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Música

Carta de amor a De La Soul en el 25 aniversario de su debut

Feli Dávalos repasa un cuarto de siglo de uno de los proyectos de rap más influyentes de la historia.

Escuchar rap en los años noventa era sinónimo de cometer un suicidio social. Yo creo que era peor que salir del closet. Era irremediablemente un motivo de incomprensión por parte de todos los que no lo escucharan. Y no hace falta aclarar que eran infinita mayoría. Escuchar rap era formar parte de una secta. El rap era como filatelia, como el club de numismática carnal. Y sólo con base en demostrar conocimiento concreto, se entablaban relaciones entre raperos. La información era un don escaso. Preciadísimo. El rapero de antes debe ser entendido como un geek, en el sentido clásico del término, sólo que con gorra para atrás y pantalón tumbado. Todavía el rapero actual mantiene parte de ese espíritu: el espíritu original del b-boy de competencia y estudio que salvaguarda la tradición del hip hop.

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Yo creo que la razón más obvia e inmediata de porqué esto ha cambiado, es que la gente y justo en esa época, comenzó a rapear en español y ahora tenemos un montón de referencias, el oído se acostumbró. Pero fue un proceso larguísimo que en realidad culminó con Calle 13: tuvo que venir René con su monoflow para que el rap formara parte de un diálogo público y fuera tomado en serio en el contexto latinoamericano. Pero en los años noventa, el rap gozaba del estereotipo del cual gozan ahora los regetoneros: era soez, violento, misógino, vulgar y, sobre todo, gangsta.

Y no que haya dejado de serlo, simplemente se ha recrudecido nuestro sentido del escándalo. Supongo. Como ejemplo, los capítulos de Noisey en Chiraq y todo lo de Chief Keef. En esos videos lo que se dice de modo tácito, lo que dejan claro, es que esos morros son asesinos. Asesinos que son raperos famosos en todo el mundo. Y menores de edad. Que matan y hablan de ello en sus raps que son escuchados en todo el planeta. Como la pesadilla de Darwin. Pero de Comte. El rap ahora, como todo lo que en los noventa era motivo de escándalo, ha dotado de tremenda liquidez su posibilidad de ser radical. Nadie se inmuta de que Chief Keef sea asesino. Y no que en los noventa, como en los ochenta o en los setenta, no hubiera asesinos involucrados en el rap, simplemente no tenían Internet. En todo caso, el punto es que ahora, la imagen que tenemos del rap es diferente, ha evolucionado: escuchar ahora un tipo de rap u otro, es perfectamente normal. Se espera que cualquier persona más o menos enterada, tenga una postura sobre Kanye. Drake graba bachatas, vaya. Todo el mundo escucha rap.

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Pero en los años noventa, escuchar rap era como estudiar latín. Y además ni se entendían las diferencias. Lo único claro era que el rap descansaba en el último escalafón de la cadena alimenticia de las tribus urbanas. Por eso cuando escuché por primera vez a De La Soul, puedo afirmar, dieciséis años después, que mi vida cambió. Sí, este es uno de esos textos, perdón. Lo que sucedió fue que a partir de ese momento, me hice de una coraza irrompible en contra de cualquier persona que me dijera que el rap era música de negros y de cholos, o que no era música o que era muy monótono. Cuando escuché por primera vez a De La Soul se disiparon por completo mis dudas y le entregué mi corazón al hip hop. Encontré el soundtrack perfecto para mi búsqueda melómana. Y lo más cabrón, es que ahora que su debut cumple veinticinco años, el mundo les ha dado la razón: el suyo era un evangelio necesario.

Puedo trazar una línea directa de la primera vez que escuché a De La a haber intentado escuchar después todo el rap que pude, a haber entendido (al menos de modo precario) las diferentes genealogías del mundo del hip hop, a haber buscado todos los libros posibles sobre el tema, a haber fundado hace nueve años Scratchamama con mi hermano Carlos y después a haber conocido la comunidad del rap mexicano y a formar parte de ella y, en fin, a haber profesionalizado mi obsesión. Pero todo comenzó cuando escuché por primera vez 3 feet high and rising, algunos nueve años después de que hubiera salido al mercado, es decir como en el 98.

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Mucho tiempo después me di cuenta que lo que me había pasado con ese disco, que durante mucho tiempo viví como una experiencia exclusivamente personal, era más bien una regla generalizada. Vaya, hasta a Questlove, referente indiscutible del hip hop actual, le pasó lo mismito. Y está en su libro y el pedo. Escuchar 3 feet high and rising fue para muchas personas que después se convertirían en hip hop heads, una puerta de iniciación.

En primer lugar, para escuchar a De La Soul en esa época tenías que forzosamente hacerte de una copia física de alguno de sus discos o que te grabaran un casete, lo cual era más dudoso y además, la experiencia de escuchar a De La comenzaba con el arte de sus portadas, así que hubiera sido una experiencia incompleta. A De La remotamente los pasaron en la radio mexicana y, en todo caso, casi que fuera de Nueva York, sólo una canción suya tuvo rotación en radio y fue "Me, Myself & I", el sencillo de su disco debut que cumplirá 25 años de lanzado este 3 de marzo. Sólo tenían dos videos en rotación en MTV, el de la rola mencionada y el de "Buddy", la gran celebración del colectivo Native Tongues, la primera escuela de rap alternativo en Nueva York a fines de los años ochenta y que incluía, además de De La, a A Tribe Called Quest y The Jungle Brothers (además de otros satélites posteriores). Así que era un tiro muy volado que te llamara mínimamente la atención la música de De La si no te topabas un disco físico.

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Y aun si lo encontrabas, lo más probable es que no te gustara. La gente que buscaba rap en esas épocas, quería escuchar Onyx, 2 Pac, Cypress Hill, Nas, Wu Tang, Biggie, Bone Thugs, etc. Lo más probable es que te llamara el hardcore. Y vaya, pon tú que no. Entonces, lo más probable es que quisieras algo más bailable, más amigable, en la onda Tedy Reilly: Salt N' Pepa, Heavy D & The Boyz, Rob Base, etc. Hasta Hammer. A De La Soul era todavía más difícil entrarle. Era más raro. De La Soul era para los que querían hip hop y ya se habían cansado de escuchar gangsta rap, que insisto, éramos una minoría. De La Soul venía del alma. Por ello también era para la gente que no le gustaba el rap pero quería clavarse en el género, generalmente melómanos de cepa. Y entonces era un tesoro, una joya extraña, exclusivamente para conocedores. Tal vez conocías la referencia, pero realmente hasta entrado el milenio en turno se comenzó a entender en México el peso de De La Soul en la historia del hip hop y a estudiarlos. Muy pocos discos suyos se llegaron a vender en tiendas de discos en el país y no sé si hubo ediciones nacionales.

Cuando era un imberbe puberto, mi hermano y yo íbamos los veranos a Estados Unidos y lo que más hacíamos era visitar las tiendas de discos. Pasábamos tardes enteras en ellas. Estudiábamos obsesivamente cada pasillo, repasábamos cada estante, letra por letra, género por género, hasta terminar con cada una de las tiendas. Cuando me mareaba, sólo por distraerme, me iba a la sección de música clásica, pero como no entendía nada, me regresaba discretamente a la de hip hop para ver de nuevo, una y otra vez, los mismos discos. En la segunda pasada, leía los tracklists y prestaba atención a las colaboraciones; en la tercera leía las letritas: el año, la disquera, etc. Mi hermano está a punto de entrar a estudiar un doctorado en etnomusicología, y estará enfocado al hip hop mexicano y yo escribo sobre música, en particular sobre rap, y he sido programador musical. Sin duda, nuestra primera y más importante escuela fue ir a las tiendas de discos. Ahí nos se nos programó el cerebro. Y no sólo a nosotros, a una generación entera.

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En esos recorridos fue que conocí a De La Soul. Recuerdo todavía que fue inmediato. Se comprenderá que no comprábamos más que uno o dos discos, así que había que escoger con mucho cuidado cuáles serían. Cuando compré ese, fue un tiro súper fácil. La portada todavía me cautiva, pero cuando la vi, sobre todo no me hizo ningún sentido. Era amarilla y tenía flores de colores. Y las flores eran parecidas a unas que me dibujaba mi novia de cuarto de prepa en ese momento. Eso fue lo que me rompió el esquema. Lo compré de inmediato. Y hay que entender una cosa: no sólo en las tiendas de discos gabachas no te dejaban escuchar los discos, sino que mi hermano y yo ni teníamos donde escucharlos cuando íbamos, así que teníamos que esperar a regresar a nuestra casa en el DF, para poder finalmente darles play. Muchas veces, compramos basura. No había modo de saber. Pero otras, como esta, no.

Lo primero que se escucha en el debut de De La Soul es una fanfarria televisiva y después un Maestro de Ceremonias que introduce a un concurso. Porque el disco, entre muchas otras cosas, también es un concurso. Obviamente me pareció lo más marciano.

Adelanté al primer track, "The Magic Number" y todo fue miel sobre hojuelas, el resto es una historia de amor declarada y súper íntima. Pa que más que la verdartz.

Tenía muchos años de no escuchar a De La Soul. Fue una de esas bandas con las que alguna vez hablé en mi corazón y les dije: "los amo, pero tengo que dejarlos y seguir adelante". Los escuché obsesivamente por años y hablé de ellos en todos los lugares, públicos y privados, que pude. Eran mi as bajo la manga. Hasta que los maduré y todo siguió su curso. Incluso perdí las copias físicas de sus discos, por lo que dejé de escucharlos por completo desde hace años. A veces una rola por ahí o cuando sacaban cosas nuevas, que ha sido básicamente un track el año pasado (aunque se esperan un EP y dos discos en próximas fechas). Siempre en mi corazón, de un tiempo a la fecha, más bien de modo semiconsciente. Y vaya, este texto nació porque el viernes pasado, el día de San Violentín, este trío originario de Long Island, tuvo a bien hacer el más bonito regalo que ninguna vez, al menos a mí, me había hecho ídolo musical alguno: pusieron su discografía entera para descarga gratuita desde su sitio por un periodo de 24 horas. Desde que vi la noticia, me emocioné. Y ese día, lo único que tuve que hacer fue entrar a su sitio oficial, darles mi meil y esperar el link para descargar los discos que previamente había escogido. Sólo les pedí los primeros tres, que fueron los que hicieron con Prince Paul y que son el santo grial de mi obsesión rapera.

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La experiencia de haberlos escuchado de nuevo, además sabiendo que ellos mismos fueron quienes me mandaron su música a mi miel, tantos años después, ha sido realmente hermosa. En primer lugar, escucharlos con otros oídos: impresionante la pésima calidad de grabación en muchas vocales, la entrega de los MC's a veces parece más como de rimas infantiles que raps de la época de oro del hip hop, muchas canciones son demasiado largas, los sampleos la mayoría de las veces son copy y paste nada más, sin ningún cambio, sólo cortes, y los temas carnal, los temas de las rolas son increíblemente inocentes. Es música hecha sin un mañana. Da la impresión de que pensaban que al hacerla, por el hecho de sólo ponerla a circular, los problemas de los que hablan súbitamente iban a desaparecer. Como si la gente inmediatamente al escuchar sus rolas fuera a cambiar para siempre y se fueran a hacer buenas personas y siempre felices. Es música hecha con ese fin. Es súper tierno. Sobre todo 3 feet high and rising. Los siguientes dos discos De La Soul Is Dead (1991) y Buhloone Mindstate (1993) son también obras maestras dentro del género, pero su influencia a nivel música popular no es tan pasmosa.

Revisemos algunos de los aportes del debut de De La. Antes, recordemos que los tres tenían menos de veinte años cuando lo hicieron y el productor, Prince Paul, supuestamente el que sabía, tendría veintidós.

La primera y más obvia aportación es que es uno de los discos que conforman la trinidad del sampleo clásico de la época de oro del hip hop. Los otros dos son: It Takes a Nation of Millions to Hold Us Back (1988) de Public Enemy y Paul's Boutique (1989) de los Beastie Boys. Los primeros sampleadores digitales salieron al mercado en 1986, lo que quiere decir que los productores del hip hop tenían apenas tres o cuatro años de poder explorar todas las posibilidades del sampleo. Antes sólo podían secuenciar una drum machine, pero ahora podían meter todos los instrumentos musicales que quisieran, de cualquier canción que tuvieran a la mano en vinilo. Estos tres discos son las exploraciones más profundas en lo que en ese momento, era una nueva frontera musical. La característica más relevante, es que no tenían ningún tipo de derecho de autor para usar esa música. Fue a principios de los noventa, con Biz Markie y Pete Rock como chivos expiatorios, que terminó por completo esta etapa del hip hop en la que fue posible hacer obras maestras utilizando música sin tener que aclarar de quiénes eran los derechos de los sampleos incluidos. En ese sentido, 3 feet high and rising es un testamento fiel del espíritu de esa época e inspiró a legiones de artistas posteriormente a hacer uso del sampleo e hizo de éste una posibilidad estética con potencial infinito.

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La segunda aportación obvia y gigante es que este disco introduce los interludios al hip hop, entendidos estos como una especie de sketch, ya sea cómico o dramático, que puede ser un track entero o estar a principio o final de uno, donde se narra algún tipo de escena. El interludio en los discos de hip hop es un elemento más de la producción y es extensísimo el registro a lo largo de los años. Discos como The Score (1996) de los Fugees, Muddy Waters (1996) de Redman, The Black Album (2003) de Jay-Z o los primeros dos lanzamientos major de Eminem, por mencionar algunos ejemplos canónicos del interludio de hip hop, son herederos del debut de De La. De La Soul fueron los primeros y además se mantienen como los más extravagantes artistas del interludio hip hop. En 3 feet hig and rising los skits son un concurso, como de televisión, en el que ninguno de los participantes, después de 23 canciones, tiene las respuestas a cuatro estúpidas preguntitas.

La tercera aportación. Hay quienes dicen que prácticamente un género musical entero viene de los tracks incluidos en sus discos, que no son interludios en el sentido de ser skits, pero sí pequeñas composiciones con una temática generalmente absurda. El más famoso tal vez sea "Transmiting live from Mars", que reproduce la grabación de un vinilo (o casete) donde se dan lecciones para aprender a hablar francés. Alguna vez escuché decir que esta fue la primera rola de trip hop. Es absurdo, ni es inglesa. Pero es sin duda un antecedente de capital relevancia y encapsula un sonido que sería explotado prácticamente toda la siguiente década. Otros de esos pequeños trackcitos incluyen "A little bit of soup" o "De la orgee" cuyos títulos explican por sí mismos el tipo de temas adolescentes y ñoños que caracterizaban a este trío, quienes a través de estos tracks que ni eran canciones enteras ni eran skits, lograron crean un templete de asociaciones libres que demostró que el hip hop era mucho más que sólo calle y mensaje social: también había espacio para cosas más sencillas o divertidas. Sobre todo en sus primeros dos discos y sobre todo en esos pequeños temas entre canciones, su imaginación es un espectáculo envidiable.

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Cuarta aportación. Con este debut se inaugura el hip hop alternativo. Es la primera vez que el rap habla de cosas como el agua, los números o sobre animales. Es la primera vez que el hip hop tiene una sensibilidad abiertamente clasemediera. Common, The Roots, Mos Def, Talib Kweli, y después Kanye West, son los herederos directos de ese primer movimiento de rap alternativo, en el que De La y sobre todo su debut, estaban a la cabeza. El movimiento posterior del neo-soul y la producción de J Dilla también mantienen una deuda impagable con este disco. Además del hip hop underground que surgiría a fines de los años noventa, con sellos independientes como Rawkus, en Nueva York, o Quannum, en California. El rap alternativo, además, fue la escuela que a la larga, más raíces echó fuera de Estados Unidos, por lo que la genealogía de artistas que son herederos directos del debut de De La, es mucho más amplia. Es global.

Por último, a diferencia de A Tribe Called Quest, que son como sus gemelos creativos, De La ha navegado con un bajo perfil en estas épocas. Aunque su legado se mantiene intacto, no han recibido la misma atención que el grupo encabezado por Q-Tip: Michael Rappaport no ha venido a hacerles ningún documental y ninguno de los tres miembros es parte de la realeza del hip hop, como lo es Q-Tip. De esa época, en realidad casi que sólo él y Busta Rhymes se mantienen vigentes en el mainstream. Lo que sólo habla de la integridad como personas que tiene De La Soul. No podría decirlo como músicos, porque no los conozco, pero como seres humanos es más sencillo entender desde la distancia, a través de su relación con los medios, etc., que son tipos honestos, discretos y sencillos. Además, después de 25 años, se mantienen juntos, lo que es una proeza de proporciones épicas en el hip hop. El hecho de que al cumplir 25 años oficialmente como banda de estudio, lo que hayan decidido hacer es regalar toda su música, es un gesto suficientemente elocuente de su calidad humana. Al menos para mí, que vivi la experiencia como devoto.

Ha sido un momento muy especial escuchar de nuevo esos discos. Sobra decir que los sigo recomendando ampliamente.

Gracias, Posdonous, Dave, Maseo. Siempre reinarán supremo en los bloques de mi coraza.

Los quiere,

Feli.