Los días de verano en Santiago llegaron, y no sé en qué momento fue la primavera, porque ni la vi. Hace mucho calor en estos días, en los que por respirar uno ya está sudando, y querer salir a hacerle la pelea al sol sobre kms. de concreto es de alguien muy valiente, o un idiota con ganas de drogarse y bailar por unas 12 horas a punta de beats.El SónarSound de este sábado fue el primero que se realiza en Santiago, y tenía mucha curiosidad por ver cómo se siente estar en un festival europeo de música avanzada, pero en una versión traída al tercer mundo, en los hangares de un ex-aeropuerto en la periferia de la ciudad.
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Sobre la música, lo expuesto en el SonarVillage por Valesuchi, Sobrenadar y deMentira con Motivado nos dio las alegrías y el ritmo para empezar. Fue notable lo que lograron los miembros del sello Discos Pegaos quienes, a pesar de horarios complejos, atraen un gran público y los dejan bailando un buen rato con el tipo de música que uno está buscando en este nivel de festivales.Luego, lo que me pasó en un escenario como el SonarHall con Cabosanroque, Atom + Robin Fox y Evian Christ fue algo como quedar con el alma colgando en un abismo frente al impacto de los sonidos e imágenes.Por supuesto, siendo esto un festival, también presencié y viví cosas tales como: tener que caminar media hora por la tierra desde el primer control hasta los hangares; gente blanca sin polera bailando a todo bajo el sol, al son de cualquier cosa que parezca tener ritmo; gente drogada durmiendo a las 7 de la tarde, desmayados; un gringo expulsado del festival por los guardias por haber tocado sin permiso a una mujer; una chica bailando sola frente a unas proyecciones de imágenes en actitud de “celebrar la vida” (o dar pena en verdad); polillas gigantes; y botellas de agua mineral a eso de 4 dólares (cuando cuestan menos de 1).Vean todas las fotos aquí abajo.