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Música

El fotógrafo Bill Bernstein capturó los últimos días del disco

El nuevo fotolibro de Bernstein registra el auge y el declive de la música disco como un momento crucial en la historia y el impacto que tuvo el movimiento en los clubs de Nueva York.

Desde siempre, los clubes nocturnos han sido el lugar para emborracharse, bailar y coger en los cubículos del baño. Si las paredes de los clubes pudieran hablar, sin duda nos darían una enorme lección sobre historia social. Pero no pueden. Por suerte, tenemos fotógrafos como Bill Bernstein, que capturan estas historias con sus cámaras. Bernstein documentó la vida nocturna de Nueva York a finales de la década de los 70 y sus fotografías de la cultura de los clubes en la ciudad sirven para recordarnos que, antes que nada, estos sitios son un refugio para las personas y les ofrecen un sentido de comunidad.

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Bernstein empezó con su proyecto fotográfico en Studio 54, para el cual deambuló por todo Nueva York en busca de los recintos más inusuales de la ciudad. En su búsqueda capturó los clubes más emblemáticos como el Paradise Garage, hombres gay cruzando miradas en la pista de baile de los clubes en Fire Ireland y la sensación de libertad tan única que se vivía en las discos suburbanas de Brooklyn y Harlem.

Además de ser un escape para la gente, estos clubes tenían otra cosa en común: todos tocaban música disco hasta el amanecer. El nuevo fotolibro de Bernstein registra el auge y el declive de la música disco como un momento crucial en la historia y el impacto que tuvo el movimiento en los clubs de Nueva York. Platicamos con él y le pedimos que recordara cómo se sentía estar en una disco en sábado por la noche y por qué los recintos eran tan importantes para la gente que los frecuentaba.

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Lilian Carter y Andy Warhol, Studio 54, 1977

VICE: Hola, Bill. Dinos, ¿por qué empezaste a fotografiar la vida nocturna y qué fue lo que te atrajo de las personas que iban a la disco?
Bill Bernstein: Estaba trabajando como fotógrafo freelance a mediados de la década de los 70 en el periódico Village Voice. Así fue como empecé. Me encargaban retratos de artistas y dramaturgos poco conocidos. Una noche, me mandaron a Studio 54 a tomar fotos de la ceremonia de premiación de Lillian Carter, la madre de Jimmy Carter. La gente iba de gala, era una cena lujosa y Lillian Carter estaba sentada junto a Andy Warhol. Era chistoso y raro. Ya había tratado de entrar Studio 54 con mis amigos y no nos dejaron pasar. Pero esta vez tenía pase de prensa y decidí quedarme después de la ceremonia. Le compré diez rollos a otro fotógrafo, me escondí y vi entrar a los clientes habituales.

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Así fue como surgió mi interés en ir a tomar fotos a la disco. Me encantaba la teatralidad de los clubes nocturnos, la iluminación y la integración que veía; el hecho de que fueran un grupo en armonía donde convivían personas de diferentes culturas, edades y orientaciones sexuales. Lo único que querían era bailar y divertirse.

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Pista de baile de 2001, 1979, ©Bill Bernstein

Qué raro, usualmente los clubes atraen a una subcultura específica. ¿Por qué crees que Studio 54 era capaz de unirlos?
La música disco estaba de moda en esa época. En la década de los 60 era poco conocida pero se volvió un fenómeno después de la película Fiebre del sábado por la noche. Además, fue la época en que Nueva York estaba pasando por una crisis económica y las discos eran el lugar perfecto para olvidar los problemas. Estaba el movimiento de liberación gay, que se volvió muy fuerte después de los disturbios de Stonewall, el movimiento de liberación de las mujeres y el movimiento de igualdad racial. Habían muchos movimientos políticos —de igualdad— en esa época. La gente necesitaba un lugar para salir en la noche y sacarlo todo. Para eso estaba la disco. Todos los movimientos se manifestaban en la pista de baile con una fantástica mezcla de personas. Era la tormenta perfecta.

Soy súper fan de Larry Levan. Me encantan tus fotografías donde sale él como DJ en el Paradise Garage. ¿Cómo era el ambiente en ese lugar?
El lugar era increíble e iba mucho cuando estaba haciendo este proyecto. Era un garaje enorme con un sistema de sonido impresionante. Todavía existe, creo. No vendían alcohol, sólo jugo y fruta. Pero el olor a nitrato de amilo inundaba el aire. Era como ir al gimnasio porque la gente bailaba por horas y sudaba en grande. En el libro tengo una foto de un cartel afuera de Paradise Garage, era un letrero icónico de un tipo con un pandero, y al lado hay una ventana enorme abierta. Hacía tanto calor en ese lugar que en ciertas noches se podía ver sudor saliendo de las ventanas.

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Larry Levan como DJ en Paradise Garage, 1979

¿Cuál era tu club favorito para ir a tomar fotografías?
Otro lugar poco usual que me gustaba mucho era GG's Barnham Room. En esencia, era un bar para personas transgénero pero, como dije antes, eran muy incluyentes y no sólo entraban hombres o mujeres trans, también iban personas heterosexuales, de todas las razas e incluso había empresarios mayores. De hecho, después de cierto periodo se convirtió en una atracción turística. Había bailarines que se presentaban en un trapecio por encima de la pista de baile y si se caían, había una red para atraparlos. Era sorprendente. Para mí, un chico judío y blanco, ir a un lugar como GG's era algo nuevo y gracias a eso pude ver una cultura totalmente distinta. El lugar era increíble.

¿Qué significaba ese club nocturno para las personas que lo frecuentaban?
A finales de la década de los 70, el mundo era muy homofóbico y estaba lleno de odio hacia los gays, las lesbianas y las personas transgénero. Pero en cuanto entrabas a la disco, todo eso se desvanecía. La disco era capaz de producir una transformación.

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Pareja cabaret en Studio 54, 1977 ©Bill Bernstein

¿Qué cambios sufrió la vida nocturna de Nueva York cuando se detonó la epidemia del SIDA?
Cuando se declaró que el sida era una epidemia no salió más que un artículo sobre le tema en el New York Times. No sabías si te podías contagiar por la saliva que te caía cuando alguien escupía al hablar o sólo con que te tocaran el brazo. Al principio había tan poca información que la gente entró en pánico. Por eso, muchos dejaron de salir.

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En retrospectiva, ¿cómo percibes en la actualidad ese momento preciso en la historia de la música disco?
Fue un periodo en que la música disco era un fenómeno masivo. Sin embargo, era tan grande en todo EU surgió una sensación de inconformidad que fue creciendo poco a poco. El fenómeno disco fue tan grande que la gente se cansó de él. Y de pronto clausuraron Studio 54 por evasión de impuestos y metieron a la cárcel a Steve Rubell y a Ian Schrader por lo mismo. Me tocó una época muy extraña… la época disco estaba en su apogeo y lista para caer. El prólogo de mi libro se llama "El último baile" y la foto es de una barda afuera de una disco llamada 2001 Odyssey, en Brooklyn, donde alguien pintó 'La disco apesta' con aerosol.

Entonces capturaste los últimos días del Disco…
Exacto.

Gracias, Bill.

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Xenon Neon, 1979 ©Bill Bernstein

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Murciélagos Disco de GG's Barnum Room, 1979

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Puerta Hurrah, 1979 ©Bill Bernstein

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Studio 54 y Cadillac, 1979 ©Bill Bernstein

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Xenon #1, 1979 ©Bill Bernstein

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Buenos tiempos, 1979 ©Bill Bernstein

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Luna y cuchara en Studio 54, 1978 ©Bill Bernstein

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Divine, Studio 54, 1977

El libro de Bill, 'Disco: The Bill Bernstein Photographs', fue publicado por Real Art Press y ya está a la venta.

La publicación coincide con una exposición en la galería Serena Morton, en Londres, del 3 de diciembre de 2015 al 24 de enero de 2016.