Conoce a los seres mitológicos del día uno de Rock al Parque

Foto por Santiago Sepúlveda

Rock al parque. Tierra de todos y de nadie donde miles de seres surreales se dan cita para evadir el mundo real. Para dejar brotar de su interior lo que el exterior les niega. Para construir, juntos, una fantasía sobrenatural. Con la presencia de estos compañeros que parecen sacados de un bestiario tolkeniano, de un Laberinto del Fauno, pero criollito, el festival se convierte en un territorio mitológico en el que, sin duda, ellos son quienes mandan. A ellos, seres especiales, les damos la palabra.

Foto por Santiago Sepúlveda

Sentados bajo un árbol estaban parchando dos gemelos metaleros venidos de Santander. Cuando les preguntamos cuántos años tenían respondieron al unísono: “100”. Ellos dicen que son campesinos y que su amor por la música comenzó escuchando "el folclor de la tierrita". Después, que se metieron en la onda ochentera con el soul y Michael Jackson, pero que luego los picó el bichito del rock y no salieron de ahí desde entonces. “Nosotros somos campesinos pero también somos rockeros”, dicen orgullosos. Y como buenos rockeros, su catedral es Rock Al Parque. “Aquí está nuestra tribu y nuestra familia”. Cuentan que muchas veces en su tierrita los han discriminado por sus gustos musicales, pero eso a ellos les importa un culo. En 100 años no se han echado ni un porrito, porque el metal es su única droga.

Foto por Julián Gallo

En un mar negro Helmut sobresale como un faro. Pero no es por su radiante energía al cabecear ni por su furiosa actitud al asumir, valiente, la primera fila del primer día del festival, sino porque es albino. Blanco como las nalgas de Odín. Agarrado de la barda del Escenario Plaza, menea esas mechas decoloradas como un súcubo al que le echaron cloro. Es el primer Rock al Parque del viejo Helmut, que tiene 19 años y vino desde Tunjuelito, al sur de la ciudad, para disfrutar del metal. Su leche musical. Cuando se le pregunta si se da cuenta que literalmente es un mancha muy blanca en un mundo de oscuridad perpetua se caga de risa y dice sin miedo: “Ser diferente está bien”. Y sí. Su plan para la jornada es quedarse todo el día en su puesto hasta que salga Sepultura.

-¿Cómo piensas hacerlo Helmut?

-"Pues con la fuerza de rock".

Y claro, mucho Sundown.

Foto por Paula Thomas

Entre la gente, de repente, apareció un alien venido de algún oscuro planeta ubicado en un lejano sistema solar cuyo centro es sin duda las estrella más oscura del universo. Muy probablemente de donde viene Cthulhu. Hasta con lenguaje de señas intentamos establecer comunicación con este maldito personaje, pero logramos no entendernos. Igual, el ser este estaba putamente eufórico. Bailando, mostrando sus parches extraterrestres y probablemente haciéndonos algún estudio extraño. Frustrado por no poder hacernos entender ni mierda, este alienígena desapareció entre la horda metalera, pero luego, ¡oh sorpresa!, hizo su aparición estelar en el escenario junto a Perpetual Warfare, la poderosa banda bogotana de thrash. Sin duda, el único idioma que habla el Alíen Cabecigüeva es el del metal.

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