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Música

Descubre la nueva generación de pop chileno con el nuevo compilado ‘NMC: Pop de guitarras’

El productor Cristián Heyne y el periodista Andrés Panes crearon un compilado que captura la nueva y emocionante escena de música que existe actualmente en Chile, y platicamos con ellos sobre ello.

Portada de NMC: Pop de guitarras. Arte por Camila Falcucci

Si por algo ha sido conocido Chile en los últimos 10 años, es por producir constantemente nuevas bandas de pop, muchas veces creado con sintetizadores, y que han logrado cautivar a gran parte de Latinoamérica. Artistas como Gepe, Javiera Mena, Dënver y Astro se han convertido en invitados recurrentes en los festivales hipanohablantes más grandes del continente americano, y cada día parece haber una banda nueva que promete convertirse en “The Next Best Thing”. Sin embargo, el pop de sintetizadores no es —obviamente— lo único que ha sucedido o se encuentra sucediendo en ese país. A lo largo de esos años, la música independiente se ha fortalecido, y varias nuevas escenas se han desarrollado: ahí están, por ejemplo, la creciente escena de rock psicodélico, y el hip hop de Hordatoj y varios otros, por nombrar sólo dos casos.

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El año pasado, Andrés Panes —crítico de música que ha escrito en algunos de los medios musicales más importantes de Chile, como Súper45, POTQ, El Mercurio y Rockaxis— y Cristián Heyne —quizá el productor más influyente de la escena independiente en el país, quien ha trabajado con Gepe, Javiera Mena, Dënver, Alex Anwandter y Camila Moreno, entre varios otros—observaron el crecimiento de una nueva generación de músicos independientes, creando música completamente diferente a la conocida, particularmente por un aspecto: este era pop con guitarras. Todas estas bandas eran de la misma generación (20-25 años) y rechazaban los foros tradicionales, creando más un circuito de fiestas y tocadas en lugares alternativos, que el público abarrotaba completamente a través de convocatorias por redes sociales. Era algo nuevo, fresco, y completamente orgánico; no un producto creado por alguna trasnacional, sino algo que en estos días incluso suena inesperado: una escena absolutamente auténtica.

Emocionados por lo que vieron, decidieron compilar en un disco algunos de los proyectos y temas más representativos, como una especie de postal del momento musical que actualmente se vive en Santiago de Chile, tanto para ayudar a que las bandas obtengan una mayor exposición, como para congelar en el tiempo un momento emocionante en la música de la capital. Esto es NMC: Pop de guitarras (el cual pueden escuchar abajo o descargar gratuitamente a través de Súper 45).

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Platicamos con Heyne y Panes para saber un poco más detrás de la historia del compilado, el cual es el primero en una serie (NMC son las iniciales de Nueva Música Chilena), sobre las bandas, y lo difícil que es la industria de la música en Chile.

DEMONY

NOISEY: Platícame primero sobre tu sello discográfico, Demony, el cual publica NMC. ¿Cómo y cuándo fue que decidiste crearlo?
Cristián Heyne: Siempre he tenido relación con artistas que me gustan, como el caso de Javiera Mena, o Marineros, y otros, en donde me involucro en la producción fonográfica, y siempre he tenido la inquietud de trabajar con proyectos que no tienen el presupuesto para poder pagar la producción entera de un disco. Ese es el origen. Y Demony coincide también con una etapa de mi vida en la que creo que eso se transforma en algo en lo que quiero aventurarme. No sé cómo me vaya a ir, pero me da un poco lo mismo; creo que encuentro necesario el poder darle seguimiento a los discos después de que ya están masterizados, que es hasta donde yo en general los trabajo —yo soy productor de discos en los estudios. Entonces esa otra fase posterior por alguna razón ahora no me parece tan ajena; durante mucho tiempo no quise involucrarme, pero Demony lo veo como un sello basado un poco a la antigua; no me veo involucrado en booking, no me veo invloucrado en management, me veo involucrado en lo que es lo fonográfico.

¿Por qué le pusiste así?
[Ríe] Por una canción que hizo mi hija [ríe]. Hasta hoy me cobra los derechos.

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¿Cuál es tu visión para este sello? ¿Publicar lo que te gusta? O tienes alguna estética pensada en particular.
Tengo tres focos: Uno es los discos de algunos artistas que son vigentes y son nuevos y que creo que pueden tener algún tipo de repercusión —no sé, como Marineros, por ejemplo.

Luego está otro tipo de proyectos un poco más experimentales, como lo que vamos a hacer ahora con el compilado NMC, que en realidad es una serie de compilados que yo pretendo sacar.

Y otro es DemonyR —que es como Demony Reissues, o relanzamientos—, que en el fondo son discos que están descatalogados, de cosas que he producido antes o cosas de otros artistas que me gustaría sacar, como por ejemplo los primeros discos de Christianes, algunas cosas de Shogun, algunas cosas que produje y ya no están editadas que son mías como Mal corazón, no sé… Hay muchas cosas interesantes que no están editadas, y eso también lo voy a sacar por Demony R.

Cristián Heyne

NMC: El origen

¿Cómo fue que surgió este compilado y esta alianza entre ustedes, y cuál es su visión detrás de él?
Heyne: Andrés Panes es un periodista chileno que tiene mucha trayectoria cubriendo indie. Es un periodista de música que tiene muy buena pluma; probablemente es de los periodistas que más me gustan de Chile. Nosotros nos conocimos hace unos cinco años con Unión del Sur [el sello de música que Heyne tuvo con Javiera de 2009 a 2015]; él le hacía la prensa a Javiera cuando sacamos Mena, y después de eso seguimos teniendo una relación.

Como a medidados del año pasado Andrés me empezó a hablar de la existencia de un circuito de bandas, de shows, de tocatas de bandas que estaban tocando todo el tiempo, y que tenían que ver con una edad —todos tienen entre 20 y 24 años—, que no estaban tocando en los circuitos habituales de los shows, sino en la periferia de Santiago, y que tenían al mismo tiempo un montón de público. Entonces tocaban, por ejemplo, en patios de casas, y se llenaban, entonces en el patio de la casa de alguien terminaba habiendo, no sé poh, 200 personas, 150 personas, 60 personas, que es bastante para una casa. Y así armaron un circuito.

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Yo nunca fui, pero empecé a ver en internet que había prensa súper de nicho y especializada que ya lo estaba cubriendo.

Andrés Panes: Yo siempre estoy escuchando cosas, siempre me están llegando cosas nuevas: discos, canciones, etc. El primer grupo del que supe algo para el compilado fue de Trementina; son de Valdivia y antes de venirse, estuvieron en Santiago como para tantear terreno. Me dieron a mí su primera entrevista, y así fue como conocí al primer grupo del compilado. Eso fue por el 2014.

Después, en enero, supe de Patio Solar a través de un colega, Cristóbal Cornejo, quien probablemente era el mejor periodista musical de mi generación y quien se suicidó un par de semanas después de reseñar su disco. Él escribía en una revista de música que se llama Rockaxis, de la que yo era editor. Me mostró a Patio Solar porque yo soy de la misma comuna que la banda, una comuna que se llama La Florida, que es de las más populosas de la capital. Entre ese tiempo también escuché a Velódromo, su EP homónimo. Era maravillosa la producción del disco.

Luego en septiembre fui a ver a Playa Gótica, con Patio Solar y Las Olas a un show en el Centro Talamea, y para mí ver a la Fanny de Playa Gótica en vivo me hizo sentir como Jon Landau, el manager de Springsteen, cuando dijo “He visto el futuro de la música, y se llama Bruce Springsteen”. Así yo pensé “ He visto el futuro del pop chileno, y se llama Fanny León; se llama Playa Gótica, se llama Patio Solar, se llama Las Olas”.

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Heyne: Un día a finales de agosto del año pasado fuimos a ver un concierto de estas bandas en una pizzería en Barrio Italia, que es un barrio medio snob de Santiago [ríe]; llegué y estaba atestado de gente. Había, no sé, 150 personas metidas en un lugar enanísimo.

¿Quién tocó esa vez?
Heyne: Esa noche tocaron Chini and the Technicians, Paracaidistas, Amarga Marga, y había otra más que no recuerdo. Ahí me di cuenta de lo que estaba pasando y se confirmó lo que Andrés llevaba al menos un par de meses diciéndome.

Después del show llegué a mi casa y nos encontramos de nuevo en el chat de Facebook, y dijimos “Oye, hagamos un compilado”, y así partió.

Después de eso empezamos a ver que ya había gente que había editado algunos compilados, pero todo con una especie de perfil un poco más underground —como el Sello Fisura, por ejemplo, o algunos medios como POTQ también ya habían hecho un poco de eso.

Pasaron un par de meses en los que yo me metí en otro proyecto, y en noviembre empezamos a darle energía a esto, y estuvimos estos últimos meses armándolo.

Panes: Yo por mi parte, con el afán de cualquier periodista melómano, quería agrupar, ordenar, y presentar a las bandas, y lo que yo tenía pensado en un principio era hacer un glosario de los grupos, como una cosa más enciclopédica. Y todas esas ideas en función terminaron en el compilado. Cuando yo instigué a Cristián para hacer esta cuestión, yo en lo único que pensaba era en escribir las fichas de las bandas, hacerlo más entretenido e informativo al mismo tiempo.

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Cada una de las bandas que salen en el compilado fue entrevistada por mí, algunos conversando tres horas, otros conversando dos horas. Pero eventualmente esa especie de glosario quedó relegado, y substituído por la idea de hacer unos textos cortitos, lo más digeribles posible y que ojalá, al leerlo, dure menos de lo que dura la canción. Esos son los textos que van a parecer en el disco físico. Viene la descripción de cada grupo, junto con una descripción cortita de lo que es el proyecto.

¿Por qué escogieron a estas bandas en particular y por qué son canciones que ya se habían publicado previamente, en vez de temas inéditos?
Heyne: Son varias razones. Creo que dentro de estas bandas están algunas de las más representativas, como Patio Solar, Niños del Cerro, Las Olas o Paracaidistas, que son cuatro de las bandas que más ruido han hecho. Ellas tenían que estar.

Por otro lado el material que ellos tenían ya grabado creo que no se ha difundido tanto como uno podría imaginarse; tú te metes a YouTube o Soundcloud y ninguna supera las 5 mil escuchas. Entonces nuestro objetivo con Andrés era armar un compilado para gente que no escucha normalmente este tipo de música. No es para que lo escuche la gente del mismo circuito. Por lo mismo no necesitábamos que fueran canciones inéditas; necesitábamos que fuera música representativa de cada proyecto, que sonaran más o menos bien, y que nosotros pensáramos también que podría llegar a gustarle a gente que no está metida en esto.

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A pesar de eso igual hubo por ahí como tres canciones inéditas que produjimos nosotros.

Niños del cerro. Foto por Rodrigo Ferrari

¿Hubo alguna banda que no quisiera participar?
Panes: Sí, hubo un par de grupos que no quisieron participar, y nosotros también hablamos con bandas que no compartían un sonido de guitarra, y nos dimos cuenta que era material que correspondía a otro compilado, porque NMC: Pop de guitarras, es el primero de varios compilados. Algo que espero se haga más grande.

¿Entonces este es apenas es el primer compilado de una serie?
Heyne: Para mí, sí. Es un proyecto del que no te puedo decir nada porque no sé mucho más. Yo siento necesario hacer este ejercicio no sólo con esta música, el Pop de guitarras de Santiago, sino siento que hay otros estilos de música que también merecen tener difusión más dedicada, porque es música que está haciéndose en Chile, que creo que tiene una calidad interesante, y que muchas veces pasa mucho tiempo antes de que la música tenga algún tipo de exposición.

Por ejemplo, te doy el caso de Gepe y Javiera. Ellos partieron por ahí del 2001, 2002, y llegaron recién a tener legitimidad en los medios tradicionales ocho años después. Incluso ya con sus discos grabados, con discos como no sé, Esquemas juveniles y Gepinto, que habían sido bien comentados en Rockdeluxe o medios así, y sin embargo en Chile eran música que ni siquiera querían pasar en radios importantes. Javiera Mena no empezó a sonar en algunas radios hasta el año 2008, 2009.

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Lo que estamos haciendo con estos compilados va más allá de una cosa de gusto musical. Siento que estas bandas generaron orgánicamente un público. No es algo que haya sido impuesto por medios, ni que haya sido algo manipulado; realmente el público se ha interesado por estos artistas. Entonces creo que ahí hay un valor. Y creo que eso es algo que también pasa con otros circuitos de música acá. Hay música tropical. Hay hip hop. Está toda esta corriente de música psicodélica que también lleva muchos años funcionando, y que inteligentemente ellos empezaron a promocionarse primero en Europa, antes que en Chile. Chile es como un gran taller para hacer música, pero probablemente no es el lugar para mostrarla. Eso no deja de ser un poco paradójico.

Panes: El próximo queremos que sea un compilado de rap, porque acá en Chile hay demasiado rap. Si te fijas en los números de YouTube, la cantidad de gente que mueve esos videos es la misma que va a ver a Javiera Mena. Ese es todo un fenómeno. La convicción con la que parte NMC es que Chile es un proveedor de música inagotable. Gigantesca. Queremos dar cuenta de eso.

Cristián, Tú llevas trabajando en esta industria 20 años. ¿Crees que el camino en la industria para una banda independiente se ha acortado, y que a Javiera y Gepe quizá por ser los primeros, o los estandartes de esta nueva escena de pop independiente, les costó más trabajo por abrirle el camino a los demás?

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Heyne: Es muy posible que eso sea así. Sin embargo, tiendo a pensar que en mi país hay algún tipo de reticencia a aceptar que existe música tras música, tras música, tras música. Javiera Mena tocó hace dos meses en el festival de Viña, y el locutor a cargo la presentó como “la revelación” o “el recambio” de la música, cuando ella ya lleva 10 años de trayectoria más o menos famosa. Eso pasó en Chile, ¿te das cuenta?

Ese tipo de situaciones pasa todavía. Acá todavía se siente que Los Tres y La Ley son lo oficial, y aún cuesta mucho que este otro tipo de artistas que viene del underground tengan algún tipo de legitimidad igual que la que tenían estos tipos apoyados por las majors.

Sí, obviamente el camino puede ser mucho más corto, está todo mucho más apavimentado, pero siento que este tipo de ejercicios también son necesarios. Si es un empujón que va a ayudar a que esto se apresure seis meses o un año, la verdad es que no me parece malo. Las escenas hay que mostrarlas cuando están pasando; en este caso esta escena está existiendo, y siento que es muy agradable cuando uno como artista siente el feedback del público. Estoy seguro de que si muchos de estos músicos que hoy ya tienen trayectorias no hubieran tenido un feedback tan positivo desde afuera, de públicos como el mexicano, el argentino, el español, quizá sus carreras no habrían durado muchos más de un disco.

Velódromo. Foto por Carlos Molina

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Chile por muchos es considerado un paraíso de pop en español con sintetizadores, y este compilado me parece una especie de recambio generacional más enfocado a las guitarras. Una escena aparte de la que es más conocida.
Heyne: Para mí y para Andrés, cuando escuchamos el disco terminado, siento que el valor fue una especie de constatación física de la existencia de algo que, si bien es cierto los dos sabíamos que existía, creo que toma más fuerza cuando lo ves aglutinado bajo un rótulo.

Siento que hoy en día en Chile hay muchas herramientas comunicacionales para que la música llegue al público y se expanda de modo natural. Pero de algún modo creo que no es tan intrascendente que nosotros hayamos hecho este proyecto, y de hecho creo que va a terminar cristalizando algo. No sé qué.

Insisto; por un lado es armarlo y decirle, no sé, a alguien como tú, en México: Esto existe, esto es nuevo, es chileno. Pero también es importante apra mí que en Chile se vea hoy que hay músicos que están haciendo cosas nuevas que no tienen nada que ver con lo que ha estado pasando en los últimos 10 años en Chile.

Es muy terrible ser artista en Chile. El descrédito de ser artista es algo que no creo que ningún extranjero se imagine que ocurre en Chile.

He leído y me han comentado varias veces eso, y me parece muy sorprendente, simplemente por el hecho de que la cantidad de música que llega de Chile a México es enorme. Pero sí me sorprende que la gente que está allá diga que la escena es una mierda y es muy difícil y etc cuando es tan fructífero.
Heyne: Sí, es un contrasentido. Yo creo que la escena no es una mierda; lo que es una mierda son ciertos valores que están incrustados en el razonar de las personas en general en Chile. El arte no se valora como actividad, no es válido, y eso te pasa desde que vas a pedir un crédito a un banco, a un arriendo, o hasta cuando quieres tocar. Es algo transversal a todas estas actividades diarias cuando te dedicas al arte. Pero bueno, en general es algo que uno puede reprimir, entonces lo hace igual.

Por eso es tan bueno el feedback de afuera. Por eso es tan positivo. De lo contrario sería imposible lo que ha habido.

Panes: Lo que me gustó de las bandas que salen en el compilado es que no responden al típico cliché del músico independiente, ese que siempre se está quejando por la falta de espacios. Esta es una generación de grupos que no le pidieron permiso a nadie para ponerse a tocar y que no les importan los espacios para tocar en vivo. Ellos llegaron y tocaron.

Chini and The Technicians. Foto por María Ángeles Vega

¿Cómo ven la diferencia en la industria musical en Chile de cuando empezaron Gepe, Javiera y Dënver a lo que se vive actualmente?
Heyne: Siempre ha habido escenas, y hay escenas que se perdieron. A finales de los 90 hubo una escena que se perdió, a principios de los dosmiles hubo otra escena que se perdió, y con Demony-R me encantaría poder ayudar a que esas escenas salgan y alguien las conozca. Hubo una escena seminal entre el 2001 y 2004 en el Club Bizarre, que era donde tocaban todos los proyectos previos a Javiera, a Gepe, o ellos mismos en sus comienzos tocaron ahí. Y ahí había muchas bandas y muchos artistas que quizá no trascendieron o no tuvieron la suerte de seguir haciendo música.

Siento que obviamente ha cambiado porque han cambiado los tiempos; la tecnología definitivamente volvió mucho más baratos algunos procesos, desde la producción hasta la distribución. Siento también que la sociedad, sobre todo los más jóvenes, valoran hoy en día un poco más el arte. Y eso no existía antes. Pero no sé, también siento que es algo medio global, no sé si tiene que ver con Chile particularmente.

Panes: Yo hace diez años estaba en la universidad y todavía no empezaba a escribir de música. En ese entonces pude ver un par de tocadas de Gepe y de Javiera muy al principio, y no vi nunca un público tan comprometido como el de ahora. Que también tiene que ver un poco con que ahora la relación con los músicos es horizontal. Desde que hay lugares en los que no hay tarima, hasta el hecho de que las tocadas —por ejemplo, a la que fui con Cristián en la pizzería—, el tipo que estaba vendiendo los boletos en la entrada, después se subió a tocar con su banda. Un poco como las tocadas de hardcore, como ese formato.

También el hecho de que estas bandas hayan tenido acceso al internet desde siempre les ha permitido tener un acervo diferente al que tenían las bandas de antes. No tienes que estar tan al pendiente de lo que suena en la radio. Javiera, por ejemplo, tiene como una relación romántica con la radio AM, qué se yo. Y estas bandas, en cambio, me hablaban de grupos que no salen en la radio, bandas como Él mató a un policía motorizado, Sonic Youth… es otro acervo musical el que tienen. Una mirada con muchos menos prejuicios, una cosa bien ecléctica, súper fuerte.