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Música

¿Por qué los videos musicales de Jim Jarmusch son un infierno?

Jim disfruta de hacer películas y el resultado son dosis de genialidad pura. Sus videos no gozan de la misma suerte.

Hay gente que reduce en un tuit toda su existencia, y hay otros como Marcel Proust, que necesitaron más de nueve billones de caracteres para escribir una novela. Tal vez Proust nunca usó la fosa común cerebral a la que se acude para destajar palabras y abandonarlas sobre un montón de cadáveres. En cambio, los que arman oraciones con 140 caracteres han de tener visitas recurrentes a ese lugar aún menos feliz que un campo de exterminio. El hoyo más negro del mundo.

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Jim Jarmusch ha estado intencionalmente en ese lugar negro y no le fue bien allá adentro. Según su desafortunada experiencia, es complicado meter ideas tamaño mamut en una maleta de mano. Y aun así, con todo el tormento que para él implica, regresó seis veces más al mismo lugar para lidiar con su infierno: dirigir videos musicales.

Cuando tu genialidad florece en los detalles, tener que contar una historia en tres minutos te convertirte en un esclavo del espacio. Si Los Limites del Control se hubiera reducido a ese tiempo, la historia sería simplemente la de un hombre más vestido de traje que carga con una maleta. Nos quedaríamos sin saber que ese hombre toma espresso, que habla español y que además es delincuente. Y es que en general, los detalles son los pilares fundamentales en las películas de Jim. Sin ellos, esta historia (o cualquier otra de sus historias) se convertiría simplemente un esqueleto de imágenes grabadas con pase directo al basurero del subconsciente.

En una entrevista para VICE, Jarmusch habló sobre lo jodido que es para él la simple idea de hacer videoclips y de lo aberrante que es ponerle imagen al sonido. Conocer la consistencia de esas náuseas, fue justo lo que me orilló a ver todos sus mini cortometrajes para ilustrar el sonido.

Mientras veía “Lady Don´t Mind” de los Talking Heads, me imaginé al tío Jim parado frente a los aparadores que exponen los premios en los juegos de feria tratando de elegir entre una alcancía de cerámica o un juego de té desechable mientras los ojos del oso de peluche (por el que realmente se acercó a ese estúpido juego en primer lugar) lo observa desde la lejanía. Frustrante, sobre todo porque sabe que no hay espacio suficiente dentro del videoclip para ese oso felposo que representa su idea.

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Las imágenes que sirvieron para acompañar la canción de la banda neoyorkina nos presentan a una mujer en bata que ve una pared blanca. No hay ni la más mínima pista de quién era y qué hacía ahí. La historia queda inconclusa, y probablemente el querido Jim, la haya dejado a medias intencionalmente. Yo, como cualquier ser humano ideático que siempre está intentando encontrar el origen del universo, rasqué hasta el fondo y formulé algunas hipótesis de por qué todos los videos musicales de Jim Jarmusch no funcionan como deberían.

No se puede poner una idea milenaria en segundos

Imaginen cuánto tiempo necesitaron los primitivos que descubrieron el fuego para hacerles entender a los demás que frotar dos piedras producía fricción y eso producía calor y con el calor se podían conquistar galaxias enteras. Jarmusch hace más o menos lo mismo con nosotros cuando tiene una idea. Con millones de cosas que parecen insignificantes, nos da entender que lo que estamos viendo es algo mucho más complejo de lo que creíamos.

Este video que hizo para Big Audio Dynamite es algo así como un Steve Jobs dándole el tutorial a tu mamá para usar el nuevo iPhone en menos de tres minutos, cuando ella no tiene ni idea de lo que es el WiFi.

No es culpa de Jim, nos gustan los Umpa lumpas

En una entrevista que dio para Film Comment dijo: “En general me gustan los videos que no son tan complicados”. Eso significa que esos videos de MTV donde unas morras con pelucas montadas en Umpa lumpas se sacuden como sardinas mientras unos hombres aceitosos de sexo dudoso se soban contra cualquier cosa disponible en el set, son todo lo que él odia.

En resumen, creo que lo que Jim está tratando de decirnos con esto es que atiborrar el video con imágenes sin sentido sólo para simular que está pasando algo, es justo el tipo de basura que no deberíamos de estar viendo, o por lo menos, no es el tipo de cosa que a él le gusta hacer.

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El video que le hizo a “Alright with me” de Tom Waits muestra un paseo en carro, un vecindario y tomas fijas de Tom bailando en el patio de su casa. Nada de colores ultra brillantes con product placement y connotaciones sexuales. No sobra nada en lo que se está viendo.

Está en contra de la prostitución intelectual

“No tengo ningún interés en hacer películas para ningún tipo de audiencia específica. Lo que yo quiero es hacer películas que… cuenten historias, pero de algún modo en una nueva forma, no de una forma predecible, no en la forma manipuladora como las películas que son para ciertas audiencias”

—Jarmusch, Film Comment de 1992

Si el objetivo es hacer un video que acompañe una canción que va dirigida a un público específico, hay que tomar en cuenta los gustos e intereses de las personas que escuchan ese género o que siguen al artista. Cuando se hace un video de Neil Young, seguramente se debe de pensar en la bola de pachecos a los que les gusta tripear con imágenes abstractas.

Cosas más complicadas como los fragmentos que Jarmusch utilizó para ambientar “The Dead Man Theme” probablemente no funcionen con personas que no pueden darle seguimiento a lo que hay en la pantalla por más de 20 segundos. Hacer un producto anti masas no significa construir una barrera invisible con una fachada de cine de arte para excusar porque nadie lo entiende. ¿A quién quieres engañar, Jim?

Jim está en contra de las dictaduras

“La imagen y el sonido son lo mismo para mí, ya que crean una atmósfera. El cine es la forma más estrechamente relacionada con la música porque la película transcurre antes de su propio tiempo. Tiene un ritmo interno, que se edita y tiene cambios y movimientos. Tiene partes lentas y partes rápidas, partes tranquilas, partes fuertes. Están muy entrelazados para mí. Trato de aprender acerca de filmar para la música, y creo en la música en términos de cine. Estoy confundido, pero felizmente confundido”.

En el caso de Jarmusch, la música y la imagen representan demasiado en términos narrativos. Cuando su tarea es usar una de las dos para explicar la otra, la situación tiende a convertirse en un problema existencial. A Jim no le gusta poner imágenes en dónde la gente podría explotar su imaginación para poner lo que ellos quisieran. Un video musical hace justamente eso, borra el imaginario individual y le plancha encima un video con una historia única.

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Es importante tomar en cuenta que Jarmusch tiene una banda increíble antes llamada Bad Rabbit que ahora se llama SQÜRL bajo ATP Recordings. Se formó para hacer la música de Los Limites del Control en 2009 y el año pasado regresaron con un segundo EP bastante recomendable.

Juntar dos grandes cerebros no funciona

Tener una gran idea y dejar que alguien más la manosee simplemente porque la música le pertenece puede dar como resultado videos tan desastrosos como éste del diablo con un triciclo en el desierto.

Jim sabía que la canción no le pertenecía y permitió que Tom tocara las partes íntimas mientras la idea germinaba:

"Tuve una gran pelea con Tom Waits hace años, él dijo: 'Mira, no es tu película. Es una promoción para mi canción’. Fue después de Down By Law, y estábamos en la fase de edición. Pero él tenía razón… Recuerdo que lo encerré afuera en el estacionamiento, y él estaba golpeando a la puerta mientras gritaba: '¡Jim! ¡Voy a pegar tu cabeza a la pared con pegamento!’. Tom nunca pegó realmente mi cabeza contra la pared. Pero no son realmente películas mías, son películas para una canción. Me enteré de eso hace mucho tiempo".

Tal vez si Tom no hubiera intervenido, los colores del video no serían tan molestos. O puede que al final sí, porque ninguno de los dos parece haberla pasado muy bien mientras lo grababan. Y es que, aunque probablemente no sea Jim, sino nosotros los que no entendemos lo que es disfrutar de los detalles en este mundo lleno de inmediatez y productos transgénicos, estamos acostumbrados a que la mayoría de los mini cortometrajes que acompañan a la música, sirvan para entretenernos mientras movemos la cabeza con los audífonos puestos.

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En los videoclips, si la historia es larga o no, o si se dice mucho con poco o viceversa la idea no es generar un universo de nuevas propuestas que compitan con los largometrajes porque simplemente no son la misma cosa. Jim disfruta de hacer películas y el resultado son dosis de genialidad pura. En sus videos musicales por el contrario, esas nauseas probables que siente cuando fabrica piezas de menos de 5 minutos, se transmiten por cada pixel cuando les das play en Youtube.

Y entonces, esas historias sin detalles (o con muy pocos de ellos, comparados con sus películas) que se transmiten en la pantalla mientras escuchamos a Neil Young o a Tom Waits no funcionan como deberían porque son intentos desesperados de videoclips tratando de convertirse en largometrajes. Y entonces me pregunto, ¿era necesario que Jarmusch hiciera tantas veces algo que odiaba hacer? ¿En qué mundo creyó que nosotros íbamos a disfrutar de algo que para él fue un infierno?

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