los fanáticos españoles. De lo demás, Locomia en principio todavía existe, pero son considerados ya un chiste, porque los integrantes originales ya no están. Hacen música muy ordinaria de EDM que suena en clubs gay de Europa. No mucho más.

Porque Locomia apareció cuando muy pocos artistas retaban la "normalidad" del pop iberoamericano —pensemos en Juan Gabriel y Alaska & Dinarama, no más—, sigue siendo un proyecto recordado por la extravagancia y la subversión. Muchas veces sucede que esas cosas se disipan con el pasar de los años, pero es muy interesante cómo, para Locomia, esto no es así: sigue sorprendiendo mucho que hayan sido exitosos, tan exitosos, y no queda más que, años más tarde, seguir descifrando esa locura tan divertida, extraña e innovadora.

Oooh – oah, oah.