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Música

La Venganza de Punk Ramón, música para monosos

Como muchas bandas desconocidas, esta banda michoacana es honesta y responde a las necesidades de un público olvidado como ellos.

La Venganza de Punk Ramón. Ody, El Haragán y Cheko.

Este artículo se publicó originalmente en VICE México.

Conocí al Haragán, a Ody y a Cheko, integrantes de la banda de punk rock La Venganza de Punk Ramón , en la entrada del tianguis cultural del Chopo, en la Ciudad de México. Caminamos entre los puestos de playeras con logos de bandas de rock, esquivamos a más de un dealer que nos ofrecía mota, tachas y ácidos y platicamos sobre el show que darían en la noche para celebrar sus diez años como banda. Nos movimos entre los chicos con chaquetas de cuero negro y pelos parados, y el bajista dijo: "No mames, esto es como un circo de gente rara. Aquí parece que estos güeyes se arreglan y le echan ganas para demostrar que son más punks que los demás".

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Post by Jose Luis Robles.

La Venganza de Punk Ramón covereando "Te quiero violar" en su décimo aniversario.

Hace apenas unas horas antes habían llegado de Morelia, Michoacán. "El camión guajolotero nos dejó como a las ocho y media de la mañana afuera del metro Tepito", me platicó el Haragán, vocalista y fundador de la banda, que con orgullo portaba una playera del América y continuó caminando con sus Converse rotos. "Al rato vamos a tocar como a las diez de la noche y en cuanto terminemos, nos vamos para Observatorio. Ahí tomaremos un camión de regreso a Michoacán porque mañana hay que trabajar de nuevo". Esa noche tocarían para 150 personas, más o menos, y al día siguiente el Haragán volvería a Morelia para continuar arreglando rockolas; Cheko, bajista, regresaría a poner música para acompañar los movimientos de las bailarinas del teibol en el que trabaja como DJ, y Ody, baterista, regresaría a dar mantenimiento a equipo de cómputo.

Lejos de la escena de bandas y conciertos supuestamente independientes de la Ciudad de México, hay una escena aún más interesante. Mientras algunas bandas tocan, en lugares como el Bahía, el Under o el Alicia, para chicos cool que buscan una alternativa a la música más comercial, afuera de estos venues hay un grupo de morros que están moneándose y buscando a quién talonear y que no saben quién está tocando ni les interesa. Aquellos que toman el metro desde algún lugar en la periferia de la ciudad, compran un litro de Tonayán y van a cantar con todo el corazón para después regresar ahogados a sus casas o terminar tirados en una banqueta. Ésa es la escena realmente independiente y ésa es la gente que va a las tocadas de La Venganza de Punk Ramón.

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Con más de diez años de existencia y cientos de shows por todo el país, La Venganza es un grupo que, como dice el Haragán, se han convertido en el soundtrack de la borrachera de un montón de chavos de todo el país. Aunque su principal influencia es el rock urbano —que es de donde proviene su apodo—, un encuentro en las calles de Morelia con un tipo que traía una playera de los argentinos 2 Minutos lo llevó a iniciar la banda con su nuevo amigo. "Le hice la plática y quedamos en prestarnos música. En su cuarto vi que tenía un amplificador y eventualmente empezamos a darle. Él me acompañó casi diez años en el grupo, fue fundador y parte esencial de La Venganza. Ahora, con los cambios de alineación, hay una nueva etapa en la banda".

Nos alejamos del Tianguis Cultural del Chopo en busca de comida. Pasamos junto a un vendedor de tacos de canasta, y aunque casi convence a Cheko de quedarnos ahí, el Haragán confesó conocer un lugar de tacos más cabrón. "La última vez que vine conocí esos tacos", dijo mientras cruzamos Insurgentes y esquivamos el Metrobús. Al cuestionar sobre sus influencias y cómo fue que terminó tocando punk rock, me dijo: "Todos tenemos distintas influencias, por eso la banda es un salpicado de diferentes géneros y gracias a eso, hicimos la primera banda de punk rock urbano, aunque muchos dirán que nos la mamamos con ese género".

Continuamos sobre el Eje 1 Norte y después giramos a la derecha, metiéndonos en las entrañas de la colonia Santa María la Ribera, hasta que el Haragán señaló un pequeño local de tacos y huaraches. Las canciones de La Venganza de Punk Ramón hablan, de acuerdo con Ody, originario de la zona de Tierra Caliente, de "drogas, desamor, alcohol, futbol y coger".

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"Nunca nos gustaron esas drogas de los ricos, siempre preferimos el cemento y el activo. Nunca nos gustaron las rayas de cocaína, siempre preferí monear por toda la colina".

"Hablamos de drogas porque las conocemos y caminamos de la mano con ellas. También tenemos canciones de futbol porque llevo 14 años en una barra brava y realmente lo conocemos, vamos al estadio, hemos sido detenidos y hemos peleado contra otras barras. Cuando hablamos de coger es porque no tenemos otra pinche cosa que hacer", agrega el Haragán antes de soltar una carcajada y pedir un huarache de pastor.

Una de las veces que vi a La Venganza de Punk Ramón en vivo, el bajista y el baterista de ese entonces, ya estaban sobre el escenario. La gente gritaba, escupía y aventaba basura hacia ellos porque no comenzaban a tocar. El Haragán no aparecía y minutos después, cuando por fin subió al escenario, confesó haber sido detenido por unos policías que lo encontraron fumando piedra afuera del lugar. "Sigan votando por Peña Nieto, cabrones", gritó antes de comenzar a tocar los primeros acordes de su presentación. De pronto la gente olvidó la molestia y gritaron con él: "¡Chinga a tu madre, Karen!" y corearon una de sus rolas más famosas. Así son los shows de La Venganza: espontáneos, violentos y nunca aburridos.

Ody, Haragán y Cheko bromean mientras comen las garnachas, que es lo único que tendrán en el estómago durante el día. El Haragán se pone más serio y dice: "La violencia siempre ha sido compañera de La Venganza. Nos tachan de que hacemos apología de la violencia, de la drogadicción y del machismo. Nos señalan no sólo de ser mal portados, sino de que encima justificamos esas acciones, y [dicen] que en realidad somos una mala influencia para la gente. Pero, ¿sabes qué? Al final de cuentas nos vale verga porque no nos escuchan a huevo".

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_En el minuto 2:00 se puede ver un poco de la violencia que acompaña a la banda._

El público de La Venganza es joven. No los escuchan los chicos que, si quieren formar una banda de rock, tienen la posibilidad de comprar guitarras y amplificadores que el Haragán y sus compas nunca tendrán. Tampoco los escucha la gente que prefiere la música de bandas más duras como el Síndrome del Punk o el Rebel'd Punk; su público es el que está en medio. Son esos chicos marginales que no se conformaron con lo que les ofrecía la radio o la televisión y al buscar otra alternativa, apareció el Punk Ramón. "Hay personas que tienen una carrera y nos escuchan, pero hay otros que ni la secundaria terminaron y al final de cuentas, todos se reúnen en un mismo lugar y en un mismo momento al que todos pertenecen. La Venganza somos todos. Desde el que paga los cincuenta pesos para vernos, el que nos invita las chelas, el señor que las vende o el chofer del camión que nos lleva a las tocadas".

Las escenas independientes siempre son difíciles, pero para una banda que no tiene el apoyo de sus papás para solventar sus tocadas, festivales o equipo musical, lo único que queda es el gusto por tocar para sus fans. Porque en esta escena, dinero no hay. Ody, asegura: "Todo es por los chavos que quieren vernos. Ellos tienen para pagar un boleto de cincuenta pesos y a lo mucho una cerveza. No podemos darnos el lujo de cobrar cien o ciento cincuenta pesos por ir a vernos tocar porque entonces mucha gente no va a tener acceso. El chiste es que vaya la mayor cantidad de gente posible y así, nosotros venimos al DF, nos partimos la madre para dar un buen show y volvemos a Michoacán a nuestras rutinas".

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No hay mucho apoyo para este tipo de bandas porque todos los shows siguen por completo la filosofía del "Hazlo tú mismo". Hay un hueco por llenar y un público que quiere formar parte de alguna escena, pero difícilmente es un negocio y ningún promotor voltea a ver a este sector. "No hay dinero para nosotros. Viajamos siete horas y nos quedamos donde nos den chance. Generalmente nos hospedamos con alguien que se porte chido con nosotros", comenta Ody.

Aunque la banda es originaria de Michoacán, la escena de punk rock allá está agonizando y La Venganza es una de las pocas bandas de este género que todavía existen en ese estado de la república. Ody me cuenta que hace ocho o diez años hubo una escena grande de bandas y tocadas de punk rock, pero Cheko, deja a un lado su huarache e interrumpe: "Cuenta la leyenda que La Venganza llegó a arruinar toda la escena. Las bandas eran muy unidas, hacían tocadas e iba mucha gente, pero llegó el Haragán a partirle la madre".

Todos reímos y les pido que me expliquen a qué se refiere con esto. El Haragán deja la garnacha sobre el plato, y dice: "Lo que pasó fue que el punk rock en Michoacán, sobre todo en Morelia, era muy elitista. Todas las bandas estaban formadas por chicos de colegios de paga, todos eran bien peinados y bien bonitos. A las chavitas las veías hermosas y delgaditas, o sea, pura muchacha guapa en los shows. Cuando empecé con La Venganza, comenzó a llegar un público más marginal. Entonces llegó este público de las colonias marginadas de Morelia a los conciertos donde estaban los niños ricos y el enfrentamiento era inmediato. Por eso la escena que existía de 'niños bien' desapareció por completo. Los chavitos ya no iban a los shows porque tenían miedo de que les pegaran", y agrega: "La gente de la barra del Morelia, que es la mayor allá, no iba a nuestros shows porque esperaban que fuera la gente de mi barra, la del América. La gente del América no iba porque pensaban que iba a ir la del Morelia y todo iba a valer madre. Los ricos no iban porque iban los pobres a pegarles. Y los pobres no iban porque iban los pinches ricos a fastidiar, así que terminábamos tocando para veinte personas".

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Que la sigan chupando (2010).

Aunque no han sacado disco en cinco años, el público de La Venganza es muy fiel. No importa si tocan en la Viga, Insurgentes o Ecatepec, los chicos siempre llegan dispuestos a cantar las canciones y ponerse hasta la madre de lo que sea. De la mano de Bam Bam Records, disquera de punk independiente, en febrero comenzarán a grabar el nuevo disco y podrá estar disponible en marzo o abril.

"El disco es muchísimo más lento que los demás. Creo que es porque ya estamos más viejos. Las canciones son más largas de lo que normalmente hacíamos. El sonido sigue siendo el mismo, solamente bajamos la velocidad. Y las letras son bastante más maduras. En el Que la sigan chupando se grabaron canciones que yo había escrito cuando tenía 18 años. En este disco son canciones que escribí hace tres años, máximo", cuenta el Haragán mientras termina de comer.

Han sido diez años que La Venganza de Punk Ramón ha tocado por todo el país, cuando le pregunto al Haragán por qué seguir con esto, dice que después de su hijo, la banda es lo mejor que tiene en la vida. Es su manera de comunicarse, ya que la música es el mejor vehículo —o por lo menos el que tiene a la mano— para poder decir lo que siente y piensa, y hacer que eso llegue a otras personas.

"Nuestro objetivo es seguir haciendo rocanrol sin contaminarlo. Si quisiéramos ser millonarios tal vez tocaríamos otra cosa, pero si podemos llegar a vivir de esto, ¿qué mejor? Por lo menos prefiero estar jodido a sentir que me he vendido, por eso prefiero serle fiel a esto", dice el Haragán con su plato casi limpio frente a él.

Como muchas bandas desconocidas, La Venganza de Punk Ramón es honesta y responde a las necesidades de un público olvidado como ellos. Lo que sí es cierto es que en la historia de La Venganza ha habido de todo, desde la vez que el Haragán bajó del escenario a pelearse con una persona que le estaba escupiendo y aventando monas, cuando uno de los bateristas navajeó a un cholo en Apatzingán, hasta tocadas para el hijo de un capo michoacano. "Ya conocimos los escándalos, el alcohol, las drogas y los anexos. Lo único que nos falta por conocer de la vida artística es el dinero".

@soyalemendoza