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Música

El terrible legado de los Libertines

ESTARÍAMOS MEJOR SI VIVIÉRAMOS DEBAJO DE UN MUELLE DILAPIDADO CON PETE DOHERTY Y ALGUNAS JERINGAS OXIDADAS.

Como seguro ya sabes, esta semana es el décimo aniversario de uno de los momentos más influyentes de nuestra historia. No, no estoy hablando del arresto de Slobodan Milošević's por crímenes de guerra ni del accidente del Selby; esas cosas pasaron en 2001. Estoy hablando del estreno de álbum debut de The Libertines, Up The Bracket.

Por lo general no nos gusta revolcarnos en la basura de cosas muertas ni sumergirnos en el pasado (somos personas ocupadas, no nos gusta tomar en Camden). Pero en este caso, es interesante hacer una comparación, porque en 2002, igual que ahora, la juventud británica era un mierda. Para Mumford, véase Travis. Para Skrillex, véase Bizkit. Para Sheeran, véase Damien Rice, si le cortas el pito y se lo metes en la boca para que se vea más gordo y no pueda hablar bien. La última vez que una guitarra inglesa impresionó al público fue con "Buck Rogers". My Vitriol acababa de separarse. La ciudad veía la caballería en Shires, y encontró sólo a Kid Galahad.

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Antes de los Libs, una banda como JJ72 era tan grande como SBTRKT lo es ahora, y el único requisito para alcanzar ese nivel de caché cultural eran un par de Hush Puppies, un suave acento regional y un poco de humildad. Después llegó Up The Bracket y todos se vestían como personajes de Mean Streets y hablaban como si estuvieran en Steptoe & Son. Las sudaderas excesivamente grandes fueron remplazadas por pantalones ajustados, y la gente te prestaba A Picture Of Dorian Gray antes que darte el link a una página sobre las atrocidades secretas del gobierno estadunidense. Salir volvía a ser divertido, los niños se volaban la escuela para tatuarse “Bilo” en la muñeca, y cuando hablabas con todos tus nuevos amigos después de su toquín, querían sentarse a escribir poesía en lugar de ponerse a ver Jackass por enésima vez.

Pero en estos diez años ha corrido mucho gin, té, sangre y heroína bajo el puente; si eras un hombre joven en aquellos tiempos, entonces ya superaste esa etapa o eres Ronnie Joice, y si eras una de esas chicas que salía con alguien de la banda, entonces tienes 23. Pero muchas madres se quedaron igual; para ser honesto, estaríamos mejor si viviéramos debajo de un muelle dilapidado con Pete Doherty, algunas jeringas oxidadas y el fantasma de Wolfman. (Ese güey está muerto, ¿cierto?)

PERSONAS QUE TODAVÍA USAN LA CHAMARRA
Me pregunto si cuando Pete y Carl decidieron reapropiarse de esta pieza de historia imperial, sabían que algún día se usaría únicamente por turistas españoles. Es fácil entender lo que querían lograr, ese look de Michael Caine en Zulu; rudo, excéntrico, agudo, y orgullosamente inglés. Eso salió por la ventana en cuanto varios de sus fans encontraron las suyas, y se convirtió en una especie de afirmación indie, para remplazar esa sudadera vieja y apestosa de KoЯn en el armario. En las noches de nostalgia del futuro, esta será la vestimenta preferida por lo hombres a quienes los trajes disco, favorecidos por los treintones nostálgicos de hoy, les parecen la cosa más bizarra del mundo, mientras corren detrás de sus esposas en llanto, y sus hebillas enormes se revientan por la presión de su obesidad.

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HABLAR COMO LIMPIADOR DE CHIMENEAS
Pete y Carl tienen todo el derecho a hablar como si hubieran nacido dentro de las campanas de St. Mary-le-Bow. Pero eso está bien, muchas personas actúan así. El problema no es hablar como alguien de Stepney cuando en realidad eres de Sutton Coldfield, el problema es hablar como alguien de Stepney en 1897.

Por alguna razón, los fans de los Libertines parecen decididos a llevar el lenguaje hacia atrás; si alguien te tiraba la cerveza durante uno de sus eventos, era probable que se disculparan con ‘lord’. Quizá era sólo una respuesta a la extraña juerga del nu-metal y el garage, pero estamos en el 2012, ya pasó el garage, y no hace falta seguir hablando así.

SOMBREROS DE MIERDA
¿Ubicas cuando el maestro de educación física se sienta en los hombros de su novio y baila al ritmo de una balada de Paolo Nutini en el festival Isle of Wight? ¿Ubicas que ambos suelen traer estos horribles sombreros de paja que compraron en el lugar? Bien, pues ese horrible look pastoral tiene su génesis en las casas hipsters de crack a principios de siglo en el este de Londres.

También está el tema del sombreo Trilby, el cual nunca debe ser usado por una mujer, bajo ninguna circunstancia. En especial si trabaja en relaciones públicas para una compañía de bebidas energéticas, pues sólo convierten la fila para el baño en una agitada fila de Charlie Chaplins parlanchines. Pete y Carl son responsables por esta rancia tendencia, aunque al menos es un código para saber quien no tiene idea de dónde comprar MDMA en los festivales.

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PURISMO MUSICAL
A pesar de los roces de Pete con el folk y el reggae (si es que se puede decir eso de "Pentonville Rough"), The Libertines siempre fueron una banda muy simple. Quizá fue, al menos en parte, una respuesta a los miles de artistas de hip-hop en el Reino Unido, con falsas inflexiones neoyorquinas y DJs de house europeo que llenaban las listas de música en aquellos tiempos, pero siempre tuvieron un problema con la “música seria”. Aunque el término es una estupidez. ¿Cómo pueden The Fratellis ser más válidos que Aphex Twin sólo porque sus instrumentos no caben en una mochila?

El problema es que ahora hay una plétora de jóvenes cuya única forma de identificarse con la escena (PORQUE ESTA OCURRIÓ HACE UNA DÉCADA) es adoptar este mantra de “música seria”, para denigrar cualquier cosa que amenace su lealtad hacia ella. Esos chicos con el pelo en la cara y chamarra negras con hombreras, que seguro decían que Carl Barat era una mierda hace unos años, han hecho de los Libertines su tótem ideológico. ¿Todas esas bandas con ese corito "¡WOOAHH-OH-OH!" que tanto te retuerce en la radio? La culpa es de Pete Doherty.

ELEGIR SER UN CAGADERO COMO ESTILO DE VIDA
Al principio, Doherty parecía un querubín. Pero con el tiempo y con su creciente número de seguidores, al tiempo que lidiaba con su adicción a las drogas, empezó a verse más y más como un pervertido. Creyó que era Peter Pan, pero se equivocó, era Fagin, y pasó de Oliver Twist a eso más rápido que cualquier otra persona.

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PERSONAS QUE VAN A TURBAS
¿Sabes lo que es un jamboy? Es un niño pobre que contratan en los campos de golf africanos. Cuando los blancos adinerados llegan a jugar, embarran al niño de mermelada y lo hacen seguir a los golfistas desde lejos. Se supone que es para distraer a las moscas. Lo cual es algo horrible, pero en cierta forma, eso son las turbas, los jamboys de nuestra cultura, usadas para atraer a todos los seres irritantes a un solo lugar, y dejarnos el camino libre a los demás.

Quizá no creas que los estudiantes de drama vestidos de policía y bailando "Thriller" en la estación de Liverpool Street tenga algo que ver con lo ocurrido en el departamento de Dom Masters hace varios años, pero te equivocas. Los toquines guerrilleros de los Libertines sentaron un precedente para esos terribles festivales sobre los que tú y tus estúpidos amigos publican en Facebook.

DOHERTYS DE X FACTOR
¿Recuerdas Fame Academy de Peter Brame? Por supuesto que no. Eres una persona decente, con una vida, mientras que a nosotros nos pagan por esta extraña cultura autística. Bien, pues Peter Brame fue un acto en Fame Academy (X Factor para aquellos con conocimientos musicales) y su atractivo era usar una chamarra de los Libertines y gritar frente a la cámara mientras intentaba cantar "You Really Got Me" o algo. Ahora es completamente irrelevante, pero fue un pionero de este efecto dominó que ha sido la influencia de los Libs. La idea de que puedas estar ahí parado con la mirada perdida en tele nacional, y hacer lo que sea que hagas, y ser acusado de ser el nuevo Rimbaud. Estas personas existen en todos los rincones de nuestra cultura, desde el futbol hasta la comedia, y son cómplices de todos lo crímenes en esta lista. Son un fraude y unos mentirosos.

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UNA MANADA DE IMITADORES SIN CARISMA
Sabes, aunque The Libertines no fueron exactamente los nuevos Smiths que todos esperaban, tenían su encanto. Escribían buenas canciones con buenos coros, se veían increíbles al comienzo, siempre daban buenas entrevistas y organizaron muchas fiestas memorables. Incluso hicieron amigos en estas fiestas, y la industria musical puso una guitarra en manos de cualquiera que hubiera sido visto con Doherty.

The Littl'ans, Left Hand, Thee Unstrung, The View, todos tuvieron más éxito del que se merecían gracias a Up The Bracket, y por eso, deberíamos estar avergonzados. Por supuesto, lo que realmente define la influencia de The Libertines es: The Others. Una banda tan estúpidamente mala que parecen ser una banda de mentiras, una serie de clichés y falacias que nuestra memoria colectiva convierte en un acto imaginario. Como esa banda de metal, Sum 41, que realmente nunca existió.

Lo que nos trae al final. Perdón por no mencionarlos, John y Gary.

Sigue a Clive y Kev en Twitter: @thugclive / @kevkharas

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