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Música

Giorgio vestía Giorgio

Un rato después noté a la Sra. Moroder sola y aburrida, me acerqué a entrevistarla. Se llama Francisca, llevan casados 25 años y tienen un hijo adolescente.

Después de pasar doce horas del sábado buscando alguna historia interesante para contar en este espacio, fracasé. No importa a quién entrevisté o si vi de cerca a las gemelas Deal. Me preocupé. ‘Tal vez ahora sí ya estoy muerta por dentro’, pensé. No canté “Paper Planes” abrazada de algún amigo, o de algún extraño; no me impresionó Debbie Harry disfrazada de bruja… es más, ni siquiera me pareció sorprendente o lejanamente humillante que al llegar a la Condesa me bajaran de la van de una banda que creo que se llamaba Imagine Dragons. Tal vez es el fin de una era (por lo menos para mí). Ya no me emocionan los festivales. Casi siempre tengo que trabajar, todo huele a Copperton, me tardo mucho reencontrando a mis amigos y además mi novio preferiría estar viendo a Frank Zappa.

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El domingo fue diferente. Me emocionaban un poco más las bandas ese día. De todos modos mi negatividad me estaba bloqueando la mente hasta que tuve una revelación. El cantante de Sigur Rós tenía la peor camisa que alguien haya visto, era como el Frankestein de las camisas: estaba hecha de puros retazos diferentes de tela, unidos con tiras de botones que además se podían abrir.

Mientras me concentraba pensando en la clase de persona que usaría esa mierda, a lo lejos vi a un abuelo capturando la atención de todos los “jóvenes periodistas de música”. Mientras más se acercaba más nerviosa me ponía y eso que ni le había visto la cara. De repente me dicen, ‘ahorita viene Giorgio Moroder, lo vas a entrevistar al aire.’ Casi me desmayo, más que otra cosa porque el conocerlo me acercaría a un grado de separación de toda la gente famosa que existe en el juego de Kevin Bacon.

Una vez más Wikipedia me salvó. Entré a su biografía y vi que nació en 1940 en la frontera entre Italia y Alemania. Giovanni Giorgio Moroder. Solo la pizza es más italiana que ese nombre. Mientras el señor Moroder hacía el tour de entrevistas noté a una mujer con él, obviamente era su esposa. Tenía el pelo muy Studio 54, claro que me la imaginé bailando “I Feel Love”. Otra vez para mi suerte, escuché a Giorgio hablando español, razón que hizo mucho más divertida nuestra entrevista. Nos dijo que su esposa nació en Guadalajara, por eso su perfecto español. Un rato después noté a la Sra. Moroder sola y aburrida, me acerqué a entrevistarla.

Se llama Francisca, llevan casados 25 años y tienen un hijo adolescente. Se conocieron en un restaurant de Los Ángeles en donde ella trabajaba, dice que fue amor a primera vista, ella ni sabía que él era famoso. Me dijo que a Giorgio casi nada lo hace enojar, que es Tauro y que no le gusta bailar. A ella le encanta, obvio. Le pregunté ¿quién es la persona más famosa que te ha presentado Giorgio? Francisca me dice: “Richard Gere, de hecho yo le dije que quería conocerlo. Cuando me lo presentó yo estaba muy emocionada y Richard Gere nada más quería hablar con Giorgio, a mí ni me notaba. Ellos hablaban de la película que hicieron (American Gigolo), y Richard no paraba de abrazarlo y de decirle que era un genio.”

La canción de Giorgio que más le gusta a Francisca es “Flashdance”, además me dice que a ella antes la confundían en la calle con Jennifer Beals. Después de ese encuentro seguí trabajando un poco más contenta, supe que no todo estaba perdido, siempre existe la posibilidad de poder ser Francisca Moroder.

Hubiera podido ver de principio a fin el Last Splash de Breeders, pero preferí salir corriendo a ver a Savages, sin duda lo mejor que vi en el festival y en general desde hace tiempo. Después escuché a dos desconocidos diciendo que Jehnny Beth, la líder de la banda, los hipnotizó. No lo dudo, conmigo lo hizo también. Yo no toco ningún instrumento, y considero muy pobre mi entendimiento de la dificultad que esto representa, pero para mí ellas tocan mejor que cualquiera de los Queens of the Stone Age.

Al final me quedé a ver a Jamie (The XX) y mientras que hablábamos de Roxy Music, sonó “Don’t Stop The Dance”. Me pareció una buena señal. El set de Giorgio ni lo voy a mencionar me estaría desviando de lo relevante. Giorgio Moroder usando una camisa Giorgio Armani es lo importante. Su sonrisa a los 73 años y Francisca tomándole fotos, es mucho más que cualquiera de los Arctic Monkeys -no Alex Turner- pidiéndome un encendedor o dos groupies borrachas vestidas iguales.