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Música

Seguimos Perdiendo: Es sólo punk rock

Nunca han ganado un puto varo con su música: todo lo hacen por amor al punk rock, y sin ningún apoyo sustancial han logrado una carrera sólida de 20 años.

Fotos por Isaac Sánche Carranza.

Este artículo apareció originalmente en Vice.

Eran cerca de las nueve de la noche del sábado 9 de mayo y la escena del último concierto de Seguimos Perdiendo —un año antes— se repetía en un lugar distinto. La pequeña calle de Motolinia, en el centro de la Ciudad de México, estaba repleta de personas con chalecos llenos de parches de todo tipo de bandas de punk; chamarras de piel con estoperoles; había latas de cerveza por todo el piso, algunas monas (estopas con PVC o cualquier otro inhalante) y uno que otro despistado que no tenía idea de lo que estaba sucediendo.

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En la entrada del Pasagüero se escuchaba a los guardias de seguridad: "Por favor, hagan una sola fila los que ya tengan boleto, porque en taquilla ya no hay". Una hora después sucedió algo que se ha vuelto una constante en las pocas tocadas que ha tenido Seguimos Perdiendo en estos casi cuatro años de inactividad. "Aunque tengan boleto ya no van a pasar, ya no cabe nadie", dijeron. La respuesta por parte de la gente fue la misma de siempre: enojo e intento de portazo por parte de una cantidad bastante considerable de personas que aún querían entrar al concierto. El staff del Pasagüero tuvo que bajar las cortinas del lugar, retirar las pantallas que se encontraban colgadas en las paredes, donde se transmitía un partido de futbol, y desmontar las botellas de las barras por miedo a que la situación se saliera de control. Pedí una cerveza y el mesero me preguntó: "¿Es la primera vez que vienen esos de Expulsados (la banda estelar de esa noche) a México?" Le di un trago a mi cerveza y contesté: "No te confundas, carnal, siempre que toca Seguimos Perdiendo se hace el mismo desmadre".

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Eme y Pepe El Hermoso.

Seguimos Perdiendo es una de las bandas más importantes de punk rock en México, con 20 años de aguante, seis discos de estudio, uno en vivo, algunos demos e incontables tocadas en toda la república. Durante sus primeros años de trayectoria siempre se toparon con el mismo problema: no encontrar un espacio para encajar en alguna de las escenas "punks" de nuestro país. Eran demasiado rotos para tocar en la escena conformada por bandas como Gula, Big Spin y División Minúscula, entre otras, y demasiado fresas para tocar con Rebel D' Punk, Vómito Nuclear o Masacre 68. Ante esto, su respuesta fue un: "A la mierda, hagamos nuestra propia escena", cosa que les funcionó bastante bien y hasta hoy sigue viva. Prueba de ello son los shows que dan por año con boletos agotados.

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Flyer de la tocada de La Capilla, en 2011.

El primer show que organizó Seguimos Perdiendo después de su primer año de inactividad fue en la Capilla, un foro que se encontraba en la colonia San Rafael, en el Distrito Federal. El lugar se abarrotó, hubo un portazo que no se pudo controlar y un intento fallido por parte de protección civil y elementos de la seguridad pública para cancelar el evento. Ese mismo día, en la iglesia de enfrente, había unos XV años y recuerdo que, después de inhalar de su mona, un chico dijo: "No mames, güey, ha de ser de la verga que tus jefes hayan juntado dinero para organizarte tus XV años y tu misa sea frente a un concierto de Seguimos Perdiendo". Estuve de acuerdo con él.

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"¡¡¡Vive Latino, mis huevos!!!", 2011.

Semanas después sucedió algo similar en el Foro Alicia con una tocada llamada "¡¡¡Vive Latino, mis huevos!!!", programada para el mismo fin de semana que se llevó a cabo el que alguna vez fue considerado como el festival más importante de Iberoamérica. En ese momento se dimensionó el poder de convocatoria que tenia la banda y su importancia para la escena independiente, dejando claro que después de un año de no tocar, a la escena le hacia más falta Seguimos Perdiendo de lo que a Seguimos Perdiendo le hacia falta la escena.

"Puta vida" durante el show de La Capilla

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Seguimos Perdiendo siempre ha sido una banda olvidada y marginada por los medios, que se ha mantenido fiel a no venderse (lo que sea que eso signifique para ellos) y lo dicen llenos de orgullo. Es una banda incómoda y a la que genuinamente le vale verga lo que piensen de ellos. En algún momento se pelearon con la extinta revista Nuestro Rock, uno de los pocos medios independientes que alguna vez les prestó atención con una reseña que hablaba de lo malo que era uno de los discos de la banda. La respuesta de Seguimos fue hacer una canción dedicada al medio y a Ricardo Bravo, su fundador, con una letra en la que no tuvieron reparo en mandarlo a la chingada: "Hay revistas que son una mierda / Nuestro Rock es una de ellas / Ricardo Bravo es un maricón / que escribe cosas sin saber de punk rock… / A mí la prensa me importa una mierda / y de la tele me cago en ella / como están conectados los dos / pues que los medios se vayan a la verga… / En Nuestro Rock salen bandas mexicanas que son una mierda".

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Seguimos Perdiendo es una banda frontal y contestataria a su muy peculiar estilo, ya que no tienen ninguna postura política, o como dice una de sus canciones, no les interesa la situación mundial, la economía, ni las ballenas. Es una banda que no busca cambiar el mundo o revolucionar la música, mientras están en el escenario sólo les interesa emborracharse y cantar de cosas que pueden ser parte, tanto de su vida, como las de sus seguidores.

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Curly.

El sábado pasado había mucha expectativa sobre el show, ya que Maic, vocalista de la banda y uno de los miembros fundadores, no estaría presente esa noche. Las razones no eran muy claras y vagamente se mencionó a través de la página de Facebook del grupo que la ausencia era por motivos de salud (rehabilitación), sin embargo, en su lugar estaría Curly Curley, amigo de los integrantes y ex miembro de la legendaria banda argentina Sin Ley. A lo largo de sus 20 años de trayectoria, el grupo ha tenido algunos cambios de alineación, en los cuales la constante siempre había sido Maic. Después del show platiqué con Beto, baterista de la banda, quien me dijo que tanto Pepe, el bajista, como él, querían continuar con el proyecto. Seguimos Perdiendo no es un vocalista, ni siquiera son los miembros que quieren continuar con la banda. Seguimos Perdiendo es la gente que se ha apropiado de las canciones, las han hecho suyas, las gritan en cada show y que al igual que la banda, se sienten marginados, desplazados y sin un lugar claro en esta vida, en la que como dice el nombre, sienten que ya perdieron, están perdiendo y que es muy probable que no dejen de hacerlo, al menos, no en un futuro inmediato.

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Minutos antes de que subieran al escenario, el público comenzó a corear el himno de la banda, opacando la música de fondo que salía de las bocinas de lugar: "Oi, oi, oi, ¡seguimos perdiendo!" Después de 364 días de espera se escucharon los primeros acordes de la "Nena Boba" y la locura comenzó. Durante la primera canción se desató una pelea a golpes a unos pasos de mí, sin embargo los únicos que prestaron atención fueron las personas del Pasagüero, ya que para los asistentes del show esto es algo común de cada concierto. Después tocaron "Una y otra vez", tema compuesto por Curly pero habitual en el set de Seguimos Perdiendo y la gente enloqueció. Unos chicos se subieron a una tarima donde estaba un alebrije decorativo de dos metros, lo tiraron y la gente comenzó a rolarlo por todo el lugar. Avanzó la noche y para el momento en que sonó "La Única Mujer", el grupo y el público se notaban tan cómodos y felices que resultaba difícil creer que había transcurrido un año desde la última vez que habían pisado un escenario. Después de diez canciones y un público lleno de sudor y cerveza, el set fue cortado por temor a que la situación se descontrolara y los Expulsados, banda estelar del cartel, no pudiera tocar. Una vez más Seguimos Perdiendo lo volvió a hacer.

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Beto.

Mientras veía a Seguimos Perdiendo no pude evitar pensar en que viven fiel a sus letras. Cuando sonó la última parte de "Sin Dirección", donde dicen: "Nunca fui / nunca seré mejor / de lo que en estos momentos soy / sin familia / sin futuro voy / pero valió la pena", me di cuenta de que de alguna u otra forma y tal vez de manera inconsciente, ellos siempre son la mejor versión de sí mismos y definitivamente creo que ha valido la pena todos estos años que han dedicado a compartir su música con uno de los públicos más fieles en México.

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Si algo me queda claro en todo el tiempo que los he seguido a algunos de los foros más culeros de esta ciudad y su periferia, es que no han ganado un puto varo con su música, que todo lo hacen por amor al punk rock y que sin ningún apoyo sustancial han logrado una carrera sólida de 20 años que muchas bandas de la llamada escena independiente de la ciudad matarían por tener. No hay que tomárselo todo tan en serio, ya que a final de cuentas hay muchas cosas que no se pueden cambiar y la vida es sólo punk rock.