Entonces, decidiste ir solo a un festival...

Foto por Daniel Patlán.

Entonces, decidiste ir a un festival tú solo. Quién sabe cómo terminaste en esa situación completamente entendible. Tal vez a ninguno de tus amigos le interesa ir contigo al mejor festival del mundo porque prefieren ver al futbol o algo así. O puede ser que ninguno ahorró lo suficiente para comprar sus boletos. O sólo quedaron de comprarlos y tú fuiste el único responsable. O tal vez sólo estás cambiando de amigos ahorita. Cualquiera que sea la razón, vas a ir al festival, vas a estar rodeado de gente feliz y tú vas a estar total y completamente solo. Está bien. Yo estoy bien. Tú estás bien. Todo está bien. No tiene que ser una experiencia uberdeprimente, para nada. Sigue estos sencillos pasos que te servirán de guía para ir solo a cualquier festival y tus fines de semana en solitario van a ser un maldito deleite.

Foto por Carlos Molina

Mira, las pantallas están padres. Lo entiendo perfecto. Yo también tengo una. Además, las pantallas que hacen hoy en día tienen muchísimas cualidades como para medio-entretenerte de mil maneras diferentes. Y si eres lo suficientemente exigente para saber cómo dominar su poder de conexión, las pantallas te pueden conectar de inmediato con todo tipo de gente increíble, talentosa y súper exitosa que nunca vas a conocer, con la que nunca vas a pasar el rato y que nunca te van a dar un trabajo más o menos tolerable. Aún así, las pantallas te están haciendo cero favores en un festival.

Para empezar, es muy probable que el internet esté saturado y no puedas lograr que cargue una foto de Instagram si quiera. Tu celular te puede ahorrar el aburrimiento entre una banda y otra. Eso no es bueno. Porque tal vez, si no tuvieras la jeta embarrada a la pantalla podrías hacer contacto visual con algún vecino y en una de esas hasta le puedes dar un traguito de tu cerveza. Quién sabe a dónde te puede llevar eso de la interacción humana. Podrías conocer a una persona interesante.

Tal vez a un inventor, un biólogo marino, un astronauta o hasta a un gerente de estrategia de marketing digital, no sé. Puede ser que estés cruzando unas primeras pocas palabras con el Señor o la Señora __________, o puedes descubrir que compartes el mismo dentista con esa persona que está parada junto a ti en medio de toda esa gente. Cualquier consecuencia es mejor que la pantalla. Porque las pantallas no son la vida real. Alguien tenía que decirlo. Qué bueno que lo dije yo.

NOTA IMPORTANTE: Si estás viendo tu pantalla durante el set de una banda, ¿por qué no mejor te quedas en tu casa?

Gif de Jaime Martinez

A nadie le importa. A nadie le importa. A nadie le importa que estás solo en un festival. No puedo enfatizar esta regla lo suficiente, por eso tuve que repetirla unas cuantas veces. Mucha gente ni siquiera se va a dar cuenta de que fuiste a un festival sin nadie con quién hablar escandalosamente. Todos los felices asistentes van a estar demasiado involucrados documentando su experiencia única de la felicidad a través de sus pantallas y publicándolo en la intra-esfera ciberespacial para que todos sus amigos increíbles, talentosos y súper exitosos que nunca han conocido y no van a conocer puedan pasarlo de largo sin darles “like”. No te van a ver solo ahí parado. ¿Por qué? Bueno, porque la gente puede ser bastante ególatra. Y si es que alguno se llega a dar cuenta de que estás ahí solito no le va a importar para nada. ¿Por qué? PORQUE A NADIE LE IMPORTA.

“!Ja! Mira a ese idiota ahí parado. Viene solo.” “!Sí! Ese tarado no tiene amigos. ¡Jaja! Hay que reírnos de él en lugar de ver a la banda principal.” No. Eso no pasa. A nadie le importa. Claro, esta idea te puede malviajar si la piensas de una forma malviajosa. El universo es tan grande. Somos tan pequeños. Mi existencia es completamente insignificante. Mono No Aware. Polvo eres y polvo serás. O, esta regla de oro “A nadie le importa” te puede liberar para que hagas lo que chingados quieras hacer y te conviertas en una persona feliz, segura y encantadora. Entonces, más vale que vayas considerando sacar de tus ondas cerebrales esta inseguridad particular y completamente comprensible. Si olvidas todo lo que acabas de leer, por favor no olvides esto: A Nadie. A nadie. Le importa. *

*Bueno, tal vez lo noten dos o tres personas que conoces.

Foto por Daniel Patlán.

Este es un ritual colectivo. Colectivo de verdad, no como esa fantasía de colectividad que te da tu pantalla. Un concierto, una película, una obra de teatro, un maratón, una pelea de box, todos son ejercicios pensados para disfrutar en una masa animal de humanidad. Pero sobre todo un festival, es una práctica dionisiaca que sólo tiene sentido si hay miles de personas. Y todas esas personas se disuelven en una unanimidad insignificante en donde no importa nadie. Las individualidades sobrevaloradas se pierden en el anonimato de la multitud. ¿Vas entendiendo? En realidad, todo el mundo va solo. Y esos que piensan que por ir con alguien tienen que platicar a un volumen insoportable con una proximidad muy intrusiva a la cabeza de alguien más a quien no le interesa para nada lo que sea que tenga que decir, son los que están fuera de contexto. A la hora de bailar, todos bailan solos.

Gif de Jaime Martinez

La gente es tan dependiente del internet que aunque tengan un letrero que diga “Supermercado” justo encima de la cabeza, tienen que buscarlo en el mapa de Google antes de volear hacia arriba y darse cuenta de que casi les está cayendo encima. Por eso siempre hay gente perdida en los festivales, porque (en los países del tercer mundo, o por lo menos en el mío) se cae la señal telefónica cuando hay mucha gente concentrada en un solo lugar y si alguien se separa del grupo, ya nadie tiene las herramientas nemotécnicas para quedar de verse en algún punto o en su defecto, de encontrar el lugar acordado. Aprovechando esta situación patética del hombre sedentario, puedes tener la tranquilidad de que muchos están solos por ahí, sin la ventaja de saber que se iban a quedar solos, desesperados por encontrar a alguien con quien hablar a un volumen insoportable con una proximidad muy intrusiva a la cabeza de alguien más a quien no le interesa para nada lo que sea que tenga que decir. Te puedes quedar con esa idea que calme tu ansiedad y seguir con tu vida. O, puedes, con tus instintos primitivos, identificar a esas personas y buscar la forma de hablarles.

Foto por Daniel Patlán.

Ya estás ahí. Y no tienes que quedar bien con nadie. No tienes que cargar la mochila de tu chica en contra de tu voluntad, ni ir comprarle una cerveza a tu amigo porque él invitó la primera ronda. Puedes comer a la hora que a ti te de hambre y puedes ir al baño a la hora que tu vejiga te diga que tienes que ir. No tienes que dejar de ver a Deafheaven porque el resto de tus amigos quieren ir a verle la trenza a Mø. Puedes hacer lo que se te de la gana. Eres libre.

Foto por Grace Hollaender

Beber es caro. Si eres una persona consciente de tu presupuesto (pobre) como yo, sabes que las cervezas en los shows pueden sumarse rápido. Si tu prioridad número uno se vuelve acumular vasos de cerveza, es muy probable que sea más seguro que te quedes en tu casa. Estás solo en esta batalla. Lo último que necesitas es estar crudo a las seis de la tarde cuando los actos grandes tocan después de las diez. Si estás solo durante tantas horas en medio de tanta gente, es muy probable que te pongas a beber nada más para mantenerte tranquilo y algo ocupado entre bandas (si es que ya acabaste de scrollear el feed de cualquiera de tus redes sociales). Consulta el tip #1. Ve a hablar con alguien. Definitivamente es más barato. Y si el dinero no es problema para ti, seguramente el factor de estar crudo a la mitad del festival en el primer día te puede hacer algo de ruido.

Gif de Jaime Martinez

¿Adivina qué? Puedes abandonar el barco. Ahuecar el ala. Evacuar la zona. Largarte de ahí cuando se te de la gana. Si no te está gustando lo que estás viendo, o estás cansado, o te dio frio, puedes irte a tu casa. No le tienes que informar de tu salida prematura con anticipación a nadie. Tampoco te tienes que convertir en un completo mentiroso. Eso pasa a veces. Te quieres abrir y no puedes lidiar con la negociación berrinchuda de tu acompañante, entonces dices que “vas al baño”. Cuando sabes perfecto que “baño” significa más bien “taxi”. Está bien. Tampoco hay que autocastigarse demasiado con eso a la mañana siguiente cuando te sientas extremadamente culpable y te autoproclames una persona horrible. Solo trabaja en ti mismo y no lo vuelvas a hacer, viejo. Pero esta vez no tienes que pasar por eso. Si te quieres ir después de dos o tres bandas porque tu pantalla ya tiene capturada esa imagen con un filtro avejentado que retrata perfectamente lo bien que la pasaste para toda esa gente increíble, talentosa y súper exitosa que nunca vas a conocer pueda ignorarla por completo, ¿qué crees? Puedes. Nadie va a saber a qué hora te fuiste.

Foto por Daniel Patlán.

Cuando vas a un festival con más gente, siempre hay alguien que tiene una excusa para irse y tu sientes la presión social suficiente como para desaparecerte de ahí también. “Me tengo que levantar temprano mañana”. “Tengo que… ir a… darle de comer a mi gato”. “Tengo escoliosis y mi espalda se me hace chicle cuando veo tantas bandas”. Excusas. Todo el mundo tiene de esas. Quédate. Cómetelo todo. Eso es lo que hacen los ganadores. Además, estás ahí solo. Eres un campeón.

Estos son nuestros tips. Ojalá los tengas en mente y te ayuden a pasarla bien bajo cualquier circunstancia de soledad. Inténtalo Es lo mejor. *

*Bueno, cuando no es terriblemente deprimente.