FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Oso Leone: crear música habitable

Jesús Pacheco hace un breve repaso por la carrera de Oso Leone, previo a su participación en Bahidorá.

En estricto sentido, Mokragora se trata del segundo disco de los españoles Oso Leone, pero casi puedo estar seguro de que más de cinco de sus amigos ya debieron sugerirles --o cuando menos lo han pensado-- que borren de su biografía el anterior y comiencen a citar el nuevo, el maduro, el pseudobotánico --y el que imagino que estarán tocando en vivo en Bahidorá-- como el inicio en forma. Para referirse al abismo que separa esos dos discos, los chicos de Oso Leone han confesado haber dejado atrás su interés narrativo en beneficio de una aproximación musical más abstracta y con la intuición como guía, algo que sin duda --es evidente-- les ayudó a dejar atrás las ganas de hacer canciones para comenzar a crear paisajes sonoros (de dos minutos el menor; de cinco minutos y un poco más, el más largo) que invitan cuando menos a dos posibilidades: cerrar los ojos y entregarse a un recorrido casi hipnótico por parajes de nuestro interior que quizá desconocíamos, o utilizar el disco entero a manera de banda sonora de las fotografías de Gabriel Haberland y Mercedes Mangrané, las que se incluyen en Belle-Île, un libro que puede formar parte de nuestras inmersiones al nuevo universo conceptual de la banda.

Publicidad

Haberland y sus imágenes fueron más importantes de lo que creemos en el proceso creativo de Oso Leone que desembocó en ese Mokragora de resonancias místicas: a través de las fotografías de Haberland, los integrantes de Oso Leone conocieron Mokra Gora, una región serbia donde Kusturica construyó un poblado que primero sería el set para Life is a miracle, pero luego sería habitado en realidad y se convertiría en uno de los atractivos turísticos de la región. Haberland estuvo ahí para documentar el proceso de construcción de casas como esa que aparece en la portada de su primer (gran) disco, y esas imágenes se convertirían en puntos fundamentales del mapa conceptual de Oso Leone, junto a su gusto por el contraste entre lo orgánico y lo sintético, y su convencimiento de la música tiene, entre muchos de sus dones, el de crear espacios tangibles y habitables mientras está sucediendo, sonando. "Pop progresivo" ha sido uno de tantos términos que ha estimulado en las reseñas este disco a su paso, pero la mejor manera --y más disfrutable-- de encontrar sentido a todo lo que se haya escrito y vaya a escribirse de ellos será escuchándolos; quizá incluso descubramos que nada de es(t)a palabrería nos supo transmitir la experiencia cálida y mental que nos aguardaba en los parajes de esa región imaginaria llamada Oso Leone.

@peach_melba