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Música

Las malditas fans de One Direction no me están dejando dormir

One Direction se está hospedando a una cuadra de mi casa. Desde que llegaron, no he podido dormir, porque sus fans simplemente no les dejan de gritar.

Directioners de otra parte del mundo. Se ven tiernas, pero son un peligro.

"¡Guandi, guandi, guandi, guandi!", gritaban los cientos de chicas que se reunieron frente al Four Seasons desde la madrugada del martes. Al vivir en esta zona es común escuchar ruido: Manifestaciones en Reforma, eventos organizados por el gobierno y fans con las hormonas a tope buscando ver, aunque sea por unos segundos, a algún ídolo juvenil.

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Uno se acostumbra, pero tampoco mamen.

"¿Qué dicen?", me pregunté mientras abría los ojos e intentaba pensar si estaba soñando o no. Me asomé por la ventana y ahí estaban las chavitas. El "Guandi, guandi, guandi" se interrumpía por momentos. "¡Aaaaahhhh!", gritaban al ver salir cualquier vehículo del hotel. Después se callaban. Silencio. Una vez más: "Guandi, guandi, guandi".

Abrí Twitter, cegado un poco por el brillo de mi celular. Búsqueda: "Four Seasons Reforma". Vi los resultados.

Ah, claro. "Guandi" por Guan Dairecshon. Ahora todo tenía sentido. Nos volvemos a encontrar, pinche One Direction. Y es que la última vez que vinieron a México se hospedaron ahí mismo. Todo fue un caos. Las chicas fanáticas de estos cabrones son muy entregadas. Supe que eso no terminaría y decidí poner música y volver a dormir. Por lo menos a intentarlo.

Al día siguiente, temprano, pude verlas cuando salí camino a la oficina. Ahí seguían, con la misma emoción y energia, resguardadas por algunos granaderos. De esos que mandan a controlar las manifestaciones. Con casco, escudo y todo el pedo. También les ponen barricadas y las limitan a estar en la acera que está frente al hotel. La calle es Burdeos. Eso no importa, ellas no dejan de gritar. Les eché una última mirada y fui a mi oficina.

Todo el día me olvidé de ellas y me sumí en el trabajo. O en fingir que trabajaba. Al regreso me topé con ellas. ¿Neta no tienen quién las regañe? Llegué a mi departamento, dejé mis cosas y subí al de mis vecinos. "Güey, esto va para largo", me dijeron, y me dieron una cerveza. Di un trago y me resigné. Platicamos de cualquier cosa, como siempre. Incluso logramos ignorar los gritos esporádicos y los opacamos con risas. Las Directioners, como se hacen llamar, tienen el don para estar en silencio el tiempo suficiente como para que te olvides de ellas y justo cuando lo lograste, sueltan un grito que dura minutos.

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Las Directioners anoche, cantando el Himno Nacional

Después de los mariachis, de cantar el Himno Nacional y el 'Cielito lindo', llegó la paz. Era la una de la mañana. Fui a mi cama y me acosté. Todo estaba en silencio y oscuro, como me gusta dormir. Cerré los ojos y justo cuando estaba a punto de dormir, escuché con fuerza:

"¡GUANDI, GUANDI, GUANDI, GUANDI!"

Chinga a tu madre, 1D.