FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Él es Balthazar Hernández, "El Muertho" de Tijuana

No te tiene que gustar, pero como dice El Muertho: ‘Es la neta del planeta.’

Pasé todo este año negando invitaciones a tocadas donde se presentaba El Muertho, no por falta de interés, pero tampoco me moría (lo siento) de ganas. Como toda gran historia, esta comenzó en el internet; a pesar de que El Muertho lleva un par de años taloneando en las calles de Tijuana, no fue hasta que apareció en un video de Youtube que entró al radar de los hipsters locales. Hoy lo invitan a pool parties, bares fresones, tocadas y cuanto evento escenoso se puedan imaginar. Como buen cínico, llegué a pensar que estos eventos no eran más que descontextualizaciones pretenciosas de las cuales no quería formar parte. Si llegaba a encontrarme a El Muertho en la calle, pues chido.

Publicidad

Pero no fue así. Lo vi por primera vez portando el mismo atuendo metalero de sus fotos y videos (se dice que nunca sale de personaje), caminando por la Cineteca en el estreno de Navajazo, una película local. A lo largo del cuasi-documental de Ricardo Silva, El Muertho tiene una serie de intervenciones musicales que preceden algunas escenas, y ahí escuché por primera vez su trip con atención: “Antes tenía un carro, estaba bien parado/Tenía un buen trabajo, mi esposa y dos muchachos/Pero me hice malo, se me metió el Diablo”, acompañado de un beat preset y unos acordes tenebrosos. El Muertho se presenta cruzando la calle de la frontera, al lado del aeropuerto frente a un público de migrantes y skinheads.

Este tipo de narrativa lírica comparable a la de Daniel Johnston me hizo comprender un poco mejor la atracción de El Muertho, en mi mente dejó de ser la cura de 'el papá de Dani Shivers', e inmediatamente le insistí a mi amiga Anna Bon de pasarme una copia de su disco debut (¿?): Maldita Gastritis…y otras 17. A pesar de no tener título en iTunes, cada canción tiene un mensaje claro: “Si tu novia no te da, mándala a volar” y “Te ofreceré un quinientón, pa’ que me des todito hoy” son llamados a acabar con el mochismo, mientras “Eoeoeoeoe, creo que me suicidaré” y “No quiero morirme triste y amargado/Quiero despedirme con un rock pesado” contrastan como las emociones de un artista torturado.

Publicidad

Escuchando su disco en compañía de otra gente, surge la pregunta inevitable: ¿te gusta esto?. Me hace reír, me hace tripear, en pocas palabras, sí, sin pena. A pesar de ser disonante y repetitivo, la autenticidad de su cura es innegable. En línea encuentras videos, entrevistas y artículos (incluyendo uno en donde dice que le aterra la idea de salir en Vice ) que te dan una idea medio clara de quién este músico callejero, pero para disipar mis dudas decidí hablar con él; a fin de cuentas sabía dónde encontrarlo.

Balthazar Hernández ha muerto, y en su lugar deja un hombre mayor, alto, lúgubre, que camina solo por la vida portando un teclado y predicando su propia palabra en forma de synthpop gótico. El Muertho apareció un día en el parque Teniente Guerrero en el centro de la ciudad. El espacio público frecuentado por familias, ancianos, parejas y heroinómanos ahora tiene como banda sonora canciones como "Satánica" y "Trauma Virginal", himnos en son de rock que El Muertho canta a tan solo unos metros de la catedral.

Era víspera de Halloween, y en el parque ya podías ver perros disfrazados de vaqueros y niños con capas de Batman. El Muertho comparte este escenario todos los días con cantantes de karaoke, algo así como 3 canciones cada quien. Luego de sus mini-conciertos pasan el sombrero; en el caso de El Muertho pasa la calabaza de plástico para que cooperemos los espectadores. En cuanto se acercó a mí le pregunté por una copia física de su disco. Me dio un CD quemado con el título en plumón: Satánica y otras más… estas eran otras 17 canciones diferentes al que ya había escuchado.

Publicidad

M: Llevo unos dos años dándole, hasta que me censuraron los del parque en abril, pero ya nos arreglamos, todo bien.

J: Y antes de esto, ¿te dedicabas a la música?

M: Tocaba la guitarra en las iglesias evangélicas, "Jerusalén, qué bonita eres", ya te la sabes. A lo mejor tú pasaste por lo mismo.

J: Hace mucho contraste tu look metalero con tu música, que es más pop y electrónica. ¿A qué se debe?

M: Es parte de mi loquera, pues. No está nada más en una etiqueta, en una tendencia, todo los seres humanos somos así, sorpresivos, con contrastes. Igual a veces me entra lo apocalíptico, pero me gusta tocar todos los temas posibles, temas que me han frustrado. El sexo, por ejemplo, me frustró. Yo me acuerdo de haberlo querido desde lo 5 años. Nadie habla sobre los derechos sexuales de los niños.

J: La iglesia, me imagino, es un tema importante para ti.

M: Pues tengo un amigo que ya pasó a mejor vida, y pues nos corrieron de la iglesia, entonces hicimos una nueva en la que los gays y las lesbianas y todos los que han sido marginados sean bienvenidos. Empezamos como una nueva religión, con nuevos mandamientos.

J: Y si se puede saber, ¿por qué los corrieron de la iglesia?

M: Empecé a criticar a los hombres Bíblicos, los pastores son una bola de payasos y Pablo es quien creó la doctrina de sujetarse a los pastores. Entonces vi que los apóstoles y toda esta bola de insensatos estorban el mensaje de Cristo. Y quitándolos de ahí el mensaje queda más claro.

Publicidad

J: Se puede decir que predicas, a tu manera.

M: Primero lo espiritual, el mensaje, y al final el dinero.

J: Noto que hay mucho humor en tu música. Puedes estar cantando de algo que impacte y en la misma canción estar buscando la risa.

M: Es algo que aprendí hace mucho, el meterle cura a las cosas es importante porque luego puedo estar hablando del suicidio y todos se ponen bien tensos. Pero si empiezas a agarrar cura, a buscar las sonrisas el mensaje se queda más en el corazón. Para no ponernos tan dramáticos.

J: Y esta popularidad que ha ido creciendo en internet, ¿cómo te ha afectado?

M: A mí todo lo de las computadoras me da flojera, un morro abrió una página de facebook pero no soy yo, para hacer polémica. Pero ya tengo que hacer algo y moverle a esa página, aprovechar que se están dando las cosas. La gente me cotorrea y me busca, y pues es mi mero mole. Para eso estoy.

Al día siguiente El Muertho se iba a presentar en dos eventos de Halloween: el primero en una fiesta privada y el segundo en un bar que no se decide entre ser fresa, buchón o hip. Con el propósito de escuchar un set completo, y ver cómo lo recibe un público de jóvenes que no saben apreciar nada por el severo D.D.A. que les causa las redes sociales, me puse mi disfraz y me dirigí al evento la noche siguiente.

El lugar estaba atascado de chicas disfrazadas de slutty-lo-que-sea y vatos tratando de ligar con ellas. Típica Noche de Brujas. Antes de que comenzara su set Batlthazar me puse a cotorrear con gente que conocía para ver si sabían lo que estaban a punto de escuchar. Había mucha expectativa. Entre la gente surgió el comentario: “Está bien chistoso que no se da cuenta que nos reímos de él.”

Publicidad

Este comentario me hizo mucho ruido. Mucha gente ve a El Muertho por el factor morbo: no tiene una buena voz, no tiene composiciones elaboradas. Pero lo que tiene es presencia. Eso relució cuando tomó el escenario y cautivó a la mayoría de la gente. Definitivamente Halloween es su noche.

Foto cortersía de Stab The Bear

No terminé de comprender de donde viene y por qué hace lo que hace, pero logré apreciar la honestidad de su show. Se ganó un fan. Como muchos interesados en la música mexicana, la onda es apoyar actos DIY. Y Balthazar es uno de los artistas más DIY que puedes encontrar.

Su música definitivamente es un gusto adquirido que tiene que apreciarse sin pretensión algunal Los esnobs y la gente seria dirán que es un loco goth sin talento, pero los estándares están cambiando, y para algunos de nosotros la artesanía de la música de El Muertho simplemente es más interesante que las payasadas de Kanye West o las nalgas de Miley Cyrus.

No te tiene que gustar, pero como dice El Muertho: ‘Es la neta del planeta.’