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Música

Todo lo que vimos en el Primavera Sound (Parte 1)

Nuestro primer día del Primavera Sound fue como estar en un rebaño de unicornios pastando por prados de colores pastel.

Si se considera en su totalidad, el Primavera Sound es un monstruo de festival, no sólo por su cartel que muy rara vez decepciona, por su duración maratónica de una semana y porque se extiende no solo al Parc del Forum (un espacio de por sí bastante grande), pero además sus tentáculos abracan múltiples recintos por toda la ciudad, algunos con conciertos gratuitos; el hijo mutante de un SXSW y los festivales gringos a los que ya estamos acostumbrados. Por lo tanto, hay que aproximarse con cautela cuando se intenta cubrir algo así, ir dosificando qué tanto se quiere uno desgastar antes de los platos fuertes del fin de semana.

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El festival se ha logrado complementar exitosamente con la ciudad, se ha vuelto un evento esencial para Barcelona. Los recintos y su distribución son los que han dado ese toque que lo caracteriza entre el circuito europeo. Por las fechas en las que sucede, podría considerarse como una especie de Coachella, ya que es el primero que acontece y sirve de guía para el resto del verano.

La Sala Apolo es uno de los lugares más agradables que existen para disfrutar conciertos. Espaciosa sin perder intimidad, con excelente sonido, vista del escenario desde cualquier lugar y una luz roja de antro de ficheras permeando el ambiente de forma constante entre los tiempos de las tocadas. Como parte del Primavera a la Ciutat, (conciertos fuera de la sede principal) las actividades del festival comienzan aquí.

La primera banda fueron los Tigercats, originarios de Londres, un sonido alegre que podría describirse parecido al que hace Little Jesus, pero con una influencia de reggae más marcada, buenos para ir sacudiendo la rigidez del cuerpo. Unos 10 minutos después subió The Free Fall Band al escenario, de origen catalán, con un sonido que nos remite a Ben Folds Five, pero más delicado; no tan inmediatos como los anteriores, lo más resaltante de su set fue un cover a “It must be love” de Madness.

Darren Hayman fue el vocalista de la banda inglesa de culto Hefner, pero desde hace varios años lleva sacando sus discos bajo su propio nombre con diferentes agregados. Este acto fue la carta fuerte de esta primera noche con tintes indie pop y no decepcionó a nadie. Durante casi una hora incluyó material de todas sus encarnaciones mientras hacía comentarios despectivos hacia si mismo referentes a su apariencia y cómo los años no han sido gentiles con él, un humor muy inglés, vaya. Pero al contrario de los comentarios cáusticos, las canciones pasaban como una brisa veraniega, poniendo a más de uno a bambolearse (aunque yo di saltitos mientras agitaba los brazos) con la tonada. Al terminar el concierto, todos terminaron tan sonrientes, que el ambiente era como haber estado dentro de un rebaño de unicornios pastando por prados de colores pastel. Y no, esa no es ninguna queja.

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Ya que empiece el segundo día.

La Sala Apolo

Los Tingercats

The Free Fall Band

Darren Hayman

Checa el resto de nuestra covertura del Primavera Sound aquí:

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