Kyle M. Evans: tecnología obsoleta para hacer noise del más contemporáneo

Kyle M. Evans se graduó del Chicago Art Institute, donde empezó a hacer arte con tecnología de una manera poco ortodoxa. En Chicago le llaman “dirty new media art”, algo así como arte en nuevos soportes versión sucia. Esto implica explorar fuera del contexto de lo que hacen los artistas que trabajan con tecnologías nuevas, que estructuralmente se casan con la idea de la perfección en la tecnología. Objetos impecables, de un diseño limpio e infalible. Como el iPhone, por ejemplo. Kyle trabaja con lo contrario. Su medio es la parte de la tecnología que hace evidente las imperfecciones de la máquina. Tecnología que fue abandonada porque se volvió obsoleta con la aparición de la nueva. Estas herramientas le sirven para usar más el ruido que la señal en el proceso. De ahí viene lo de “dirty”.

En sus instalaciones hay dos elementos estéticos que le gusta cuidar: el ruido y el efecto visual de sus piezas. En su proyecto de/Rastra, donde usa una televisión de esas que existían antes de que todo el mundo empezara a reemplazarlas por plasmas más inteligentes que el promedio de la población mundial, se enfrentó con la dificultad de encontrar combinaciones que generaran un sonido y un visual interesante. Quería que se viera lo que se estaba escuchando. Un sonido complejo e interesante puede resultar en visuales ruidosos que no generen una relación perceptible entre una cosa y otra. Por eso, en la pieza, los resultados visuales están compuestos por fuentes y sonidos fundamentales como las ondas de seno, ondas de pulso y ruido blanco. Estos elementos hacen más evidente la asociación entre sonido y respuesta visual.

Kyle prefiere los objetos que se puedan destripar para usar todas sus partes y construir cosas distintas. Eso fue lo que le permitió controlar una televisión vieja con una computadora para de/Rastra. Ese tipo de tecnología, la de la tele análoga, está diseñada para recibir cualquier señal electrónica que se le mande. Con las televisiones digitales no se puede hacer eso. Si reciben una señal experimental se apagan por completo y advierten que hay un error. Pintan dedo con la grosería intransigente de la pantalla azul y las letritas burlonas que señalan lo obvio: “no signal”. Los dispositivos viejos son más dóciles en ese sentido. Y por supuesto que hay algo de nostalgia en eso. Explorar con objetos de procesos análogos tiene algún sentimentalismo con el que todo el mundo se puede relacionar pero no terminamos de entender todavía.

Tiene un proyecto de título Cracked Ray Tube, en colaboración con James Connolly, otro artista de la escuela de arte de Chicago. Kyle trabaja con teles viejas y James con monitores de computadoras viejas. La idea es usar la deconstrucción de la imagen en la pantalla para construir algo nuevo. Ese momento en el que se empieza a perder la imagen de la televisión cuando está lloviendo es la que usan para generar un lenguaje distinto. El sistema que inventaron para moldear la imagen está basado en el Wobbulator, un instrumento que inventó Nam June Paik que usa imanes para manipular la señal en la televisión. Pueden verlo aquí abajo.

Cracked Ray Tube está muy ligado a la escena del noise en Chicago. De una manera violenta intentan darle un nuevo uso a esta tecnología obsoleta y abandonada, pero completamente dócil y amable para su reconstrucción. En este sentido, la reutilización de objetos abandonados se acerca al principio de la escena punk DIY en Estados Unidos de los 90. Una suerte de violencia que más bien se traduce en energía constructiva. La pieza es, en realidad, un performance. No hay nada programado previamente. James y Kyle controlan en vivo todo lo que pasa durante la instalación. Aquí abajo pueden ver una de sus versiones.

Cuando me topé con el trabajo de Evans fue por sus proyectos de sintetizadores caseros. Uno de ellos es una fiesta de luces en un frasco de mermelada que hace unos ruidos increíbles y además está a la venta en Ebay.

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