FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Fat Tony se va a convertir en tu nuevo rapero favorito (según Fat Tony)

Platicamos con el rapero de Houston sobre la importancia de la espontaneidad, y la importancia de hacer énfasis en la diversidad racial.

Foto por Rodrigo Alcocer

“¿Qué tal, cómo te va? Soy Anthony, ¿de dónde vienes?”, es lo primero que me dice Fat Tony, extendiéndome la mano, cuando nos presentan en el lobby de acceso a Material, feria de arte para la que tocará al día siguiente de este encuentro, en una de las fiestas que los organizadores de la feria armaron para el entretenimiento de visitantes, participantes y medios aliados, y donde Fat Tony partió madres.

Publicidad

Tony y su DJ, Ill-Faded, resaltan aquí. No precisamente porque lo reconozcan como alguien que ha sido nombrado como el mejor artista hip hop de Houston por algunas publicaciones, ni por sus colaboraciones con A$AP Rocky o Das Racist de hace unos años. No es gordísimo como su nombre indica. Tampoco porque quizá sea el único afroamericano que los 8 (¡!) elementos de seguridad de la entrada hayan visto esa mañana; tienen pulserita VIP y pueden hacer lo que quieran. Resaltan porque entre las pocas opciones de looks masculinos genéricos que se ven en eventos como este –materiales conscientes con el ambiente, camisas a cuadritos (no de leñador, más chiquitos), beanies y barbas-con-canitas de 4 días, sacos negros ajustados, o una variante donde la playera es más grande, o el estampado más deslavado y jodido parecen dar algún tipo de credibilidad bohemia– él es el único que trae una chamarra negra de cuero de motociclista a las 12 del día y una playera de Aaliyah, e Ill-Faded es el único que trae lentes oscuros, una greca rapada en la cabeza y no tiene empacho alguno en hacerte saber que está crudísimo. Ambos resaltan porque no tienen rastro alguno de ironía en nada de lo que están haciendo. Cuando le contesto “para Noisey” se relaja, me dice “ah, cool. He hecho muchas cosas con ellos, videos y entrevistas… ¿De qué quieres hablar?” ”De lo que sea”, le contesto, “Los millenials no leen y seguro van a poner tus videos arriba”.

Publicidad

Camino a la zona donde tendría lugar la entrevista. Pasamos por el booth de una galería de San Francisco que tiene una pieza que muestra LP’s de punk, protopunk, rap y metal de los 70 a los 90 –Bowie, Reed, Stooges, Germs, X, Nirvana, Sonic Youth, lo que uno dice a los 25 que escuchaba desde los 12– intervenidas y pintadas en negro. Se detiene y me dice:

“Todas estas bandas me encantan. Todas.”

NOISEY: La última vez que viniste fue al NRMAL, hace un año, y ahora vienes a tocar en la fiesta de una feria de arte…
Fat Tony: No podría estar más contento. Este es el tipo de audiencia para la que me gusta tocar. Es el tipo de gente que puede apreciar cosas nuevas de manera diferente. Es refrescante tocar para gente que no conoce tus cosas y que quiere saber de qué vas. Acá además hay gente de todo el mundo, es una exposición mucho mayor que sólo tocar en EEUU o en Canadá… Como que esta gente viene acá a descubrir su siguiente cosa favorita.

¿Y tú vas a ser esta nueva cosa favorita?
Si están abiertos al rap chingón, y un performance salido del corazón y con un montón de energía tanto de mí como de Ill-Faded, entonces sí, vamos a ser su nueva cosa favorita. Siempre intento armar el show a la medida. El setlist lo organizamos de acuerdo a la audiencia. Si es cortito, tipo en una fiesta, voy a tocar puro macanazo; si el público está más preocupado por las letras, me voy a ir por algo más lento, con historias. Para un show como este, vamos a intentar dar una visión general de lo que soy, tocaré cosas viejas, cosas nuevas, cosas que ni he editado… Quiero que saliendo de aquí sepan cómo me veo, a qué sueno, cómo soy y vayan a buscar mi música.

Publicidad

Cada show hecho a la medida, como herramienta de marketing.
Sí, exacto. Además, es aburridísimo cuando un artista toca el mismo show una y otra vez. La vida no es así de rígida, hay que vibrarla y seguirle el flujo… Igual en medio del set siento en qué onda está la gente y me pongo a freestylear. Parte de un concierto bueno es la improvisación. Puedes oír la canción en Spotify, o en tu casa, en un vinil, donde sea que escuches música… es muy diferente la experiencia en vivo. Igual la banda a la que ves tocando en directo lo hacen más rápido, más lento, más largo, más corto… Esa experiencia es lo que uno se lleva al final.

Foto por Irving Cabello

No vas a freestylear en español, ¿o sí?
No, espérate. Mi español es malísimo, y me da mucha pena eso. Si oyes español de mí sólo vas a oír “Hola”, “Gracias”, “Bueno” y “Culo”.

Igual no necesitas más.
¡Precisamente! Tenemos una canción que se llama “Culo of the Week”, igual la toco 10 minutos…

Todos tus press-releases informan que tu papá es nigeriano, que de niño lo mismo te gustaba Nirvana que Kriss-Kross, ahora que pasamos por la feria nos clavamos un rato en la pieza de discos de punk y new wave, tú eres de Houston, pero nunca te clavas en el bangin’, o andar en la onda jarabe-de-codeína-y refresco-de-limón…
Me encanta mezclar, ¿sabes? El productor de mi disco anterior es un jamaiquino, Tom Cruz, de Atlanta, entonces mete mucho dancehall y reggaetón… Con él, compartiendo la circunstancia de que nuestros papás son inmigrantes, eso nos abrió a escuchar muchas cosas. Le gustan cosas muy diferentes. Por supuesto que está muy formado por los clásicos de Atlanta –Outkast, Goody Mobb– pero sus dos mayores influencias son David Bowie y Neil Young. Y a mí que él me presentara a Neil Young –ya sabes, uno siendo medio punk– descubrir que Neil Young era más que un cuate vieja escuela, folky, que no está en mi campo de visión, fue increíble. Pero eso demuestra que cualquiera, con cualquier antecedente, puede conectar con la música de otro y agarrarse. No importa si se ven diferente, si tienen otra edad, otro antecedente.

Publicidad

Para mí es importante vivir en mi propio mundo como artista.. tipo Prince, por ejemplo. Tiene canciones que jalan influencias de todos lados. Funk, rock, blues, pop chicloso. No lo puedes definir y eso lo mantiene fresquísimo. Y uno, haciendo música o cualquier arte, saca lo que mete. Si me hubiera quedado escuchando rap de Houston, no estaría haciendo mucho, la verdad. Crecí en un lugar donde oíamos muchísima música diferente. Soy de Houston. Mi papá es de Nigeria y le gusta el reggae y el country; a mi mamá le gusta el soul tipo Stax Records —ya sabes, Otis Redding… también le gustaba el rock, Bowie, Lou Reed, Beatles, Rolling Stones, Devo… Cuando me acerqué a la música entonces no tenía este vicio de pensar que a una persona le tenía que gustar un solo tipo de música. Siempre pensé que te tenía que gustar un montón de música y que había que meterse en ella.

Cuando oí a Prince me clavé mucho, y me pasa eso con cada cosa que llama mi atención y me obsesiono.

Foto por Irving Cabello

¿Viste el video de Questlove de los Roots donde cuenta una historia de una fiesta en la que quiso sorprender a Prince poniéndole funk nigeriano y todo le sale mal?
¡Sí! La de Fela Kuti … Me encanta Fela, pero esa historia es exactamente de lo que hablábamos; no puedes encasillar a nadie… Todos somos diferentes. La gente espera un montón de cosas de mí: soy de Texas y soy vegetariano, por ejemplo, y la gente se sorprende de eso, casi tanto como de que sea muy fan de Black Flag, de Bad Brains, de Morrissey…

Publicidad

Traías una playera de Moz en tu concierto del NRMAL, ahora traes una de Aaliyah…
Sí, sobre Morrissey, siempre he pensado que era chistoso, es algo que me encanta de él. Sabe usar el humor. Y eso es algo que siento que a mí me atrae. Puedo usar el humor para conectar más con la gente; rompe el hielo y a través de él puedes tocar temas más profundos.

Y Aaliyah, es que es increíble, baby girl…

¿Ahora qué? Tu última canción fue “MacGregor Park”, y ya pasó un año de eso. ¿Viene algo nuevo pronto?
Tengo tres grabaciones que quiero sacar. Estoy sacando un EP de MacGregor, con Tom Cruz, que produjo mis 3 anteriores. Este va como de vuelta a mis raíces, de vuelta a Houston. Resultado del proceso de mi último disco, el Smart Ass Black Boy; lo escribí en Houston, lo grabé en L.A. y para promocionarlo me fui a Brooklyn. He estado fuera de casa ya mucho tiempo y quería volver a casa.

Tengo otro disco que saco con P. Morris que es de Kansas pero vive en L.A; él ha producido y trabajado con FKA Twigs, Le1f, Kelela, no ha trabajado con muchos raperos. Todo está construido a partir de samples de canciones que nos encantaban creciendo. Entonces igual traemos cosas de Usher, de Blink 182, de Tupac, “Waterfalls” de TLC. Estamos intentando regresar el rap a esa era de los tempranos 80 donde se rapeaba sobre canciones completas de alguien más. Está muy influenciado mucho por mi experiencia como DJ; pongo música de otra gente y cuando el público escucha música que ya conocen, esos samples, los abre, porque relacionan estos recuerdos agradables que tienen alrededor de esas canciones y los prepara para las cosas nuevas que les queremos decir.

Publicidad

El tercero es un proyecto bien personal: escribo cosas de mí y de gente alrededor de mí, nombrándoles. Lo hago con Kyle Mabson y él está haciendo todas las pistas con sintes análogos y cajas de ritmo viajas y todo va en una onda industrial, áspera, tipo Ministry o NIN. Y yo ahí ando escribiendo cosas personales. Se llama Charge It to the Game. Este lo quise hacer muy crudo, lo estamos grabando lo-fi, en mi sótano, y lo vamos a sacar con Ghost Ramp, esta nueva disquera de Wavves.

Foto por Irving Cabello

Tú grabando con la disquera de Wavves; Odd Future teniendo a Trash Talk y su hardcore en sus filas; casi toda la música de la que hemos hablado está primordialmente hecha por gente blanca… Esto es una feria de arte, estamos quizá en el lugar más blanco en la Ciudad de México ahorita –el segundo, está Zona Maco también– y tu álbum más reciente se llama Smart Ass Black Boy. Hay indudablemente un tema de raza presente, que muchos artistas de tu generación abordan y en el que actúan de maneras mucho más frontales; y hay gente que prefiere considerar que existimos en un mundo post-racial…
Con absoluta certeza te digo que no creo que vivamos en un mundo post-racial. Creo que la raza está jugando un rol cada vez más grande. Mira: desde el 2007, creo, ocurrió una controversia en los EEUU, el Jena Six, en donde ocurrieron una serie de eventos racistas contra negros en una universidad. Cuando vi que esto pasó, predije que habría más y más mierda y pendejadas racistas contra los negros. La injusticia social ha ido escalando y escalando y la cosa explota con Trayvon Martin. Ahora vemos incontables incidentes de asesinato y abuso policial, y el sistema judicial protegiéndolos; y no hay justicia, y no se va a detener. Y esto no es nuevo, lleva pasando cientos de años, pero por lo menos ahora hay algo de atención en esto. Había mucha gente que de verdad no sabía esto. Si no eres parte de la comunidad negra en los EEUU, no sabes cómo interactúan los policías y los negros. Incluso en nuestra comunidad no lo hablamos mucho, es un tema del que se habla en corto, bajito. Tengo amigos a los que la policía les ha pegado y no lo hablamos porque nos lastima, es un sentimiento terrible.

Publicidad

Son temas que hay que poner en la mesa. ¿De ahí el nombre de tu último disco?
Nombré mi disco de esa manera porque quería que la gente pensara en raza; poner la palabra “Black” y que la gente lo vea y se piense alrededor de ello. Que se pierda la pena de hablar de temas “negros”; ser tímido en ese aspecto es tonto. Creo que es importante poder abordar cualquier tema racial –negro, latino, asiático–, pues hablando de eso aprendemos y crecemos. Lo que realmente ocurre, como protegernos, educarnos y evitar esas problemáticas… Pon tú, organizaciones como Black Lives Matter o All Lives Matter, siento que a veces se equivocan porque quieren suavizar la situaciones enmarcándolas como algo post-racial y evitando poner el tema polémico real en la mesa una vez que logran reunir a la gente. Las diferencias son lo que nos hacen más fuertes. Lo que la gente quiere es justicia y respeto. No quiero estar definido por ser negro y no quiero definir a la gente por ser latina, gay, asiática, quiero ser reconocido por lo que hago. No veo por qué esta actitud donde podamos aceptar nuestras diferencias y hablar de ellas no pueda crecer; no creo que debamos evitar el nuevo aprendizaje que esto conlleve y cómo nos pueda hacer crecer.

Foto por Irving Cabello

Y ahora con Donald Trump, o lo que acaba de pasar con Phil Anselmo de Pantera, está de terror sentir que estás rodeado de pendejazos…
Sabes, pasa en los EEUU y creo que pasa así en todo el mundo. Creo que este concepto de ser “blanco” es un estado mental venenoso. En Estados Unidos un segmento de gente pobre, blanca, está siendo engañada, haciéndoles pensar que sólo por su condición de ser blanco debería garantizarles una “superioridad”. Es de idiotas, están siendo controlados por una clase alta, blanca, con poder a los que no les importan. Un blanco rico no te va a hablar de su primo redneck… y los tienen. Este engaño empieza desde el fin de la esclavitud, estos movimientos donde movilizan a los blancos para que “los negros no nos roben el trabajo” y usar el odio como herramienta. Esta idea de “lo blanco” es una invención. Hasta que matemos esta noción de la “supremacía blanca” no tendremos justicia. Y parte del problema es que hay negros, latinos, asiáticos que se asumen blancos, que quieren funcionar como si fueran blancos, porque tienen un poco más de dinero… Al final del día están igual de jodidos que el resto.

¿Y qué?¿vas a comprar algo en la feria? Tu DJ ya se compró una playera…
Igual me compro unos tenis, vi unos pares frescos ayer en uno de los booths.

Rodrigo Alcocer es arquitecto, fotógrafo,y también es famoso en Twitter. Síguelo @rodrigoalcocer