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Música

El zombie de Michael Jackson estuvo bien pinche raro y triste (sobre todo triste)

No te sacas pasitos de la manga si eres un holograma.

Los Billboard Music Awards se celebraron hace unos días y su acto principal fue el de un tipo cuyo último álbum se estrenó la semana pasada. Un tipo que está muerto desde hace como cinco años.

Una reproducción holográfica de Michael Jackson, que falleció el 25 de Junio de 2009, interpretó “Slave To The Rhythm” acompañado de un pequeño ejército de cinco bailarines. Hubo moonwalks y lágrimas.

Decir que toda la cosa fue un poco incómoda sería un eufemismo. No estuvo malo en un sentido literal, y mucho menos en el sentido Jacksoniano. En lugar de eso, lo que pasó ahí estaba tan desangelado y cargado de nada que parecía que lo estaban transmitiendo en la Arena México, no en Las Vegas, donde se estaba llevando a cabo el evento.

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La boca de Jackson (o de alguien) se movía de manera convincente de acuerdo a la letra (bastante decente) de la canción mientras la imagen holográfica replicaba algunos de sus pasos más memorables. El fondo de opulencia absoluta evocaba la portada del Dangerous de 1991 y el arte del video para “Remeber The Time”. Los bailarines casi logran no meterse en el camino del holograma y el moonwalk obligatorio fue recibido con la noción de un aplauso.

La reacción ante los movimientos de Jackson, coreografiados por Rich y Tone Taluega y los cortes sustanciales a inconsolables miembros de la audiencia en llanto no le restaron extrañeza al acto. El cinetismo de Jackson era una parte esencial de lo que lo hacía tan impresionante en el escenario, y su versión holográfica tenía una esterilidad enervante en ese aspecto. De todas formas, el acto entero ya estaba mapeado previamente, y aunque el propio Jackson tenía cada sacudida de cadera y cada “Hoo” perfectamente calculados como en la presentación de anoche, su energía los hacía parecer como si fueran erupciones espontáneas.

Esta no es la primera vez, ni cerca, que el patrimonio de Jackson y los que se quedaron ahí para hacer dinero con su música han desenterrado su legado con el fin de sacar unos centavitos póstumos.

La muerte de Jackson en 2009 cayó inesperadamente justo antes de que lo calendarizaran para embarcarse en una residencia lucrativa de 50 shows en la O2 Arena de Londres. Esos shows no se llevaron acabo. Ni esos, ni el par de tributos que estaban pensados para coincidir con su cumpleaños número 51. En lugar de eso, la película This Is It, que se hizo a partir de imágenes de los ensayos para los shows de la O2, aterrizó en los cines ese otoño y eventualmente recaudó $72 millones de dólares en Estados unidos y $261 millones en el resto del mundo. Un año más tarde salió el primer álbum póstumo de Jackson, titulado Michael. Tenía partecitas con Akon y Lenny Kravitz y detonó controversia sobre si en realidad era la voz de Jackson en el corte “Breaking News,” una canción sobre controversias a partir de discusiones de naturaleza mediática.

La explotación crucial del visaje de Jackson fue al final del 2011 con el estreno del Cirque du Soleil, Michael Jackson: The Immortal World Tour. La actuación de dos horas tenía en su escenario acróbatas de alto vuelo, clips de la caricatura de Saturday-morning de los Jackson 5, una espectacular puesta en escena digna de los elaborados videos de Jackson, y un guante que baila, con los grandes éxitos de Jackson a todo volumen mientras sucedía todo eso. Era ese tipo de espectáculo pop en el que la estrella en cuestión es el punto clave de toda la cosa y y al mismo tiempo está completamente fuera de lugar. Como Jackson ya había grabado y lanzado “Billie Jean” y otras canciones milenarias, y como el estado le dio permiso a Cirque du Soleil para usarlas, Michael Jackson (la persona) no era necesario para que la magia sucediera, o para hacer tintinear las máquinas registradoras.

La presentación de anoche interpretada por el holograma me dio una sensación similar, y creo que sería muy difícil encontrar a alguien con capacidad oficial para decir lo contrario. John Branca, abogado consejero del patrimonio de Jackson, le dijo a la prensa que “es muy importante vivir la experiencia de ver a Michael Jackson en un set en vivo. En esta ocasión queríamos una presentación en vivo frente a una audiencia y nada habla más de eso que uno premios de música.” Hay registro de citas de Branca en los que queda claro que está hablando de un holograma, pero esa declaración fusiona a Michael Jackson humano, que podía electrocutar a una audiencia con sólo, por decir algo, debutar un nuevo paso de baile a la mitad de un programa de televisión en vivo, con “Michael Jackson” la figura pre-programada-sube-ratings. Es desconcertante para esas personas que piensan en la humanidad de las estrellas del pop, y la forma en la que el yo corpóreo en medio de la vorágine afecta el producto final. Y una vez que se trae esa humanidad en cuestión, uno se da cuenta de que, de todas las personas Michael Jackson es el caso post-humano experimental más curioso, y si es exitoso podría abrir puertas para más experimentos escarba-patrimonios para la industria del holograma.

Este revival parace tener la intención de traer de vuelta al imaginario colectivo a ese Michael Jackson “bueno”. Sus canciones, sus pasos de baile, su hablidad para hacer a muchas personas ganar mucho dinero, pero el costo real al legado de Michael es el ser humano real que escribió todas esas canciones inolvidables en primer lugar.