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Música

Nos tragamos la pija sagrada de Ghost B.C. y ya nada es igual

Ellos mismos dicen que han tomado la imagen de la iglesia y le han “pintado un bigote”.

Si quieres ir con tus amigos a cotorrear en el concierto de Ghost te la vas a pasar mal. Esto, porque nadie te va a pelar cuando quieras hacer chistecitos pendejos, salir a fumar o en general ser el cabroncito ese incómodo que necesita que otros validen su existencia con aplausos y carcajadas. A tus amigos les vas a valer verga, porque asistir a un concierto de esta banda originaria de Suecia es como ir a misa. Ya sé que suena a cliché y que seguro ya te cagó leer todos los tweets que mencionaban lo mismo. Pero esa es la manera en que la banda quiere que los percibas. Un acto solemne de comunicación mística directa con Satanás. Obviamente hay humanos normales debajo de las máscaras, la imaginería pagana no asusta a nadie (aunque a fin de cuentas, ¿a qué adulto le asustan cosas así?) y no son precisamente la banda más convencional del mundo. A pesar de todo esto, hace mucho que no me emocionaba tanto por ir a un concierto.

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Para disfrutar por completo un concierto de Ghost hay que sumergirse en la burbujita negra que propone el grupo. Primero que nada, ellos tocan un estilo de música que es difícil de clasificar. Son básicamente una banda de rock “¿pesado?” que busca avanzar. Por avanzar, me refiero a que buscan evolucionar su sonido. A consecuencia de esto, alimentar al género, más allá del cliché en el que ha caído y se ha estancado como agua puerca. Para lograrlo, lo combinan con otros géneros y sub-generos como la polka, la música gitana, el new wave, death, stoner entre otros y tienen un sentido impresionante de la armonía. Es por eso que algunas personas lo clasifican como “pop siniestro”.

Adicional a esto, son una banda que complementa la experiencia sonora con un creciente concepto teatral. En teoría, son como la antítesis de la iglesia católica romana. Pero si los comparas, no parecen tan diferentes. Ambos “predican el fin, te sermonean sobre cosas malévolas y en general son algo desagradable”. Ellos mismos dicen que han tomado la imagen de la iglesia y le han “pintado un bigote”. Aunque, por otro lado, tocan rock´n´roll que es muy blasfemo. Promueven la desobediencia, el sexo y muchas cosas que si lo ves desde un punto de vista religioso podrían considerarse blasfemas. Promueven también la risa, que es “alta, alta, altamente blasfema”.

En vivo, los miembros de la banda se presentan disfrazados de monjes (¿monaguillos?) anónimos frente a una manta que muestra los vitrales de una iglesia. El vocalista Papa Emeritus II (Papa retirado) se viste de sacerdote con una mitra, una máscara/maquillaje de calavera y un cetro. Al aparecer en el escenario, los gritos de la gente lastiman. Los movimientos de Emeritus, son elegantes y calculados. Cuando habla, tiene un falso acento italiano y sus expresiones se escuchan calmadas, ingeniosas, mesuradas y hasta sabias.

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Su anonimato ha causado intriga entre sus fanáticos y aunque existen varios rumores respecto a su identidad probablemente no afectaría mucho la manera en la que percibes a la banda si se revelara su identidad oficial.

“En caso de que nuestras identidades fueran conocidas o la información estuviera al alcance de la gente, podría significar que no esconderemos nuestras en la medida que lo hemos hecho. Pero la cantidad de cobertura mediática que se necesita para hacer a alguien conocido públicamente… no creo que acumulemos eso. Una comparación que me gusta usar es: ¿sabes quién es el baterista de Coldplay o cómo es físicamente?”

—Nameless Ghoul

Con dos discos y un EP, las canciones resuenan cual mantras religiosos en las gargantas del público. La experiencia sonora en vivo se desplaza por distintas emociones y estados de ánimo, cuadros caóticos y arrebatos de fervor. Al terminar el acto de Yokozuna, en vez de escuchar “grandes éxitos del rock” en el sistema de audio del lugar, se escuchaba música espectral. A veces, los murmullos emocionados se veían interrumpidos por quienes a momentos se quedan callados a la expectativa de que empezara el sermón. Fue con “Masked Ball”, esa canción de la escena del ritual en la película Ojos Bien Cerrados que el frenesí y la demencia se hicieron evidentes al resonar cientos de voces al unísono.

En momento que entras en una dimensión paralela. Un mundo gobernado por el mal y el pecado. El uso de símbolos, signos, vestimentas, cantos y otros elementos le dan poder a la banda sobre ti. Probablemente la mayoría de los asistentes sean ateos, lo que significa que tampoco creen en el diablo. Sin embargo, es fácil pretender durante una hora y media que eres parte de un culto de adoración satánica. No tienes que ser un androide programado para matar para disfrutar de Terminator. La banda cuenta una historia bajo una licencia creativa.Y todos decidimos tragarnos esa pija sagrada.

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“La escena musical temporal habla mucho de ser real, de estar allá afuera, ser calle, ser esto y lo otro. Y por mucho que estemos tratando de crear algo que sea una alternativa a eso, un escape, intentamos reflejarlo en cosas que sean reales. De lo que se trata nuestro nuevo disco, es sobre el hombre y su relación con lo divino, la divinidad obscura, cómo la gente se trata entre sí, básicamente. Entonces, muchos de estos temas, por más relacionados a la fantasía e irreales que puedan parecer o cosas que estén ahí para llamar la atención hay algo de substancia en ellas.“

—Nameless Ghoul

Nunca me ha tocado escuchar a una banda que suene tan bien en el salón 21. Ellos, tocan mejor de lo que suenan en el disco y resulta estimulante como público cuando la banda depende de ti para proveer las voces secundarias. Papa y los Nameless Ghouls, se entregan con gracia y grandilocuencia. Ellos interpretan un papel en el escenario y por eso no vas a verlos crowdsurfeando, cheleando y echando chistes o sacando la bandera de México de su baúl de insignias.

Durante su presentación, la gente no deja de cantar al punto que parece una de esas parroquias cristianas que sacan en Cablevisión. Vas con ganas especiales de escuchar algunas canciones y terminas amándolas todas. Verlos te deja en un estado de trance donde casi en contra de tu voluntad te llevan entre delirios de ero-grandeza, fantasías diabólicas y episodios nostálgicos. ¿Y qué tiene de malo dejarse llevar? ”Cómo cansa ser todo el tiempo uno mismo” decía Cortázar. Qué alivio es a veces abandonar la interioridad y aferrarte a la exterioridad. No pensar nada es de las mejores medicinas.

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“Si tienes fantasmas, lo tienes todo” cantó alguna vez Roky Erickson y yo, mientras estaba postrado frente a ellos, realmente lo creía. No tanto porque fuera el dueño de lo absoluto, sino que más bien no me faltaba nada. El piloto automático de la existencia se detiene. En un momento de claridad, por fin entiendes la razón por la que la gente le pide a Dios serenidad para aceptar las cosas que no pueden cambiar, el valor para cambiar las cosas que pueden y la sabiduría para conocer la diferencia.

La banda abandona el escenario dejando atrás los coros de “Monstrance Clock”. Come together / together as one se repite en múltiples ocasiones. Al terminar, suena Dead Can Dance en el sonido del lugar. Mientras, exiliado de la ilusión, añoro por regresar a ese momento en el que todos fuimos uno.

Setlist

Masked Ball

infestissumam

Per Aspera Ad Inferi

Ritual

Prime Mover

Secular Haze

Satan Prayer

Con Clavi Con Dio

Elizabeth

Body and Blood

Death Knell

Here Comes The Sun

Stand By Him

Genesis

Year Zero

If You Have Ghosts

Ghuleh/Zombie Queen

Monstrance Clock

A @Wachadafunk el odio lo hace más fuerte.