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Música

Limp Bizkit pasó del nü metal al douchebag metal pero Wes Borland sigue siendo un genio

Es curioso que Limp Bizkit represente hoy un conflicto para la mayoría de nosotros.

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Limp Bizkit está a unas horas de presentarse en la Ciudad de México y aunque nos cueste reconocerlo, es una banda que para muchos tiene un arraigo mucho más profundo del que estaríamos dispuestos a aceptar abiertamente. Es curioso que Limp Bizkit represente hoy un conflicto para la mayoría de nosotros. Allá por finales de los noventa, la banda representaba una propuesta interesante junto con el resto de proyectos que formaron parte del nü metal, rap metal o como sea que se les pueda clasificar entre la fiesta de géneros que nos abruma.

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En aquel entonces toda la idea de las gorras hacia atrás y los pantalones a la mitad de las nalgas sonaba bien. Quienes fuimos adolescentes en la época nos identificamos al instante con el género y podemos recitar de memoria todas las canciones de los participantes en el Family Values 98. El problema es que diecisiete años después las cosas ya no son iguales. Ahora todos tenemos que pagar rentas y recurrir a gustos musicales más elevados por el “qué van a decir”.

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Hay un gran trecho desde que salió el Three Dollar Bill, Y'all$ a la fecha y Limp Bizkit pasó de ser nü metal a douchebag metal. Tal y como la banda se quedó encerrada en la misma fórmula lírica y musical, algunos de sus seguidores quedaron adolescentes de por vida; el caso tristísimo de los frat bros. Pero analizando las cosas con calma, no todo está mal con Limp Bizkit. Muy a pesar de la irritante personalidad de Fred Durst sin pasar por alto la opaca proyección de Sam Rivers y John Otto, hay un individuo que brilla por encima de todos: Wes Borland.

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Igual que el resto de nosotros, Wes parece tener una relación amor/odio con la agrupación, ya la ha antes e incluso ahora, parece no estar del todo pleno. Desconocemos su verdadero sentimiento al respecto, lo que es cierto es que la banda paga las cuentas y a nosotros nos aporta una dosis justa de nostalgia, la suficiente para escucharlos durante un par de horas y seguir en paz con nuestra vida adulta.

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Considerando que el guitarrista es la carta más fuerte de la banda, realicé una compilación con algunas de las canciones que, a mi parecer, contienen los mejores riffs de guitarra de Wes. Escuchemos con atención, si logramos filtrar mentalmente la exasperante voz de Fred, notaremos una guitarra interpretada con maestría, creatividad y mucha pesadez. Como extra, agregué algunos tracks Black Light Burns, proyecto en el que Borland participó mientras estuvo separado de Limp Bizkit, sólo para comprobar que efectivamente es un guitarrista funcional fuera del contexto de los bros y el cabello con cantidades industriales de gel.

Puedes seguir a Daniel en Twitter: @danielEnEstereo