Ver al británico Heatsick (Steven Warwick) ahí en el escenario principal del Museo de Arte Contemporáneo de Montreal en el pasado EM15 (cuando Mutek y Elektra se unieron para festejar sus respectivos 15 años) fue impresionante, pero no por las razones por las que suelen ser impresionantes las presentaciones de otros productores en Mutek o Elektra. Aquí la impresión era detonada por la sencillez del dispositivo del que provenía eso capaz de evocar el bochorno de una tarde en la playa con el alivio y el gozo de sentir la brisa fresca en el rostro. Me explico. Se trataba del tercer Nocturne del festival, que los organizadores habían bautizado/subtitulado como Kooky Monsters. Tocarían Citofono (de Quebec), Archie Pelago (de Nueva York), Durian Brothers (de Alemania) y Heatsick (con estímulos visuales de Baillat Cardell & fils y BRILLE²), y prometía ser una noche –así la habían presentado— de tempos alterados, retorcidos, capaces de sacudir las paredes del museo, una velada de instintos rítmicos aventureros y de suministro excéntrico de máquinas. Pero nada –debo confesarlo— me había predispuesto para lo que iba a experimentar con el set de Heatsick, aunque sin duda, era el productor que más deseaba ver esa noche.
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