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Música

PREMIERE: Escucha aquí ‘Sonidos de la Jungla’, el primer compilado de Fértil Discos

Electrónica latina acompasada, muchas veces lisérgica, que crea paisajes tan energéticos, emotivos e inspiradores como las montañas, el Delta del Paraná, y los ícaros de ayahuasca…

El Remolón. Foto por Federico Moscoso.

A principios del 2014, Andrés Schteingart, pionero de la cumbia digital que viene publicando materiales desde mediados de la década pasada lo mismo como El Remolón que como Drole –su alias más electrónico y minimalista–, estaba buscando cómo editar su disco Selva. Por aquel entonces, eran cada vez más grandes sus ganas de tener un espacio en el que pudiera tomar más decisiones tras muchos años como artista de un solo sello. En esa inquietud cita el origen de Fértil Discos.

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Pronto se sumó a la idea Chancha Vía Circuito, quien estaba en una situación similar justo antes de editar Amansará, y aceptó la propuesta de Andrés de editarlo en Fértil para Argentina. A la iniciativa pronto se sumó también Lulacruza, el proyecto de folk electrónico sudamericano formado por la colombiana Alejandra Ortiz y el argentino Luis Maurette, quienes decidieron publicar Orcas en coproducción de Club del Disco, Jumpsuit Records y Fértil.

“Más allá de las ediciones de la música”, asegura Andrés en entrevista, “la idea es apoyarnos y complementarnos con otros artistas para distribuir ideas, conocimientos y experiencias, cada uno desde donde puede y quiere”.

Lo cierto es que Andrés quiso desde siempre tener un sello para editar cosas suyas, lo mismo las firmadas como El Remolón que con proyectos paralelos, como Tropikal Ravers, el dueto colaborativo que surgió en un verano con Chamigo Hugkleson, argentino residente en Berlín.

“La idea de exclusividad alrededor de un sello está un poco caduca para mí, para este mercado tan chico y tan independiente”, sostiene Andrés, “y no descarto que producciones más grandes de El Remolón se editen por algún otro sello que pueda dar algún salto cualitativo. Intento además aportar mi experiencia en el circuito para transferirla a artistas más jóvenes".

La identidad de Fértil Discos irá construyéndose poco a poco, dice Andrés. Lo cierto es que, por ahora, con los materiales que ha coeditado —y los de San Ignacio, Barda y Sonidos de la Jungla, el compilado que estrenamos en esta ocasión, así como los materiales que vienen de Camanchaca, Jin Yerei, Doma Tornados y una serie de videomixtapes— puede afirmarse que el sello se especializa en una especie de electrónica latina acompasada, muchas veces lisérgica, que termina por construir intrincados paisajes/espejo tan energéticos, emotivos e inspiradores como los escenarios reales que los detonaron –las montañas, el Delta del Paraná, la selva/hogar donde suenan habitualmente grillos, pájaros, ríos mesopotámicos, ícaros de ayahuasca…–. También asoma en los lanzamientos de Fértil un poco de canción, pero, aclara Andrés, “siempre y cuando salga del formato clásico pop/rock”.

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Y puesto que en Fértil también disfrutan mucho la electrónica de pista de baile, ella también hallará su lugar en su catálogo. Una cosa que les entusiasma es alcanzar un equilibrio en el que lo electrónico y lo folclórico funcionen bien amalgamados y que la incursión de lo latino sea sutil.

“Muchos venimos de escuchar ambient, techno o minimal house en los 2000, y esa influencia está en el sello, como también los sonidos ácidos del 303 –en Tropikal Ravers– o el electro más de la línea Gigolo –en la obra de Barda–“.

Barda (Cecilia Gebhard) es una de las artistas estrella del sello, una de las apuestas indiscutibles de Fértil. En octubre del año pasado entregó un disco hermoso, Gruta, con un estilo minimal construido con drones y pads, ukuleles, el didgeridoo de Yoco Pérez de Arce… Todo un recorrido cavernoso construido de percusiones y sonidos electrónicos que nos obliga a sumergirnos en nuestros propios laberintos mentales. Un disco que, sin duda, se antoja experimentar en vivo.

El logo de Fértil

La identidad visual de Fértil ha sido construida por varios personajes: Mariano Nerd –quien diseñó el arte de Selva– hizo el logo inicial, que luego modificó Federico Sánchez (Jin Yerei) para simplificarlo. Son Bo también ha estado involucrado en la construcción gráfica del sello. A él lo conocieron cuando participó en un concurso de portadas que hizo Andrés para Selva Remixes, y de inmediato le fascinó su estilo y su trabajo, por lo que pronto lo invitó a trabajar en el arte de los Fertilindos –las fiestas de Fértil Discos– y ahora para Sonidos de la Jungla.

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“Con Tu Guaina, que además hace una música increíble, nos conocimos hace un par de años, y como su estilo es muy selvático, pensamos en usarlas para wallpapers de Fértil, y queremos hacer unos videos de los temas del compilado con su arte. También trabajamos con VJs que tienen un lugar en los llamados videomixtapes. Ya hicimos tres, en los que distintos DJs/productores son interpretados visualmente por ellos: SidiRum con Bruera, Kaleema con Nina Plez y Nunsense con Paula Bernardou, todos argentinos”.

Los Fertilindo son los eventos de Fértil en los que tocan artistas del sello y gente afín. El año pasado realizaron uno en Buenos Aires que fue un éxito. El próximo 18 de febrero harán el segundo en un viejo teatro de la ciudad con los nuevos artistas del sello –Barda, Jin Yerei y Pol Nada–, más Chancha Vía Circuito, Lulacruza y El Remolón.

“Estamos muy entusiasmados con esto, con el diálogo y el respeto que se da entre todos. Trabajamos fuerte también la imagen y lo visual. Cada artista está preparando un show especial para el evento. Aprovechamos para presentar también el nuevo disco de Jin Yerei, que saldrá por Fértil el 15 de febrero: Foráneo cálido pasmoso, y por supuesto, el compilado Sonidos de la Jungla”.

Sonidos de la Jungla

En Sonidos de la Jungla hay muy diversos acercamientos al folclor. Entre los que disfrutamos especialmente se cuenta, por ejemplo, la aproximación dub de Doma Tornados. Y si bien ya existe un decálogo del sello, en el que se subraya que será una plataforma colaborativa, plural, autogestiva y horizontal que promueva música interesante para los oídos, sin distinción de géneros, esta compilación servirá para que nos demos una idea del espíritu de Fértil. En ella, se propusieron documentar algo que podría ser descrito como jungle wave u “onda selvática", que ya asomaba en discos de Chancha Vía Circuito, El Remolón, Dengue Dengue Dengue, Nicolá Cruz, El Búho, Barrio Lindo, SidiRum…

“Curiosamente muchos de esos artistas no forman parte del compilado, pero han sido influencia para una generación posterior de artistas y han colaborado con el sello de una u otra manera”, explica Andrés.

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Sonidos de la Jungla es un abanico amplio de la electrónica sudamericana, por lo que veremos una muestra que recorre desde el idm/glitch/dub de Juan Sorrentino, Cero39, Jin Yerei o Lesglobe-iss hasta el house tribalero de DJ Karen, San Ignacio o Doma Tornados, pasando por la cumbia digital de Tu Guaina o El Remolón, los ícaros de Lulacruza o la canción más pop de Wenceslada.

“Para cerrar”, cuenta Andrés, “me gustó el tema de Sapukai, que para mí es como un Chemical Brothers de la jungla”.

Para dar forma a esta compilación, Andrés lanzó la convocatoria por internet (mucho Facebook). Confiesa que al principio pensó que no había encontrado mucho eco, pero se dio cuenta que no tenía bien configurada la cuenta de correo. Lo arregló y pronto se sorprendió descubriendo que había 40 mails entusiasmados con el proyecto.

“¡Fue un flash! Quería que el disco no fuera un compilado para DJs –solamente–, sino que pudiera ponerse y escucharse como un disco amable. Quería que la electrónica fuera el eje que lo guiara sin dejar de lado lo experimental ni la canción. Así fue como los temas demasiado experimentales o los muy rockeros/poperos no quedaron en esta ocasión. Costó dejar amigos afuera, pero lo que priorizamos fue el producto y muchas de las cosas que no quedaron eran también geniales. Esperamos que puedan salir a la luz en otro momento”.

(Casi) track por track

“Chamamé de los Muertos” - Pol Nada

Pol Nada abre el disco con un tema inspirado en lo que llama “la Mesopotamia argentina”. Él es rosarino, cantante y guitarrista. Con él están planeando un disco homenaje con versiones semiacústicas y electrónicas de Linares Cardozo, un folclorista contemporáneo de Atahualpa Yupanqui.

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“Selva de Evo” - Juan Sorrentino

Juan Sorrentino (Chaco, Argentina) tiene un par de proyectos musicales: Les Yacaré y El Pastiche. A él, Andrés lo describe como un gran músico y autor de piezas electroacústicas geniales. El tema nació como una propuesta para el soundtrack del cortometraje Evo, realizado por el colectivo Arte Proteico –Federico Caram, Armando Frezze–. Juan se inspiró muchísimo en imágenes de un alto contenido pictórico y texturas distorsionadas por los filtros de gelatina en cámara. “Es un recorrido, un transitar lento sin objetivo y sin norte por una selva psicodélica, trastocada por el estado del actor”, explica Juan. “Esta mirada subjetiva y perezosa a través del verde de la naturaleza se ve reflejado en el tempo musical, en los pasos y en la mezcla pastosa donde no se entienden bien los detalles. Todo suena como si tuviéramos los oídos un poco tapados. En ese momento estaba cerrando mi proyecto Electroliving, alejándome del noise y del ambient e incursionando en la mezcla con el folclor. Evo fue clave para comenzar este nuevo camino que derivó en otros nuevos trabajos en este orden”.

“Fuertes de Bambú” - Adrián Juárez

Adrián Juárez, de La Plata, Argentina, es músico electrónico y cantautor. En su caso, tenía todo un disco inspirado en la selva. “La canción original era bien selvática”, cuenta Adrián, “llena de sonidos de agua, parches de cuero y sonajeros de madera, lo cual me encantaba en el contexto de mi disco, pero la letra del tema tenía a su vez un sesgo muy ancestral, espiritual, y me gustó la idea de hacer una versión dub para acentuar ese aspecto más "selvático/cósmico" del tema.

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“Candombe Interestelar” - Les Globe-iss

Este tema pertenece a una serie de tracks compuestos a partir de samplers grabados en las llamadas de Montevideo y San Telmo. La segunda versión, que aparece en el disco, Les Globe-iss la imaginó como una canción de cuna tamborilera. “Bajé el tempo y utilicé un hangdrum para suavizar el viaje”, cuenta Les Globe-iss. “Considero a los candombes interestelares como continuación de los remixes realizados en DeEduardoMateoEsperiens, pero desde una composición más personal”.

“Suamox” - Cero39

Para referirse a este track hermoso, Cero39 (de Colombia) cuenta que Suamox fue un centro religioso muisca –nativos de los Andes colombianos– que quedaba en el valle de Iraca, donde decían que había nacido el sol. Esto nos cuenta Cero39: “Emprendí la tarea de realizar un track de corte indigenista a petición de una amiga etnodrogadicta –dícese de las personas que encuentran cierto placer en ritos ancestrales alucinógenos–. Mi amiga había grabado flautas de un rito al que había ido. Al escuchar sus melodías random me dispuse a la máquina. Al desarrollarlo busqué describir el valle de Iraca, los recuerdos de una infancia, el sol jugando con la naturaleza y conmigo también, jugábamos en campos muy verdes, en un clima frío, lleno de pájaros y pequeños riachuelos”.

“Arpa Iris” - Lulacruza

Actualmente un trío de electrofolk, los chicos de Lulacruza (Colombia/Argentina) cuentan que “Arpa Iris” nació del verano psicotrópico que pasaron en California en 2008. “En ese momento éramos participantes activos de las ceremonias indígenas tradicionales que llevaban a cabo nativos americanos y chamanes visitantes de Latinoamérica, y a la vez estábamos sumergidos en el noise y el drone del under de Oakland. Fue la época más experimental de Lulacruza y la que dio como resultado nuestro disco más textural, Soloina (del 2009). ‘Arpa Iris’ es una de esas joyas que en ese momento quedaron fuera del disco pero que nos impacta escuchar ocho años después. Es como si estuviésemos oyendo una voz que nos canta desde el mas allá, desde un lugar lejano y poderoso”.

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“Violeta” - Wenceslada

A esta cantante argentina hemos podido escucharla en los discos de Chancha Vía Circuito, una voz emotiva que proviene desde el impulso de la improvisación. “Así es como son las canciones que después me vienen a contar en relación a qué experiencia es que tienen existencia”, dice Wenceslada. “En el caso de ‘Violeta’, estoy segura de que nació de la experiencia de estar en los bosques entrerrianos, donde los árboles crecen sin guía, libres y enmarañados. Sólo que de eso me enteré años después, mientras se hacía la canción”.

“Hoasca” - El Remolón

Este track lo produjo [El Remolón](http://El Remolón) con la grabación de una ceremonia de ayahuasca en Pucallpa, Perú, junto con el chamán Ronin Soy. “Es parte de la música que hice con el material que me sobró de mi disco Selva”, explica Andrés. “Hay varias cosas más en este tenor que veré si logro editar en unos meses”.

“Metaterraza” - San Ignacio

A San Ignacio, originario del Tigre, Argentina, El Remolón lo describe como uno de los grandes descubrimientos de Fértil: “Es anfitrión del genial festival Isla, en las islas del Tigre, y su estilo es muy dulce, casi un melodic cumbia, que conjuga con poesías de autores contemporáneos”.

“Cuerpo Caliente I” - Doma Tornados

Doma Tornados es en realidad Guillermo Piacenza, un viejo amigo argentino de El Remolón afincado en Barcelona. Este track, cuenta el propio Guillermo, fue producido tras una ardua temporada de escucha de ritmos afrovenezolanos. “En particular conecté mucho con dos patrones rítmicos: sangueo y golpe de San Millán, ambos muy poderosos”, explica. “El tambor principal que se escucha en el track es un auténtico tambor de San Millán ejecutado con más fervor que técnica; lo que hace de güiro es un instrumento africano que compré en la isla de Lanzarote y cuyo nombre desconozco. También hay una darbuka marroquí y algunos golpes de cajón flamenco”.

“Amazonia ‘78” - Jin Yerei

En 2014, Jin Yerei tomó clases de percusión con Diego Giménez, maestro de Neuquén bien conocido. “Uno de los compases aprendidos que más me llamó la atención fue el 7/8”, cuenta Jin Yerei, “lo noté un tanto fuera de lo común. Lo tomé como un desafío, porque me gustó la idea de transformar un ejercicio de esa época en una oda amazónica en un hipotético año 78. Por eso Amazonia ‘78”.