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Música

Expedientes sudados desde el Noa Noa 2: las 20 más picudas

Nuestros recuerdos del Divo de Juárez podrían resumirse en estos 20 trancazos.

Foto vía Billboard

(Aquí los "Expedientes Sudados desde el Noa Noa" completos)

¿Que cuáles son mis favoritas, cariño? Uy, esa es bien difícil pero no está imposible, pus ¿a quién quieres más: a tu papá o tu mamá, no? No sé si me enamoré más de Alberto, de Juan Gabriel compositor o Juan Gabriel intérprete. No podría con todo, ni él creo que pueda con todo… ahí va, pues. Es muy bueno, tiene líneas que sólo él las puede cantar. Su dolor es el único autorizado para hacer esa pausa monumental en “Hasta que te conocí”, se me enchina todo el pinche cuero. Namás el puede decirle improperios improvisados a sus desamores, sin que sepas el nombre del pecador en pleno desvele televisivo con la Castro. Un fenómeno.

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En cuanto a sus temas, son un montón de canciones pero habría que ir por partes, mi cielo. Primero, ver que son más de mil temas, ¿no? Te la paso al costo: más de cuarenta años de trayectoria artística y por ahí de setenta discos, más si me apuras. ¿Qué si todos están buenos? No mames, ni los Stones papacito. Pero el talento es algo que siempre tuvo Alberto. No sólo le macheteaba; lo tenía bien claro, ensayaba al espejo y le experimentaba, toda la cosa.

Yo rescataría para que mi corazón estuviese tranquilo y a la intemperie, fácil unas cuarenta y tantas canciones, mi cielo. Sin pedos. Pero si tuviéramos que ser bien estrictos y cremosos con lo mejor de todas y cada una de sus épocas, yo creo me quedaría con 20 pinches rigurosos puñetazos a mi alma y corazón para no tener pedos en mi lecho. Ahí te van mi rey:

1.- “Me he quedado solo”

Uno de los primeros éxitos machines en forma de Juan Gabriel fue “No tengo dinero” y ésta. Tanto así que dijeron los productores ¿y si probamos suerte en Japón? El año del Halconazo, Juan Gabriel la pegó tosco con unas líneas dolorosas pero con un ritmo sabrosito: “Me he quedado solo y sin tus besos, estoy solo, triste, abandonado. Vida eres todo lo que tengo…". A Juanga le cambiaban el look constantemente, unos le iban otros nel, pero en esa etapa le dijeron “… Y bailas, y le hablas enamorado a la cámara y así”. Era un natural, el cabrón. Es. Sus versiones en japonés están increíbles. Digamos que el éxito le vino… de putazo, pero no era de a grapa. Le chambeó macizo, también se grabó una versión instrumental de “No tengo dinero” con la Orquesta Sinfónica de Londres vendiendo un millón de platos. Creo que también se grabaron en alemán y portugués. Pero eso lo desconozco de cierto, chaparrito. A mí me gusta más esta y ya.

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2.- “Estoy enamorado de ti”

Se entregaba, como loquito. En el 72 llega el OTI y “Será mañana” no fue una buena elección para pegar con tubo. Sin embargo, de esa época vino la luminosidad tras la balada pop que enamoraba y después: glorias de más largo aliento, como lo es esta maravilla. Mariposas en el aire. De esta época recuerdo los primeros pasitos chéveres y jocosos. Ya lo de las caídas vendría muchos kilos y discos después. En el 74, Juan Gabriel encontró al ranchero que siempre llevó dentro, y zas: el ídolo sube de nivel. De esta época es “La muerte del palomo” que compuso bien chavito, a los 13 o 15 años por ahí, pero también la poderosísima “Se me olvidó otra vez”, “Que sea mi condena” y esta chulada, que es el clímax de una gran colaboración con el mejor Mariachi Vargas de Tecalitlán.

3.- “Me gusta estar contigo”

La mejor etapa letrística de Juanga es la setentera, sin pedos. Bueno, para mí todas, pero me gusta más, ésta. ¿Ya te dije, no? Este clasicazo es de las que da gusto cantar mientras se hace el quehacer. Cabrón. Sí, un cliché ¿y qué pedo? Aquí comienza a darse licencias más “locas” para la cantada, grititos agudos al son de “arriba el norte”. Los fraseos rápidos para aterrizar en un acompasado coro feliz. Un genio y joven compositor se va erigiendo.

4.- “Siempre estoy pensando en ti”

Aquí siento que se pulió como nunca. Cuatro chingadazos seguidos en las listas desde su salida a la luz. Incontenible, Juan. Se fue levantando el ídolo y los millones de discos vendidos. Juanga trataba de regresar a la balada, y tras un par de discos irregulares cambió al mood mariachi, y se sacó este homenaje a la obsesión amorosa, a la adicción a una persona que nomás nos hace pasarla mal. Bárbaro.

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5.- “Jamás me olvidaré de ti”

De cara a finales de los setenta, Juan Gabriel produce cañonazos de otros y los de él; para todos le alcanza y de esta época son las colaboraciones macizas con la Durcal, Estela Nuñez y otros, Joan Sebastian en su faceta country pop no se entiende sin Juanga. Joan Sebastian mismo no se explica sin el toque master de Alberto. Esta suena mejor con Rocío Durcal, pero la letra es del “divo”. Aquí comienza en serio la nostalgia y las líneas con poder completamente destructor. Un artista madurando.

6.- “El Noa Noa”

Pon tú que la puse más por el lugar y el cariño que le tengo a don David, el dueño del Noa, y porque ahí lo conocí, pues. Pero me parece un pop ahí raro, no creo que sea su canción más picuda, pero cuando la canto y bailo sí se me escurre la cuchara bien severo. ¿Un lugar “de ambiente” donde todo es diferente? Ya estoy ahí.

7.- “La diferencia”

Esta es de las bien macizas. Muchos se acuerdan de Juanga más por sus canciones que por sus discos, rey. Pero para mí este disco cierra su mejor etapa ranchera por un tiempo, pa luego recibir a los ochenta con un pop-polca bien vernáculo. “La diferencia” es otro de esos himnos dolidos para cantarle a esas pinches desgraciadas, que le dices va, no hay pedo, namás que yo sí me clavé… pasada de rosca. Según yo aquí está la génesis de Paquita la del Barrio pero con gusto.

8.-“Ya lo sé, que tú te vas”

No todos son perfectos, y en los ochenta, Juan tiene unos discos bien irregulares pero que se sostienen con uno o dos hits muy cabrones. El Cosas de Enamorados del 82 no valdría un pepino si no fuera por “No me vuelvo a enamorar”, que la cantan mucho los imitadores en las fiestas de salón, y ésta que es como el himno del resignado.

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9.- “Bésame”

Te voy a ser bien sincerota. Recuerdos II es un disco que medio me caga por querer vivir del exitazo de Recuerdos (duró un añote en las listas, sí wey, antes duraban machín no como ahora, lo grabó en Londres y toda la mamada). Hay una chingadera que hizo que se llama “El Noa Noa II”, osea ya la gana descarada de hacer lana, otra que se llama “Meche” que nomás no le crees porque ya sabías de qué lado mascaba la iguana. Pero “Bésame” es la pura pinche jotería rica, cabrón. Rápida, ranchera, pop, trabalenguas, amorosa, luminosa, divertida. Quizás no está ahí en su repertorio de las que soba en Bellas Artes y el Auditorio Nacional, pero esta es una canción muy vergas.

10.- “Hasta que te conocí”

Todos se le comenzaron a cuadrar y a vivir de su éxito: Raphael, la Beltrán, Vicente Fernández. Todos, wey. E increíblemente, Juan logró trascender los setenta y entró a los ochenta marcando la pauta, castigando el camino y haciendo canciones cada vez más dolidas. Esta pinche belleza es de ese disco del 86, Recuerdos. Ándale, el de la caricatura en la portada, donde viene otro mounstro: “Te lo pido por favor”. Aquí yo creo que la magia radica en esa pausa de segundos que hace y luego: ¡Rájale! Aún me pone los pelos de la espalda bien duros. Cabrón.

11.- “He venido a pedirte perdón”

Para mí, esta canción es mi consentida. Suena a otro Juan Gabriel, maduro, sosegado, refinadísimo. Tiene un funk escondidísimo, un halo de Fleetwood Mac raro. Esta rola es para mí la transición a los ochenta más marcada, es del 79 de Recuerdos, justamente, que se publicó un año después. Un discazo, una rolota. Mi favorita, sin lugar a dudas.

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12.- “Si quieres”

A ver. Hace rato te dije que Cosas de Enamorados es un disco pinchón si no fuera por “Ya lo sé que tú te vas” y “No me vuelvo a enamorar”. Pero se me olvidaba ésta. Esta me gusta mucho porque es una de esas donde le empieza a jugar a la voz con inflexiones más interesantes, más dolidas, y la letra es brutal. No hay pedo, si tú quisieras yo estaría ahí como perro, porque te amo. No mames, lloro.

13.- “Inocente pobre amigo”

De ese disco que te dije, antes del Recuerdos, que es algo así como su Ok Computer, hay uno antes que cierra su etapa de Mariachi, la primera y la más chingona para mí. Esta abre el disco, una rola bien ardida, de venganza, riata de poder. Verlo interpretarla en vivo es de las mejores cosas que me han pasado. De verdad.

14.- “Caray”

Yo siento que la primera mitad de los ochenta fueron de gloria para Juan Gabriel, de disfrutar la vida y experimentar, deschongarse marrano. Caray es prueba de eso, es la primera que jotea a mil por hora y también de esas que le salen wowo con tono de vengancitas a lo perra: “ahora soy yo, quien vive feliz” ¿Quiubo culera? Para mí, Todo es su disco más jovial y alocado, bien refrescante, casi como las pecsis heladas que me echaba en el Noa cuando lo veía. Papi.

15.- “Déjame vivir”

La Durcal Y Juanga tienen varios macanazos juntos, pero ésta es mi favorita, como que venía otro estilo de Alberto en puerta, para entonces él se preocupaba muchísimo por las producciones y esta está divertida. Ojalá los dramas del me voy, te dejo, no te vayas, bueno ya estuvo, fueran así de llevaderos. “Así es que de ja me y ve te ya”. Además, me mama que en esta época el Juan hacía así una voz bien nasal.

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16.- “De mí enamórate”

Esta se la conocemos más a Daniela Romo, pero es de Alberto. Y una de las presentaciones más cabronas que tiene para la tele mexicana es aquella desveladota con la Verónica Castro, que por fin entendía que lo suyo no era ni la cantada ni la actuada. Esta versión, en ese programa es devastadora de buena. Yo aún quedo helada, corazón.

17.- “Debo hacerlo”

Ya en Todo, del 83, Juanga había demostrado que le picaba macizo el flamenco y las castañuelas. No en balde la relación con la Durcal, aunque esa agua luego se enturbió. Pero tres años después, y de cara al final de los ochenta, Alberto reventó este piezonón de alto rango estilístico. Rumba flamenca pop, que hasta a Los Chunguitos les hubiera gustado producir y cantar. Aquí comienza la producción rimbombante, la locura de la cola y las presentaciones barroquísimas vendrían en camino. Los noventa serían tiempo de cosechas y gastar los clichés en Bellas Artes hasta decir basta. También vendrían los trajes de luces, colores ridiculísimos (algunos chingones) y sobre todo ese pasito con movimiento de hombros bien cadencioso. ¿Te digo la neta? Debo Hacerlo, para mí, fue el último gran disco de Alberto.

18.- “Así fue”

De esas rolas sueltas de los noventa que aún castigaban, ya en su época de mil músicos y coristas en escena y notas largas, además de versiones de pinchemil minutos con intervalos rarísimos. ¿Qué si fue una caricatura de sí mismo? No sé rey, yo lo veo con ojos de amor y así será. Pero sí, nada es para siempre y todo por servir se acaba, dicen. Esta versión es la que más me gusta. Desamor de ese de rompe y rasga, papacito. Que voz después de tantos años, apenitas comenzaba a bajar el calibre, ¿después de casi tres décadas? Pues qué cabrón, ¿no? Ni “Pero qué necesidad”, “Palo dado” o la reversión que me digas alcanzó el vuelo de esta canción después.

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19.- “La madrileña”

Sí te dije, ¿no? Que era bien fan de la música española. Esta canción es de esas que rara vez canta, pero que tiene todo el encanto del mundo. Acá es la antípoda: sí, el objeto del deseo ibérico es femenino…pero, bueno. Hay cosas detrás de ésta, que me gusta mucho. Es inocente y picosita al mismo tiempo. Es de ese discazo Todo que te digo. El Todo, el Recuerdos y un par más… obras de genio. Aunque no me creas y te hagas el greñudo roquerito, papacito.

20.- “La más querida”

De su primera época y su primer disco, aquel de la camiseta coqueta en la portada, media abierta casualona. Esta venía también en un disco de duetos con Estela Nuñez. Me gusta como pa cerrar y pa que cales el genio. Buena letra, buena melodía, aún mano de productor erizo que veía en Alberto a un cantante tipo Angélica María pero en wey. Mucho tiempo después, cuando las noches calientes de Bellas Artes, Juanga retomó esta pieza y le dio un brío bien distinto. Mago. Ojalá antes del retiro (toco madera), sorprenda con una chingonería de este calibre. Así nomás.

Esas son mis 20 picudas, papi. Ya lo demás es puro escándalo, chisme y “Lo que se ve no se juzga” ¿Quieres saber de eso? Órale pero destápese las pecsis y dime primero las tuyas, deja saco el chal pa contarte los detalles picosos.