Colaboraciones Que Nos Revolvieron El Estómago, Volumen I

Entonces Jay Z decidió autoproclamarse un tipo "arriesgado" por invitar a la que es la artista más mediática de la actualidad (Marina Abramovic) para filmar un video musical y hacerlo pasar por un performance, en esta edición semanal de A Ver Quién Es Más Engreído: Kanye o Jay Z. Lo hizo hace un par de semanas, en la Pace Gallery de Nueva York, y Marina y él bailaron por unos minutos mientras sonaba el último sencillo de Magna Carta, "Picasso Baby".

Sin embargo, lo único que el rapero más millonario de todos los raperos logró, después de invitar a una de las artistas más millonarias de todos los artistas, es que la gente vomitara un poco adentro de su boca por lo forzada de la colaboración, lo inverosímil de que Jay Z lo estuviera haciendo por un genuino interés en el mundo del arte y porque Marina Abramovic quedó parada como la peor de todas las necesitadas-de-atención-que-perdieron-el-suelo-por-su-fama desde que perdimos a Madonna adentro de su propio culo.

Por lo mismo, decidimos hacer una pequeña lista de las peores colaboraciones de la historia, ya sea por su impresentable producto o porque la unión de algunos químicos genera a veces, simple y llanamente, cosas con olor a vómito.

Esta es la más clásica de todas las consideradas PÉSIMAS colaboraciones. La canción es insoportable, el vestuario es probablemente el más infame en la historia de los videos musicales, los bailes son tan sensuales como una bolsa de agua caliente en la entrepierna de una abuelita y el momento de ambos genios (porque el mote nadie se los quita) era el peor para sus carreras. Y la camisa de Mick Jagger. Dios mío. Esa puta camisa.

Puta madre, puta madre, puta madre, puta madre, puta madre. ¿Qué putas está haciendo Dave Grohl con el legado de Nirvana? ¿Que nunca escuchó al grupo con el que tocaba la batería? ¿Qué no tiene decencia? Porque el buen Kurt se hubiera burlado por años de ese espanto de la ñoñería que son los Foo Fighters, pero… ¿esta mamada? ¿Es perdonable? Hay pequeños infiernos acá arriba en la tierra, y este pequeño esfuerzo entre "Nirvana" y el compositor de "Yesterday" es sin duda uno de ellos.

Esto estuvo taaan mal, fue tan inexplicable, tan mal logrado, tan súbito y tan pretencioso que hay una parte de mí que lo disfruta muchísimo. No hay malas intenciones, y, vamos, ni los muchachos de Metallica son malos tipos ni Lou Reed es mala persona, pero en conjunto lograron hacer, además de todo, uno de los discos más aburridos de todos los tiempos: riffs de mediana calidad repetidos ad nauseam mientras Lou Reed (que está muy lejos de tener una voz prodigiosa) recita poesía también de medio pelo. Una joya del mal gusto.

En algún momento de la historia se pensaba que la industria musical tenía algo de poder sobre las personas. Y, de alguna manera, en algún momento lo tuvo. Por eso era "peligrosísimo" que una luz de sabiduría tan evidente y clara como Eminem fuera a dar malos mensajes a nuestros niños, con eso de que era un homófobo misógino de la peor categoría. Pero, en vez de simple y llanamente ignorarlo y llevarlo a la oscuridad a la que él mismo se terminó por llevar (¿o sigue "vendiendo" discos nuestro amigo Eminem? ¿Sigue vivo?) decidieron darnos a todos una lección innecesaria y lo juntaron con Elton John. En los Grammys. Porque Elton es gay, ¿ven? Y entonces el hecho de que Eminem se pudiera parar a tres metros de él ya "daba un mensaje". Una cosa horrible.

La película es una obra maestra, una cosa tan increíblemente dolorosa que cuando está pasando en la televisión uno tiene que cambiarle más rápido que a la película más aterradora porque si no las lágrimas empiezan a fluir como si no hubiera mañana. La música, por momentos, es poderosísima; incluso, podríamos argumentar que, en principio, "I've Seen It All" es un gran número musical. Pero hay un problema: Thom Yorke. El cantante de Radiohead suena como si le estuviera haciendo el enooooooorme favor al mundo de participar en esta grabación, con sus frases pujantes y sacadas casi a madrazos, y cuando uno junta este hecho con la memoria de que Björk exige generalmente que no haya nadie, NADIE cerca de su camerino en los conciertos, la conclusión de que tratamos con un par de insoportables es inmediata.

No es que queramos cerrar burlándonos de Jay Z todavía más, o de que le demos un golpe bajo a Marina Abramovic porque trabajó con alguien que trabajó con Linkin Park, pero… JAY Z GRABÓ UN DISCO CON LINKIN PARK. LINKIN PARK. Ese grupete de niños suburbanos que nunca terminó de ser ni lo suficientemente adolescente como para hacer llorar a unos quinceañeros, ni lo suficientemente pesado como para ganarse el respeto de nadie, ni lo suficientemente pop como para ser un producto comercial. Linkin Park. Esa pinche oda a la mediocridad que fue (¿es?) Linkin PArk. Esos que eran como emos, pero tampoco eran emos, y cuyo guitarrista seguro, en diez años, va a estar vendiendo su tráiler para pagar las deudas fiscales que tiene. Una cosa horrible.

Por todo lo anterior es que hay que exigirle un poco más a "nuestros artistas", muchachos. Las cosas no se pueden quedar así.