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Música

“Chúpame el culo” y otras composiciones sucias de Mozart

La primera vez en la historia que me topé con una película porno aparecía Mozart.

La primera vez en la historia que me topé con una película porno aparecía Mozart. En mi casa no había televisión por cable. Sólo tenía la programación de televisión nacional. Cuando me llevaban a una comida de esas horribles en casa de alguien más, buscaba cosas nuevas en todos los rincones de televisión de paga porque tal vez nunca más iba a poder ver lo que había ahí. Y sí. Encontré algo que nunca he vuelto a ver y que nunca en mi perra vida se me va a olvidar.

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Probablemente estaba en casa de una tía o no sé. Estaba cambiando de canal buscando algo que me sorprendiera. De pronto apareció Mozart. Muchas versiones de Mozart en un set de fondo blanco con mucha profundidad. Todos los clones del compositor estaban cogiendo en distintas posiciones al son de la Sinfonía no.º 9 de Beethoven. Ya saben, el mundo de la pornografía está lleno de genios. No se confundan. Es muy fácil distinguir a uno del otro por la peluca. No tenía muchos canales en la tele pero sí tenía un chingo de libros.

Vi a Mozart coger en una silla, en una cama, en una banca de jardín, acostado en el piso, recargado en una pared y sentado sobre un banco. En cinco segundos vi cómo se la chupaban a Mozart entre dos mujeres de otra época, lo vi nalguear a una señora con un peinado más alto que el de Marge Simpson, y lo vi montado en varias entetadas con maquillaje de colores pastel. Desde entonces, en mi cabeza y para siempre, ese es Mozart.

Más tarde, vi Amadeus. Una película de los ochentas que más o menos cuenta la vida del compositor. El personaje que aparece ahí es medio insolente, medio nefasto, un poco perverso y muy borracho. Ese Mozart está muy alejado del Mozart de mis libros infantiles y es muy difícil pensar que ese es el tipo hizo el Réquiem. Es más probable pensar en un Sid Vicious con esa descripción. Pero esos son puros prejuicios heredados. Yo vi a Don Wolfgang ser un cerdo en la tele.

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Luego les encanta decir que Mozart sufría de Síndrome de Tourette. Esa patología neuropsiquiátrica que provoca, entre muchas otras cosas, el uso desmedido y descontextualizado de palabras soeces o comentarios socialmente inapropiados. Éste síntoma sólo lo tienen muy poco porcentaje de las personas afectadas por la enfermedad. Si nos ponemos laxos, yo podría muy bien encajar en el archivo de pacientes condenados a escupir mierda por el hocico todo el rato. Claramente, diagnosticar de Tourette al compositor más importante del clasicismo es un intento por mitificar al personaje y una apología tremenda ante la posibilidad de esnobizar el virtuosismo de la música clásica. Pero todos esos mitos tienden a desbaratarse solos.

En 1991, un profesor de Harvard (bueno, a mí me gusta pensar que fue el bibliotecario) descubrió algunas composiciones sucias de Mozart que había recibido la biblioteca de la universidad en una colección de 17 volúmenes escritos por el compositor. La más famosa se llama “Chúpame el culo”. La letra dice así:

Leck mich im Arsch!

Goethe, Goethe!

Götz von Berlichingen! Zweiter Akt;

Die Szene kennt ihr ja!

Rufen wir nur ganz summarisch:

Hier wird Mozart literarisch!

Que se traduce en algo así como:

¡Chúpame el culo!

¡Goethe, Goethe!

¡Götz von Berlichingen! Segundo acto;

¡conoces la escena demasiado bien!

Cantemos ahora sumariamente:

¡Aquí está el Mozart literario!

Es de dominio popular que Mozart escribía este tipo de cosas para sus amigos. Tenía un humor muy escatológico. También hay publicadas algunas cartas a familiares, muy seguido a una de sus primas, que hablan pura marranada. Como la siguiente composición a cuatro voces de título “Buenas Noches” que termina con un “cágate en tu cama hasta que explote / duerme rico / y metete el culo por la boca”