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Música

Cuando casi conocí a Bob Dylan: Una recopilación de historias de Internet

Encuentros cercanos con el amo del misterio. Paul Auster estaría orgulloso.

Dylan es el único músico que genera el mismo número de teorías paranoicas en las personas que el universo expandido de Star Wars y la FIFA juntos. Tal vez Radiohead causaba, en otros tiempos, la misma cantidad de interrogantes que Dylan en sus veintes, pero el Internet y Justin Bieber se han encargado de desvanecer ese vórtice de morbo y canalizarlo haca otro tipo de chisme de tabloide, más básico y explícito. De todas maneras, los conspiranoides del mundo siempre han usado los rincones más oscuros del ciberespacio a su favor, y por suerte para nosotros, hay muchos foros que hablan de la vida personal de Dylan, aunque apenas se sepa con certeza si su nombre real es Robert Zimmerman.

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Me tropecé con este agujero de reddit donde algunos personajes cuentan “esa vez en la que me encontré a Dylan” por casualidad. Son grandes microhistorias que les causarán el mismo placer chismoso al leerlas que el próximo capítulo de su telenovela medieval del domingo. Spoilert alert: #holdthedoor.

EL ENCUENTRO INCÓMODO EN UN BAR

“Escuché una vez que un redditor se sentó junto a Dylan en un bar pero estaba demasiado nervioso como para atreverse a hablarle. Aparentemente, Bob debió haber notado a este tipo viéndolo con la mirada perdida y el calzón retorcido, o algo (yo hubiera estado haciendo exactamente lo mismo) porque cuando ya se iba, le dijo: ‘No seas tímido, hermano.’”

CONSPIRANOIDE NÚMERO UNO

“Nadie se encuentra a Dylan. Algunos dicen que está en todos lados… y en ninguno.”

FUMANDO EN EL HOSPITAL

“Bueno, una amiga me contó esta historia: Era hacia fines de los 90, creo. Su papá trabajaba en el Hospital Duke en Durham, Carolina del Norte. Un día salió a fumar. Un hombre se le acercó y le pidió un cigarro. El papá sacó un cigarro y se lo dio al hombre junto con un encendedor. Mientras el hombre lo encendía, el papá lo mira con cuidado por primera vez y le cayó el veinte. ‘Eres Bob Dylan, ¿verdad?’ preguntó. Bob le regresó el encendedor, lo miró de vuelta y le dijo: ‘Mantenlo en secreto’ y se fue.”

Para lo difícil que es toparse con Bobby Dylan, estas historias están bien. Pero ninguna satisface el hambre voraz que provocan los snaps de Kylie Jenner, así que seguí buscando y me encontré con un agujero todavía más negro que ese subreddit blandengue. Este es un chismógrafo de todos los eventos de la comunidad judía de Hibbing Minnestoa a los que asistió Dylan. Bienvenidos a mi sección favorita del infierno.

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LA TÍA INCÓMODA Y EL BAR MITZVAH DE DYLAN

“Una amiga de mi mamá fue a Minnesota en la época en la que Dylan era un chico de fraternidad… [Dijo que] se encontró con Dylan más de una vez y de lo único que hablaba era de cómo tuvo el Bar Mitzvah más grande de la historia de Hibbing.”

CUANDO DYLAN FUE A UNA BODA

Alan Zoldan cuenta lo siguiente: "El rabino de nuestra sinagoga es de Minneapolis, y su mamá fue a la boda de una prima lejana suya en donde estaba Bob. Tres de las mujeres invitadas a la boda tenían la tradición de cantar un popurrí en las fiestas familiares. Bob parecía aprensivo y murmuró algo así como ‘ni se les ocurra pedirme que cante’. Una de las mujeres lo escuchó y le gritó: ‘¡Ay, cálmate. Nadie vino aquí a escucharte a ti!’ Un golpecito de humildad con unos canapés”.

Hay un par de historias más en este baúl de malas lenguas, pero hablan de rituales a los que Dylan asistió en momentos intermitentes de su vida. Tendría que darles un curso de catecismo judío de tres años para explicarles el contexto de cada una. Mejor dejémoslo ahí y pasemos a otra protohistoria sobre un encuentro con Bob Dylan. John Harris es escritor para The Guardian. En 2011 escribió todo un artículo que habla sobre cómo no conoció a Dylan. Traduje un fragmento para ustedes:

EL DÍA QUE CASI CONOCÍ A BOB DYLAN

“Imagina que desde que tienes 11 años estás convencido de que Bob Dylan es un genio. Eres propietario de cada disco que ha hecho, y tus estantes están llenos de libros cuyos títulos dan fe del gran manto de misterio que lo rodea: Behind the Shades, Wanted Man, Invisible Republic. Puedes citar sus letras y tocar docenas de sus canciones en la guitarra. Hay días en los que te sorprendes a ti mismo reverenciándolo más que a los Beatles, que ya es decir algo. Y entonces sucede: alguien te dirige en dirección de unas escaleras y te dice que es hora de que lo conozcas, lo cual te produce un ataque de nervios tan fuertes que tienes miedo de desmayarte.

Después de que tocó frente a 10,000 personas, ¿qué es exactamente lo que puedes decirle? ‘Hola Bob, eres la razón por la que fabriqué un porta-harmónica a partir de los ganchos de ropa de mi mamá en 1983 y torturé a los vecinos con interminables intentos de ‘Like a Rolling Stone’, y ¿solo quiero decirte gracias?’ No. "Hola Bob, siempre he tenido problemas para entender la narrativa de tu canción de 1978 ‘Changing of the Guards’ y me pregunto si me puedes ayudar con eso’ Claro que no. ‘Hola Bob, gran show’ Por favor.

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Tristemente, para matar la historia de este perro desgraciado antes de que se nos escape, cuando eventualmente se abrió la puerta del camerino, Dylan no estaba ahí: se lo había llevado Eric Clapton, alguien me dijo después. Eso es lo que hace del 11 de mayo de 2002 el día en el que casi conocí a Bob Dylan. Nada que le pueda contar a mis nietos, la verdad.”

Aparentemente, nadie se ha topado con Bob Dylan jamás. Estas son solo historias que alguien le contó a alguien más. Bob Dylan no existe. Son tus papás.

EL DÍA QUE MI PAPÁ CONOCIÓ A DYLAN

Cuando mi padre estaba en la universidad de Stanford a mediados de los años 60, trabajó por un tiempo en una tienda de discos en el área de la bahía. Una tarde, la tienda estaba vacía, no estaba pasando nada, y entra… Bob Dylan. Mi padre era un gran fan (que impresionaba a las chicas, o por lo menos lo intentaba, porque se sabía toda la letra de ‘Subterranean Homesick Blues’), pero estaba demasiado aturdido para decir nada. Dylan caminaba por la tienda, buscó en varios contenedores, y finalmente, terminó en la sección ‘D’. Pasó los dedos por algunos discos, luego cogió una copia de Highway 61 Revisted, miró a la portada y la contraportada, y lo colocó cuidadosamente en el estante de exhibición justo encima de la papelera. Luego le hizo una seña a mi padre, dijo: ‘Buena tarde’, y se dirigió hacia la puerta.

¿Alguien empieza a sospechar sobre su existencia?

Eso pensé.