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Música

Los peores letdowns de la historia discográfica moderna

Estas son las peores decepciones en la historia de la música. Casi.

Los fans de la músicas sufrimos mucho, ¿no? Gastamos mucho en discos, descargas y boletos de conciertos. Esperamos meses y años por música nueva de nuestros artistas predilectos y hasta tenemos que aguantar a los pinches castrocitos fans que también les gusta el mismo artista que nosotros.

Por supuesto, tenemos la recompensa de escuchar música increíble, pero inclusive no hay garantía que la obra del músico que apoyemos nos llene como queremos. Puede que saque el disco más chingón de todo el mundo y que hable de todo lo que es importante para nosotros con sonidos innovadores que te hacen bailar, cantar, moshear, reflexionar intensamente y/o trippear, según el caso; pero también puede que lancen una reverenda mamada.

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La mayoría de los casos en los que nos decepciona un disco puede que no sea gran cosa. Es común toparnos con comentarios como “no está tan chido” o “me gustó su disco anterior”. Para este artículo, decidimos preguntarnos, ¿cuáles han sido los discos más decepcionantes de todos los tiempos?

Como no somos dioses de la información absoluta ni tenemos el tiempo o recursos de hablar de cada uno de los álbumes que escuchamos por primera vez y quisimos lanzar a una chimenea ardiendo, nos limitamos a hablar de diez por cabeza. Siéntanse libres de decirnos “te faltó ______, pendejo” en los comentarios.

Stone Roses - Second Coming

Todos amamos a los Stone Roses. “I Wanna Be Adored”, “Waterfall”, “I Am the Resurrection”, claro. Con una de las mejores combinaciones de vocalista y guitarrista y salidos del epicentro musical más innovador de la época, los Stone Roses pintaban para clásicos. Luego sacaron Second Coming, un disco insípido con chingos y chingos de solos de guitarra que no tienen que ver con las canciones. Es un ejercicio muy indulgente y mamón con algunas excepciones que se salvan pero, en general, es el disco que los rompió.

Radiohead - The King of Limbs

Cualquier disco de Radiohead, en términos comparativos con el trabajo del resto de la humanidad musical, tiene un estándar de calidad bastante alto, por no decir casi-necesariamente-superior. Lo que es más, siempre que hay un nuevo disco de Radiohead pensamos que tiene que representar, por fin, ya un principio del fin, un primer escalón hacia la debacle indiscutible de cualquier artista en término de su propia existencia. Hail To The Thief fue un primer aviso, porque era un disco con canciones excelentes pero un tanto largo y quizá demasiado revuelto, pero la salida de In Rainbows nos dejó a todos con la boca abierta. Qué puto disco. Qué impresión. Quizá el mejor disco de su carrera, o uno de sus mejores… Y pensamos que la curva no volvería a decaer, hasta que llegó este disco lleno de beats demasiado repetitivos, ganchos melódicos demasiado flojos, texturas ya muy visitadas y una duración tan corta que llevó a los fans a especular que habría, sin duda, una segunda parte. TKOL no es un mal disco, pero no se mide bien si se compara con el resto de la obra radioheadiana.

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The Clash - Sandinista

Es difícil hacer un disco doble que sea bueno y consistente, The Clash lo logró con London Calling, considerado clásico desde su lanzamiento. Para su siguiente acto, se pusieron un reto mayor al grabar un disco triple; una colección interminable de canciones que van del reggae al jazz a cualquier otro género que Joe Strummer y compinches quisieron explorar nada más a ver si podían hacer algo chido con eso. No lo lograron.

Scott Walker - Bish Bosch

¿Qué pasa cuando el artista más enigmático en la historia de la música popular lanza un disco nuevo, sobre todo si nos tiene acostumbrados a hacerlo cada 15 años cuando menos? La expectativa es enorme, sobre todo cuando esa expectativa de tantos años, con cada uno de sus números anteriores, se había cumplido. Fácil: pasaron 12 años desde Climate of Hunter (1983) y Tilt (1995), un disco que cambió la forma en la que muchos vimos las posibilidades de la música popular para siempre. Un disco con el que pensamos se habían acabado ya, por fin, las posibilidades experimentales del rock. De pronto apareció The Drift en 2006, y al día de hoy seguimos estudiando y digiriendo un disco tan denso, maravilloso, complicado, arrogante, divertido, angustiante, claustrofóbico, aterrador, imposible de lograr. Walker se había superado a sí mismo en un panorama aparentemente imposible de superar, no solo por él, sino por cualquiera. Por eso, cuando apenas unos años después de The Drift, en el 2013, apareció un disco muy parecido a su antecesor, pero más punzante y menos propositivo, el mentado Bish Bosch, muchos pensamos que Scott debió haberse guardado muchos más años para pensar con la misma intensidad en cuál hubiera sido un mejor próximo movimiento.

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Bad Religion - Into The Unknown

Después de debutar con un impecable disco de punk simple, furioso y melódico; los californianos se dieron a la tarea de comprarse unos sintes y grabar canciones de siete minutos acerca del espacio exterior. Así fue como una de las bandas más icónicas del hardcore clásico cometieron uno de los peores pecados del género: se volvieron rock progresivo. Por supuesto perdieron a todos sus fans y se separaron para luego retomar su sonido original y convertirse en leyendas; por años, la banda desheredó el disco y lo mantuvo fuera de circulación por décadas (solo fue relanzado como parte de la caja discográfica de viniles celebrando 30 años de la banda). ¿Lo más sorprendente? Into The Unknown es un discazo si no esperas punk cantable.

Burial - Kindred EP

Otro genio que nos ha dejado apenas un puñado de material y años de espera y olvido. Su debut, un álbum homónimo de alcances mucho mayores al género de moda al que supuestamente pertenecía (a "dubstep" lo reducían muchos) solamente fue superado por Untrue, un disco elegante, oscuro y muy bello que fue juez y parte en toda esa avanzada chocante y ya cansada de la electrónica bien electrónica con vocecitas angelicales. De eso ya 7 años. Entonces su leyenda se hizo mayor, lanzó un 7'' con Four Tet de altísima calidad (sobre todo para los parámetros del ya muy pobre Hebden) y nos dejó a todos con el Jesús en la boca. A los cinco años sacó este Kindred EP, un material soporífero que daba al público pan con lo mismo, sin la magia aterradora y sensual de sus primeras grabaciones y jugando con la extraña condición de la longitud de las piezas: dos eternas canciones de más de diez minutos que nada, nada, agregaron a su obra.

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Lil Wayne - Rebirth

Imagina que eres Lil Wayne. Te dices “el mejor rapero en vida” y todo el mundo te lo cree. Acabas de hacer Tha Carter III que fue muy anticipado y vendió millones de copias (en pleno 2008), a tu copa encrustada de diamantes nunca le falta jarabe para la tos. ¿Qué haces, entonces, para superar lo que has hecho? Aunque pareciera lógico, “hacer un disco de rock” no debería ser la opción pero hace fue su decisión. Lo peor es que tu disco de rock no tiene ni rock bien hecho (ni siquiera nu metal) ni buen rap. El sencillo más famoso se llama “Prom Queen”, con eso te dice todo por lo que la gente no le compró su disco.

PJ Harvey - Uh Huh Her

Polly Jean es el artista más constante que conozco. Si pensamos en los ya citados Radiohead, por ejemplo, es claro cuáles son sus grandes piezas (digamos: "Pyramid Song" es, casi, objetivamente mejor que, digamos, "Black Star"), mientras que con la inglesa todo sucede con un mismo rango de calidad y estilo. Sin embargo, Uh Huh Her cruzó ese extraño umbral en donde el estándar de calidad se convirtió en un sonido genérico y aburrido, y lo característico en Harvey (que cada disco explorara una dimensión de su estilo) se convirtió, más bien, en un repaso plano y general de toda su carrera. Nunca volvió a pasar.

La Maldita Vecindad - Baile de Máscaras

Después de hacer uno de los discos del rock mexicano más impecables de la historia, La Maldita estaba por coronarse como una de las bandas fundamentales del país. Entonces se metieron con el legendario Bill Laswell a hacer la secuela de El Circo y tanto la banda como la disquera no estuvieron muy satisfechos con el resultado; así que, en chinga, escribieron 15 canciones al chile, se metieron en putiza a grabarlas y las lanzaron. Como sabrán o se imaginarán, Baile de Máscaras es un disco que se puede calificar como mediocre si nos queremos ver benévolos, pero para nada un digno sucesor a El Circo. Tristemente, fue el principio de la caída de los Hijos del 5° Patio.

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The Field - Yesterday and Today. O todo lo que hizo después de From Here We Go Sublime.

Quizá sea sencillo llegar a la siguiente conclusión: "si el músico al que estás escuchando no hace más que repetir fragmentos miniaturas una y otra y otra vez hasta el cansancio, puede llegar un momento en el que te harte". Y sí: From Here We Go Sublime es la obra maestra del loop y la repetición y la monotonía. Sin duda. Pero la repetición en sí no cansa. Quizá lo que haya sido cansado es que The Field dejó de explorar su propia fórmula y, así como utiliza fragmentos repetidos hasta el cansancio para armar cada una de sus canciones, ha repetido la misma idea para armar su carrera entera. Lástima, porque su primer disco es una obra maestra.

Jaguares - El Equilibrio

Siendo una de las bandas más importantes de México, cuando Caifanes anunciaron su separación se creó mucha expectativa sobre lo que sus miembros harían después. Con Saúl Hernández al frente y Alfonso André en la batería, muchos comenzaron a llamar a Jaguares como los sucesores naturales de Caifanes…hasta que escucharon las primeras notas de su disco debut, con canciones más o menos y otras como “Detrás de los cerros” que son mejor que las olvidemos. Jaguares tuvieron un éxito muy grande, casi siempre a pesar de su música.

Yes - Tales of the Topographic Ocean

Con Close To The Edge, Yes ganaron el rock progresivo de los 70. No nada más fue por su habilidad musical ni sus capas de superhéroes brillantes, sino porque lograron uno de los mejores discos de la década con tres canciones buenísimas a través de los dos lados de un disco. Para su siguiente acto, la banda quiso superarse y hacer cuatro canciones en cuatro lados con resultados mucho más tediosos. Incluso los miembros de la banda han dicho estar confundidos sobre el tema y dicen arrepentirse de haberlo grabado.

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Mogwai - Come On Die Young

Este año veremos una reedición del segundo disco de larga duración de Mogwai y, con él, mucho mame. Al igual que Self Portrait de Bob Dylan (relanzado el año pasado), este disco previamente odiado traerá un hype de “clásico incomprendido” para lograr ventas pero CODY es un disco aburrido que los críticos hicieron pedazos ya que los campeones escoceses del post rock decidieron explotar todo lo contrario que hizo de su debut, Young Team, algo tremendo.

Pink Floyd - The Final Cut

Cada fan sabe hasta donde aguantar a Pink Floyd. Algunos no pasan de la salida de Syd Barrett, otros pintan su raya antes de Dark Side of The Moon y otros desconocen todo lo que hicieron sin Roger Waters. Donde casi todos están de acuerdo es en The Final Cut, un disco compuesto de sobras de The Wall y otras canciones que debieron ser parte de la película de ese disco, sin melodías buenas pero con arreglos de orquesta y las forzó a formar una rock ópera sobre la guerra. No sorprende saber que la banda se separó justo al terminar de grabar esta cochinada.

El caso de Metallica y Lou Reed.

Estos dos artistas parecen haber forjado sus carreras en decepcionar a sectores de sus fans con cada cosa que han hecho.

Los primeros gritos de decepción contra Lou Reed empezaron con Loaded de Velvet Underground donde los fans los acusaron de venderse (lo cual querían hacer, se llama “loaded” porque iba a estar “cargado de hits”). Ya como solista vino Transformer y su transición a estrella del glam que para muchos fue un intento de volverse un David Bowie pitero; siguió con Berlin con letras muy tristes y culeras (escuchen “The Kids”) para los que esperaban otro romántico “Perfect Day”. Sally Can’t Dance fue un disco mediocre y mal hecho pero con el mismo sonido de Transformer. Le siguió Metal Machine Music, una mentada de madres para los fans de “Walk On The Wild Side” en forma de cuatro tracks en cuatro lados de un disco doble con puro ruido. Con Rock N’ Roll Animal, minimizó todo lo que hacía chingón a Velvet Underground para hacerlo sonar como Alice Cooper con resaca. En los ochenta se puso a rapear con la canción “Original Wrapper” y, como el último ícono de los excesos más grandes, se volvió un apasionado del tai chi. Lo peor, por supuesto, fue haber reunido a Velvet Underground para abrir a U2. De hecho, que saliera en un comercial vendiendo motocicletas Honda no fue tan decepcionante.

Los chillidos por parte de los fans de Metallica comenzaron cuando corrieron a Dave Mustaine, luego continuaron en su segundo disco Ride The Lightning por incluír “Fade To Black” que, como era lenta y tenía guitarra acústica, pensaron que era una balada. Cuando sacaron el video para la canción “One”, los fans volvieron a sacar las antorchas porque alguna vez habían dicho que nunca filmarían un video para MTV. Luego vino el disco negro (Metallica de 1991) que tenía canciones más convencionales y melódicas con el que llegaron a vender millones de discos. En 1996 sacaron Load con un sonido alternativo, declarando cuanto admiraban a Kurt Cobain y, lo peor, la banda presumía su cabello corto en las fotos promocionales del disco. En 1998 grabaron un disco con una orquesta sinfónica. Para el 2001, comenzaron a ser la cara de las disqueras en contra de Napster por lo que provocaron el odio de los fans. Luego vino St. Anger, un disco horrendamente grabado acompañado del documental Some Kind Of Monster donde filmaron sus sesiones de terapia. Ya perdimos la cuenta de todo lo que han seguido haciendo para decepcionarnos.

Y por supuesto, ambos unieron fuerzas para lanzar Lulu, probablemente el disco que más ha enfurecido a fans alrededor del mundo.