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Música

La psicodelia de Santiago: 10 bandas chilenas que te urge conocer

Las bandas que hacen que la capital chilena sea más bien una de las capitales de rock psicodélico de Latinoamérica.

Hay ciudades que simplemente tienen la geografía de su lado. Santiago, Chile se encuentra en un valle rodeado por los Andes, mientras que el Océano Pacífico se encuentra a una pedrada hacia el oeste. Es el tipo de paisaje que inspira grandes sueños, y en un país con algunos de los mejores observatorios estelares en el mundo, esos sueños se sienten posibles. A la mejor es por eso que en los últimos cinco años, son decenas los adolescentes que adoran a Hendrix y decidieron agarrar una guitarra para poder empezar una banda.

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Santiago tiene hoy en día algunas de las mejores escenas de música underground en Sudamérica. Con foros locales abriendo en los barrios bohemios de la ciudad como Bellavista y Larrista, Santiago ahora ya se especializa en algo más que las vistas de las montañas, las empanadas y el pop: el rock psicodélico. A la mejor es la presencia del Observatorio La Silla al norte de la ciudad, en el borde con el Desierto de Atacama, lo que lo hace uno de los mejores lugares para presenciar el cielo nocturno. Los gringos pueden pensar que ellos inventaron eso de observar las estrellas por adolescentes en los cofres de los coches de sus papás, pero es un pasatiempo de antaño aquí. Santiago tiene 300 noches al año de cielos despejados.

Las bandas que están surgiendo de esta tormenta perfecta de historia folclórica, plátanos de temporada y paisajes dramáticos están modernizando los sonidos psicodélicos de Norteamérica y Europa de principios de los 70. Aquí vas a poder escuchar referencias claras a The 13th Floor Elevators y The Electric Prunes, e incluso se visten como ellos, con camisetas con cuello en v hecho por ellos mismos, pelo desgreñado tipo John Lennon, y en general un homenaje a los 60 y 70 en todas las maneras posibles. Así que la próxima vez que planeen ir a la Patagonia o a surfear a las playas de Valparaíso, asegúrense de hacer una parada en Santiago: seguramente van a poder ver a una de las bandas de esta nueva oleada retrofuturista.

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The Holydrug Couple

Los dichosos sonidos llenos de reverberación de The Holydrug Couple recuerdan a Tame Impala. Su sonido va creciendo y es pesado, con un ritmo ondulante detrás. Es como si todos estuvieran tocando en una caja de resonancia que gira a tu alrededor; puede que te marees, pero vale la pena.

Föllakzoid

Tras formarse en el 2008, Föllakzoid se convirtieron en los padrinos del resurgimiento del rock psicodélico chileno. Tomando de predecesores de los 70 como Los Jaivas y Aguaturbia, ellos han logrado modernizar los sonidos chilenos del pasado al añadir elementos progresivos y de krautrock. Suenan como si fueran el hijo de Amon Düül II y The 13th Floor Elevators y el mundo es un mejor lugar con ellos. El trío también fundó el sello chileno Blow Your Mind Records, el cual ha estado publicando joyas en vinilo en los últimos cinco años.

Trementina

El noise pop experimental de Trementina se suaviza con las vocales medio shoegaze de la vocalista principal y guitarrista Vanessa Cea. Tienen la misma actitud sónica que grita “Me vale madres, sólo quiero tocar música” que bandas como Wavves y King Tuff, pero la manera en la que unen sus voces con los instrumentos es completamente diferente. Citan a Jesus and the Mary Chain y a My Bloody Valentine como sus influencias más grandes, lo cual explica por qué su música oscila tanto entre maniaca y serena.

La Hell Gang

Estos tipos salieron directo de 1971 y no tengo ni una queja de eso. Doom con garage rock con stoner trance con música de Marte. Son la banda sonora perfecta para explorar nuevos planetas o bucear en el fondo del océano junto a creaturas que nunca antes han visto la luz del día. La Hell Gang encuentra un groove, se clava en él y no lo deja ir, jammeando hasta el final. Ellos son la prueba de que las bandas de covers profesionales de Led Zeppelin deberían de empezar a recrutar talento de Chile.

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WatchOut!

Deben de haber algunas tiendas de discos en Santiago regalando copias extras de Hendrix, The Stooges, y The Monkees a principios de los dosmiles. Mientras bandas como Föllakzoid, Cindy Sisters y Acid Call se iniciaban en la escena underground de Santiago hace unos siete años, los amigos Martín, Gonzalo, y Nicolás decidieron que ellos también querías formar una banda. Y el resultado fue WatchOut!, una banda que tomó los mejores elementos de algunas de las bandas que estaban en la escena chilena en ese entonces, y se dedicaron a dar los mejores shows en vivo.

Lumpen & The Happy Pills

Lumpen & The Happy Pills son un sueño lúcido intenso; tienes poco control sobre lo que está pasando porque estás demasiado sorprendido como para que te importe. Son como si Radiohead tocara el tema de Los Locos Addams —con pastillas “alegres”. Frecuentemente tocan en el foro DIY Trip House, brindándole una nueva energía a la escena underground. Son los novatos en la movida de rock psicodélico de Santiago, y se ponen tan salvajes y ruidosos como su público.

Vuelveteloca

Vuelveteloca acaban de firmar con BYM Records (el equivalente chileno de Trouble in Mind Records), y tocan garage rock con una vibra como llevaran surfeando todo el día. Son más melódicos que algunos de sus compadres de la escena, pero eso no es algo malo. De hecho son sus ganchos de surf rock y sus armonías vocales lo que hacen que destaquen de los demás. Definitivamente se sienten como la banda que invita al público a pistear con ellos en el estacionamiento después de un show.

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The Psychedelic Schafferson Jetplane

The Psychedelic Schafferson Jetplane se ganan el premio por el mejor nombre que nunca se te hubiera ocurrido. También por ser la banda más difícil de googlear de esta lista. Aunque ya llevan tocando un rato, su álbum homónimo es uno de los proyectos más raros y ambiciosos que he escuchado. Tienen percusiones afro-caribeñas y sonidos de una construcción y gongs chinos. Y justo cuando las cosas parecen ponerse medio ambient e hipnóticas, un riff de guitarra te destruye por completo. En verdad crearon una pieza maestra de psych-rock global.

Chicos de Nazca

Chicos de Nazca te dan un paseo por la costa de Chile, pasando luego al sequísimo Desierto de Atacama, y luego cambiando de rumbo a las impactantes formaciones glaciares del sur de la Patagonia. Ellos tocan en altiplanos musicales, siempre fintando como que van a caer por un precipicio, pero nunca llevándote después del borde en realidad. Su febril hipnosis te hace sentir como si ya lo han probado todo, y su música es la cuminación de todos esos viajes psicodélicos colectivos. Si algún día te encuentras tomando un largo viaje por motocicleta, estos tipos son una gran banda sonora para ello.

Mi Andromeda

Su nombre es perfecto, porque tocan sonidos intergalácticos similares a los de The Holydrug Couple. Tocan con abandono delirante, optando por solos de guitarra de cinco minutos y palomeos de diez minutos en sus tocadas en directo. Hay un surrealismo tipo Broken Social Scene en la manera en la que componen sus canciones; no les da miedo ser ruidosos, pero lo balancean con sus vocales susurrantes tipo shoegaze. Muchas veces tienen un aura triste y sucia, como un mal rompimiento, pero de vez en cuando te sorprenden al pasar a un modo completamente pop. Ellos transforman su felicidad corrosiva en viaje alucinante que recuerda a esas primeras horas después de que te sacaron las muelas del juicio y le seguías preguntando a tu mamá dónde estabas.