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Música

La historia de Rey Pila, contada por ellos mismos

Los integrantes de la banda platican en sus palabras desde cómo se formaron hasta cómo llegaron a firmar con Julian Casablancas e irse de gira con Interpol.

Gifs por Wagic Magic

La historia de Rey Pila es completamente distinta a la de la mayoría de las bandas actuales en México: de tener el proyecto más hypeado de principios del milenio, Los Dynamite (una de las bandas que originó, e incluso llegó a ser el estandarte, de la movida indie en México), Diego Solórzano pasó a crear un proyecto solista que sonara y fuera totalmente diferente.

Pese al hype inicial, después de un tiempo Rey Pila pareció desaparecer del mapa —aunque lo que en realidad pasó fue una transformación de proyecto solista a banda de cinco integrantes, y posteriormente una odisea aparentemente eterna por publicar su segundo LP, el cual grabaron en 2012, pero que no vio la luz hasta septiembre del año pasado a través de Cult Records, el sello discográfico de Julian Casablancas. Durante todo ese tiempo de silencio, la banda continuó trabajando, y eventualmente consiguieron giras por Europa y Estados Unidos con bandas internacionales como Albert Hammond Jr, Interpol, The Rentals, Brandon Flowers e incluso Maroon 5, algo que ninguna banda mexicana se encuentra haciendo hoy en día.

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Antes de la presentación oficial de su disco en el Lunario del Auditorio Nacional, platicamos con Diego, Güero, Rosca y Mikey sobre los últimos cinco años, para que nos contaran en sus propias palabras todo por lo que han pasado, y cómo llegaron hasta el buen momento que viven actualmente, ya con el disco fuera y tocando más que nunca, tanto en México como en el extranjero.

El origen de la banda

¿Cómo se conocieron?

Diego Solórzano: A Mikey lo conocí por Diego Suárez, de Bengala, en el estudio de Molotov en Coyoacán —el primero, blanco que era como de tres pisos. Yo fui a enseñarle los demos de Los Dynamite a Tito, como en el 2003, y Diego Suárez estaba trabajando con Tito ahí en el disco de Bengala. Yo ya llevaba un chingo de tiempo buscando con quién tocar; tocaba en la sala de mi casa con un güey que luego vi que salía en Rebelde [la telenovela]. Ese güey era el baterista [en Los Dynamite], antes de Pacheco, y llegaba a mi casa y se ponía a mandar mensajes y nunca tocaba, además en uno de esos pinches teléfonos viejos en los que no se veía nada.

Así estuve como un año, y Suárez me dijo “Te voy a presentar a Mikey”. Total que le hablé y le dije “Güey, ven a mi casa aquí en la Del Valle.” Fue, escuchó las rolas, no hablamos de música, hablamos de mota [ríen]. Se fue y desde ahí empezamos a tocar juntos.

Miguel Hernández (Mikey): Yo tocaba con Diego Suárez hace muchos años. Antes de Bengala. Íbamos juntos en la escuela de música. Teníamos una banda con pura banda del sur.

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Diego: Mucha gente de Coyoacán. Por eso se conocían bien Mikey, Diego Suárez, todos los de Bengala, Los Liquits…

Total que el siguiente fin de semana fuimos a una fiesta Mikey, Pacheco y yo en el Parque de la bola, en una fiesta árabe con camellos y toda la onda… Y desde que lo vi desarrollarse en la fiesta dije, ese güey es un personaje [ríen]. Quiero a ese güey en mi banda.

Mikey: Todo el mundo iba disfrazado de Sultán o de Aladina.

Diego: Ahí éramos Pacheco, Mikey y yo, ya luego Pacheco me presentó al Güero.

Güero [a Diego]: A ti te conocí después de un concierto de Kraftwerk en el Hipódromo. Ese día el estacionamiento estaba atorado y no salían los coches, entonces nos pusimos a jugar fut con una botella vacía.

Diego: Luego Güero tocó en muchos conciertos de Los Dynamite…

Güero: Y tú de Chiquita, porque Armando iba a tener un bebé.

Diego: [Años después] yo fui ayudarle [a Chikita] a un SXSW en donde tocaron Rey Pila y Chikita Violenta. Nos echamos como doce shows en cuatro días entre las dos bandas. Me acuerdo que tocamos en una iglesia y tocamos una rola de Black Sabbath en la prueba de sonido, y subió un cura subió a callarnos [ríen].

De Rosca me acuerdo porque cuando estaba a la mitad de Los Dynamite, hacíamos muchas fechas por todos lados. Sobre todo en el DF hicimos un chingo. Lo gastamos. Y me acuerdo de Rosca con Dirty Karma [su ex-banda]. Muy cagado el güey, siempre usaba una gorra de los Yankees y siempre traía un Red Bull y una paleta. Ya luego lo conocí bien cuando hicimos Los Dynamite Fest en el Faro de Oriente; ellos tocaron, y nos empezamos a llevar.

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De proyecto solista a banda

Diego: Los Dynamite terminaron por diferencias creativas [ríe]. Y de hecho ni siquiera pasó tanto tiempo, como tres meses después empecé a hacer los demos para Rey Pila, en un estudio que tenía ahí en la Narvarte. Después de terminar los demos me fui solo a Nueva York y ahí grabé el primer disco de Rey Pila.

“King Battery” es una frase en un cuadro de Jean Michel Basquiat, en una expo que hizo en conjunto con Francesco Clemente. Y ya namás la traducí al español. Además de todo el flow de Basquiat, siempre me ha gustado mucho esa etapa del arte en Nueva York —música, cine, pintura, instalaciones—; creo que es una época en la que había cosas muy cabronas.

El primer disco de Rey Pila lo saqué porque quería demostrar que después de Los Dynamite seguía habiendo algo. Que todavía podía, y quería hacer una cosa diametralmente opuesta. Era un esfuerzo sistemático por sonar a cualquier cosa menos a Los Dynamite. Entonces el resultado era buscar otras cosas que no escuchaba cuando escuchaba a Los Dynamite para buscar inspiración, llámese Marvin Gaye, llámese Abba.

Me dejé influenciar mucho por este tema de que tenía que haber rolas en español, y lo hice. Hay una, “Sordo”, que se me hace muy buena. Pero las demas rolas en español no me identifico con ellas; cuando estoy cantando sí digo “Órale güey”. Me cuesta.

Según yo las rolas no estaban tan buenas. No estoy culpando a nadie, pero ese disco fue un error que saliera en esa disquera, fue un error que yo estuviera con ese management… No porque ellos sean malos y yo sea bueno, pero porque no teníamos nada que ver. Hay ciertas cosas que las tienes que orgánicamente dejar ser, y creo que en ese caso, ni el management en el que estaba ni yo, queríamos soltarla.

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¿Por ti no las tocarías nunca?

Diego: Sí, por mí no las tocaría nunca. Pero la neta es que no somos Radiohead, no hay de otra. Ellos tocan “Creep,” cabrón.

¿Cuándo tomaste la decisión de que Rey Pila ya no fuera un proyecto solista?

Diego: Habíamos tocado un chingo en México juntos el primer disco de Rey Pila. Íbamos a todos lados, a donde nos llevaran. Fuimos al Voilà en Antara, a Wasabe, Sinaloa, a donde nos invitaran. La verdad es que en la empresa de management con la trabajábamos en esa época sí le chingaba para que tocáramos, entonces tocabas en todos lados.

Güero: Y bueno, también te lo cobraban, ¿no?

Diego: Tuvimos un toquín poca madre en Silao una vez, con Zoé. Fue en un foro que hizo Felipe Calderón para conmemorar la Independencia, o no sé qué pedo. Un pinche foro poca madre. Total que tocamos un chingo y ahí fue donde dije, ¿por qué no en vez de un proyecto solista, lo hacemos una banda? Y tiene muchísimo más sentido, porque el trabajo de varias personas es muchísimo más fuerte que el de una.

Güero [a Diego]: Tú y yo ya nos juntábamos desde antes a pendejear en tu estudio en la Del Valle. Según esto íbamos a hacer otro proyecto que se iba a llamar Hell Dorado, pero que ya nunca pasó [ríe]. Era medio electronicoso, estaba cagado.

Diego: Métrika [Diego Cevallos] era el baterista. Bufi fue el primer bajista. Teníamos una corista, Lorena Cazasar.

Diego, Güero, Mikey y Rosca: Rey Pila hoy en día

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The Future Sugar

Diego: Empezamos a hacer este disco hace unos cuatro años. Yo llegaba y les decía “Miren, tengo esta idea”, y trataba de hacer melodías de voz y partes de las rolas, el esqueleto. Nos juntábamos en las noches, y le chingamos cabrón para que fuera teniendo como todo el cuerpo. Y el hecho de que le chingamos tanto a los demos fue lo que hizo que Chris Coady [productor del disco, quien ha trabajado con Beach House, Santigold, Yeah Yeah Yeahs y TV on the Radio, entre otros] dijera que sí. Porque él luego nos dijo que le llegaron un chingo de demos, pero que estos de una banda de México que el güey no tenía ni la menor puta idea de quiénes eran le gustó un buen, y era porque estaban muy bien armados.

Lo chingón de hacer los demos así es que estás haciendo un porcentaje alto de la producción, porque ya lo tienes claro. Nosotros no necesitamos de un productor que llegue a mover todo, porque a nosotros nos gusta mucho clavarnos en eso. Es una cuestión de intereses; luego hay otras bandas a las que no les late. El otro día escuché un demo que básicamente lo grabaron en el teléfono, ¿sabes?

Güero: Desde 2011 estuvimos trabajando el disco, y en febrero de 2012 fue la emoción de que Coady sí lo quería grabar. Él nos propuso que lo grabaramos en DFA Studios en Nueva York, porque escuchando los demos vio que tenía muchos sintes y a ese güey le encantan, es lo que más le gusta. Entonces nos dijo güey, nunca he grabado en DFA… Y nos fuimos a DFA de febrero a abril. Acabando hicimos las últimas partes en DNA.

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El pinche DFA estaba cagado, lo manejaba Matt [Thornley] de LCD Soundsystem. Él era el administrador.

Diego: Llegamos y estábamos súper emocionados, porque güey, es el estudio de James Murphy, y se ve que el güey sí se ha clavado bastante en conseguir equipo que no hay en otros lados del mundo. Su colección de sintes es impresionante.

Güero: Podías ir a un cuarto del estudio y decir “Mmmmm… este [sinte].” [ríen].

Diego: El tema en el estudio de DFA es que todas las baterías suenan como en The Rapture, Holy Ghost, LCD Soundsystem, —como disco, con compress. Y llegando nosotros dijimos “La neta está chido su cotorreo, suena chingón, pero no queremos que suene así.” Como que se ofendieron, y además no tenían otra batería, namás tenían esa, entonces un güey nos llevó otra, y la grabaron enfrente de un elevator shaft, entonces todo el sonido se iba hacia arriba. Sonaba muy cabrón.

Güero: Luego nos movímos a DNA. DFA estaba en Chelsea, DNA en el Lower East Side. Y ahora que lo pienso nos estaban mandando un omen, porque en las escaleras había una pared que decía “The Strokes”, porque ahí grabaron Is This It. También decía The Bad Apples, que es el primer nombre que se pusieron esos güeyes. Pero para ese entonces todavía no teníamos nada que ver con Julian Casablancas. No estaba ni en la órbita.

Diego: Saliendo de grabar nos poníamos unas pedas épicas. De nevero. Todos los días, además.

Güero: Tengo unas fotos de nosotros al final de las sesiones y sí estábamos hinchaditos.

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Diego: También chupábamos un chingo porque el primer lugar donde nos quedábamos en el Lower East Side estaba bastante chingón, cabíamos todos. Eran dos cuartos, pero cabíamos bien. Ya luego no nos alcanzaba y nos mudamos a un departamento en Chinatown que no tenía ventanas.

Diego: Tenías que pedir permiso para levantarte, no cabía nadie. Todos los miércoles eran Weird Nights y como Chris —esto no lo sabíamos—, es súper goth, le gustaba ir a eso porque tocaban puras bandas súper dark y goth. Pura gente de negro en un bar que se llamaba Home Sweet Home. Los domingos íbamos a The Smiths Night. La verdad es que todo el tiempo andábamos pedos.

Rosca: También ese Chris es un borracho [ríen].

Güero: Eso fue de febrero a abril del 2012. Después estuvimos meses sin tener nada. Había un abogado, Paul Somerstein, que estaba bien prendido con los demos y trabajaba deals con disqueras que nos gustan como 4AD, SubPop y así, viendo a dónde nos podía meter, y nada.

Diego: Pero güey, nosotros pensamos que teníamos un disco de no mames… que nos iban a firmar en chinga. Los dos meses que estuvimos en Nueva York la gente iba al estudio y nos decía “No mames, suena cabrón”.

Güero: Pero las disqueras nos decían “está chido, nos gusta mucho, pero no tienen track record en Estados Unidos, y está bien difícil hoy en día levantar a una banda de la nada.”

Diego: Todo el tiempo nos decían “It doesn't make any sense right now.”

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Güero: Y luego, en diciembre, nos fuimos de gira con los Darcys. Con ellos fueron como seis fechas, en las cuales había en todas menos en la de Toronto (que estuvo llena) entre 10 y 20 personas por foro. En Washington había tres personas, entre ellas Humberto [Carmona, su manager], que nos decía “Ya toquen la de el Microbitooooo”, y un amigo que había invitado Mikey.

Güero: Estábamos valiendo verga.

¿En ese momento sintieron el futuro de la banda en peligro?

Diego: No, nunca.

Güero: Pero sí había días de moral muy baja.

Diego: No es por hacerte la chillona, pero es de la verga cuando neta hay un güey en el show.

Güero: Digo, más de la verga pa los Darcys, porque era su show, ¿no? [ríe]

Diego: Pero cuando hay una persona viéndote, ¿qué haces? Es como si estuvieras ensayando todos los días. Te emocionas cabrón, vas en la camioneta de ciudad a ciudad diciendo “A huevo, hoy se va a poner poca madre” y no mames, ¡cuál!

Julian Casablancas y Cult Records

Güero: Estábamos emocionadísimos por la tocada en Nueva York porque era en el Mercury Lounge, un forito de donde han salido un montón de bandas, pero acababa de pasar el huracán Sandy; la mitad de Nueva York estaba sin luz, había elecciones al día siguiente, no había nadie. Nos confirmaron la tocada unas horas antes porque sí lograron conectar la luz y bueno, igual, diez personas. Pero me acuerdo que habían unos güeyes frente al escenario con sus iPhones grabando el show. Y cuando me salí a echar un cigarro llegó Diego a decirme “Esos güeyes dicen que los mandó Julian Casablancas a grabar nuestro show”.

Diego: Era un güey que se llama Jordi Trachtenberg, que trabajaba con Humberto, y Humberto le mandó nuestro disco cuando Jordi empezó a trabajar en [la disquera] Frenchkiss. A Jordi yo lo conocía porque Humberto me lo presentó en algún lado, y ese día llegó y me dijo me dijo “Oye, me mandó Julian Casablancas a grabar este show,” y mi respuesta fue como de “Sí, ajá güey”. Después de esa gira, nos regresamos bastante tristes a México.

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Jordi no dejó de insistir y mandaba mails y mails, y me mandaba mails otro güey que firmaba con J, que decía “Jordi me enseñó las rolas y están poca madre”. Pero yo ya no quería ilusionarme, pensé que era choro.

Total que un día Jordi me mandó un mail que decía “Al güey al que no le estás contestando es Julian, y quiere saber qué pedo”, porque había escuchado “Alexander” un día: Frenchkiss estaba en la misma oficina que Julian, y un día que iba caminando por el pasillo la oyó. En el mail me dijo “me gustó un chingo la rola, vamos a vernos para platicar” y fui a Nueva York a conocerlo, cuando apenas empezaba Cult Records.

Llegué y el güey camina como Chewbacca; llegó, se sentó y me dijo “Güey, qué chida rola” y yo le dije “Está chingón todo el disco, ¿no quieres sacarlo todo?” [ríen]. Y me dijo “No, nomás una rola”. En ese entonces sólo quería sacar rolas que le gustaban en la disquera. Puro single.

Ese día nos pusimos de acuerdo para grabar “Alexander”, y me pidió un B-side. Nosotros habíamos grabado “Lady in Red” namás por mamar, y le dije tenemos esa rola, y me dijo [sacásticamente] “Ah, no, pues chingón”. Luego me hizo un poquito de bullying, pero al final se la mandamos y le gustó, aunque le quiso hacer unos cambios.

Regresé a Nueva York con él a grabar, y ahí fue cuando empezamos a convivir más. Ese sencillo se tardó en salir 10 meses, hasta octubre de 2013.

Güero: Es cabrón, llevábamos valiendo verga dos años.

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Diego: Porque sabes que está bien lo que estás haciendo, pero… nadie te prepara y te dice “Te vas a tener que aguantar un chingo”, y hay días donde no pasa absolutamente nada.

Güero: Cuando salió “Alexander” las cosas como que empezaron a jalar, porque además conseguimos irnos de gira con Albert Hammond Jr. por Europa.

¿Ahí todavía no sabían qué pedo con su disco?

Güero: La siguiente incógnita después de “Alexander” era “¿Qué pedo con el disco?” Todo el 2014 fue eso, volvimos a ir al SXSW y nadie quería sacarlo. Fue esa vez del accidente que un güey atropelló a gente ahí en el festival.

Diego: Sí es cierto, fuimos a SXSW, abrimos el pinche House of Vans y había tres güeyes viéndonos.

Güero: Pero entonces cayó la gira de Interpol, entonces como que empezó agarrar momentum, y por ahí de la gira de Interpol nos dijeron “Va, sale el disco el 5 mayo 2015”, y empezaron a salir varios sencillos: “Blast”, “Apex” y “What a Nice Surprise”.

El 2 de mayo Diego nos citó en el estudio y nos dijo “Ayer, a la una de la mañana estaba viendo SportsCenter y me llegó una llamada de un número desconocido. No contesté, pero después de la cuarta contesté y era el July boy”, que paró la producción del disco.

Diego: El güey me dijo que había escuchado los nuevos demos que habíamos grabado y dijo “Güey, me caga poner esto de ejemplo, pero yo con los Strokes, cuando van a salir los discos y no están listos, no están listos, entonces este no puede salir todavía.” A nosotros ya nos urgía que saliera, pero él dijo “Va a salir muy bien, escuché esos nuevos demos y creo que no hay que hacerles mucho más que grabarles voz y unos edits.” Y de ahí volé a Santa Cruz para irnos de gira con los Rentals.

Guero: Ha pasado un chingo de tiempo. Tres años y medio desde que estuvimos en DFA.

¿Les costó mucho trabajo todo el tiempo que pasó entre el debut del proyecto y el primer disco, en el 2010, hasta el lanzamiento de The Future Sugar?

Diego: Cien por ciento, todo fue empezar otra vez. Porque si yo le hubiera querido dar seguimiento a ese primer disco, hubiera sacado un álbum con siete rolas en español, me hubiera quedado donde estaba y ahorita estaría tratando de abrirle los shows a Zoé, ¿no? —que no está mal, pero no era lo que queríamos nosotros. Entonces dijimos “Vamos a rifarnos y vamos hacerlo fuera de México a ver qué pasa”. Y bueno, en las giras con los Darcys y todo eso vas y conoces gente, desarrollas un sistema, y vimos que nos llevábamos bien en situaciones extremas. Que no había tanto pedo.

A mí en lo personal la enseñanza más cabrona ha sido entre nosotros. [Cuando estamos de gira] estamos todo el tiempo juntos, y eso está cabrón, pero está muy bien porque sí hay momentos duros obviamente, pero nada grave, ¿sabes? Como que aprendes a conocerte a ti mismo incluso más, porque cuando estás con tu novia o con tu esposa o lo que sea te deja ir muchas cosas y tienen su tiempo para separarse; aquí te das cuenta de las cosas que haces que dices “Güey, le cagó a todos” [ríen], entonces eso no lo tengo que hacer. Yo me he aligerado con las giras muchísimo. Ahorita ya digo “ni pedo”. Y empiezas a conocer a todos mejor y mejor y es muy cagado.

Es un matrimonio de cinco personas.

Güero: Tal cual.

Güero: Sí ha sido largo todo, ahorita que platicamos [la historia del disco] hasta me cansé.

Rey Pila se estará presentando en el Lunario del Auditorio Nacional el viernes 1 de abril.