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Música

Bendito sea el infierno: Así fue el Hell & Heaven 2016

El festival más "metalero" de México se llevó a cabo el fin de semana con saldo blanco y mucho sedentarismo. Checa nuestra puntual crónica del evento.

RAMMSTEIN; todas las fotos de Sergio Ortiz Borbolla

Después de un año de descanso, el Hell & Heaven se realizó por segunda ocasión en la Ciudad de México. Esta es la quinta edición del festival. Y en general, podría decirse que todo mejoró: los organizadores se pusieron más pilas con el sonido, y hubo mejor logística y bandas de todo tipo de metal: desde black y glam, hasta el más moribundo, nü metal. La del 2014 fue una organización aceptable. Pero ahora había más baños y menos colas. Chelas hasta para aventar (cosa que obvio pasó en Twisted Sister) y si la cerveza no era "lo tuyo", había whisky, mezcal y tequila. Si tu meta era salir hasta la madre y no saber qué onda con Rammstein o la aberración gabacha y Pantera wannabes de Five Finger Death Punch, también era fácil lograrlo.

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De los cinco escenarios, el New Blood Stage fue el menos solicitado y es que, para la desgracia de esas bandas —nacionales, por cierto—, empezó desde muy temprano. La gente dice que hay que apoyar al metal mexicano. Y sí, siempre y cuando esté bueno. Ahí te encontrabas de todo: War Kabinett, un refrito mal hecho de Cradle Of Filth; luego otros más con nombres pretenciosos que se creían europeos: Obey The Moon, y algunas otras bandas que sí valían la pena como Black Overdrive (stoner metal a la Down) y Driven, estos últimos con una tirada de metal comercial bien hecha. Estas bandas empezaron como a la 1 de la tarde. Lo bueno comenzó de las 3 en adelante con Fear Factory, abridores de uno de los escenarios principales, el Heaven Stage. Ese grupo de metal industrial parece no envejecer: su sonido es el mismo y todas sus rolas suenan igual. Como Motörhead: lo de siempre, pero chingón.

Sepultura rifando en el Alternative Stage

El Hell & Heaven quiere ser como festival europeo, o más explícitamente como el Hellfest de Francia, el evento metalero en Europa durante el verano. Ahí la llevan. Una muestra de ello es poner dos grandes escenarios uno junto al otro: Cuando termina una banda puedes ver a la que sigue de inmediato —nada de tener que esperar. Mientras Fear Factory se lucía; más lejos, en el True Metal Stage, Voivod de Canadá tocaba su thrash progresivo y psicodélico. Este grupo sólo ha estado en México para festivales; nadie se ha aventado a traerlos solitos. Si te trasladabas de escenario a escenario (el True y el Alternative Stage estaban muy cerca) podías cómo el sol quemaba. Por suerte no llovió: Los dioses del metal estuvieron de nuestro lado.

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Para cuando llegabas al Alternative Stage te encontrabas con la era “nublada” del metal: bandas de nü metal. A.N.I.M.A.L. de Argentina prendió a la banda. Tocaron antes de Alien Ant Farm, los cuales —y lo digo de manera muy triste— siguen viviendo del éxito de la década pasada con una rola que ni siquiera es de ellos: “Smooth Criminal”.

Suicidal Tendencies

Ese escenario contó con otras cosas que lucieron mejor que otras bandas del Hell o el Heaven Stage, como P.O.D, que se mantienen clavados en su onda rapera y “ruda”, muy de su ciudad natal, San Diego, California. Además no dijeron ninguna grosería… porque son cristianos. Pfff. El Alternative lo cerró Suicidal Tendencies y Suicide Silence. Los primeros fueron la sorpresa, en parte no sólo por su energía, sino porque en la batería venía el ex-Slayer Dave Lombardo. ¿Los segundos? Metal para las nuevas generaciones o, como los “old school” lo llaman: “metal brinca brinca”

Sepultura

Si he de elegir al escenario con mayor actitud, ese fue el True Metal Stage. Después de Voivod se vino la agresividad y los riffs ñeros con Sepultura, que todavía le ponen huevos a su show; luego el death metal de Suffocatio; y los que cerraron ahí: Behemoth de Polonia. Muchos prefirieron perderse el comienzo de Twisted Sister para ver a estos últimos, y es que la neta sus discos nuevos son verdaderas joyas del black/death. Si de plano ya estabas abuelito y no te querías mover, lo mejor era mantenerte en los escenarios principales: el Hell y el Heaven. Ahí no veías mucho movimiento salvo en el centro donde se soltaba el slam. Sí, nada que ver con el Corona Capital. A lo mucho veías a gente moviendo la mata con su chela en mano.

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Behemoth

La decepción fue Dragonforce, quienes parecen más una banda de videojuegos que de power metal. Su música es tan, pero tan melosa y hartante que quedaron en ridículo cuando terminaron y al lado comenzaron los de Amon Amarth, que sí traían escenografía: un enorme casco vikingo que sostenía a la batería. Eso, además de su death metal melódico y nórdico, hizo que a escena salieran dos actores disfrazados de guerreros vikingos, a madrearse con espadas entre ellos. Eso sí es metal y no las jaladas de Dragonforce.

Si querías seguir con actitud “fresa”, tenías que ver a Epica y su metal operístico ñoño y nada pesado, pero he de admitir que en México tiene muchos, pero muchos fans. Mismo caso fue el de Ghost, la sensación de la escena metalera a nivel mundial. James Hetfield de Metallica viste sus playeras y las presume. La realidad en este festival fue otra para este grupo de Suecia. Dejaron ver que están sobrevalorados; son una banda para ver y escuchar en un club, y no más. Todos los que se encuentren extasiados por ellos, deberían escuchar a Mercyful Fate y Blue Öyster Cult y ver que Ghost es… pues es Ghost, son la moda.

Después de irme a entretener con los juegos mecánicos que la organización puso en el festival y evitar a los suecos a toda costa, me encontré con la desagradable sorpresa de tener que ver a Five Finger Death Punch, un grupo pretencioso que quiere ser una versión mala y wannabe de Pantera; muy gringos, muy “rudos”. En Estados Unidos son relativamente famosos, pero aquí se dieron cuenta de cómo su música no es tan bien recibida; al menos no los abuchearon.

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Después vinieron los dos actos estelares del Hell & Heaven 2016: Twisted Sister y Rammstein. Twisted Sister fue, de verdad, lo mejor del evento. En la batería venían con Mike Portnoy, el de la novela de Dream Theater, y quien toca donde lo dejen. Dee Snider parece tener 28 años. Se movió por todo el escenario y prometió que esta gira es la última de la banda y se refirió a otros como Judas Priest y Scorpions, quienes prometieron retirarse y no lo han dejado de hacer. Los de Nueva York se llevaron la noche con su "Huevos con aceite". Sí, el coro de su rola "We're Not Gonna Take It", fue reemplazado por esa frase en español que muchos cantaron en los ochenta.

Rammstein

Rammstein estuvo entre normal y "ya me quiero ir". Si no te quedabas, estabas pensando en cómo regresar a casa. Y espero que no te hayan asaltado a la salida, porque los taxistas que estaban afuera querían cobrar de 400 a 600 pesos por viaje. Los alemanes basaron su show en fuegos pirotécnicos, muchas luces rojas, una escenografía bestial y su música en alemán que, pese a lo que podrías pensar, la gente se las sabe. No sé si sepan qué dice la letra, pero se las aventaron todas. Su vocalista no perdió oportunidad para decir cosas en español como: “Quiero coger”. No lo culpo.

Así se acabó el festival más “metalero” de México y a lo mejor de toda América Latina. Saldo blanco y mucho sedentarismo entre los asistentes que optaron por chelas y whisky en vez de agua… Y tampoco los culpo, las botellitas chiquitas costaban 30 pesos.