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Música

El regreso de los héroes del shoegaze: una entrevista con Mark Gardener de Ride

“Nunca sentí que Ride fuera una carrera, y creo que eso era lo padre —siempre sentí como que íbamos a terminar estrellándonos con algo.”

Ride. Foto por Piper Ferguson

A lo largo de su breve existencia a finales de los ochenta y principios de los noventa, el género conocido como shoegaze logró reunir a un nutrido grupo de acérrimos seguidores y grupos como My Bloody Valentine, Slowdive y Swervedriver, quienes dominaban la escena indie británica. Su música era una licuadora de crescendos de noise guitarrero, letras distantes pero emotivas, y una imagen tan deficiente de la moda que era objeto constante de mofa por parte de la prensa, que bautizaron al género como "shoegaze" (mirarse los zapatos) por la tendencia de los músicos a no mirar a su público. Pese a los destacables lanzamientos de dichas bandas —Loveless, Soulaki, Psychocandy, Raise— que acabaron elevándose a clásicos, el shoegaze nunca llegó a calar en el resto del vulgo. Sólo una formación logró colarse entre los 40 primeros de las listas: Ride.

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Considerados a menudo el paradigma y la mayor esperanza del shoegaze, con sus melenitas, sus rostros de querubines y sus temas armónicos, los chicos de Oxford —Mark Gardener (voces / guitarra), Andy Bell (guitarra / voces), Steve Queralt (bajo) y Loz Colbert (batería)—era unos púberes cuando formaron la banda en 1988. Un año después firmaron para el sello de culto Creation Records. A diferencia de sus compañeros de disquera, My Bloody Valentine, a quienes les costó un año hacerse con un público devoto, Ride pasaron a la fama de la noche a la mañana, publicando tres EPs en los primeros nueve meses de 1990 y colándose entre los primeros 40 sencillos de la lista británica en los dos últimos. El éxito de los dos EPs supuso un buen embolso para Creation y permitió al sello publicar álbumes como Loveless, la magna opus de My Bloody Valentine que casi lleva a la discográfica a la bancarrota en 1991. Ride volvieron a hacer historia con su LP de debut, Nowhere, que se abrió paso hasta el puesto número 11 de las listas con "Vapor Trail". Menos de un año después volvieron a hacerlo, esta vez instalándose entre los diez mejores con el sencillo "Leave Them All Behind", una odisea de ocho minutos que les aseguró su lugar en Top of The Pops .

Con la llegada de su segundo álbum, Going Blank Again, también empezaron a surgir las primeras grietas en los cimientos de la banda. Para su tercer disco contaron con John Leckie, quien había producido el primer álbum de los Stone Roses, y a un joven Nigel Godrich (Radiohead, Beck), y abandonaron su característico sonido de guitarra y abrazaron un rock de inspiración sesentera. Carnival of Light dejó fría a la crítica, que le puso el apodo "Carnival of Shite" (carnaval de mierda). Pese a sus desesperados intentos por sacar otro disco, Tarantula —repudiado después por el propio grupo y la discográfica y eliminado una semana después de su lanzamiento—, Ride estaban acabados. Un año después, Gardener formó la banda Animalhouse y se centró en su carrera en solitario y en la producción; Bell volvió a firmar para Creation con Hurricane #1, luego se unió a Oasis y finalmente a Beady Eyes al bajo; Queralt estuvo en una banda de reggae llamada Dubweiser, antes de dedicarse a tiempo completo al trabajo de padre de familia.

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Mientras tanto, Colbert siguió dándole a la batería con Gardener en Animalhouse y para Gaz Coombes (Supergrass) y The Jesus and Mary Chain.

Ahora, dos décadas después de su disolución, Ride forman filas nuevamente. Después de rechazar innumerables ofertas de reunión, Ride anunciaron su regreso con un cartel gigantesco situado en un edificio de España. Además, estarán en el escenario en el Primavera Sound el próximo 29 de mayo. Pero el primer concierto oficial de su reencuentro se celebró el 5 de abril en la ciudad natal de la banda, Oxford.

Noisey localizó a un exhausto Mark Gardener, recién salido de un avión en Los Ángeles, para que nos contara qué les ha llevado a reunirse, por qué era tan importante para la banda la ruptura de 1996, y cómo será su música en el futuro.

La lona que anunció la actuación de Ride en esta edición del Primavera Sound​

NOISEY: ¿Cómo fue tocar ese primer concierto en Oxford?
Mark Gardener: Ha sido increíble. Fue una de esas noches que jamás olvidaré. En aquella época hicimos muchos conciertos, pero la sensación era distinta, porque hacía tiempo que sabíamos lo que iba a pasar. Hemos pasado por muchas cosas desde que todo se acabó en 1996. No puedo describirlo. Tocamos en Oxford, delante de un montón de amigos y familiares, pero también para nuestros fans. Vino gente desde Filadelfia, Italia, Francia… Y, cómo no, fue en la misma sala en la que ensayábamos y en la que nació "Dreams Burn Down", el mismo sitio en el que vimos a los Shake Appeal, que luego pasaron a ser Swervedriver. Tuve que mantener la compostura en la primera canción, porque se me saltaban las lágrimas mientras tocábamos la última estrofa de "Polar Bear", era muy loco. Pero creo que nos fue muy bien. A Andy le sangró un dedo, y eso no le pasaba desde el último concierto de Ride. [Risas] ¡Eso es buena señal!

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Ahora que han tenido tiempo de ensayar y tocar ese concierto, parece que la banda está a la altura de tus expectativas.
Todos somos muy conscientes de que tenemos mucho que perder con esto de los reencuentros si no lo retomas donde lo dejaste. Por eso, desde octubre / noviembre del año pasado hemos hecho todo lo posible para cambiar pequeñas cosas, como los pedales de las guitarras, las guitarras antiguas, etc. Ahora tenemos más energía para pasar a otro nivel. Lo más interesante es el reto de saber dónde lo dejamos y ser consciente de que los conciertos tienen otro nivel hoy en día. Antes no ensayábamos mucho, pero ahora estamos ensayando mucho para estar al nivel. Los últimos 10-15 años los he pasado en un estudio, Andy ha estado de gira con Oasis y Beady Eye, y Loz ha estado tocando con los Mary Chain, así que ya están curtidos en esto de tocar en grandes conciertos. Todos hemos aprendido mucho durante este tiempo. Yo veo esto como el capítulo dos de Ride. Tuvimos mucha suerte de tener un público tan sincero en nuestro primer concierto, gente como John Leckie, y creo que todos se impresionaron muchísimo.

Por lo que he podido ver en los videos de YouTube, el concierto estuvo pasado.
¡Ahí está la cosa! Tú piensas que es algo que solo se verá en Oxford, pero ¡ahora puede verlo todo el mundo! Todo lo que haces trasciende. ¡Ni yo mismo lo he visto todavía! [Risas]. Me llevas ventaja. Ahora usamos un sistema de monitorización distinto, y esta ha sido la primera vez en nuestra historia que he oído cantar a Andy, por no decir mi propia voz y a los dos juntos, porque cantamos en armonía. Usamos muchas armonías en nuestros temas. Hace tres semanas le comentaba a Andy que era una locura que hasta ahora no hayamos podido oírnos mientras cantábamos. Esto es a lo que me refería antes: ahora ha de haber cierto nivel de coherencia, porque no queremos perder la esencia de Ride.

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¿Hubo temas que les costara volver a tocar más que otros?
Sí, hubo algunos, como "Cool Your Boots", que no solíamos tocar demasiado. La verdad es que tuvimos que trabajar ese tema más que, por ejemplo, "Like a Daydream", que es más sencillo, o "Dreams Burn Down", que fue un bombazo desde el principio. Obviamente, nunca tocamos "Black Nite Crash", así que tuvimos que aprenderla desde el principio. Los temas que tocamos en la primera parte son de los dos primeros discos, y en la segunda ya avanzamos en el tiempo.

¿Quién fue el primero en proponer el reencuentro?
Seguramente yo, aunque todos habíamos estado planteándonoslo durante varios años y a todos nos lo han preguntado en las redes sociales. Loz y yo vivimos en Oxford y nos vemos mucho. A quien no vemos tanto es a Andy y a Steve, que viven en Londres, pero lo hemos hablado mucho y teníamos muy presentes los festivales y las ofertas que nos llegaban. Tendrías que tener la cabeza metida en un agujero en el suelo para no enterarte del revuelo que se estaba formando en redes sociales y las peticiones de la gente para que regresáramos. Hace tres años, poco después de la muerte de mi padre, nos reunimos. Recuerdo haberle preguntado a todos qué les parecía la idea y todos respondieron de forma positiva. Pero claro, en aquel momento Andy estaba metido de lleno en el segundo disco de Beady Eye, Loz estaba con los Mary Chain y yo estaba produciendo. Afortunadamente, todo se alineó a nuestro favor. No es que quiera atribuirme el mérito, pero creo que yo fui el primero en proponerlo.

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Has mencionado a Beady Eye. ¿En qué medida contribuyó la ruptura de ese grupo al reencuentro de Ride?
Para Andy, el momento clave fue cuando Liam [Gallagher] anunció la disolución de Beady Eye. Andy ya lo había platicado con ellos, y se habían mostrado muy comprensivos y habían apoyado su decisión de volver a Ride. Antes salíamos de fiesta con Liam y Noel, en la época en la que Oasis firmó para Creation y nosotros tocábamos en Oxford. Recuerdo que nos decían [adopta el acento de Liam]: "A huevo, nosotros tuvimos e 'OX4' en la contestadora por mucho tiempo.” Les gustaba Ride. Incluso tocamos con Oasis en un concierto y recuerdo que cuando acabamos, Noel dijo, "Menos mal que somos tan buenos, porque tocaron muy cabrón". El respeto era mutuo, la verdad. Cuando Andy acabó en Oasis me sorprendió un poco que tocara el bajo, pero al mismo tiempo la sorpresa no fue tan grande, porque sabía que había un respeto mutuo. No me gustaban muchas de las bandas de britpop, pero los dos primeros álbumes de Oasis me parecen soberbios.

En 2001, los cuatro os reunisteis para un especial de televisión sobre Sonic Youth titulado Pioneers. Hicieron una sesión improvisada de 30 minutos como homenaje a sus héroes. ¿Se estaba entonces ya gestando el reencuentro?
Para nada. En aquella época yo vivía en la campiña francesa y Andy estaba en Oasis, así que era buen momento para una sesión de jam, y nada más. Lo hicimos encantados, por el respeto que sentimos por Sonic Youth. Sobre todo yo, que me había escapado a Francia y había pasado una temporada en India de mochileo. Fue un época de reconciliación con mi pasado, porque siempre estaba luchando contra él y porque, cuando algo como Ride ocurre en tu vida, pasas página pensando que te volverá a ocurrir algo similar y nunca ocurre. Luego sientes la necesidad de hacer un examen de conciencia y de sanar tus heridas y expectativas. Mi casa se había convertido en una especie de discoteca de la que quería huir. Cuando volví a Londres para participar en el tributo a Sonic Youth quizá había ciertas fuerzas conjurando para reunirnos, pero cada uno de nosotros estábamos en momentos muy distintos.

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¿Crees que Ride se terminó demasiado pronto, o había llegado al final de su trayectoria en aquel momento?
Funcionábamos por instinto. Nunca nos lo tomamos como algo profesional y creo que ahí, precisamente, estaba la gracia. Siempre tuvimos la sensación de que era algo que acabaría estrellándose, y fue lo que ocurrió, y probablemente era lo que tenía que pasar. Hay muchos grupos que rompen y se tratan de enagañar a sí mismos. Yo soy de los que creen que en estas cosas, el que decide es el público. ¿Qué saben los músicos, en realidad? Hacemos música como mejor sabemos para la gente que ha venido a vernos, pero son ellos los que deciden, a fin de cuentas. Eso es lo que me gusta de la música, que no es una ciencia exacta. Es todo menos eso. Y hay ciertos tipos de música, ciertos grupos de personas, ciertas marcas que realmente logran conectar con muchas personas, y esa es la razón por la que creo que Ride funciona. Hemos sabido envejecer. Cualquiera es capaz de generar un sonido de guitarra increíble, pero no todo el mundo puede componer grandes temas. En mis conciertos acústicos he tocado temas de Ride e incluso cuando los desnudas y los dejas en su más pura esencia, siguen funcionando.

He visto actuaciones de My Bloody Valentine, Swervedriver y Slowdive estos últimos años. No sé si ustedes también los han visto y si eso ha servido para impulsar la reunión del grupo.
Sí, un poco. Ha ayudado, porque también es cierto que muchas bandas han regresado y para mí no funcionan. Sí fui a los conciertos de Valentine y me gustaron mucho. Estuvieron grandiosos, y mejor que nunca. Y lo mismo con Slowdive. Hice una actuación acústica secreta para su concierto de Londres y estuve viéndolos tocar. Siempre me han gustado, y ahora han vuelto también mejorados y se merecen el éxito.

En cualquier caso, eso sí que influyó en nuestro reencuentro. Cuando tocábamos aquellos conciertos acústicos hace unos años, recuerdo que a la salida la gente me preguntaba qué pasaba con Ride, y luego me decían, "¿Sabes qué pasa? ¡Que ya no se trata de ustedes, sino de nosotros! Ni siquiera pudimos verlos la primera vez. Piensen un poco en toda esa gente". Y luego están los festivales y todas las ofertas tentadoras. Por otro lado, yo tenía la ineludible sensación de que no podría estar tranquilo sabiendo que había muchos asuntos inacabados con Ride. Todos esos factores influyeron. Fue una combinación de cosas la que provocó nuestro reencuentro.

El lanzamiento de Tarantula me dejó muy desconcertado. Fue antes del internet, y más o menos coincidiendo con el estreno, lentamente empezó a correr la noticia de que se habían separado. ¿Qué opinión te merece ese disco?
En aquel momento no lo tenía claro. Estaba hecho polvo y no pensaba demasiado en ello. Además, estuvo en el mercado muy poco tiempo. Es un disco de ruptura, por lo que no lo siento tan cercano. En aquella época estaba como atontado, no era capaz de discernir mis sentimientos y creo que al resto le pasaba igual.

Los últimos dos álbumes de Ride se distanciaron bastante de lo que la prensa denomina como shoegaze. ¿Cómo definirías los intereses del grupo musicalmente hablando? Me has dicho que están tocando principalmente material de los dos primeros álbumes, pero si empezaran a trabajar en nuevos temas, ¿cómo crees que sonarían?
Si te fijas en los elementos fundamentales de Ride, tenemos a un bajista con raíces reggae y dub. Antes Steve estaba en una banda de ese género, que fue de donde lo sacamos para que se uniera a Ride, así que tiene ese ritmo inherente. Yo escucho a Brian Jonestown, pero también a Moderat y a Bonobo, y todos usan ritmos. A Andy y a Loz les van muchos estilos. Nuestro sonido tiene algo de groove, pero no del rollo dance de los 90; es más un ritmo más pesado, aunque es difícil saberlo hasta que lo escuchas.

El rollo de guitarra me encanta, igualmente, ampliar su sonido y lanzarlo. Ahora lo hago mucho, lo de jugar con la profundidad y el delay. Hemos tocado en Coachella, al que van entre 60 y 70,000 personas. Y ahora viene el Primavera. Estamos muy centrados en los conciertos que hacemos, en darlo todo al público. Luego ya se verá, porque a veces uno hace planes de todo tipo y luego no se cumplen. Al menos para mí. [Risas]

A Cam Lidnsay le encanta la música británica de esta era. Síguelo en Twitter.